Este caso pudo haberse convertido en un "crimen perfecto" pero ahora ya se sabe que esa perfección no llegó a cuajar y el caso se cerró con tres condenas por asesinato.
Las tres acusadas, Montserrat González, de 60 años; su hija, Triana Martínez, de 37, y la policía local Raquel Gago, de 42,fueron declaradas culpables de los delitos de asesinato, atentado a la autoridad y tenencia ilícita de armas por un delito popular, cargos a los que se ciñe la sentencia condenatoria que emitió el tribunal.
El fiscal Fernández vió cómo sus argumentos fueron tenidos en cuenta por el jurado, aunque en algunos momentos llegó a dudar, hasta el punto de que ofreció hasta tres alternativas "para que las tres acusadas fueran condenadas". "No me puedo arriesgar a que Triana y Raquel sean absueltas", decía durante su alegato final tras un mes de juicio.
Pero, ante un caso tan confuso, ¿qué es lo que quedó claro para los miembros del jurado?
¿Qué pasó aquel día?
¿Qué pasó aquel día?
El fiscal sostuvo siempre que la muerte el 12 de mayo de 2014 de la entonces presidenta de la Diputación de León y del PP provincial, Isabel Carrasco, fue un "asesinato" que "estuvo muy bien planificado" y en cuya elaboración participaron las tres acusadas, para cada una de las cuales solicitó inicialmente veintitrés años de prisión.
Fernández presentó los hechos durante el juicio como "un asesinato que a punto estuvo de convertirse en un crimen perfecto", ya que consideró que sin la actuación "heroica" del policía jubilado que presenció la agresión y propició la detención de las acusadas hubiera sido prácticamente imposible vincularlas, máxime cuando Montserrat y Triana eran esposa e hija del comisario de la Policía Nacional de Astorga (León).
¿Por qué se cometió?
¿Por qué se cometió?
Para el fiscal, el móvil estaba claro en el caso de Montserrat y Triana, y fue su animadversión hacia Isabel Carrasco, a la que acusaban de perjudicarlas en el ámbito laboral y de cercenar la carrera política de la segunda.
En el caso de la agente de la Policía Local, consideró que colaboró en el crimen por su amistad hacia Triana, con la que hablaba casi todos los días y sabía por ella la enemistad que sentía hacia Isabel Carrasco.
El fiscal ha puesto especial celo en demostrar durante el juicio la culpabilidad de Raquel Gago, porque sabía que existían fundadas posibilidades de que fuera condenada por delitos menores o que, incluso, quedase absuelta.
En todas las preguntas a las que han tenido que contestar los nueve miembros del jurado, siete de ellos han estado de acuerdo con las tesis de la fiscalía y han avaldao que la policía local conoció y participó en el plan que urdieron Montserrat González y su hija para matar a Isabel Carrasco.
El papel de Gago
El papel de Gago
Al escuchar el veredicto Raquel Gago se derrumbó y empezó a llorar en brazos de su abogado, Fermín Guerrero, aunque al menos le queda el consuelo de que el fiscal pide para ella siete años menos de prisión que para las otras dos acusadas por el delito de asesinato, al considerar probada su participación aunque de forma "no esencial".
La tercera acusada del crimen, que siempre ha negado su participación, ha sido la gran incógnita de este crimen en el que se vio implicada por no acudir a la Policía y decir que había estado con Montserrat González y Triana Martínez media hora antes del asesinato y que se encontró "casualmente" con la segunda apenas unos minutos después.
Según su versión, fue en ese segundo encuentro "casual" cuando Triana Martínez introdujo en su coche la bolsa con el arma sin que ella se percatase.
Raquel Gago ha explicado que no acudió a la Policía porque se "bloqueó" y no podía creer lo que estaba sucediendo, lo que en términos psiquiátricos se conoce como disonancia cognitiva.Después del relato del agente jubilado que presenció el crimen y del jaleo causado por la "misteriosa" llamada de un hombre al 112,testificaron los dos policías nacionales y la pareja de agentes locales que tuvieron un papel destacado el día del asesinato de Isabel Carrasco. Los primeros acudieron a la pasarela, el escenario del crimen, y "nadie había tocado el cadáver cuando llegamos", mientras que los segundos detuvieron a Montserrat y a Triana.


Mientras le pedían la identificación a Montserrat, apareció una chica joven (Triana). También tranquila, "aunque se fue alterando poco a poco". "Me parecía una situación bastante rocambolesca", ha expresado el primer agente. Triana se acercó preguntando: "¿Qué ha pasado, qué ha pasado? Soy su hija y la propietaria del vehículo". Y recordó que ella dijo que venía de la cafetería Fuensanta -que cierra los lunes, día del crimen (12 de mayo de 2014)-. También ha manifestado sin dudar que "no llevaba bolso pero sí un móvil en la mano". En la escena de la detención había tres móviles: uno que tenía la madre, otro que llevaba la hija y un último en la palanca de cambios.



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