Nunca lo aceptaron. Si por el resto de la sociedad fuera, viuda incluida –al menos, en su fuero externo–, Mario Biondo habría fallecido víctima de sí mismo, a causa de su propia mano y dibujando lo que el atestado calificó como “suicidio de libro”. Pero quienes llevan sus apellidos no lo aceptaron. Desde el 30 de mayo de 2013, los padres y hermanos del joven cámara fallecido en extrañas circunstancias en su piso de Madrid, no han descansado un solo día para tratar de saber la verdad. No se conformaron al principio con la escueta explicación de la Policía y el archivo del caso por parte del juez. Tras hasta cuatro dictámenes de peritos independientes (Cugno, Milone, Iuvara, Cusimano) planteando la hipótesis del homicidio como la más probable e incluso la única posible, llega el que creen definitivo. Firmado por el agente Lluís Duque, especialista en Policía Científica e Investigación de Delitos, durante 15 años en los Mossos d’Esquadra y hoy en la Policía de Malgrat, diplomado por el Institut de Seguretat Pública de Catalunya, profesor de Criminalística en la UdG y máster en Criminalística y consejero en Ciencias Forenses en la UAB, este nuevo informe pericial es tozudo: Mario Biondo solo pudo morir asesinado.
Antes de abordar el contenido de este informe, debemos saber qué ocurrió aquel 30 de mayo del 2013. Según consta en la investigación, la Policía Municipal se presentó en el domicilio de la calle Magdalena a las 17:10 hs alertados por la empleada de hogar, quien halló el cadáver. Media hora después llegan los dispositivos del SUMMA 112 y, a continuación, el médico forense. La Policía española no observó motivos para considerar la hipótesis del homicidio, ni tan siquiera como una posible vía de investigación. Antes el asunto fue cerrado con celeridad tras tomar declaración a la viuda (la presentadora Raquel Sánchez Silva), la empleada de hogar y una vecina. No hay crimen, no hay caso.
Para la familia de Mario, sin embargo, las piezas del puzzle no encajaban y eso les llevó a iniciar una cruzada personal que puede resumirse en lo siguiente: solicitaron la exhumación del cuerpo, una segunda autopsia y el dictamen de distintos peritos, logrando que la fiscalía de Palermo abriese un expediente para investigar la muerte; un expediente, aún en vigor, en que la hipótesis del homicidio se considera la explicación más plausible. A causa de esa duda razonable, funcionarios de Justicia italianos han viajado a Madrid hasta en dos ocasiones para practicar interrogatorios a las personas del entorno más próximo a Mario, incluidas de nuevo su viuda, la empleada de hogar, el agente de la presentadora, Guillermo Gómez Sancha, quién a su vez es el mismo productor de un documental de Netflix titulado "Las últimas horas de Mario Biondo" , también testificó el pariente a quien había acudido a visitar por un ingreso hospitalario y otras personas.
En España, por más que la familia lo ha intentado, la Justicia se niega a reabrir la causa: el juez se remite al informe forense y el bucle se cierra ahí. Así, no existe de facto una causa como tal que pueda ser reabierta. Por el contrario, la fiscalía de Palermo no ha cerrado la investigación. Ante los tribunales de Justicia de la ciudad italiana, familiares y amigos de los Biondo, no quieren que esa extraña muerte se olvide. A tiempo real, el programa La vita in diretta de la cadena pública RAI 1 conecta con ellos para dar paso después a un reportaje especial sobre los cuatro años transcurridos desde que murió Mario.
Lluís Duque ha podido estudiar al detalle todos los dossieres que obran en poder de la fiscalía de Palermo (donde sí existe un ‘caso Biondo’, que permanece abierto) se ha planteado las mismas dudas que el profesor Maurizio Cusimano, experto en balística e informática, que presta servicio en los Tribunales de Livorno, Foggia y Brescia (Italia). Y las conclusiones son las mismas. El cadáver de Mario aparece suspendido de una estantería metálica del salón, de la que cuelga por una pash mina: ¿Por qué no ajustar por completo el pañuelo al cuello? ¿Por qué no atarlo a una altura superior? Se trata de un lazo ancho (de tela suave, no abrasiva), que ni tan solo roza la nuca de Mario, y no se observa un cuadro clásico de muerte por asfixia: no hay congestión visceral, no hay hemorragias petequiales. Por el contrario, la abrasión que presentaba el cadáver no puede deberse al peso del cuerpo: “La afectación es sub laríngea y por debajo del hueso hioides, aspecto improbable por la sola acción de la gravedad. Cualquier alumno de un curso de formación en Policía Científica sabe que cuando aparece un suicida por ahorcamiento con el lazo por debajo del hioides, podemos inferir que “nos lo han colgado”, afirma el forense Lluís Duque.
Lluís Duque ha estudiado también las fotografías de la autopsia. En ese sentido, señala lo siguiente: “Con total nitidez se muestra un surco en torno al dorso de su cuello, lo cual para quien subscribe resulta contundente y concluyente la participación de terceras personas, ya que por un lado, tal y como se ha podido comprobar en el presente dictamen, en ningún caso había presión sobre esta zona mediante el lazo-pañuelo encontrado alrededor de su cuello en la escena del crimen”. Terceras personas. Crimen, no suicidio. Como desde hace ya casi cuatro años viene sosteniendo su familia, Mario no habría muerto por su propia mano sino por intervención directa de otros. Es más, tras la exhumación del cuerpo –que fue embalsamado– para serle practicada una segunda autopsia, ya en Italia, se observó un hematoma en el cerebro. El hecho no pasa desapercibido para Duque. Al contrario: “Mario Biondo estaría recostado horizontalmente, posiblemente girado sobre su costado derecho, mirando hacia la mesilla. En esta posición habría recibido el impacto de un objeto indeterminado, aunque pesado, romo y de amplia superficie de contacto y de plano de impacto. Esto le hubiera provocado el hematoma subdural localizado en la práctica de la necroscopia en Italia después de la exhumación”.
Con todo ello, el dictamen que firma el experto español –que supone un inestimable refuerzo para la tesis del homicidio (o asesinato) que siempre mantuvo la familia Biondo–, concluye que las cosas se hicieron mal. Esta imagen puede herir su sensibilidad, pero no queda más remedio. Esta foto de la parte posterior del cuello de Mario sólo es compatible con una estrangulación completa mediante la técnica de lazo con un cable y por ende se trata de una ejecución. Muy mal. Y no solo por ese inadmisible descuido que en lenguaje jurídico se califica como negligencia, sino por un falseamiento doloso –esto es, a conciencia– del contenido del informe forense que se remitió al juez en aquellos días. Tan simple como esto: el atestado reza que el cráneo fue abierto cuando no lo fue. Hay mucho más: Duque señala que los agentes no llevaron a cabo la preceptiva inspección ocular técnico-policial; un reportaje fotográfico completo; búsqueda lofoscópica; planimetría y acta de Inspección ocular e informes derivados, entre otros deberes.
Por su interés, reproducimos textualmente lo que Lluís Duque firma en su peritaje y que coincide, prácticamente punto por punto, con lo que la familia ha venido sosteniendo.
Antes de abordar el contenido de este informe, debemos saber qué ocurrió aquel 30 de mayo del 2013. Según consta en la investigación, la Policía Municipal se presentó en el domicilio de la calle Magdalena a las 17:10 hs alertados por la empleada de hogar, quien halló el cadáver. Media hora después llegan los dispositivos del SUMMA 112 y, a continuación, el médico forense. La Policía española no observó motivos para considerar la hipótesis del homicidio, ni tan siquiera como una posible vía de investigación. Antes el asunto fue cerrado con celeridad tras tomar declaración a la viuda (la presentadora Raquel Sánchez Silva), la empleada de hogar y una vecina. No hay crimen, no hay caso.
Para la familia de Mario, sin embargo, las piezas del puzzle no encajaban y eso les llevó a iniciar una cruzada personal que puede resumirse en lo siguiente: solicitaron la exhumación del cuerpo, una segunda autopsia y el dictamen de distintos peritos, logrando que la fiscalía de Palermo abriese un expediente para investigar la muerte; un expediente, aún en vigor, en que la hipótesis del homicidio se considera la explicación más plausible. A causa de esa duda razonable, funcionarios de Justicia italianos han viajado a Madrid hasta en dos ocasiones para practicar interrogatorios a las personas del entorno más próximo a Mario, incluidas de nuevo su viuda, la empleada de hogar, el agente de la presentadora, Guillermo Gómez Sancha, quién a su vez es el mismo productor de un documental de Netflix titulado "Las últimas horas de Mario Biondo" , también testificó el pariente a quien había acudido a visitar por un ingreso hospitalario y otras personas.
En España, por más que la familia lo ha intentado, la Justicia se niega a reabrir la causa: el juez se remite al informe forense y el bucle se cierra ahí. Así, no existe de facto una causa como tal que pueda ser reabierta. Por el contrario, la fiscalía de Palermo no ha cerrado la investigación. Ante los tribunales de Justicia de la ciudad italiana, familiares y amigos de los Biondo, no quieren que esa extraña muerte se olvide. A tiempo real, el programa La vita in diretta de la cadena pública RAI 1 conecta con ellos para dar paso después a un reportaje especial sobre los cuatro años transcurridos desde que murió Mario.
Lluís Duque ha podido estudiar al detalle todos los dossieres que obran en poder de la fiscalía de Palermo (donde sí existe un ‘caso Biondo’, que permanece abierto) se ha planteado las mismas dudas que el profesor Maurizio Cusimano, experto en balística e informática, que presta servicio en los Tribunales de Livorno, Foggia y Brescia (Italia). Y las conclusiones son las mismas. El cadáver de Mario aparece suspendido de una estantería metálica del salón, de la que cuelga por una pash mina: ¿Por qué no ajustar por completo el pañuelo al cuello? ¿Por qué no atarlo a una altura superior? Se trata de un lazo ancho (de tela suave, no abrasiva), que ni tan solo roza la nuca de Mario, y no se observa un cuadro clásico de muerte por asfixia: no hay congestión visceral, no hay hemorragias petequiales. Por el contrario, la abrasión que presentaba el cadáver no puede deberse al peso del cuerpo: “La afectación es sub laríngea y por debajo del hueso hioides, aspecto improbable por la sola acción de la gravedad. Cualquier alumno de un curso de formación en Policía Científica sabe que cuando aparece un suicida por ahorcamiento con el lazo por debajo del hioides, podemos inferir que “nos lo han colgado”, afirma el forense Lluís Duque.
Lluís Duque ha estudiado también las fotografías de la autopsia. En ese sentido, señala lo siguiente: “Con total nitidez se muestra un surco en torno al dorso de su cuello, lo cual para quien subscribe resulta contundente y concluyente la participación de terceras personas, ya que por un lado, tal y como se ha podido comprobar en el presente dictamen, en ningún caso había presión sobre esta zona mediante el lazo-pañuelo encontrado alrededor de su cuello en la escena del crimen”. Terceras personas. Crimen, no suicidio. Como desde hace ya casi cuatro años viene sosteniendo su familia, Mario no habría muerto por su propia mano sino por intervención directa de otros. Es más, tras la exhumación del cuerpo –que fue embalsamado– para serle practicada una segunda autopsia, ya en Italia, se observó un hematoma en el cerebro. El hecho no pasa desapercibido para Duque. Al contrario: “Mario Biondo estaría recostado horizontalmente, posiblemente girado sobre su costado derecho, mirando hacia la mesilla. En esta posición habría recibido el impacto de un objeto indeterminado, aunque pesado, romo y de amplia superficie de contacto y de plano de impacto. Esto le hubiera provocado el hematoma subdural localizado en la práctica de la necroscopia en Italia después de la exhumación”.
Con todo ello, el dictamen que firma el experto español –que supone un inestimable refuerzo para la tesis del homicidio (o asesinato) que siempre mantuvo la familia Biondo–, concluye que las cosas se hicieron mal. Esta imagen puede herir su sensibilidad, pero no queda más remedio. Esta foto de la parte posterior del cuello de Mario sólo es compatible con una estrangulación completa mediante la técnica de lazo con un cable y por ende se trata de una ejecución. Muy mal. Y no solo por ese inadmisible descuido que en lenguaje jurídico se califica como negligencia, sino por un falseamiento doloso –esto es, a conciencia– del contenido del informe forense que se remitió al juez en aquellos días. Tan simple como esto: el atestado reza que el cráneo fue abierto cuando no lo fue. Hay mucho más: Duque señala que los agentes no llevaron a cabo la preceptiva inspección ocular técnico-policial; un reportaje fotográfico completo; búsqueda lofoscópica; planimetría y acta de Inspección ocular e informes derivados, entre otros deberes.
Por su interés, reproducimos textualmente lo que Lluís Duque firma en su peritaje y que coincide, prácticamente punto por punto, con lo que la familia ha venido sosteniendo.
“Mario Biondo está en su domicilio, en pijama y posiblemente tumbado en el sofá del salón (posición de piernas y pies). Hay alguien más con él que tiene que ser de su total confianza (está cómodamente estirado en pijama en el salón de su casa). Por motivos desconocidos, Mario recibe un impacto en la cabeza que lo deja aturdido y/o posiblemente inconsciente (hematoma subdural entre frontal y parietal izquierdo). Su agresor o agresora, de frente a él (surco único por detrás), le coloca un lazo que en alguna de sus partes se divide en tres (tres marcas laterales) y con una parte más ancha que queda por encima del hueso hioides (marcas geométricas cruzadas), lo entrelaza sobre sí mismo para constreñir el cuello de Mario, el que no ofrece resistencia y al que le provoca la muerte.
Para enmascarar el homicidio, por parte del autor o autora, se prepara el escenario de un presunto suicidio. Para ello se anuda el lazo-pañuelo precisamente a esa altura en el mueble-librería del mismo salón que resulta más fácil colocar el cuerpo en ese lazo holgado (en el supuesto de que fuera un único atacante) y no más alto, como sería de esperar en una acción suicida. Al parecer,este criminólogo afirma que el homicidio tiene connotaciones premeditadas y pasionales, ya que se lleva a cabo en un entorno íntimo, esperando el momento adecuado de indefensión de la víctima y se ejecuta metódicamente”.
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