Niños, jóvenes, adultos, abuelos, hombres, mujeres…, no hubo distinción entre las víctimas que sufrieron el envenenamiento masivo por la ingestión del aceite de colza en mayo de 1981 en España. Se hablaron de centenares de muertos y miles de heridos quienes terminaron con secuelas irreversibles. El empresario aceitero, Enrique Salomó, quien distribuía el aceite en tierras ibéricas fue detenido y su esposa María Teresa Mestre decidió investigar lo que se ocultaba tras aquel crimen, y se dice que encontró información que pondría en evidencia a la mafia del aceite en tierras ibéricas.
Lo que nadie se imaginó era que Ángel Emilio Mayayo, de 29 años, vecino y amigo de los Salomó-Mestre, quien durante la desaparición de María Teresa había mostrado una actitud optimista animando a la familia había sido precisamente el asesino de la joven mujer. Parece ser que Mayayo invitó a María Teresa a entrar a su apartamento, y estando allí la golpeo en la cabeza con una llave tubular causándole la muerte, posteriormente la cortó en tres partes, ocultándolos en el sótano de su residencia, mientras que colaboraba en su búsqueda. El 22 de enero de deshizo de los restos de María Teresa, pero no tardó en ser descubierto.
Fue el 9 de enero de 1984, cuando María Teresa Mestre de 43 años, viajó a Tarragona para dejar a su hija en la estación del tren y posteriormente hacer unas compras, sus seres queridos no volvieron a verla, alguien se había cruzado en su camino. Días después, su familia recibe una carta anónima exigiéndoles un rescate de 25 millones de pesetas firmada como GODAC. En la búsqueda de María Teresa colaboraron todos sus seres queridos, varios videntes amigos de la víctima, entre ellos Pilar quien iba acompañada de Ángel Emilio Mayayo, un amigo cercano de la familia.
14 días después de su desaparición, fue hallado el cuerpo sin vida de María Teresa mutilado en tres trozos, a solo 4 kilómetros de donde vivía. Un detalle añadió mas misterio al caso y alimentó todo tipo de hipótesis, desde crímenes esotéricos hasta un ajuste de cuentas, además de ser hallado en uno de sus guantes 7 monedas. ¿Acaso aquello significaba que alguien quería cobrarse una deuda o tal vez un perturbado que trataba de comunicarse con el más allá? La intensa investigación policial terminó por dar resultado que el asesino siempre había estado muy cerca.
Lo que nadie se imaginó era que Ángel Emilio Mayayo, de 29 años, vecino y amigo de los Salomó-Mestre, quien durante la desaparición de María Teresa había mostrado una actitud optimista animando a la familia había sido precisamente el asesino de la joven mujer. Parece ser que Mayayo invitó a María Teresa a entrar a su apartamento, y estando allí la golpeo en la cabeza con una llave tubular causándole la muerte, posteriormente la cortó en tres partes, ocultándolos en el sótano de su residencia, mientras que colaboraba en su búsqueda. El 22 de enero de deshizo de los restos de María Teresa, pero no tardó en ser descubierto.
Ángel Emilio Mayayo fue condenado a 21 años de prisión, nunca explicó el motivo que lo llevó a cometer tan atroz crimen, ni el significado de aquellas 7 monedas en el guante de su víctima. Poco tiempo después se presentó otro cargo, el atraco a un banco donde murió un oficial de la policía, curiosamente y ante la sorpresa de la gente, por este crimen se le sumaron 26 años de prisión, por lo que cumple una condena de 47 años de cárcel . El caso del asesinato de María Teresa Mestre nunca se aclaró del todo, en el juicio, Pilar, la vidente amiga de la víctima, aseguró haber visto en una revelación que a María Teresa la mataron 3 personas. La muerte de María Teresa Mestre resulta muy difícil de entender, manchada por la tragedia del aceite de colza, del simbolismo esotérico, y las aportaciones de los videntes, la verdad permanece en el interior de la mente del psicópata.
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