María Piedad García Revuelta desaparecida en diciembre del 2010,tiene un caso crucial porque el juzgado que lo lleva ha aceptado levantar el suelo del Mercadona de Boadilla del Monte (Madrid) donde ella trabajaba.
El movimiento es fruto de la admisión a trámite de una de las 16 nuevas diligencias realizadas por la familia de la joven, cuyo paradero se desconoce desde que acudiera el 12 de diciembre de 2010 a una cena de empresa, en la que también participó su expareja.
La compañía valenciana se puso a disposición de
los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para facilitar la
investigación. No obstante, la empresa concretó que sólo se
levantará "una baldosa", que es sobre la que pesa la orden judicial.
María Piedad García Revuelta, que contaba con 32
años en diciembre del 2010, desapareció esa noche tras acudir a una cena
navideña del supermercado en el que trabajaba, que se celebró en un
restaurante de Boadilla.
Su exnovio, Javier Sánchez-Toledo, que entonces tenía 38 años y con el que había roto su relación tiempo antes, se ofreció a llevarla a casa, donde ella vivía con un hijo de ambos, de ocho meses, y con otro de nueve años de una relación anterior.
No obstante, María Piedad nunca llegó a su domicilio y su exnovio apareció ahorcado tres días después en una torre de alta tensión en un paraje del término municipal de San Lorenzo de El Escorial sin dejar ninguna pista sobre el paradero de la mujer.
El auto judicial solicitó que se levantaran dos baldosas del suelo del
almacén en el que se hallaron restos de sangre. Ese piso fue olfateado por perros especializados en detección de restos
humanos. Dieron positivo en el 2012, tras remitir las pruebas al
laboratorio de Criminalística, los especialistas
concluyeron que se trataba de sangre del exnovio de la mujer, que
también trabajaba en el mismo establecimiento. Este, que se dedicaba al
mantenimiento del local, afirmó que se había cortado con una radial.
Las cámaras le captaron en la primera planta donde tenía su oficina de mantenimiento y es ahí donde se le ve con la radial.
María Piedad García Revuelta desapareció tras celebrar la
cena de Navidad de su empresa junto con sus compañeros en un restaurante
de Boadilla. Su exnovio se ofreció a llevarla a casa. A partir de ahí,
se le perdió la pista. Tres días después y mientras la Guardia Civil
hacía batidas por los alrededores del municipio, el hombre se ahorcó en un poste de alta tensión, en un bosque de San Lorenzo del Escorial.
La Guardia Civil recogió diversos indicios a que este hombre, residente
en Móstoles, fue el autor de su desaparición. Desde entonces, se
realizaron numerosas pruebas para intentar localizar a la mujer. Por el río Guadarrama y batidas por la Raya del Palancar,
además de cribar la basura procedente de Boadilla en el vertedero de
Pinto.
La juez, que había decretado el archivo provisional del
caso, lo reabrió en febrero del 2018, a requerimiento de la letrada de la
familia. En ella se afrontan muchas incógnitas al caso y donde se encuentran varios indicios que no han sido ni han querido profundizar más de lo necesario y que de haber sido así, tal vez todo hubiera estado más avanzado para poder determinar el paradero de María Piedad García Revuelta.
LAS INCÓGNITAS DEL CASO
Una jeringuilla en el coche de Javier
La Guardia Civil encontró una jeringuilla en el coche de Javier. Se analizaron sus huellas, que pertenecían a él, pero no su contenido. Cuando la familia lo solicitó en el juzgado, lo denegaron y no permitieron que lo hiciera un laboratorio privado.
La autopsia de Javier
El sumario del caso no incluye el informe de la autopsia practicada a Javier. Después de solicitarlo, tampoco se ha aportado. Según la experta, solo están aportadas a la causa las fotos del levantamiento del cadáver, colgado. En base a estas imágenes, le «chirrían» algunas cosas como la postura.
Las alarmas del Mercadona
Es una de las pruebas más importantes. Da la «casualidad» de que, justo la noche de la desaparición de María, las alarmas estaban desconectadas. Al día siguiente, Javier pidió permiso para ir a arreglar unas baldosas que estaban estropeadas. El informe solicitado a Prosegur para documentar lo ocurrido con las alarmas tampoco ha sido requerido por parte de la jueza instructora.
Las baldosas de Mercadona
A Javier le dio por ir a arreglar el suelo del almacén el día después de la desaparición. En las imágenes se le ve, antes de irse, apagando y encendiendo la luz en repetidas ocasiones y ya a oscuras, con un carrito. Al salir del almacén se va a su cuarto de mantenimiento (una planta más arriba) y es allí donde se corta con la radial, a pesar de que ahí no tenía que hacer obra alguna.
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Javier Sánchez-Toledo Carmona captado por las cámaras de seguridad de Mercadona con la radial. |
Nuevo testigo
El juzgado tampoco admitió la toma de declaración al compañero del Mercadona que entró por primera vez al súper y vio la sangre en el almacén.
Gotas de sangre sin fotos
La abogada denuncia que no está aportado a la causa ningún reportaje fotográfico sobre las gotas de sangre que hallaron y que pertenecían a María Piedad, según el resultado del análisis del ADN.
El georradar de Luis Avial
El experto en georradar Luis Avial se ofreció a la familia a pasarlo por el Mercadona pero la empresa se negó y contrató a otra compañía para hacer ese servicio. Según la criminóloga, solo permitieron que alguien de la familia fuera de forma presencial a ver el informe con los resultados pero no permitieron que fuera el propio Avial o alguien que supiera interpretarlo.
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