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domingo, 4 de octubre de 2020

Eugenio Delgado;Un Misógino Inadvertido


 Muchas veces los perfiles de las personas con tendencias sociópatas, psicopatía o problemáticas, conducen a desembocar a descubrir heridas y delitos que en el pasado pasaron inadvertidas.Este es el caso que nos lleva a deducir que Eugenio Delgado Garron, el confeso asesino de la mujer vecina de Monesterio, Manuela Chavero,esconde el posible asesinato también de su entonces madrastra. Y es que en la misma finca en la que los investigadores de la UCO encontraron el cadáver de Manuela Chavero, flotan desde hace años, agitadas por la voluntad del aire de un lado a otro, las cenizas de otra mujer, las de Carmen, la madrastra de Eugenio Delgado. El asesino tiene la mala suerte de estar siempre cerca cuando algunas mujeres fallecen accidentalmente.


En el caso de Manuela Chavero, cuenta que ella le acompañó a la casa a por una cuna que le había prestado dos años atrás y que él no se la devolvía. Discutieron porque estaba rota pero Manuela se la quiso llevar. Eugenio la cogió de un extremo y Manuela del otro, caminando de espaldas. En el pasillo forcejearon con la cuna en medio, ella se cayó, se golpeó en la cabeza y murió. ¿Por qué entonces los forenses no han visto un golpe severo en el cráneo? Si la cuna no era maciza, sino que era más bien liviana y apenas pesaba y además tenía ruedas, ¿por qué la tuvieron que cargarla entre dos personas, si no hacía falta? Solo con empujarla o tirar de un extremo, Manuela se la podría haber llevado perfectamente sola y sin ayuda.

Nadie se creyó la versión de Eugenio, ni siquiera el juez de instrucción de Zafra, que lo envió a prisión y sin fianza por homicidio y detención ilegal. Los investigadores de la UCO y muchos habitantes de Monesterio están convencidos de que la muerte de Manuela no fue accidental, sino que existió una motivación sexual. Solo así se explica que el cuerpo de la víctima fue encontrado desnudo en el interior de una madriguera de zorros. En el momento de la muerte de Manuela Chavero, Eugenio solo tenía 24 años. Aquí surge la duda: en el caso de que se pueda probar que  la violó y luego mató a Manuela para ocultar que la había forzado, ¿alguien se cree que semejante pulsión, maldad, falta de empatía y compasión surgió de repente, sin haber dado ninguna señal antes, sin episodios anteriores?. Estamos ante un patrón propio de un asesino en serie. El procedimiento y como consecuencia, modus operandi, es indiscutible. 

Hay otra muerte vinculada a Eugenio Delgado Garron en la que él también atrae todas las sospechas: la de Carmen, su madrastra, la que fuera pareja de su padre. Carmen falleció de un ictus provocado por un golpe en el cráneo que se dio al resbalarse en la bañera. Ocurrió seis años atrás al del descubrimiento del cadáver de Manuela Chavero, cuando Carmen la madrastra tenía 51 años y su hijastro Eugenio acababa de cumplir los 22 años. Curiosamente, ese día el joven no acompañó a su padre al campo como hacía siempre. Dijo sentirse mal y se quedó en casa, a solas con su madrastra.

Cuentan los vecinos que la familia de Carmen jamás creyó en el supuesto resbalón, ni en la caída, ni que se tratara de un accidente y siempre se sospechó que él estaba detrás del repentino fallecimiento. En aquel momento, el dolor fue tan profundo que les nubló que para cuando empezaron a mirar en dirección a Eugenio y a levantar sospechas, el cuerpo de Carmen ya había sido incinerado y sus cenizas arrojadas en la misma finca en la que se localizó el cuerpo de Manuela en septiembre del 2020.

Existen dos versiones en Monesterio, una dice que Eugenio hijo, al escuchar el golpe se acercó a la bañera, comprobó que estaba muerta, llamó al 112 y salió corriendo de la casa. La segunda versión apunta a que esperó sentado en una silla y mirando al suelo a que llegase la ambulancia y el médico, que permaneció así hasta que se la llevaron. Sea la que sea, la familia de Carmen ha trasladado su convencimiento a los responsables de las pesquisas.

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