April Tinsley tenía ocho años cuando desapareció en 1988 en Fort Wayne,
Indiana (Estados Unidos) de camino a casa de un amigo, fue encontrada
tres días más tarde muerta en una zanja con signos evidentes de haber
sido violada. 30 años después, la policía arrestó a John Miller por el asesinato de la niña.
En 30 años no se había dado con el asesino de la pequeña April, pero en mayo del 2018 una prueba de ADN enviada por la policía (después de buscar en la basura de Miller) a una base de datos de genealogía reducía el cerco de posibles asesinos a dos. El domingo 15 de julio del 2018 la policía procedía a detener a Miller que, al ser preguntado si sabía por qué era detenido respondió “por April Tinsley”.
Desde la muerte de la pequeña la policía no dejó de buscar al responsable que, dos años más tarde ,en 1990 , dejó una terrible confesión en una pared “Yo maté a April Tinsley. ¿Encontraron el otro zapato? Ja, ja, volveré a matar”. 14 años después, en 2004, el asesino dejó en las biciletas de algunas niñas de Fort Wayne mensajes dentro de bolsas con preservativos usados y fotos de fotografías de genitales. “Hola, cariño. Te he estado observando. Soy la misma persona que violó y mató a April Tinsely. Eres mi próxima víctima”, decía la nota, según el FBI.
Las muestras de ADN que la policía obtuvo de los condones coincidían con las que se encontraron en la ropa de April. Los datos fueron cruzados años después y redujeron la lista de sospechosos a dos hombres de Fort Wayne. La policía siguió entonces a John Miller y analizaron tres preservativos de su basura cuyo ADN coincidió con el de las notas.
Miller había confesado entonces la violación y asesinato después de ser detenido, se le acusó de asesinato, abuso sexual a menores y secuestro de April Tinsley, cuya familia abandonó Fort Wayne en 1991. El caso supuso un rompecabezas para la policía de Indiana, Estados Unidos, durante décadas. En 1988, la niña April Tinsley, de 8 años, fue violada y asesinada tras ser raptada cuando iba a casa de un amigo. El responsable del horrible crimen logró eludir su condena durante años, pero los avances en ADN permitieron encontrarle y ponerle entre rejas.
El caso de Tinsley fue especialmente doloroso, no solo por las circunstancias del asesinato, sino por el mensaje que el asesino dejó más tarde en el lugar donde el cuerpo de la niña fue encontrado: «Yo maté a la niña de 8 años April Tinsley y volveré a matar de nuevo», escribió el responsable. Gracias a los restos de ADN, que quedaron en el lugar de los hechos y en el lugar donde escribió ese texto, la policía encontró al culpable.
Los agentes introdujeron el ADN en una base de datos genealógica, encontrando, dos coincidencias, la de John Miller, el culpable, y la de su hermano de 59 años. Encontrar al criminal supuso un auténtico éxito para los agentes, que catorce años después de la muerte de April tuvieron que soportar que Miller, todavía libre y protegido por el anonimato, dejase más notas amenazantes a varias jóvenes que vivían en el lugar de su primer crimen. Antes de encontrar al culpable del asesinato de Tinsley, los avances en el uso de ADN permitieron resolver el misterio de la agresión sexual seguida del asesinato de una adolescente estadounidense en 1986. Un hombre de 66 años, Gary Hartman, fue arrestado y encarcelado como responsable.
El 26 de marzo de 1986, Michella Welch, de 12 años, desapareció mientras jugaba con sus dos hermanas pequeñas en un parque público de la ciudad. Un perro policía encontró por la tarde su cuerpo en un barranco. La investigación quedó atascada y el expediente se convirtió en un «caso frío», es decir, un caso no resuelto.
Sin embargo, los avances en la tecnología del ADN permitieron reabrir la investigación en dos etapas. Primero, en el año 2006, la policía científica logró reconstituir una huella dactilar de ADN basada en elementos recolectados en la escena del crimen. Pero no reveló ninguna correspondencia con archivos conocidos de delincuentes fichados en los Estados Unidos. Doce años más tarde, en 2018, la técnica de genealogía genética, que usa bases de datos y archivos genealógicos, incluidas las de las personas que han buscado conocer su ascendencia, permitieron poner punto y final al caso con la detención del asesino de la pequeña April Tinsley.
En 30 años no se había dado con el asesino de la pequeña April, pero en mayo del 2018 una prueba de ADN enviada por la policía (después de buscar en la basura de Miller) a una base de datos de genealogía reducía el cerco de posibles asesinos a dos. El domingo 15 de julio del 2018 la policía procedía a detener a Miller que, al ser preguntado si sabía por qué era detenido respondió “por April Tinsley”.
Desde la muerte de la pequeña la policía no dejó de buscar al responsable que, dos años más tarde ,en 1990 , dejó una terrible confesión en una pared “Yo maté a April Tinsley. ¿Encontraron el otro zapato? Ja, ja, volveré a matar”. 14 años después, en 2004, el asesino dejó en las biciletas de algunas niñas de Fort Wayne mensajes dentro de bolsas con preservativos usados y fotos de fotografías de genitales. “Hola, cariño. Te he estado observando. Soy la misma persona que violó y mató a April Tinsely. Eres mi próxima víctima”, decía la nota, según el FBI.
Las muestras de ADN que la policía obtuvo de los condones coincidían con las que se encontraron en la ropa de April. Los datos fueron cruzados años después y redujeron la lista de sospechosos a dos hombres de Fort Wayne. La policía siguió entonces a John Miller y analizaron tres preservativos de su basura cuyo ADN coincidió con el de las notas.
Miller había confesado entonces la violación y asesinato después de ser detenido, se le acusó de asesinato, abuso sexual a menores y secuestro de April Tinsley, cuya familia abandonó Fort Wayne en 1991. El caso supuso un rompecabezas para la policía de Indiana, Estados Unidos, durante décadas. En 1988, la niña April Tinsley, de 8 años, fue violada y asesinada tras ser raptada cuando iba a casa de un amigo. El responsable del horrible crimen logró eludir su condena durante años, pero los avances en ADN permitieron encontrarle y ponerle entre rejas.
El caso de Tinsley fue especialmente doloroso, no solo por las circunstancias del asesinato, sino por el mensaje que el asesino dejó más tarde en el lugar donde el cuerpo de la niña fue encontrado: «Yo maté a la niña de 8 años April Tinsley y volveré a matar de nuevo», escribió el responsable. Gracias a los restos de ADN, que quedaron en el lugar de los hechos y en el lugar donde escribió ese texto, la policía encontró al culpable.
Los agentes introdujeron el ADN en una base de datos genealógica, encontrando, dos coincidencias, la de John Miller, el culpable, y la de su hermano de 59 años. Encontrar al criminal supuso un auténtico éxito para los agentes, que catorce años después de la muerte de April tuvieron que soportar que Miller, todavía libre y protegido por el anonimato, dejase más notas amenazantes a varias jóvenes que vivían en el lugar de su primer crimen. Antes de encontrar al culpable del asesinato de Tinsley, los avances en el uso de ADN permitieron resolver el misterio de la agresión sexual seguida del asesinato de una adolescente estadounidense en 1986. Un hombre de 66 años, Gary Hartman, fue arrestado y encarcelado como responsable.
El 26 de marzo de 1986, Michella Welch, de 12 años, desapareció mientras jugaba con sus dos hermanas pequeñas en un parque público de la ciudad. Un perro policía encontró por la tarde su cuerpo en un barranco. La investigación quedó atascada y el expediente se convirtió en un «caso frío», es decir, un caso no resuelto.
Sin embargo, los avances en la tecnología del ADN permitieron reabrir la investigación en dos etapas. Primero, en el año 2006, la policía científica logró reconstituir una huella dactilar de ADN basada en elementos recolectados en la escena del crimen. Pero no reveló ninguna correspondencia con archivos conocidos de delincuentes fichados en los Estados Unidos. Doce años más tarde, en 2018, la técnica de genealogía genética, que usa bases de datos y archivos genealógicos, incluidas las de las personas que han buscado conocer su ascendencia, permitieron poner punto y final al caso con la detención del asesino de la pequeña April Tinsley.
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