La idas y venidas con su pareja o la difícil relación con el padre de la niña marcan las semanas previas a la muerte de Desirée en la vida de una mujer "alegre" y "noble", sumida en la depresión ¿Qué pasó por la cabeza de Ana Sandamil para llegar a hacer lo que hizo en la madrugada del viernes 3 de mayo? ."Queríalle con loucura", decían en las últimas semanas de incertidumbre aquellos que conocían la relación entre madre e hija. La cautela en la investigación y el secreto de sumario apuntaban a la existencia de un delito, pero nadie quería pensar que pudiera ser así, que la desgracia de la muerte de la pequeña Desirée fuese buscada y no accidental.
Una fuerte depresión, una ruptura con su novio y una relación complicada con el padre de la niña son las circunstancias que marcaban el día a día de Ana Sandamil en las últimas semanas antes de llegar a ese trágico viernes. Esa mañana tendría que haberla levantado para llevarla al colegio en su utilitario, como tenía por costumbre, pero Desirée ya no despertó.
Algunos definen a Ana como una persona reservada, y precisan que en los últimos tiempos se había vuelto protectora con la niña, controlando más sus actividades. La pequeña no acudió a la Festa da Filloa el miércoles 1 y tampoco a la inauguración del Museo das Zocas, el 23 de marzo, eventos donde tendría que haber actuado con el grupo de panderetas del Anpa de Muimenta, asociación de la que la propia Ana fue secretaria durante dos cursos, entre 2015 y 2017.
Su familia es muy conocida en Muimenta. Su padre regentó durante años un taller de automoción y su madre, que también estuvo al frente de una tienda de decoración, es colaboradora habitual de las numerosas citas deportivas, culturales y sociales que se organizan desde hace años en una parroquia que siempre ha hecho gala de una gran unión vecinal. Ambos se separaron hace muchos años, una decisión que, como a cualquier hijo, a Ana le habría costado asimilar.
Nacida en 1977 e hija única, estudió en el colegio de Castro de Rei y fue al instituto a Meira. Quienes la han tratado la definen como "nobre", "boa amiga", "boa persoa", "alegre" o aficionada a sumarse a las fiestas, y hacen también hincapié en su cuidada imagen.
A lo largo de los años, Ana participó en las celebraciones de Muimenta, si bien últimamente parecía haber reducido su vida pública, aunque continuaba llevando a la niña al colegio o saliendo a hacer recados de vez en cuando.
Laboralmente, trabajó durante un tiempo con su padre, ayudándole en las gestiones del taller, y en los últimos tiempos solía ayudar a un tío que tiene una explotación ganadera en el vecino municipio de Castro de Rei, de donde también es originario su último novio, un antiguo amor de juventud con el que recuperó el contacto al dejarlo con el padre de su hija.
Tras separarse, una ruptura difícil que se produjo cuando Desirée todavía era pequeñita, Ana volvió a la casa familiar de Muimenta, el hogar donde el 3 de mayo ocurrió la tragedia.
Ingresada ► Fría y distante en el hospital
La vecina de Muimenta llevaba un mes en la unidad de Psiquiatría del Hula. El día de su ingreso, el mismo en que apareció muerta su hija, se mostró excepcionalmente fría y distante, como si nada fuera con ella. Según pudo saber este periódico, en la ropa traía unas manchas, que podrían ser pequeñas gotas de sangre. Pese a que se indicó que estaba bajo un shock traumático, su actitud no traslucía tal situación, sino más bien cierta indolencia.
Hace una semana, igual
Antes de que la jueza decidiese actuar, Ana Sandamil mantenía una actitud parecida a la de los primeros días. Estaba bajo medicación y actuaba como si no tuviera consciencia de lo ocurrido.
Hace una semana, igual
Antes de que la jueza decidiese actuar, Ana Sandamil mantenía una actitud parecida a la de los primeros días. Estaba bajo medicación y actuaba como si no tuviera consciencia de lo ocurrido.
EL CÓCTEL DE PASTILLAS.
Según se extrae de la información que ha trascendido del sumario, la única investigada por la muerte de Desirée machacó una gran cantidad de pastillas en la cocina de la vivienda que compartía con su madre y con su hija -se encontraron restos en un bote- y las disolvió en una botella de agua pequeña, de las que tienen la boquilla tipo biberón.
Esta botella fue desde el principio parte de la investigación, ya que aparecieron algunos restos del cóctel que tenía en el interior en la cama en la que fue encontrada la niña, la misma en la que se hallaron restos de sangre en la supuesta almohada que utilizó su progenitora para provocarle la asfixia que acabó con su vida.
Los informes preliminares de la autopsia de Desirée, que apunta a que la causa probable de la muerte fue la asfixia por compresión en boca y nariz, revelan que aparecieron restos de medicamento en la sangre y en el estómago de la pequeña, pero las cantidades son tan mínimas que se descarta que fuesen determinantes en su fallecimiento. Y al mismo tiempo tampoco hacen pensar que la pequeña estuviera siendo medicada en largo tiempo.
Pero según refleja una instrucción que incluye más de 500 folios repartidos en dos tomos -a mayores de las grabaciones audiovisuales de las tomas de declaración-, la madre también bebió de ese cóctel, supuestamente después del fallecimiento de la menor.
Es la propia abuela la que declaró que vio como ella se desmayaba y la hizo vomitar, consiguiendo que expulsase lo que tenía en el estómago.
CONTRADICCIONES.
De las declaraciones de la investigada lo que se extraen son múltiples contradicciones desde el inicio, que motivaron a los propios actuantes a seguir con la investigación, asumiéndola desde el principio como una muerte violenta. Así, en un primer momento Ana Sandamil dijo que la niña estaba en el suelo y que fue ella quien la colocó en la cama, algo que después desmintió. Y no fue la única contradicción que se recoge en el sumario del caso.
La investigación sigue a la espera de los informes definitivos y los resultados de algunas pruebas, pero todas las partes personadas -ministerio fiscal, defensa, acusación particular y popular a través de la Fundación Amigos de Galicia- ya han accedido a la información.
Desde el despacho de abogados del padre de Desirée descartaron hacer valoraciones hasta estudiar todo el sumario y anunciaron que harán alguna declaración, igual que desde la acusación popular. El letrado de la acusada declinó posicionarse, porque pese que se levantó el secreto del sumario "sigue vigente el secreto de las actuaciones".
Muimenta
Una localidad todavía en shock en plenas fiestas
Una localidad todavía en shock en plenas fiestas
El día 3 de mayo cambió Muimenta para siempre con un trágico suceso que marcará su historia y la del municipio de Cospeito, al que pertenece. Los abuelos maternos de la niña, separados desde hace muchos años, son muy conocidos en una localidad todavía en shock y rodeada de silencio que celebra este fin de semana sus fiestas patronales.
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