Y así ha resultado ser 4 años después, el detenido confeso vivía a tan solo 15 metros de la víctima y posee fincas y animales equinos.
El autor confeso del crimen se derrumbó ante la Guardia Civil en el interrogatorio después de cuatro años de silencio y de despistar a la familia y la investigación apuntando incluso durante ese tiempo a otros posibles autores del crimen. Detalló que enterró el cuerpo de Manuela Chavero en una finca que había heredado de su padre, La Torrona, y que ya no era de su propiedad, pues la había vendido poco después de la desaparición. De hecho, el actual propietario del terreno había sido llamado a declarar en relación con el caso en las dependencias de la investigación en Zafra. Se da la circunstancia que el detenido, de 24 años cuando sucedieron los hechos, y Manuela Chavero vivían en la misma calle, El Cerezo, separados sólo por dos viviendas, en la localidad de Monesterio (Badajoz). La de Chavero hace esquina y la del detenido se encuentra unos diez metros más arriba en una calle muy empinada. La familia siempre ha sospechado durante todo el tiempo de la desaparición de Manuela Chavero que el detenido podía ser uno de los sospechosos del crimen y así se lo habían transmitido a los agentes de la investigación, destacando que "estaba obsesionado con ella", además de ser una persona "violenta". Sin embargo, la Guardia Civil nunca pudo encontrar pruebas concluyentes para su detención.
Una carta anónima recibida por Emilia, una hermana de Manuela Chavero, y un nuevo registro en la casa de la desaparecida el 27 de agosto del 2020 aceleraron la investigación hasta que el juez emitió una orden de registro de la vivienda del sospechoso -ganadero de profesión y camionero en los últimos tiempos- y su detención. En febrero de 2017 la Guardia Civil requisó tres vehículos de un sospechoso de la desaparición de Manuela Chavero, pero finalmente los indicios no fueron concluyentes para su detención.
La UCO había registrado de nuevo la propia vivienda de Manuela Chavero el 27 de agosto del año 2020, además de algunas zonas de Monesterio, donde viven unas 4.500 personas, con el objetivo de encontrar nuevas pruebas.
La última vez que se vio a Manuela Chavero fue en la noche del 4 de julio de 2016, cuando estuvo con una amiga, que fue la última persona que la vio. Después regresó a su casa, en las afueras del pueblo, en la Urbanización La Noria, y ahí se perdió su rastro.
Al día siguiente, sus allegados no encontraron nada forzado en la vivienda y sobre su cama estaban los pantalones que había llevado el día anterior. La luz del salón y de la cocina se encontraban encendidas, al igual que la televisión. Su cartera y su teléfono móvil también fueron localizados en la casa. Esta investigación fue llevada a cabo por la Sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil junto a la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de Badajoz.
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