viernes, 27 de agosto de 2021

Juan Antonio Gómez Alarcón, Atrapado en la Gruta

 

El montañero Juan Antonio Gómez Alarcón salió de su casa de Mijas para hacer lo que más le gustaba: una ruta por la montaña. No era la primera vez que se iba con su mochila, sin móvil y poco dinero para regresar dos o tres días después. Pero aquel 20 de julio de 2010 fue el último que sus familiares le vieron. Ahí empezó una búsqueda sin descanso de una familia que no olvidan cuando fueron a denunciar su desaparición y les dijeron que esperaran 24 horas por si regresaba. "Las familias de los desaparecidos somos invisibles", lamenta su hermana Carmen.  

Están resignados a que "se quedó en la montaña, en un sitio de muy difícil acceso". También piensan que se pudo dar un golpe y sufrido amnesia. Los pensamientos son libres  y "como no hay evidencia de muerte, queda esperanza de vida", asegura su hermana, Carmen Gómez Alarcón. 



Lamenta que su búsqueda no tuviera la misma respuesta que la que en su día tuvo la de Blanca Fernández Ochoa. "El caso era idéntico", recuerda.  "Ahora se realizan búsquedas pero no son profesionales. Éstas se acabaron al cuarto día", recuerda. Está convencida de que una casualidad será la que dé la pista sobre dónde puede estar su hermano "en una montaña con muchas zonas muy complicadas". La desaparición voluntaria "quedó totalmente descartada" ya que un día antes pagó las tasas de su título universitario de magisterio y una tarde antes se pasó por la juguetería Toys "R" Us para comprar un regalo para su sobrino.  

El día que salió a hacer la ruta acababa de regresar de Granada donde había aprobado dos titulaciones con 25 matrículas de honor y se había pasado nueve meses encerrado estudiando para aprobar una oposición a profesor de educación física. Eso fue lo que le hizo salir sin esperar a ningún amigo. "Ese día no quería salir solo y llamó a varios amigos para que le acompañaran. Ninguno pudo y todos le dijeron que se esperara al fin de semana". Pero las ganas de encontrarse con su montaña le pudieron.



Carmen Gómez Alarcón forma parte de la Fundación QSD. En su caso cree un gran error que los investigadores no escuchen a las familias y amigos,porque "Juan Antonio era un experto en la montaña y siempre le gustaba mucho hacer una ruta que va desde Ojén hasta Mijas, pero en ella no buscaron al principio". Tampoco se buscaron las imágenes de las cámaras de esa gasolinera BP de Marbella a la que sí acudieron los familiares en cuanto escucharon a dos testigos confirmar que habían visto a su hermano primero en el autobús que va desde Mijas a  Fuengirola y luego otro hacia Marbella. Allí empezaba una de sus rutas preferidas que acababa en la sierra de Mijas. Hasta allí se desplazaron para solicitar unas imágenes que 21 días después ya habían sido borradas "justo el día de antes". 

Juan Antonio  Gómez Alarcón salió de casa un día 20 " iba a estar en la sierra dos o tres días, pero cuando iba solo había veces que se aburría y llegaba antes, nunca después". El sábado 25 es cuando el helicóptero y los operativos salen en busca de Juan Antonio, "cinco días después en los que nosotros ya el día 23 sabíamos que no era normal que no apareciera y habíamos ido hasta Ojén preguntando a los guardas forestales por si habían visto algo". Reconoce que se trata de un terreno muy peligroso "en el que hasta los cazadores pierden a sus perros porque hay muchos cortados". 

Esas primeras horas de incertidumbre "sin saber si está con una pierna rota en un camino, si le ha picado una serpiente o si hace mucho calor y le queda poca agua por si se ha lesionado son desesperantes". Y vuelve a acordarse de la esquiadora cuyo cuerpo fue encontrado sin vida en la sierra de Madrid en 2019. "En sus primeras horas de búsqueda lo reviví todo con dolor porque la respuesta no fue la misma". Carmen se alegra de que al final la familia de Blanca Fernandez Ochoa pudiera localizarla "y enterrarla", pero echa de menos el gran dispositivo que se formó. "¿No somos todos iguales?". 



"Es muy difícil convivir con una pérdida así todos los días. Es muy complicado buscar el equilibro entre seguir viviendo y seguir buscando porque la vida sigue, pero no se olvida", asegura Carmen pensando en todas las personas a las que desde QSD, como patrona que es, ayuda en un momento así. No ha dudado en formar parte de esta asociación porque cuando a una familia le sucede algo así "necesitan que te digan qué puedes hacer". Lo hace también "al ver que pasan los años y se sigue tropezando en la misma piedra". La principal para Carmen, no escuchar a la familia, que seguro pueden dar pistas de por dónde empezar a buscar. Pone como ejemplo la desaparición de Antonio Ortega en 2019 en la sierra de Alhaurín de la Torre y cuyos restos se encontraron en la ruta en la que se empecinó la familia en buscar. 



Sobre su hermano está convencida de que "algo le ha impedido volver". Su principal hipótesis es que esté en alguna gruta o cueva porque "era un enamorado de la espeología". Recuerda que en alguna ocasión "ya había estado en algún sitio donde se quedó atrapado y llevado algún susto".  El 31 de de julio de 2013 conocieron por casualidad que "se había archivado el caso", algo que ya había sucedido en 2012 sin que nadie nos avisara". Ellos no cesan en su búsqueda, intentando mirar más en profundidad cada vez que pasean por alguna de las rutas preferidas de Juan Antonio. 

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