sábado, 18 de septiembre de 2021

Triple Crímen de Dos Hermanas, A Sangre Fría

 


Sin miramientos, sin piedad, a sangre fría y sin importarles en meter por medio a una niña de 6 años, que en aquel momento llevaba un bracito escayolado y además a su madre, de 26 años y embarazada de tres meses. Todo lo que se tuvo que negociar era única y exclusivamente asunto de Yilmaz Giraz, pareja entonces de Sandra Capitán, la mamá de la niña Lucía Begines Capitán.

Yilmaz Giraz, el «Turco», su novia Sandra Capitán y la hija de ésta de seis años fueron golpeados, y no sólo para reducirlos, y disparados a corta distancia antes de ser arrojados a una fosa de dos metros de profundidad que luego fue tapada con hormigón.

Éste es el calvario y el sufrimiento que padecieron las tres víctimas en torno al mediodía del sábado 16 de septiembre de 2017 en dicha casa, después de ser secuestrados. La crueldad de las explicaciones y detalles ofrecidas por los forenses, a veces son difíciles de digerir, no ha provocado ningún gesto de reacción en el rostro de algunos de los principales acusados, sobre todo en Elisa Hernández, la mujer del principal acusado, Ricardo García Hernández «Pollino», y el padre de éste, Ricardo García Gutiérrez «Cabo», quienes se han pasado toda la sesión con la mirada fijada al frente y sin inmutarse.Ricardo García "El Pollino" miembro del clan "Los Cabos" , cuyo patrón es su padre " El Cabo", tenían un ajuste de cuentas contra "El Turco".Con la colaboración de la mujer de Ricardo García, Elisa Hernández, decidieron contratar al "Tapita " y también contactaron con "El Quino".

Su misión era torturar y sacar información a Yilmaz Giraz y lo aceptaron a cambio de 3000 euros. 



Yilmaz cayó en una emboscada el día 16 de septiembre del 2017 cuando acudió a una cita con "El Pollino" hasta una vivienda de éste en la calle Cerro Blanco número 168 de Dos Hermanas. A base de torturas no lograron sacarle la información que necesitaban y entonces "El Pollino" decidió acudir junto a Elisa hasta la vivienda que tenía Sandra Capitán, novia de Yilmaz Giraz, en Sevilla.Cuando llegaron, ella estaba a punto de cocinar y a través de otra emboscada, subió junto a su hija Lucía al vehículo del " Pollino". Se direccionaron hasta Cerro Blanco, las metieron en la casa y allí comenzó la barbarie. Pero "El Tapita " y "El Quino", viendo que entraba en escena una mujer embarazada y su hija, rechazaron la participación y se marcharon. Más adelante se pudo descubrir que "El Tapita " fue la persona que delató al "Pollino" realizando una llamada a la madre de Sandra Capitán para indicarle quien era el responsable de la desaparición de su hija y su nieta.

14 días después todo fue descubierto por los cuerpos de seguridad y policía nacional. 



Lo primero que los miembros del jurado han podido conocer es la dificultad que tuvieron que hacer hasta cuatro forenses para el levantamiento de los cadáveres de la fosa donde fueron hallados, en la que tuvieron que realizar un trabajo parecido al que se lleva a cabo en una «excavación arqueológica», trabajando con cepillo y paleta para poder extraer los cuerpos en el mejor estado posible para hacerles las autopsias, teniendo en cuenta que partes de éstos estaban entremezclados con el hormigón usado para tapar dicho agujero.

Los doctores Rico y Laborda fueron los responsables de las autopsias de los tres cadáveres y de los respectivos informes tras los estudios radiológicos y los exámenes exterior e interior de los cuerpos.



Los tres cadáveres se encontraban en un avanzado estado de descomposición y habían sufrido un proceso de saponificación al estar enterrados en un lugar húmedo, lo que supuso una pérdida de líquidos y pérdida de corpulencia y peso de los cuerpos. La fecha de la muerte de Yilmaz, Sandra y Lucía la fijan en la tarde del día 16 de septiembre, cuando fueron secuestrados.



Los dos forenses, a preguntas de la Fiscalía, han comenzado a desgranar el informe de la autopsia de Yilmaz Giraz, un narcotraficante de origen turco vinculado al tráfico de heroína. Debido a las dificultades de la extracción de los cuerpos por su adhesión, en parte, al hormigón, el cuerpo presentaba la amputación de los dos pies.

Presentaba tres tipos de lesiones. Una lesión por arma de fuego en el lateral derecho de la cabeza que le causó la muerte, 16 lesiones y contusiones por golpes con un objeto «romo y con contudencia» y marcas por sujección en las muñecas.



Las lesiones en brazos, piernas, tórax o abdomen «no son marcas de lucha», aunque algunas sí son de «un intento de parar los golpes» que estaba recibiendo por parte de los acusados, el «Pollino» y su mujer Elisa Hernández, según David Ruiz "El Tapita"  y José Antonio Martínez "El Quino", contratados por el primero para secuestrar al «Turco». Las acusaciones apuntan a los cuatro como culpables de las agresiones.

El disparo, aunque no se puede precisar a qué distancia fue realizado, fue ejecutado en perpendicular al eje de la cabeza y «a corta distancia». «No a quemarropa», según uno de los doctores. Penetró el cráneo y el proyectil se quedó alojado en el interior. Según los forenses, los proyectiles usados contra las tres víctimas son «especiales» pues recorren poca distancia cuando impactan.

Cinco fueron los disparos que recibió Sandra Capitán en su cabeza, que lesionaron la superficie externa del cráneo pero sin traspasarlo. En la parte superior derecha de la cabeza dos disparos impactaron en la misma herida, lo que significa que fueron percutidos «muy rápidamente y a corta distancia». Cuatro de los cincos tiros fueron en el lado derecho y uno, probablemente el último, en el lado izquierdo. Fue «a cañón tocante», en términos forenses. Esto es, «a bocajarro», dejando negro de humo en la cabeza de la víctima.

El espesor del cráneo de Sandra, mayor al habitual, motivó que ninguno de los disparos lo traspasara. Murió por el conjunto de todos los tiros que conllevaron un traumatismo craneoencefálico «tremendo». «Cinco tiros y de intensidad», ha añadido uno de los doctores forenses.

Por supuesto, Sandra también fue maniatada, como reflejan las marcas de las muñecas, y golpeada por manos, brazos, cadera o piernas, aunque en este caso no se puede determinar con qué objetos. Tenía heridas de defensa «claramente».

Según la Policía Nacional y la Fiscalía, el «Pollino» y su mujer mataron primero a la pequeña Lucía, después a su madre y por último al «Turco». Todo por un ajuste de cuentas, como indicaron los investigadores.

El cádaver de Lucía, de seis años, sufrió muchas transformaciones por las dificultades en la extracción del cuerpo durante el levantamiento. Fue extraído en tres partes y algunas fueron irrecuperables por estar incrustados al hormigón. Ninguno de los cuatro miembros del clan de los «Cabos» han levantado su mirada mientras los forenses profundizaban en estos detalles.

Recibió un único disparo en la cabeza, quedando el proyectil en el interior del cráneo. El tiro fue realizado desde arriba y de forma tangencial. El proyectil se fragmentó y provocó lo que se conoce como «ojo de cerradura». La dirección era de delante hacia atrás. De frente.

Lucía, que no presentaba signos de haber sido maniatada, también fue golpeada en la cara, en la frente, en el cuello, en el tronco y en los brazos. Tenía lesiones de defensa como si se hubiera tapado cuando era agredida. El jurado ha preguntado a estos forenses si fueron simples golpes o fueron torturados los tres. «El patrón y la distribución de las lesiones indica que no sólo fueron causados para retenerlos», ha afirmado, precisando que hablar de tortura es una «conjetura», añadiendo que a una niña es fácil de retener, por lo que los golpes fueron intencionados.

Fueron golpes antes de la muerte y no a consecuencia de ser arrojados a la fosa, según los forenses, quienes han explicado que en los tres cadáveres había restos de un material extraño, un sustancia externa y ajena al cuerpo, sólida y oscura, fruto de una reacción química con restos biológicos. Era óxido de calcio. En los dos adultos en la cavidad bucal, adheridas a los dientes. En la menor de seis años fue más allá.

Yilmaz y Sandra murieron por traumatismo craneoencefálico, severo en el caso de ella, causado por los 5 disparos y fueron tirados posteriormente a la fosa, por lo que el óxido de calcio sólo se halla en su boca, alrededor de las encías.

Pero, ¿por qué Lucía presentaba esta sustancia negruzca y semisólida en faringe, laringe, bronquios y pulmones?. La respuesta de los forenses provocó gestos de rechazo en el acusado José Antonio Martínez "El Quino" y en Manuela Muñoz. Lucía respiró dentro de la fosa y aspiró dicho material antes de morir. Estaba viva cuando fue arrojada.

En un informe ampliatorio de los forenses se determinó que el elemento que aspiró era cal, lo que le causó «quemaduras y abrasiones» internas que destruyeron los tejidos. A pesar del avanzado estado de putrefacción del cuerpo se logró ver esas lesiones en la tráquea. La forense ha aclarado que este elemento no es sosa cáustica como en un primer momento de la investigación se dijo, sino cal. Asegura que no se ha podido determinar si dicha cal fue vertida directamente por los acusados o formaba parte del cemento usado para tapar la fosa. Las causas de la muerte fueron el disparo y la aspiración de este material.

Antes de escuchar esta horrorosa descripción de cómo quedaron los cuerpos de las tres víctimas, cuatro forenses del Instituto de Medicina Legal, entre ellos su directora, la doctora Marín, y el jefe de Servicio de Patología Forense, el doctor Lucena Romero, quien con más de tres décadas de experiencia «nunca» había vivido un levantamiento de cadáveres con estas características, donde hicieron falta tanto cuerpos de especialistas de Policía Nacional, la Unidad Militar de Emergencias, Bomberos, cuatro forenses, un equipo judicial completo, muchas horas de trabajo y labores de excavación arqueológica.

Han recordado el fuerte olor a cadáver que desprendía la fosa descubierta por los policías el 30 de septiembre en la casa de Cerro Blanco 168. El objetivo de los forenses fue recuperar los cuerpo sin causarles muchas transformaciones para que llegaran lo mejor posible a las autopsias. Fue difícil porque estaban pegados a las paredes de la fosa por el hormigón usado el mismo día 16 para taparla.

La Unidad Militar de Emergencias tuvo que ampliar el perímetro de la fosa para poder trabajar en su interior. Inicialmente era algo menos de un metro. Por la posición de los cuerpos, el de la pequeña fue el primero en ser arrojado y último en sacar.



La declaración del doctor Lucena ha sido apoyada por imágenes de los trabajos realizados en la fosa y de los restos humanos hallados. Imágenes que no han querido ver ni Elisa ni el «Cabo».

Encontraron un amasijo compuesto por cinta americana y bridas. Los cuerpos de los adultos estaban entrelazados con tierra arcilla y hormigón adherido y compactado a partes de éstos y a la ropa. Lo que impidió su completa extracción.

Han concluido los forenses, en boca del doctor Lucena, que para manejar los cuerpos sin vida de los dos adultos, que eran corpulentos, fue necesaria la participación de más de una persona.


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