viernes, 21 de julio de 2023

Crímen de Entrena, Emboscada Mortal Para Javier Ovejas

“Esa noche, estaba con Javi en casa”, cuenta con la voz entrecortada Pilar. “De repente, Óscar empezó a mandarle mensajes de WhatsApp. Le decía que se le había roto el coche, que le estaba esperando y que le bajara los 40 euros que le debía. Los necesitaba para arreglar su coche. Javi le explicó que llevaba dos días llamándole para saldar la deuda y que no le había cogido el teléfono y que, en ese momento, no podía porque tenía que sacar al perro y era tarde”. Sin embargo, Javier Ovejas, buena gente, de esos a los que no le gustaba deber nada a nadie, decidió acudir a casa de Óscar Pastor. “Se fue de casa a las diez de la noche”, continúa Pilar. “A la media hora yo ya estaba llamándole y el teléfono daba apagado. No tenía sentido porque te puedo asegurar que lo había tenido toda la tarde cargando. Increíble”. Una voz interna le convenció de que algo no iba bien, y a pesar de que ya había anochecido, fue hacia la casa de Óscar, que vive a poco más de dos calles de distancia. “Vi mi coche con la ventanilla abajo y el perro dentro y pensé, pero que pasa aquí?. Entonces llamé a Óscar a gritos. Salió a la ventana, sin camiseta y me dijo: «Ah, que eres tú». Le respondí: «Sí, ¿dónde está Javi?». Él me contestó: «Pues no sé. Le he oído que hablaba con uno o con dos, pero no sé. Se le ha roto el coche, lo ha dejado aquí en la puerta y se ha marchado, pero no sé con quién iba». Y entonces le espeto desde la acera: «Pero qué me estás contando! Javier no deja al perro dentro. Óscar, dile a Javi que salga ya»”. Se lo pidió en tono imperativo, pero ni así consiguió nada. “Que no, ahora bajo”, le anunció Óscar. A Pilar le olía todo muy mal. Presentía, casi sabía que pasaba algo, pero nadie se quiere poner en lo peor, pensar que habían asesinado a la persona que más quería. “A mí Óscar no me había gustado nunca y no me hablaba con él”, explicaba Pilar. “Bajó en calzoncillos, todo sudado, me abrió la puerta y me invitó: «Pasa a esperarle aquí». Le rechacé: «Que no, que yo ahí no entro para nada. Cuando llegue Javi dile que venga a casa, pero ya!, que se suba inmediatamente». Me contestó: «Sí, no te preocupes, pero ¿no quieres esperarle aquí?». Volví a rechazar su oferta”. Quién sabe que le podría haber pasado a Pilar si llega a entrar en casa del asesino. Hay quien teme que podía haber tenido el mismo destino que Javier Ovejas, desaparecer, con lo que eso implica. Pilar subió corriendo hacia su casa: “Llamé a la guardia civil. Había pasado una hora y poco. Me dijeron que me tranquilizara, que había pasado poco tiempo. Allí no apareció nadie y podían haber resuelto el caso desde el primer minuto. Durante esa noche del 29 de julio del 2021, si no hay cien llamadas, no hay ninguna. Volví a bajar a casa de Óscar Pastor y le llamé. Le mandé WhatsApp. Él me juraba y me perjuraba que se había ido con alguien, que mi coche estaba roto y que Javi no había llegado a entrar en casa. Era mentira!. El coche de Pilar es un viejo Renault, de esos en los que podías bloquear el volante y solo se desbloqueaba si metías la llave. “En mi vehículo la llave no iba bien, pero tenía un truco y Javi y yo sabíamos donde apuntar para desbloquearlo. Otra persona no, pero nosotros sí. Si no llega a ser por esa razón, cuando bajo, no hay coche, no hay Javi y no hay perro ni nada, y el tipo estaría en libertad, pero le salió mal que a la media hora yo ya estaba en su puerta”. Pilar no se rindió, así que volvió a llamar a la Guardia Civil. Esta vez le hicieron caso y al menos le llamaron por teléfono. Óscar Pastor les dio las mismas explicaciones que a ella. Toda una sarta de mentiras. A Pilar la idea de que algo malo le había pasado a Javier Ovejas, ya había calado tanto, que casi le empapaba. Aun así, la mente humana prefiere escoger la esperanza, funcionamos de esta manera, y cuando los agentes le pidieron que se tranquilizase y se fuese a casa, que ya aparecería, se fue a regañadientes. “A las pocas horas me enteré de que Óscar llevaba días diciendo que Javi era un chulito, que se reía de él, y que se iba a enterar, que por encima de él no quedaba nadie. Que Javi le había robado unas monedas. Era la misma canción para todos. Menganito me ha robado, lo voy a matar, fulanito me ha faltado al respeto, lo voy a matar. Siempre igual”. Pilar piensa que Óscar Pastor le tendió una trampa la noche en la que desapareció y le quitó la vida. “Luego me enteré de que la vecina de Óscar había oído cómo Javi gritaba socorro y pedía que llamasen a la guardia civil ,que le iban a matar. En cuanto lo supe, avisé a la Guardia Civil de que bajára a casa de la vecina. Yo llamaba a la puerta, pero ella no me abría. Entonces llegaron los agentes, la mujer les dijo que no se acordaba de nada, que tenía Alzheimer. Y yo les explicaba que estaba mintiendo, que no tiene Alzheimer!. Ella le había contado a su hermano lo que oyó aquella noche y él lo fue comentando por todo el pueblo. En ese momento Óscar, que estaba en su casa, iba a salir y yo no le dejaba. Les dije a los agentes que ya habían escuchado a la vecina que, por el amor de Dios, le detuvieran, pero le dejaron irse, me retiraron y me explicaron que ese señor tenía sus derechos y que nadie podía retenerlo. Ese día me subieron en ambulancia a casa”.
Los agentes dejaron que Óscar Pastor se fuera y que vagara libre haciendo lo que quisiera. Seis días después le detuvieron. “Seis días tardaron en entrar en la casa, porque él se marchó y estuvo haciendo lo que le dio la gana. Estoy desesperada. Te dicen que hay que confiar en la justicia, pero si hubiesen intervenido desde que les llamé por primera vez, esto no habría sucedido. Es una vergüenza. Tendría a Javier enterrado, pero este sufrimiento desde hace ocho meses me lo habría ahorrado”. Pilar llora contenida antes de seguir, pero lo que cuenta a continuación tiene un enorme calado: “A mí me han pinchado cuatro o cinco ruedas del coche cuando Óscar ya estaba en prisión. Me tuve que ir a casa de una amiga y estuve mes y medio fuera de mi hogar. Me han destrozado la vida, El amor de mi vida. No voy a parar hasta encontrarle. Él no había hecho nada ni se había metido con nadie. Pilar tiene la sensación de que la desaparición de Javier Ovejas solo la tiene presente ella y los miembros de una asociación que se llama Ucas, de Arrate. Se trata de una asociación de perros de rescate y salvamento sin ánimo de lucro y que solo buscan ayudar. “Ellos son las únicas personas que me han arropado en la búsqueda. Llega un momento en que el desaparecido si no aparece y lo dan por muerto, no sé si dejan de buscar o no interesa a nadie, pero a mí me va a interesar toda mi vida, porque el cuerpo de mi pareja nadie lo ha encontrado. Esta asociación parece mentira, que no cobran nada, vengan de lejos, y te saquen una sonrisa o te saquen una esperanza, y están apoyándome y están buscando a Javi sobre el terreno y jamás en la vida tendré con lo que agradecérselo. La crónica negra de La Rioja se ha ampliado en los últimos años con demasiados crímenes que, por su naturaleza, han sobrecogido a la sociedad de una comunidad acostumbrada a la tranquilidad en sus calles. El ‘Caso Carolina‘, con una niña de cinco años asesinada a manos de su madre en un hotel de Logroño, o el más reciente ‘Caso Álex‘, con el pequeño de nueve años asesinado a manos de Francisco Javier Almeida, han ocupado horas y horas en las cadenas nacionales. Pero sin esa trascendencia estatal, hay otro crimen que provoca escalofríos por su naturaleza.
Es el bautizado como ‘Caso Entrena’, que sentó en el banquillo a Óscar Pastor como presunto asesino de Javier Ovejas, un joven de 31 años desaparecido el 29 de julio de 2021 cuyo cuerpo sigue sin aparecer. El relato de los macabros hechos comienza un fatídico 29 de julio. Era una calurosa tarde de verano como tantas otras en un pueblo medio despoblado por las vacaciones estivales. Por la tarde, Javier Ovejas y su pareja Pilar acudieron a la casa de Óscar Pastor, en el número 32 de la Avenida Santa Ana. Se trata de una finca distribuida en dos zonas principales: la propia vivienda y una amplia zona de huertas en su sección trasera. La tarde se transformó en noche cerrada sin que nadie se percatase de nada extraño en las inmediaciones de la vivienda, donde el trasiego de vehículos particulares y agrícolas que van y vienen era continuo. En un momento dado, la pareja de Javier abandona el inmueble sin saber que ya no volvería a ver jamás a su novio. Al día siguiente la joven comienza a inquietarse al no tener noticias de Javier. Acude a la vivienda en la que dejó a su pareja y su angustia se multiplicó cuando encontró su coche aparcado, pero sin rastro de su novio. Las horas pasaban sin consuelo y sin ninguna pista a la que aferrarse, hasta que decidió acudir al Puesto de Villamediana para denunciar la desaparición ante la Guardia Civil.
Con el Instituto Armado llevando a cabo las primeras indagaciones, los días fueron pasando sin hallar ninguna pista sobre el paradero del joven desaparecido. Eso hizo que, lejos de abandonar la causa, la Guardia Civil y el Ayuntamiento de Entrena movilizasen a la población mediante batidas ciudadanas a las que se sumaron decenas de vecinos para peinar palmo a palmo cada rincón de la localidad y los municipios aledaños. Por la vía policial, en cambio, las pesquisas tardaron apenas una semana en arrojar sus frutos. En ocho días, y regida bajo una absoluta discreción, la Guardia Civil estrechó el cerco sobre Óscar Pastor y el 6 de agosto del 2021 varias unidades desplegaron un complejo operativo en su vivienda. Además de detenerlo, los agentes de Criminalística recogieron en la finca las primeras pruebas de lo que representaba un asesinato.
En Entrena la presencia del asesino no pasaba desapercibida. “Es un mal bicho, ha sido toda la vida un mal bicho”, señalan los vecinos del municipio tras su detención. Para la Guardia Civil tampoco era alguien desconocido. Además de perpetrar varios robos con fuerza, cinco años antes de engrilletarle por la desaparición de Javier Ovejas el asesino saltó a la esfera pública por el conocido como ‘Guantánamo canino’, un delito de maltrato animal por el que Óscar Pastor acabó entre rejas. Por aquel entonces, los agentes rescataron de su finca a 29 perros encadenados, heridos y deshidratados. La fama que precedía al asesino era la de un hombre solitario, “violento y obsesionado con los animales”. De hecho, cuando la Guardia Civil accedió a su finca para detenerle por el ‘Caso Entrena’ encontró tres perros y varias aves exóticas. Los investigadores nunca dudaron de la implicación de Óscar Pastor en la desaparición y muerte de Javier Ovejas. Todas sus pesquisas le llevaron a concluir que el asesinato se produjo “por sorpresa y con ventaja”, al descerrajarle varios disparos cuando el joven se encontraba en su casa. Aunque el asesino se ha negado a colaborar durante todo el proceso, la Guardia Civil piensa que trazó un macabro plan para vengarse de Javier y su novia Pilar, a quienes hacía responsable del robo de una colección de monedas y billetes por un asunto de drogas. Después de que la chica abandonase la casa en la tarde anterior a los hechos, mató a tiros a Javier y se deshizo del cuerpo, así como de los útiles empleados para acabar con su vida.
Cuando nadie sabía a ciencia cierta dónde estaba ni qué le había pasado a Javier Ovejas, se convirtió en una de las pocas personas en las que Óscar Pastor confiaba, hasta el punto de que el asesino llegó a llamarle por teléfono en un intento desesperado por despojarse de los rumores que ya apuntaban a él como pieza capital en el ‘Caso Entrena‘. En las primeras valoraciones de los investigadores que instruyeron la causa, se encontraba un miembro del equipo territorial de la Policía Judicial de la Guardia Civil, a quien el asesino contactó por teléfono cuatro días después del crimen y le trasladó una nota oculta de forma misteriosa. Eso ocurrió en la mañana del 2 de agosto del 2021, cuando Óscar Pastor dejó un paquete de tabaco ante la puerta de las Clarisas en el municipio de Entrena. En su interior había “seis o siete notas manuscritas en las que explicaba lo mal que lo estaba pasando”, relató el agente, quien el día anterior tuvo la oportunidad de charlar en confianza con el asesino, al que conocía por sus antecedentes por delitos de robo con fuerza y contra los derechos de los animales. “El 1 de agosto pasé por su casa a interesarme; conocía profesionalmente a Óscar Pastor y sabía cómo se movía. Quería saber qué me contaba”, confesó el investigador. Al llegar a su casa, “me invitó a entrar a su vivienda porque no quería que nos vieran fuera” y así fue como el agente accedió al lugar en el que presuntamente asesinó a sangre fría a Javier Ovejas. Tras la puerta corredera del inmueble, el investigador encontró al asesino “muy limpio, arreglado y normal”, algo que le sorprendió porque “era una persona que siempre estaba con cosas”. A la primera oportunidad, el guardia civil trató sin éxito de arrancarle alguna pista sobre lo sucedido con Javier: “Le pregunté si sabía algo y me dijo que no; que ambos habían quedado, pero que en esos días no lo había visto”. “Me dio la impresión de que se iba a suicidar” Durante la despedida en aquella noche del 1 de agosto el agente y el asesino intercambiaron sus teléfonos “por si veía alguna cosa o podía comunicar algo”. Y la toma de contacto se produjo apenas unas horas después, a la mañana siguiente: “La sensación que me dio al otro lado del teléfono es de que podía suicidarse; en la conversación lanzó la idea de dejar el paquete de tabaco con sus notas en el convento, estaba llorando y yo le decía ‘¿pero has hecho algo malo?’, él paraba la conversación y volvía a insistir en que no sabía dónde estaba Javier”. Mientras mantenía la charla con el asesino, el investigador movilizó a sus compañeros “con mucha celeridad porque pensaba que se iba a suicidar”, insistió ante el tribunal, recalcando que “en todo momento le di la opción de que en algún momento, de forma espontánea, pudiera decir algo”. En aquel momento -cuatro días antes de su detención- ya circulaba por las calles de Entrena el rumor de que Óscar Pastor había matado a Javier Ovejas y se había deshecho del cadáver. Por ello, lo que buscaba Óscar con esos contactos con el agente era ganar tiempo: “Luego me di cuenta de que el objetivo de la nota era desviar la atención”.
La causa contra Óscar Pastor por el asesinato y desaparición de Javier Ovejas tuvo testimonios con los que la Fiscalía y acusación particular (ejercida por la familia de la víctima y su pareja sentimental) convencieron al jurado popular de que el joven riojano murió a sangre fría en el interior de la finca del acusado.

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