Sacado de un extracto del famoso tabloide "El Sexo Mandamiento" extraigo este artículo para comentar que la noche es para la radio y para disfrutar del sexo. El sexo, ese mundo que alberga tantas posibilidades alternativas, como lo son las parafilias y, dentro de estas, algunas tan llamativas como la necrofilia o la parafilia. Para romper mitos erróneos sobre estas actividades -no, una persona necrófilica no asalta tumbas- contamos con el testimonio de Anneke Necro, que desde sus experiencias rompe creencias erróneas sobre esta forma de disfrutar del sexo.
Tras iniciar la sesión con un repaso a la actualidad sexual de la semana, la entrevistada no tuvo problemas en responder a las preguntas más personales e íntimas al respecto de esta afinidad sexual. Tras explicar de dónde le procede este disfrute, Anneke describió cómo una persona necrofílica puede dar rienda suelta a sus fantasías. La combinación de morbo, imaginación y el riesgo de ser descubiertos potencia las ganas de disfrutar, incluso en el camposanto.
Tras iniciar la sesión con un repaso a la actualidad sexual de la semana, la entrevistada no tuvo problemas en responder a las preguntas más personales e íntimas al respecto de esta afinidad sexual. Tras explicar de dónde le procede este disfrute, Anneke describió cómo una persona necrofílica puede dar rienda suelta a sus fantasías. La combinación de morbo, imaginación y el riesgo de ser descubiertos potencia las ganas de disfrutar, incluso en el camposanto.
La clave, según nuestra acompañante nocturna, es dar con un acompañante sexual que esté de acuerdo en mantener este tipo de actividades, ya que sin consenso no hay nada. También hay que seguir la legalidad, dado que en España no está permitido irrumpir en un cementerio y profanarlo, ya sea con pintadas y destrozos o perturbando el sueño eterno de los difuntos.
Después de esta reveladora charla, en la que el aprendizaje marcó la pauta, el relato erótico de @mujer_arácnida levantó las pasiones de la audiencia y de los asistentes. Cómo no, con Toni Marqués en la mesa técnica y Juan y Patri a la voz. El juguete erótico que cada semana ayuda a rematar el programa, que con tanto mimo prepara Cleto, no fue sino un motivo más para ir pensando planes nocturnos y poco inocentes.Este es uno de los programas más indicativos de El Sexo Mandamiento,lo pueden escuchar en el post de la columna derecha titulado Necrofilia y Parafilia con Anneke Necro que descubrió de primera mano la necrofilia y cómo se disfruta de esta variedad del sexo.
Su piel azulada… el hinchazón de sus venas, los ojos sin brillo, la carne fría. Una declaración real de amor eterno, hasta que nuestros huesos se fundan a dos metros bajo tierra. Que nos consuman las moscas azul eléctrico, que la madera se aplaste contra nuestros cuerpos.
Sentir tu amor y tu sexo mientras permaneces en la penumbra, devolver el calor a tus labios por un solo instante, dormir a tu lado hasta que deba dejarte ir. Me excita pensar en que eres inevitable, todopoderosa, omnipresente. A veces dulce y esperada, otras violenta y arrebatadora. ¿Dónde te encuentras ahora?
Permanezco en mi habitación pensando en tus largos dedos postrados en mis hombros mientras acaricio mi clítoris, me siento tan fría que ardo. Te espero paciente, te espero tranquila porque se que no puedo huir de tu sombra. Y mientras sigo acariciándome, mojando las sábanas pensando en mi esquela. Salgo corriendo jamás mirando atrás, es de noche, luna llena.
Vas detrás de mí, yo te cazo, tú eres la presa. Los cementerios de esta ciudad los conozco desde que empecé a vestir de negro.Son mi refugio, mi salvación. Me escondo en la cripta y te arrastro, nos besamos con fuerza rompiendo un cristal. Y no importa nada, ni los cortes, ni el ruido, ni la sangre que emana, en esta casa nadie respira.
Me muerdes, lames toda la sangre que recorre mis piernas, no siento ningún dolor mientras me follas, pese a todos esos pedacitos de cristal que se han clavado en mis muslos. Me subo encima tuyo, tirando por el camino un par de ramos de flores secas, nos caemos encima del mármol… ¿Qué más da si nadie va a levantarse?
Duermes profundamente… la penumbra afila tus rasgos de zorro. Tu respiración tan imperceptible, como un hilo que emana de tus labios entreabiertos, que se escapa tenue y me hace imaginar oscuros deseos de muerte y amor. Tu corazón, como el de un reptil, bombea suave y lento, como una crisálida atrapada. Suficiente para despertar mi deseo. Mis bragas ya están húmedas y tú ni siquiera eres consciente de ello. ¿Dónde te encuentras? ¿Soñando?
Yo estoy en mitad de una fantasía oscura, un cuento de hadas macabro. Lamo tus dedos, estás frío, me acerco a tu cara lamiendo tus labios, sigues descansando con la vista al frente… Uno por uno tus dedos de monstruo en mi boca, los humedezco, la saliva recorre mi pecho, que se acelera cada vez más.
Encima de tu mano, mirando hacia el techo,poso mi coño y tus dedos se deslizan en su interior, poco a poco voy acelerando el ritmo, me retuerzo como una serpiente negra mientras me aseguro de que tus latidos siguen siendo casi ínfimos.
Me inclino hacia tu rostro que no se inmuta, mi saliva se pierde entre tu piel hasta que llegan los primeros espasmos, tus dedos se retuercenen mi interior y se arquea mi espalda.
Somos seres infernales. Pienso en quién eras, ¿cómo era tu vida? Pienso en besar tus labios porque es lo único que alcanzo a hacer.
Miro tu cuerpo estirado sobre el metal y se que es la última vez que voy a verte. ¿Dónde estás? ¿Podrías llevarme? No ahora, quizás más adelante. Es la historia de amor más corta de nuestras vidas.
LA ABASIOFILIA,QUÉ ES??
Todo empieza en la guardería. Por aquel entonces salía con, sin duda alguna, el niño más guapo de todo el jardín de infancia. Nos conocimos un carnaval, él iba disfrazado de Batman y yo de Blancanieves. Todas las niñas querían ser su novia, pero allí estaba yo, dándole la mano mientras él me besaba la mejilla.
No se en que momento me percaté de que había un niño que llevaba un ojo tapado con un parche, ni siquiera recuerdo haberlo visto antes, no se muy bien como fue la cosa pero una fuerza superior me indujo a dejar tirado al niño guapo de párvulos, para preguntarle a ese crío con un ojo sepultado en un parche color carne con dibujos de coches, si quería ser mi novio. Salimos lo que le duró el ojo tapado.
No pasó mucho tiempo hasta que en esta ocasión una niña apareció en el patio de la guardería con un ojo tapado, (el “ojo vago” me dio muchas alegrías de pequeña), pero ella me rechazó porque “las niñas no pueden ser novias”. A decir verdad, en ese momento a mi también me pareció absurdo el concepto, así que fuimos muy amigas hasta la primaria.
Hasta entonces traté de ser la novia del niño que llevaba unas abrazaderas metálicas en una de sus piernas, a decir verdad, ni siquiera me caía bien. Las pocas sensaciones que recuerdo de aquella época son confusas. Por un lado esos compañeros de párvulos me gustaban entendiéndolo de una manera estrictamente superficial, la estética que les otorgaban sus parches o hierros me atraía irracionalmente.
El hecho de que mis compañeros sintieran aversión hacia ellos y que en ocasiones les despreciaran, despertaba en mi un sentimiento protector, la necesidad de cuidarlos, una especie de instinto maternal extremadamente precoz. No tengo la sensación de que existiera alguna connotación sexual en ello y no porque crea que los niños no tengan pulsión sexual, sino que simplemente no lo recuerdo así.
Los años pasaron, y crecí rodeada de relatos oscuros. Libros de Chambers, Poe, Lovecraft, Beckford y Hoffman dormían en mi mesita de noche, enamorándome así de muchos de sus terroríficos personajes. Fantasmas, vampiros, seres de ultratumba a los que rápidamente adherí a mi imaginario todavía infantil.
Sus colmillos afilados, los cuerpos retorcidos, dedos sobrenaturalmente alargados, manchas, cicatrices, sus cuerpos decrépitos.
Crecí y con ello descubrí el sexo y la pornografía, dos cosas que me decepcionaron mucho. Los chicos me aburrían, las chicas con las que había intentado ligar dudaban demasiado y el porno era terriblemente feo. A todo esto si le sumamos mishormonas totalmente desbocadas, obtenemos una tragedia de dimensiones astronómicas.
Así que me refugié en la literatura, entre los monstruos encontré mis primeros amores platónicos. Amaba sus cicatrices y deformidades, esas que no encontraba en las personas de mi entorno. Estuve tiempo indagando en la pornografía sobre diferentes filias, incluida la abasiofilia, pero detesto el tratamiento que se les da, degradándolo a vídeos de mala calidad e irrespetuosos tanto para los performers como para los espectadores.
Finalmente me conformé con imaginarme a todas esas personas que me ponían de mi entorno con un parche en el ojo, con una prótesis como pierna o con una inmensa cicatriz recorriéndole la cara.
La verdad es que mejoraban todos. También me obsesiona buscar las cicatrices que tienen mis parejas sexuales y preguntarles por la historia que hay detrás, “¿cómo te la hiciste?”, “me atacó un gato en la cara cuando era pequeño”, esta es la historia de mi cicatriz favorita de mi novio.
Me he cruzado en mi vida con personas amputadas, gente con quemaduras que ocupaban gran parte de su cuerpo, cicatrices espectaculares, o secuelas de enfermedades. Con algunas de ellas he tenido experiencias sexuales divinas, con otras, muy a mi pesar no llegamos nunca a ese punto. Pese a ello, guardo un buen recuerdo de todas ellas. Solo espero algún día poder rodar una escena de abasiofilia, tanto como performer como directora.
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