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jueves, 18 de mayo de 2017

Guardia Urbana, Crónica de un Triángulo Fatal

La pareja de guardias urbanos detenidos por acabar con la vida de un compañero, Rosa y Alberto, fueron detenidos cuando el cuerpo del compañero Pedro apareció calcinado junto al pantano de Foix (Barcelona).
Rosa fue la primera en prestar declaración ante el juzgado de Instrucción número 8 de Vilanova i la Geltrú (Barcelona). La mujer manifestó ante el magistrado que Alberto se presentó en su casa y pidió que fuera al piso de arriba con sus hijas.
Después, disparó y acabó con la vida de su esposo Pedro que se encontraba en el mismo domicilio. "Voy a hacer que tus hijas se ahoguen en su propio vómito si no me ayudas", espetó Alberto,el supuesto autor material del crimen, según la declaración de la acusada.
Rosa agregó que fue también su compañero en la Guardia Urbana de Barcelona el que trasladó el cadáver de la víctima junto al pantano de Foix, donde lo calcinó. Durante todo el proceso, Rosa estuvo embargada por un "miedo insuperable".
La versión distinta de Alberto, que prestó declaración después de Rosa, cargó la culpa sobre su compañera sentimental. Sostuviendo que recibió una llamada de la policía, y que cuando acudió al domicilio de ella, el cadáver de su marido ya estaba en el maletero del coche.
Reconoció haber ayudado a la mujer, aunque se limitó a decir que su papel fue el del "encubrimiento", proporcionándole una coartada. El detenido había justificado sus acciones por la relación sentimental discreta que mantenía con la autora de los hechos.
La estrategia de los dos guardias urbanos , calcinaron el cuerpo de su compañero y abandonaron los restos mortales junto al pantano de Foix.
La pareja querían evitar la condena por asesinato, que les comportaría varios años de reclusión. Por contra, el delito de encubrimiento se castiga con penas de hasta tres años de prisión.
Los investigadores descubrieron que el agente calcinado, había descubierto que su pareja le engañó con Alberto, les amenazó con desvelar información relevante sobre un proceso en el que ambos arrestados habían sido investigados en el 2014, en una causa ya archivada, en la muerte de un «mantero» al que precipitaron por un acantilado al huir de un dispositivo de la Urbana en Montjuïc.
En aquel proceso, la investigación judicial se acabó archivando al determinar los Mossos d'Esquadra que el vendedor ambulante había caído accidentalmente y  sin que interviniera ningún agente de la Urbana.
Antes de caer, el «mantero» había agredido con un arma blanca a Rosa, que sufrió un corte de poca consideración en una pierna.
Pero los dos urbanos que estuvieron cerca del mantero, de origen pakistaní, antes de que cayera por la zona acantilada eran Rosa y Alberto, que fueron internados en prisión por la muerte de su compañero Pedro, en este enrevesado crimen cometido en el marco de un triángulo amoroso.

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