Los violadores son liberados todos los días y la sociedad tiene derecho de saber de quien tiene que cuidarse y protegerse.
Pablo García Ribado, conocido como el violador del portal, fue condenado a 1721 años de prisión por 74 violaciones. Durante 36 meses, junto a un cómplice, sembraron el pánico por las calles de Madrid. Durante el día trabajaba como mecánico, por las noches atacaba a sus víctimas en los portales. Tras la decisión de Estrasburgo, está en libertad. Solo ha cumplido 17 años de cárcel. El 'modus operandi' de este individuo era anunciar sus servicios a través de unas octavillas que él mismo había elaborado y que distribuía por locales de los municipios de Torija y Trijueque, ambos en Guadalajara. También colocaba estos anuncios en farolas de la zona. En concreto, estas mismas fuentes han añadido que la identidad falsa con la que se anunciaba era la de Carlos Uribe. Establecía contacto con sus 'clientes' a través del teléfono móvil y concertaban la cita.
García Ribado obligaba a sus víctimas a desnudarse integralmente independientemente de la dolencia que tuviesen. "Aunque llegasen con un dolor de tobillo le decía que se quitase toda la ropa".Durante el tratamiento, el arrestado realizaba todo tipo de tocamiento incluyendo las partes íntimas de las mujeres.
Pasó en prisión 17 años y 41 días de los 1721 años al que fue condenado y quedó en libertad a finales del año 2013 gracias a la derogación de la 'doctrina Parot' que le mantenía en la cárcel. Tras recuperar la libertad se instaló en la localidad de Trijueque.
Otro de los beneficiados por esa sentencia, el llamado "violador del estilete", que salió de la prisión de Villabona (Asturias) en diciembre del 2013, fue detenido en abril del 2015 por intentar agredir sexualmente a la entrada de su domicilio en Lugo.
Pablo García Ribado, conocido como el violador del portal, fue condenado a 1721 años de prisión por 74 violaciones. Durante 36 meses, junto a un cómplice, sembraron el pánico por las calles de Madrid. Durante el día trabajaba como mecánico, por las noches atacaba a sus víctimas en los portales. Tras la decisión de Estrasburgo, está en libertad. Solo ha cumplido 17 años de cárcel. El 'modus operandi' de este individuo era anunciar sus servicios a través de unas octavillas que él mismo había elaborado y que distribuía por locales de los municipios de Torija y Trijueque, ambos en Guadalajara. También colocaba estos anuncios en farolas de la zona. En concreto, estas mismas fuentes han añadido que la identidad falsa con la que se anunciaba era la de Carlos Uribe. Establecía contacto con sus 'clientes' a través del teléfono móvil y concertaban la cita.
García Ribado obligaba a sus víctimas a desnudarse integralmente independientemente de la dolencia que tuviesen. "Aunque llegasen con un dolor de tobillo le decía que se quitase toda la ropa".Durante el tratamiento, el arrestado realizaba todo tipo de tocamiento incluyendo las partes íntimas de las mujeres.
Pasó en prisión 17 años y 41 días de los 1721 años al que fue condenado y quedó en libertad a finales del año 2013 gracias a la derogación de la 'doctrina Parot' que le mantenía en la cárcel. Tras recuperar la libertad se instaló en la localidad de Trijueque.
Otro de los beneficiados por esa sentencia, el llamado "violador del estilete", que salió de la prisión de Villabona (Asturias) en diciembre del 2013, fue detenido en abril del 2015 por intentar agredir sexualmente a la entrada de su domicilio en Lugo.
Pablo García Ribado, el «violador del portal» que fue condenado por 74 agresiones sexuales y diez abusos, fue detenido por la Guardia Civil en Torija (Guadalajara), acusado de abusos sexuales. Este individuo fue condenado a 1.721 años de cárcel, apenas cumplió 17 años y 41 días, salió a la calle el 13 de noviembre de 2013, después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) derogase la doctrina Parot.
Macabro historial
Macabro historial
El «violador del portal» está considerado como el peor depredador sexual de la historia reciente de España por el número de ataques que protagonizó, entre la Nochebuena de 1990 y el 9 de octubre de 1993, cuando la Policía cortó su siniestra carrera criminal. Fue apresado después de que las víctimas, muchas de ellas menores de edad, le identificaron por el color negruzco de sus uñas.
Este individuo trabajaba en un taller mecánico -de ahí el luto de sus uñas- y se hacía acompañar para algunos de sus delitos por su amigo Antonio Barroso de Mingo, vigilante de seguridad de unos laboratorios. Ambos fueron acusados de violar a más de una veintena de mujeres en los distritos madrileños de Salamanca y Moratalaz y la zona de Ventas.
El «modus operandi» de este delincuente era siempre el mismo: actuaba siempre de noche: entre las 23.00 y las 4.00 horas de la madrugada. Sólo en tres años, superó las ocho decenas de víctimas.
Si el TEDH no hubiese revocado la doctrina Parot, su condena se habría extinguido el 4 de octubre de 2023.La presidenta de la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas, Tina Alarcón, pidió en su día medidas de vigilancia para Pablo Manuel García Ribado al considerar que no estaba reinsertado y es «muy peligroso». «Esto es un Estado de derecho y hay que respetar la ley», añadió, pero solicitó «que se articule alguna forma de seguimiento» sobre este tipo de agresores sexuales porque ahora «no habrá ningún control sobre ellos».
No era la primera vez que un delincuente sexual excarcelado es detenido por un nuevo delito. El 9 de abril del 2015 Félix Vidal Anido, de 50 años y conocido como el «violador del estilete», fue detenido en Lugo por intentar acceder a la fuerza a la vivienda de una mujer. Por estos hechos fue condenado a 21 meses de prisión. El fiscal solicitaba 9 años y le imputaba un delito de detención ilegal y otro de falsificación, ya que manipuló un billete de autobús en busca de coartada. Este individuo estuvo 35 años entre rejas al ser condenado por delitos sexuales.
Expertos penitenciarios y criminólogos ya advirtieron que este tipo de criminales tienen un riesgo muy alto de reincidencia, por lo que la aplicación de la sentencia del tribunal de Estrasburgo suponía un peligro para la sociedad. «El depredador sexual es un tipo que cuando se vuelve a ver en las mismas circunstancias en las que atacó en su día lo vuelve a hacer. No tiene sentimiento de culpa ni se arrepiente».
No hay comentarios:
Publicar un comentario