A Elena Lorente «la mataron de manera salvaje» a patadas
después de intentar cortarle el cuello, el 10 de septiembre del 2000 en
Álora, la Fiscalía condenó a 25 años de prisión
para dos de los acusados, Juan Navarro, Carapelo, y Ana Gema García. La fiscal, Macarena Martínez, condenó al tercero de los acusados, Agustín Cortés, Cartucho,
a 26 años de prisión. Éste es el único de los procesados que admitió
su participación en el crimen, en el inicio del juicio en la Audiencia
de Málaga, acusó a los otros dos de haber causado la muerte a Ana
Elena.
Agustín Manuel Cortés, Cartucho, se convirtió en el único procesado que admitió haber participado en el crimen de Álora (Málaga) y en testigo de cargo contra los otros dos acusados. Cartucho afirmó que él se quedó vigilando la vereda que hay junto a los cañaverales en los que murió Ana Elena, mientras Carapelo y Gema mataban a la joven. Tras cometer el crimen, Cortés dijo que se marchó al pueblo a reclamar unas deudas, contempló la salida de la procesión de la patrona, tomó cocaína «para no quedarse dormido» y volvió a la fiesta de la ermita.
Navarro y Gema negaron en sus declaraciones que estuvieran en la romería de la Virgen de Flores a las 6.00 horas de la mañana del 10 de septiembre del 2000, cuando Ana Elena fue vista por última vez con vida. El abogado defensor de Juan Navarro reconoció que se está juzgó «un crimen atroz», pidió al jurado que «no se fijase en el aspecto, ni en la etnia, ni en la forma de hablar» de su cliente y para que «paguen los verdaderos culpables». Carapelo, con 40 años, declaró que estuvo en la romería a las dos de la madrugada -«buscando a mis hijas»- y se marchó a su casa a dormir.
Ana Gema García, con 20 años, pretendió convencer al jurado que se marchó de la fiesta «hacia las 4.30, porque estaba cuidando a un niño y una niña de 14 y 15 años; la niña se me perdió, dejé al niño en casa de su abuela y me marché a una discoteca de Málaga sobre las 5.15 hasta las 8.30». Ana Gema se desdijo así de su primera declaración a la Guardia Civil en la que reconoció su participación en el crimen, que coincidía plenamente con la confesión de Cartucho. Sin embargo, dijo que «había mentido» a instancias de una agente del instituto armado. Varias amigas de la víctima declararon que el ex novio de Gema y padre de su hijo «flirteaba» con Ana Elena. Ese es el móvil por el que la acusación entendió que Gema fue la inductora del asesinato. Cartucho dijo en su declaración que Gema «tenía celos de Ana Elena».
Agustín Cortés, con 20 años, que como los otros procesados asistió a la sesión y declaró esposado, ofreció una versión muy detallada sobre las incidencias del intento de robo, la agresión sexual y muerte de Ana Elena Lorente. Cartucho reconoció que él y sus compañeros estaban «empastillados, hartos de coca y de alcohol», que Gema les dijo que Ana Elena «tenía un taco de billetes» y para robarle iba a hacer que la acompañara con la excusa «de fumarse unos porros». Salieron del recinto de la romería cuesta abajo, por unos olivares. Según la declaración de Cortés, Navarro le dijo a la joven que «le iba a dar una puñalada, pero no sacó ninguna navaja». En el bolso no había más que papeles, una tarjeta de crédito y un teléfono móvil. Cuando la víctima intentó gritar la amordazaron con su propio sujetador. El acusado admitió que obligó a Ana Elena a masturbarle y que, mientras, Gema «le dio tres o cuatro guantazos».
La sangre de Elena que se encontró en sus ropas la atribuyó a la caída por un terraplén «cuando íbamos cruzando la vía del tren». Llegaron a un cañaveral, junto al río Guadalhorce, y Cortés sostuvo que se quedó vigilando mientras sus compañeros se quedaban con la víctima. Después me dijeron que «se la habían cargado, porque era la hija de un policía y su padre nos podía buscar una ruina». Tiraron al río la chaqueta vaquera de la joven y el casco de una botella de ron que habían utilizado para cortarle en el cuello. Cortés negó que fueran de su propiedad las botas que la Guardia Civil encontró en su casa, que fueron las que causaron la muerte a Ana Elena.
Agustín Manuel Cortés, Cartucho, se convirtió en el único procesado que admitió haber participado en el crimen de Álora (Málaga) y en testigo de cargo contra los otros dos acusados. Cartucho afirmó que él se quedó vigilando la vereda que hay junto a los cañaverales en los que murió Ana Elena, mientras Carapelo y Gema mataban a la joven. Tras cometer el crimen, Cortés dijo que se marchó al pueblo a reclamar unas deudas, contempló la salida de la procesión de la patrona, tomó cocaína «para no quedarse dormido» y volvió a la fiesta de la ermita.
Navarro y Gema negaron en sus declaraciones que estuvieran en la romería de la Virgen de Flores a las 6.00 horas de la mañana del 10 de septiembre del 2000, cuando Ana Elena fue vista por última vez con vida. El abogado defensor de Juan Navarro reconoció que se está juzgó «un crimen atroz», pidió al jurado que «no se fijase en el aspecto, ni en la etnia, ni en la forma de hablar» de su cliente y para que «paguen los verdaderos culpables». Carapelo, con 40 años, declaró que estuvo en la romería a las dos de la madrugada -«buscando a mis hijas»- y se marchó a su casa a dormir.
Ana Gema García, la asesina |
Ana Gema García, con 20 años, pretendió convencer al jurado que se marchó de la fiesta «hacia las 4.30, porque estaba cuidando a un niño y una niña de 14 y 15 años; la niña se me perdió, dejé al niño en casa de su abuela y me marché a una discoteca de Málaga sobre las 5.15 hasta las 8.30». Ana Gema se desdijo así de su primera declaración a la Guardia Civil en la que reconoció su participación en el crimen, que coincidía plenamente con la confesión de Cartucho. Sin embargo, dijo que «había mentido» a instancias de una agente del instituto armado. Varias amigas de la víctima declararon que el ex novio de Gema y padre de su hijo «flirteaba» con Ana Elena. Ese es el móvil por el que la acusación entendió que Gema fue la inductora del asesinato. Cartucho dijo en su declaración que Gema «tenía celos de Ana Elena».
Agustín Cortés, con 20 años, que como los otros procesados asistió a la sesión y declaró esposado, ofreció una versión muy detallada sobre las incidencias del intento de robo, la agresión sexual y muerte de Ana Elena Lorente. Cartucho reconoció que él y sus compañeros estaban «empastillados, hartos de coca y de alcohol», que Gema les dijo que Ana Elena «tenía un taco de billetes» y para robarle iba a hacer que la acompañara con la excusa «de fumarse unos porros». Salieron del recinto de la romería cuesta abajo, por unos olivares. Según la declaración de Cortés, Navarro le dijo a la joven que «le iba a dar una puñalada, pero no sacó ninguna navaja». En el bolso no había más que papeles, una tarjeta de crédito y un teléfono móvil. Cuando la víctima intentó gritar la amordazaron con su propio sujetador. El acusado admitió que obligó a Ana Elena a masturbarle y que, mientras, Gema «le dio tres o cuatro guantazos».
La sangre de Elena que se encontró en sus ropas la atribuyó a la caída por un terraplén «cuando íbamos cruzando la vía del tren». Llegaron a un cañaveral, junto al río Guadalhorce, y Cortés sostuvo que se quedó vigilando mientras sus compañeros se quedaban con la víctima. Después me dijeron que «se la habían cargado, porque era la hija de un policía y su padre nos podía buscar una ruina». Tiraron al río la chaqueta vaquera de la joven y el casco de una botella de ron que habían utilizado para cortarle en el cuello. Cortés negó que fueran de su propiedad las botas que la Guardia Civil encontró en su casa, que fueron las que causaron la muerte a Ana Elena.
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