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sábado, 2 de octubre de 2021

El Crímen de la Vendedora de la ONCE, María Isabel de la Rosa

 


Un suceso sobrecogedor se produjo cuando María Isabel de la Rosa Cozar, conocida como ‘Chenoa’, apareció muerta y emparedada en el domicilio de su asesino. El único detenido por el crimen de la vendedora de la ONCE es el inquilino de la vivienda.

Andrés García Sánchez, un camarero de 53 años, salió esposado del domicilio donde encontraron el cadáver de la mujer. La policía tiene que esclarecer el motivo por el cual Andrés mató a Isabel. Una amiga de la víctima dió con la clave para resolver la incógnita.

 Víctima y asesino estuvieron tomando algo sobre la una o las dos de la tarde el mismo día que desapareció. Poco después, a las cinco de la tarde, el teléfono de María Isabel dejó de emitir señal. Fue el 19 de agosto del 2021, cuando la mujer desapareció.

 Una amiga de la víctima explicó que él le debía dinero a ella, y que eso había provocado situaciones de tensión. Este podría ser el detonante del asesinato. 

Andrés García Sánchez y María Isabel de la Rosa Cozar no tenían ninguna relación sentimental ni había denuncias previas. Por lo tanto, se descartó desde el principio el crimen pasional.



Aunque no mantenían una relación sentimental, víctima y asesino sí se conocían y les habían visto juntos en varias ocasiones. En una de ellas, la mujer recriminó el impago de un dinero y este respondió de malas maneras: “Esta está medio tonta”. La amiga de María Isabel salió en su defensa pidiendo respeto para ella.



Se confirmaría así la motivación económica del crimen, ya que Andrés habría intentado deshacerse de la mujer para evitar pagar su deuda.

La policía inició una investigación que llevó hasta la calle Estrella, el domicilio particular de Andrés García Sánchez. Allí, una máquina perforadora abrió el habitáculo donde había sido emparedada la víctima.




Los agentes se llevaron detenido al inquilino, un camarero de un conocido merendero de la zona. Algunos vecinos habían visto a Andrés con sacos de cemento y arena. Por aquel entonces ya habría matado a María Isabel, que fue encontrada en fase de descomposición.



La noticia causó una auténtica conmoción en el barrio, donde decenas de vecinos se concentraron para increpar al asesino. La indignación se une con el asombro, ya que quienes le conocían le ven incapaz de cometer un acto así. Le definen como una persona aparentemente buena y tranquila.



La hipótesis sobre el crimen de la vendedora de la ONCE deja claro que se trataba de una cuestión personal entre el asesino y la víctima. Por lo tanto, se descartó que hubiera otras mujeres muertas en el domicilio como se especuló en un principio.


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