Insólito lo que pasó en Patraix el día 17 de agosto del 2017, que observando bien, hay casos que siendo de la misma psicología manipuladora que esta mujer, en España pasan desapercibidas, porque la denominación común de todos los resultados es el mismo; el dinero y los bienes materiales.Sucede que no todas llegan a utilizar la ecuación del crímen para obtener ese fin.
María Jesús Moreno Cantó, con varias vidas paralelas, amantes, manipuladora, es un demonio hasta en la prisión, donde fue condenada a 25 años por urdir el asesinato de su marido con la ayuda ejecutoria de su amante.Movida ella por el deseo irrefrenable de quedarse con la herencia y los seguros de vida que estaban a nombre de su marido Antonio Navarro.
En la prisión mixta de Picassent comenzó a hacer de las suyas, apareandose cual araña negra con algún que otro funcionario de la cárcel.
El asesinato del joven ingeniero Antonio Navarro conmocionó al barrio de Patraix, en la ciudad de Valencia. El hombre de 35 años, original de Novelda, fue hallado sin vida, con ocho puñaladas con un cuchillo de 24 centímetros en el tórax y otra en el corazón, en su garaje de la calle Calamocha.
Se descartó pronto que Antonio Navarro hubiese sido víctima de un robo con violencia, y todo pasó a apuntar a la esposa de la víctima, María Jesús Moreno Cantó, conocida como Maje. En el momento del crimen ella tenía 27 años y era enfermera en un hospital privado de Valencia. La joven mantenía relaciones extramatrimoniales con al menos cuatro hombres más, y presumía de que Antonio le perdonaba sus infidelidades porque no quería separarse.
Uno de los amantes era Salvador Rodrigo, enfermero en el mismo hospital que Maje. La intervención de los teléfonos móviles de Salvador y Maje fue determinante para esclarecer el crimen de Patraix.
Ya que a través de las escuchas, los agentes descubrieron la «doble cara» de Maje. «Estamos muy locas. Nos gusta la movida con tíos buenos. Yo la movida con Antonio que en paz descanse no la quería», decía Maje a sus amigas entre risas tras el asesinato de su marido.
Maje y Salvador Rodrigo fueron detenidos por la policía en enero de 2018. En el primer interrogatorio, Salva confesó haber planificado el asesinato junto con Maje. Más tarde exculpó a su amante para protegerla, pero durante su paso por prisión éste supo que ella tenía otros amantes con los que se relacionaba antes y Salvador Rodrigo vió que estaba de segundo plato y volvió a cambiar de idea. Ante el jurado dijo que su familia, su hija en especial, le empujó a decir «la verdad»: que Maje le indujo al crimen con algunos mensajes que no se han podido recuperar y frases como «no falles». Según Salva, «decía que sufría malos tratos de Antonio, temía por su vida e insistió hasta convencerme». Ella le indicó las claves para que todo saliera según lo convenido:cómo obtener las llaves para entrar al garage, la hora adecuada de acceder al marido de Maje y abordarlo, el cambio de turnos...
Salvador Rodrigo llevó a la policía hasta el lugar donde escondió el arma homicida, en una poza que había dentro de una propiedad, finca suya.
En octubre del año 2020, en plena pandemia por el covid-19 se celebraron las jornadas por el juicio y el tribunal popular consideró que ambos fueron culpables del crimen, y los condenó a penas de 25 años para Maje como inductora intelectual y a 17 años de cárcel para Salvador Rodrigo como ejecutor.
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