Juan Enrique Soto es doctor en Psicología, escritor, Inspector Jefe del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y Director de la Sección de Análisis de la Conducta de la Unidad Central de Inteligencia Criminal (CNP). Tiene una experiencia de veinte años en la aplicación de los principios propios de la psicología a la investigación de delitos criminales.
Nació en Dieburg (1966), un pequeño pueblo de Alemania. Cuando tenía una edad muy temprana su familia se mudó a España y pasó la infancia en el barrio de Vallecas, Madrid. Actualmente reside en el sur de Madrid donde aprendió a amar la literatura y la novela, encontrando así no solo un hobby sino también una vía de escape de su profesión principal que es la investigación criminal. Doctor en Psicología por la Universidad Camilo José Cela de Madrid es docente sobre temas relacionados con la elaboración de perfiles psicológicos de delincuentes y el análisis de la conducta criminal de varias universidades como de la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Internacional La Rioja (UNIR), Universidad de Alcalá y Universidad Camilo José Cela. Es miembro de diferentes instituciones como: la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses (SECCIF) y NonVerbal, Grupo de Análisis del Comportamiento No Verbal de la Universidad Camilo José Cela de Madrid; el Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad (ICSF) de la Universidad Autónoma de Madrid.
Su pilar teórico se basa sobre la evidencia empírica de que por cuanto la mayoría de los delitos se esclarezcan gracias al enfoque tradicional de la investigación policial (con la búsqueda de las evidencias físicas), un número reducido siempre se quedará aparentemente sin salida. Es hacia esos delitos que apunta la unidad de análisis de conducta directa por Soto a través de una metodología sistematizada de investigación llamada VERA que busca las evidencias conductuales o huellas psicológicas del delito y no las físicas, que son proprias de la inspección ocular en la investigación criminalística. Esta perspectiva se fundamenta sobre conceptos psicológicos clave muy importantes como "análisis del testimonio", “móvil del agresor”, “victimología “escena del crimen” y sobre el hecho de que la principal ventaja de las evidencias conductuales, es que no se pueden eliminar, porque el hecho mismo de eliminarlas le dan un significado que ayudan los analistas en formular inferencias e hipótesis sobre el perfil criminal del agresor. A través de esta metodología de investigación la escena del crimen se analiza como un discurso deshonesto, otro concepto clave utilizado por Soto. A la vez, este discurso se considera como “un conglomerato de conductas” cuyo entendimiento hay que reducirlo a sus mínimos componentes, analizarlos y volver a colocarlos en el contexto general. En este sentido, la mentira viene considerada como un “conjunto de acciones deshonestas que dan lugar a una escenificacion del crimen” que para esclarecer necesita su desglose gracias a la identificación de sus indicadores. Al igual que la relación que existe entre Emoción Esperada y Emoción Presentada que fundamenta las investigaciones científicas de Paul Ekman, Soto aporta el concepto de Conducta Esperada y Conducta Presentada definiendo la evidencia conductual como “cualquier acto u omisión indicativo de un patrón de conductas del autor del delito”. Otra idea clave del pensamiento teórico-cientifico de Soto es el concepto de “motivación”: detrás de cualquier acto u omisión existirá siempre una motivación, por lo tanto al detectar la conducta se puede inferir la motivación. Conducta y motivación relacionada dentro de un discurso, se convierten así en un potente indicador de deshonestidad. Para detectar un discurso deshonesto y reconstruir el hecho delictivo desde el punto de vista de las evidencias conductuales, los pasos a seguir son cinco y apuntan hacia: 1. El reconocimiento de las conductas u omisiones; 2. La documentación de las mismas; 3. El recojo de las informaciones; 4. La evaluación de las mismas; 5. La elaboración de la hipótesis. Soto subraya la importancia de tener en cuenta la sutileza de las evidencias psicológicas porque en muchas ocasiones la relevancia no se observa tanto e lo visible sino, precisamente, en lo que no se ve. Cuando la conducta manifestada no es coherente con la conducta esperada estamos ante un discurso deshonesto y su detección requiere un adecuado entrenamiento.
Nació en Dieburg (1966), un pequeño pueblo de Alemania. Cuando tenía una edad muy temprana su familia se mudó a España y pasó la infancia en el barrio de Vallecas, Madrid. Actualmente reside en el sur de Madrid donde aprendió a amar la literatura y la novela, encontrando así no solo un hobby sino también una vía de escape de su profesión principal que es la investigación criminal. Doctor en Psicología por la Universidad Camilo José Cela de Madrid es docente sobre temas relacionados con la elaboración de perfiles psicológicos de delincuentes y el análisis de la conducta criminal de varias universidades como de la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Internacional La Rioja (UNIR), Universidad de Alcalá y Universidad Camilo José Cela. Es miembro de diferentes instituciones como: la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses (SECCIF) y NonVerbal, Grupo de Análisis del Comportamiento No Verbal de la Universidad Camilo José Cela de Madrid; el Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad (ICSF) de la Universidad Autónoma de Madrid.
Su pilar teórico se basa sobre la evidencia empírica de que por cuanto la mayoría de los delitos se esclarezcan gracias al enfoque tradicional de la investigación policial (con la búsqueda de las evidencias físicas), un número reducido siempre se quedará aparentemente sin salida. Es hacia esos delitos que apunta la unidad de análisis de conducta directa por Soto a través de una metodología sistematizada de investigación llamada VERA que busca las evidencias conductuales o huellas psicológicas del delito y no las físicas, que son proprias de la inspección ocular en la investigación criminalística. Esta perspectiva se fundamenta sobre conceptos psicológicos clave muy importantes como "análisis del testimonio", “móvil del agresor”, “victimología “escena del crimen” y sobre el hecho de que la principal ventaja de las evidencias conductuales, es que no se pueden eliminar, porque el hecho mismo de eliminarlas le dan un significado que ayudan los analistas en formular inferencias e hipótesis sobre el perfil criminal del agresor. A través de esta metodología de investigación la escena del crimen se analiza como un discurso deshonesto, otro concepto clave utilizado por Soto. A la vez, este discurso se considera como “un conglomerato de conductas” cuyo entendimiento hay que reducirlo a sus mínimos componentes, analizarlos y volver a colocarlos en el contexto general. En este sentido, la mentira viene considerada como un “conjunto de acciones deshonestas que dan lugar a una escenificacion del crimen” que para esclarecer necesita su desglose gracias a la identificación de sus indicadores. Al igual que la relación que existe entre Emoción Esperada y Emoción Presentada que fundamenta las investigaciones científicas de Paul Ekman, Soto aporta el concepto de Conducta Esperada y Conducta Presentada definiendo la evidencia conductual como “cualquier acto u omisión indicativo de un patrón de conductas del autor del delito”. Otra idea clave del pensamiento teórico-cientifico de Soto es el concepto de “motivación”: detrás de cualquier acto u omisión existirá siempre una motivación, por lo tanto al detectar la conducta se puede inferir la motivación. Conducta y motivación relacionada dentro de un discurso, se convierten así en un potente indicador de deshonestidad. Para detectar un discurso deshonesto y reconstruir el hecho delictivo desde el punto de vista de las evidencias conductuales, los pasos a seguir son cinco y apuntan hacia: 1. El reconocimiento de las conductas u omisiones; 2. La documentación de las mismas; 3. El recojo de las informaciones; 4. La evaluación de las mismas; 5. La elaboración de la hipótesis. Soto subraya la importancia de tener en cuenta la sutileza de las evidencias psicológicas porque en muchas ocasiones la relevancia no se observa tanto e lo visible sino, precisamente, en lo que no se ve. Cuando la conducta manifestada no es coherente con la conducta esperada estamos ante un discurso deshonesto y su detección requiere un adecuado entrenamiento.
El Metodo V.E.R.A: victima (V), escena del delito (E), reconstrucción (R), autor (A)
Creada en el 2011, la Sección de Análisis de conducta de Soto, sentó sus raíces sobre el rigor científico y la búsqueda de una severa metodología deductiva y objetiva en constante desarrollo. Esto porque la mayor desventaja de este sistema de investigación está representada por su misma ventaja: las hipótesis e inferencias que los analistas formulan no son físicamente tangibles y por lo tanto, de momento, sirven sólo para dar pistas a los investigadores para hallar las pruebas físicas que se presentarán en el juzgado. A pesar de ello, el equipo de Soto (formado por personal experto en diferentes ámbitos: psicología, análisis de conducta, sociología y antropología) está demostrando la gran importancia de su trabajo participando a la investigación y resolución de diferentes crímenes, entre los cuales recordamos su lanzamiento en la participación al famoso caso del “Violador del Búho” trazando el perfil del criminal. El nombre del método aporta directamente los conceptos fundamentales sobre los que se basa toda la investigación conductual para la perfilación criminal . Entendiendo por “datos” sólo aquella información tangible y que no se puede discutir porque físicamente objetiva, el equipo de soto a la hora de la investigación conductual se basa sobre los cuatro pilares que forman el acrónimo VERA a modo de preguntas. Recopila una matriz con todos los datos obtenidos y analiza toda esa información, detenidamente registrada con su determinado código.
1. “¿Qué sabemos de la victima?” (V): datos físicos, personales, de trabajo etc;
2. “¿ Qué nos dice la escena del crimen?" (E): datos recogidos según las dos vertientes tiempo-espacio;
3. “¿Que ha pasado?” (R) : reconstrucción de las acciones por parte de testigos, victimas, informadores y/o vestigios físicos de la escena del crimen para saber el orden de las acciones;
4. “¿Que sabemos del autor?” (A): como para de la victima, se averiguan datos físicos, personales, de trabajo, etc. La mayoría de las veces no existe esta información sobre el posible autor, por lo tanto para descubrirla se trabaja sobre las evidencias físicas existentes.
Después de haber entrevistado todos los agentes implicados en el caso y analizado la escena del crimen, el análisis del testimonio, representa el segundo paso fundamental sobre que se basa el sistema de investigación del equipo de Juan Enrique Soto. Con el objetivo de ordenar de forma lógica todos los datos, se búscan posibles incongruencias o falsedades dentro de la información obtenida. Todo ello, a través del análisis lingüistico de las diferentes declaraciones (de sospechosos, victimas, testigos) y del estudio de indicios psicológicos que se derivan de esas mismas comunicaciones verbales o escritas. Tres formas principales guían la manera de sacar más informaciones de calidad de las entrevistas: A) directamente, interrogando o entrevistando el sujeto; B) indirectamente, dando indicaciones a los investigadores por escrito sobre algún elemento concreto de los interrogatorios; C) telemáticamente, dando en directo instrucciones al agente interrogador para orientar la conversación.
Su perspectiva literaria aborda los perfiles psicológicos que utiliza en su trabajo policial del día a día y él mismo fundamenta esta necesidad de la lectura y escritura como un proceso de catarsis.
- Ganador del Primer Concurso de Relatos de Terror Aullidos;
- Ganador del Primer Certamen de Poesía Nuestra Señora de la Almudena;
- Segundo Premio en la Tercera Edición de Premios Eduardo de Literatura 2009;
- Mención especial en el XIII Certamen de Fotografía, Cuento y Relato Hiperbreve Todos Somos Diferentes 2008;
- Finalista en la XIV Edición del Concurso de Fotografía, Cuento y Relato Hiperbreve "Todos somos diferentes" 2009;
- Finalista en el Primer Certamen de Relatos Breves El Puente 2008;
- Finalista en el Tercer Certamen Internacional de Novela Territorio de la Mancha 2005 con "El silencio entre palabras", 2012;
- Finalista en el Primer Certamen Sierra de Madrid Jose Saramago; Finalista en el V Hontanar de Narrativa Breve;
- Tercer puesto en el XVIII Concurso Literario Policía de Albacete;
- Mención especial en el Primer Concurso Internacional de Cuento Breve Taller 05;
- Mención especial en el Primer Certamen Literario Vega Baena;
Libros del ámbito cientifico
- (2014) Manual de Investigación Psicológica del Delito. El Método Vera, Piramide.
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