La policía judicial de la Guardia Civil tiene a
Borja Vidal como principal sospechoso del homicidio de Sheila Barrero,
la joven de la localidad asturiana de Degaña, asesinada en la madrugada
del 25 de enero de 2004 en el alto de La Collada cuando regresaba a su casa
después de trabajar en un pub de Villablino.
Asi lo certifican los informes forenses y las investigaciones, a pesar del auto dictado por el titular del Juzgado de Instrucción de la localidad asturiana de Cangas del Narcea, dejando en libertad provisional al joven de Villager de Laciana que había sido detenido por la Guardia Civil en 2004, fuentes que han tenido acceso directo al sumario y a la investigación han asegurado que la prueba aportada al juez relaciona directamente a Borja Vidal con el arma asesina, una pistola de 6,35 milímetros y que se trata de una prueba «objetiva» con el peso firme para imputarle el asesinato de Sheila Barrero.
Sheila Barrero, de 22 años, regresaba a su casa tras una noche de trabajo, diversión y copas. En el alto de La Collada, paso entre el valle de Laciana (León) y Asturias, alguien la adelantó, subió a su coche, la disparó en la nuca y aparcó luego el turismo junto a una caseta de madera.
El fin de semana del 24 y el 25 de enero de 2004 un intenso frío, húmedo, calaba hasta los huesos en el valle de Laciana, una comarca minera ahora en dificultades por la crisis en el sector. Villablino, el pueblo más importante de la zona, no era una excepción.
Sheila Barrero no había nacido allí, sino en Degaña (Asturias), situada a tan sólo unos kilómetros de Villablino, pero trabajaba en un pub de ese pueblo leonés, lo que la hacía ser muy conocida. Entre semana, la chica, que había estudiado Turismo, estaba empleada en una agencia de viajes de Gijón, pero completaba sus ingresos con el pluriempleo del local de copas. Era, por tanto, una joven normal, de su tiempo, no muy alta pero sí atractiva.
El viernes 23 Sheila viajó desde Gijón a su casa de Degaña a bordo de su Peugeot 206. Esa misma noche trabajó en el pub. Al día siguiente, su padre la acompañó a un taller de Villablino para que realizaran una revisión al turismo. Luego, padre e hija regresaron a su casa.
Sheila, pues, se había quedado sin coche para ir a trabajar. Por eso quedó con unos amigos para que la fueran a buscar a su casa a las diez y media de la noche. Así lo hicieron, y al llegar a Villablino, junto a un grupo de amigos y amigas, se dirigieron a un local a comer una hamburguesa. A medianoche ella se fue al pub, mientras el resto del grupo seguía la ronda.
Pasadas las tres de la mañana se produjo un hecho anecdótico pero clave en el posterior desarrollo de los hechos. El hijo del dueño del taller llegó al local con su novia y al ver a Sheila le dijo que ya tenía arreglado el coche, que estaba estacionado fuera y además le dio las llaves. La joven, lógicamente, se lo agradeció porque ya no tenía que molestar a nadie para volver a su casa.
Sobre las cuatro de la madrugada, los amigos de Sheila llegaron al pub donde ésta trabajaba y allí permanecieron hasta las siete de la mañana. Luego, para rematar la velada, se fueron a tomar otra copa, aunque ella sólo consumió coca-cola. El cansancio hacía ya mella y dijo que se volvía a casa.
Dos de sus amigos se ofrecieron a llevarla en coche hasta donde ella tenía aparcado el suyo. Luego, los dos vehículos, uno detrás de otro, fueron hasta Caboalles de Abajo, donde por fin se separaron. Ellos enfilaron hacia el alto de Leitariegos; ella se dirigió hacia el puerto de La Collada.
En ese momento, los chicos se dieron cuenta de que uno de los faros del Peugeot 206 de Sheila no funcionaba, así que se lo advirtieron y le pidieron además que les llamara al llegar a su casa para quedarse tranquilos.
El alto de La Collada está a menos de diez minutos del cruce de Caboalles, sobre todo para una chica como Sheila a la que le gustaba pisar el acelerador. Además, conocía la carretera palmo a palmo, por lo que la llovizna y la escasa visibilidad -esa mañana no fue plena hasta las nueve menos veinticinco- tampoco le suponían una dificultad especial.
Pero pasaban las horas y la joven no llegaba a su casa. El padre, en principio, no se preocupó porque pensó que se habría quedado a dormir en Villablino, con su hermano, ya que aún creía que no tenía coche. Cuando su madre le llamó para preguntar por Sheila, éste respondió que no estaba allí. La mujer, inquieta, telefoneó a su hija. No hubo respuesta.
Ese día, como todos los domingos, la familia se juntaba a comer en Degaña. El hermano de Sheila, su cuñada y su sobrina pasaron por La Collada a las doce y media y él se percató de que un coche similar al de la joven estaba aparcado junto a una zona recreativa. Extrañado, dejó a su familia con sus padres y regresó al puerto para comprobar si era el turismo de su hermana y si ella estaba allí, quizá indispuesta.
Poco después, al acercarse, vio que en efecto Sheila estaba dentro del coche, aparentemente bien sentada. Al abrir la puerta la movió y se dio cuenta de que su hermana estaba muerta… Salió corriendo a la carretera y paró el primer vehículo que pasó, que conducía un minero. Segundos después llamaron al 112. La Guardia Civil de Villablino recibió el aviso a la una y veinte de la tarde.
La investigación reveló que Sheila murió por un disparo en la nuca a «cañón tocante», realizado desde el asiento de atrás y con un arma probablemente rectificada del 6,35. No había huellas significativas en el coche. No le habían robado nada. Lo único llamativo era una bufanda negra con un escudo bordado que aún nadie ha reconocido como suya.
El cadáver fue «colocado», ya que tenía una mano encima de la otra y los pies en una posición extraña. Es revelador, además, que la chica, ya muerta, estuvo algún tiempo volcada sobre el asiento del copiloto, como lo demuestran los rastros de sangre.
Desde el primer día, la Policía Judicial de la Guardia Civil de Villablino y la Comandancia de Asturias se volcaron en el caso, al que luego se incorporó también la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado. Lo primero que se hizo fue interrogar a todos los amigos de Sheila, a prácticamente todos los jóvenes de Villablino. La principal hipótesis de trabajo era entonces, y aún lo es hoy, la venganza. Luego se amplió el círculo a su entorno laboral y al familiar. Más tarde a las personas que trabajaban cerca de la Collada o pasaban habitualmente por allí, ya fueran mineros, empleados de mantenimiento de carreteras, conductores profesionales… En total, más de 600 entrevistas. Incluso se analizaron todas las comunicaciones realizadas ese día en la zona.
Precisamente esta gestión llevó meses después hasta un grupo de cazadores que declararon que a primeras horas de esa mañana habían visto dos coches estacionados, uno detrás de otro, prácticamente en el centro de la carretera, junto al alto de La Collada, en dirección a Asturias. Uno de los vehículos, además, era similar al de Sheila…
La hipótesis de la Guardia Civil es que el asesino adelantó con su coche a la joven y frenó delante de ella. Sheila lo tenía que conocer, porque no intentó una maniobra de evasión, perfectamente posible dado que el ancho de la carretera lo permite. Luego, el desconocido bajó del turismo, y ella abrió la ventanilla. Entró en el Peugeot 206 por la puerta de atrás y le disparó en la nuca. Ya muerta, apartó un poco el cadáver y estacionó el coche junto al área recreativa. Finalmente huyó en su vehículo. Nadie lo vio. Nadie recuerda haberse cruzado ese día con vechículos. La falta de visibilidad, el mal tiempo y lo temprano de la hora de un día festivo fueron los mejores aliados del asesino.
Las pesquisas se centraron en un antiguo novio de Sheila, vecino de Villablino, con el que no había acabado bien. Sus padres aseguran que él no pudo ser, porque no salió de casa ese fin de semana. Sin embargo, no está claro que ellos sí estuvieran en la vivienda familiar, ya que los sábados y domingos solían pasarlos fuera para jugar al golf. Este chico conocía el coche de la víctima y conducía, aunque no tenía carné. Además, horas después del crimen se le hizo la prueba de detección de sustancias para ver si había disparado un arma y se le encontraron algunos restos en una mano que así lo indicaban, aunque los análisis no fueron concluyentes. La mañana del asesinato se comportó de forma extraña. Con todos estos indicios, el juez ordenó su detención. Sin embargo, tras tomarle declaración lo dejó en libertad.
La policía judicial de la Guardia Civil considera a Borja Vidal como principal sospechoso del homicidio de Sheila Barrero, la joven de la localidad asturiana de Degaña, asesinada en el alto de La Collada cuando regresaba a su casa después de trabajar en un pub de Villablino.
A pesar del auto dictado en 2007 por el titular del Juzgado de Instrucción de la localidad asturiana de Cangas del Narcea, dejando en libertad provisional al chico de Villager de Laciana que fue detenido por la Guardia Civil, fuentes que han tenido acceso directo al sumario y a la investigación aseguran que la prueba aportada al juez relaciona directamente a Borja Vidal con el arma asesina, una pistola de 6,35 milímetros y que se trata de una prueba «objetiva y concluyente».
De acuerdo con estos datos, la prueba de la pólvora encontrados en Borja corresponden a un arma del calibre 6,35mm y a Borja Vidal se le localizaron en los dedos índice y pulgar, como se refleja en el sumario».
Así mismo, se confirma que los componentes químicos se corresponden con los del casquillo que fue localizado en el interior del vehículo de la joven Sheila. De igual manera, la investigación insiste en que Borja Vidal estuviera acompañado por sus familiares durante aquel fin de semana, tal y como testificaron en reiteradas ocasiones sus propios allegados,ya que los padres estaban fuera y se insiste en que el chico durmió solo en casa esa noche, lo que por parte de la Guardia Civil se consideraría una prueba más a favor de las investigaciones que se mantienen abiertas. Estudios criminológicos van más allá al coincidir en el tipo de perfil que encaja a Borja Vidal en la escena del crímen y el modus operandi llevado a cabo.
Asi lo certifican los informes forenses y las investigaciones, a pesar del auto dictado por el titular del Juzgado de Instrucción de la localidad asturiana de Cangas del Narcea, dejando en libertad provisional al joven de Villager de Laciana que había sido detenido por la Guardia Civil en 2004, fuentes que han tenido acceso directo al sumario y a la investigación han asegurado que la prueba aportada al juez relaciona directamente a Borja Vidal con el arma asesina, una pistola de 6,35 milímetros y que se trata de una prueba «objetiva» con el peso firme para imputarle el asesinato de Sheila Barrero.
Sheila Barrero, de 22 años, regresaba a su casa tras una noche de trabajo, diversión y copas. En el alto de La Collada, paso entre el valle de Laciana (León) y Asturias, alguien la adelantó, subió a su coche, la disparó en la nuca y aparcó luego el turismo junto a una caseta de madera.
El fin de semana del 24 y el 25 de enero de 2004 un intenso frío, húmedo, calaba hasta los huesos en el valle de Laciana, una comarca minera ahora en dificultades por la crisis en el sector. Villablino, el pueblo más importante de la zona, no era una excepción.
Sheila Barrero no había nacido allí, sino en Degaña (Asturias), situada a tan sólo unos kilómetros de Villablino, pero trabajaba en un pub de ese pueblo leonés, lo que la hacía ser muy conocida. Entre semana, la chica, que había estudiado Turismo, estaba empleada en una agencia de viajes de Gijón, pero completaba sus ingresos con el pluriempleo del local de copas. Era, por tanto, una joven normal, de su tiempo, no muy alta pero sí atractiva.
El viernes 23 Sheila viajó desde Gijón a su casa de Degaña a bordo de su Peugeot 206. Esa misma noche trabajó en el pub. Al día siguiente, su padre la acompañó a un taller de Villablino para que realizaran una revisión al turismo. Luego, padre e hija regresaron a su casa.
Sheila, pues, se había quedado sin coche para ir a trabajar. Por eso quedó con unos amigos para que la fueran a buscar a su casa a las diez y media de la noche. Así lo hicieron, y al llegar a Villablino, junto a un grupo de amigos y amigas, se dirigieron a un local a comer una hamburguesa. A medianoche ella se fue al pub, mientras el resto del grupo seguía la ronda.
Pasadas las tres de la mañana se produjo un hecho anecdótico pero clave en el posterior desarrollo de los hechos. El hijo del dueño del taller llegó al local con su novia y al ver a Sheila le dijo que ya tenía arreglado el coche, que estaba estacionado fuera y además le dio las llaves. La joven, lógicamente, se lo agradeció porque ya no tenía que molestar a nadie para volver a su casa.
Sobre las cuatro de la madrugada, los amigos de Sheila llegaron al pub donde ésta trabajaba y allí permanecieron hasta las siete de la mañana. Luego, para rematar la velada, se fueron a tomar otra copa, aunque ella sólo consumió coca-cola. El cansancio hacía ya mella y dijo que se volvía a casa.
Dos de sus amigos se ofrecieron a llevarla en coche hasta donde ella tenía aparcado el suyo. Luego, los dos vehículos, uno detrás de otro, fueron hasta Caboalles de Abajo, donde por fin se separaron. Ellos enfilaron hacia el alto de Leitariegos; ella se dirigió hacia el puerto de La Collada.
En ese momento, los chicos se dieron cuenta de que uno de los faros del Peugeot 206 de Sheila no funcionaba, así que se lo advirtieron y le pidieron además que les llamara al llegar a su casa para quedarse tranquilos.
El alto de La Collada está a menos de diez minutos del cruce de Caboalles, sobre todo para una chica como Sheila a la que le gustaba pisar el acelerador. Además, conocía la carretera palmo a palmo, por lo que la llovizna y la escasa visibilidad -esa mañana no fue plena hasta las nueve menos veinticinco- tampoco le suponían una dificultad especial.
Pero pasaban las horas y la joven no llegaba a su casa. El padre, en principio, no se preocupó porque pensó que se habría quedado a dormir en Villablino, con su hermano, ya que aún creía que no tenía coche. Cuando su madre le llamó para preguntar por Sheila, éste respondió que no estaba allí. La mujer, inquieta, telefoneó a su hija. No hubo respuesta.
Ese día, como todos los domingos, la familia se juntaba a comer en Degaña. El hermano de Sheila, su cuñada y su sobrina pasaron por La Collada a las doce y media y él se percató de que un coche similar al de la joven estaba aparcado junto a una zona recreativa. Extrañado, dejó a su familia con sus padres y regresó al puerto para comprobar si era el turismo de su hermana y si ella estaba allí, quizá indispuesta.
Poco después, al acercarse, vio que en efecto Sheila estaba dentro del coche, aparentemente bien sentada. Al abrir la puerta la movió y se dio cuenta de que su hermana estaba muerta… Salió corriendo a la carretera y paró el primer vehículo que pasó, que conducía un minero. Segundos después llamaron al 112. La Guardia Civil de Villablino recibió el aviso a la una y veinte de la tarde.
La investigación reveló que Sheila murió por un disparo en la nuca a «cañón tocante», realizado desde el asiento de atrás y con un arma probablemente rectificada del 6,35. No había huellas significativas en el coche. No le habían robado nada. Lo único llamativo era una bufanda negra con un escudo bordado que aún nadie ha reconocido como suya.
El cadáver fue «colocado», ya que tenía una mano encima de la otra y los pies en una posición extraña. Es revelador, además, que la chica, ya muerta, estuvo algún tiempo volcada sobre el asiento del copiloto, como lo demuestran los rastros de sangre.
Desde el primer día, la Policía Judicial de la Guardia Civil de Villablino y la Comandancia de Asturias se volcaron en el caso, al que luego se incorporó también la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado. Lo primero que se hizo fue interrogar a todos los amigos de Sheila, a prácticamente todos los jóvenes de Villablino. La principal hipótesis de trabajo era entonces, y aún lo es hoy, la venganza. Luego se amplió el círculo a su entorno laboral y al familiar. Más tarde a las personas que trabajaban cerca de la Collada o pasaban habitualmente por allí, ya fueran mineros, empleados de mantenimiento de carreteras, conductores profesionales… En total, más de 600 entrevistas. Incluso se analizaron todas las comunicaciones realizadas ese día en la zona.
Precisamente esta gestión llevó meses después hasta un grupo de cazadores que declararon que a primeras horas de esa mañana habían visto dos coches estacionados, uno detrás de otro, prácticamente en el centro de la carretera, junto al alto de La Collada, en dirección a Asturias. Uno de los vehículos, además, era similar al de Sheila…
La hipótesis de la Guardia Civil es que el asesino adelantó con su coche a la joven y frenó delante de ella. Sheila lo tenía que conocer, porque no intentó una maniobra de evasión, perfectamente posible dado que el ancho de la carretera lo permite. Luego, el desconocido bajó del turismo, y ella abrió la ventanilla. Entró en el Peugeot 206 por la puerta de atrás y le disparó en la nuca. Ya muerta, apartó un poco el cadáver y estacionó el coche junto al área recreativa. Finalmente huyó en su vehículo. Nadie lo vio. Nadie recuerda haberse cruzado ese día con vechículos. La falta de visibilidad, el mal tiempo y lo temprano de la hora de un día festivo fueron los mejores aliados del asesino.
Las pesquisas se centraron en un antiguo novio de Sheila, vecino de Villablino, con el que no había acabado bien. Sus padres aseguran que él no pudo ser, porque no salió de casa ese fin de semana. Sin embargo, no está claro que ellos sí estuvieran en la vivienda familiar, ya que los sábados y domingos solían pasarlos fuera para jugar al golf. Este chico conocía el coche de la víctima y conducía, aunque no tenía carné. Además, horas después del crimen se le hizo la prueba de detección de sustancias para ver si había disparado un arma y se le encontraron algunos restos en una mano que así lo indicaban, aunque los análisis no fueron concluyentes. La mañana del asesinato se comportó de forma extraña. Con todos estos indicios, el juez ordenó su detención. Sin embargo, tras tomarle declaración lo dejó en libertad.
La policía judicial de la Guardia Civil considera a Borja Vidal como principal sospechoso del homicidio de Sheila Barrero, la joven de la localidad asturiana de Degaña, asesinada en el alto de La Collada cuando regresaba a su casa después de trabajar en un pub de Villablino.
A pesar del auto dictado en 2007 por el titular del Juzgado de Instrucción de la localidad asturiana de Cangas del Narcea, dejando en libertad provisional al chico de Villager de Laciana que fue detenido por la Guardia Civil, fuentes que han tenido acceso directo al sumario y a la investigación aseguran que la prueba aportada al juez relaciona directamente a Borja Vidal con el arma asesina, una pistola de 6,35 milímetros y que se trata de una prueba «objetiva y concluyente».
De acuerdo con estos datos, la prueba de la pólvora encontrados en Borja corresponden a un arma del calibre 6,35mm y a Borja Vidal se le localizaron en los dedos índice y pulgar, como se refleja en el sumario».
Así mismo, se confirma que los componentes químicos se corresponden con los del casquillo que fue localizado en el interior del vehículo de la joven Sheila. De igual manera, la investigación insiste en que Borja Vidal estuviera acompañado por sus familiares durante aquel fin de semana, tal y como testificaron en reiteradas ocasiones sus propios allegados,ya que los padres estaban fuera y se insiste en que el chico durmió solo en casa esa noche, lo que por parte de la Guardia Civil se consideraría una prueba más a favor de las investigaciones que se mantienen abiertas. Estudios criminológicos van más allá al coincidir en el tipo de perfil que encaja a Borja Vidal en la escena del crímen y el modus operandi llevado a cabo.
9 comentarios:
Ya se ha encontrado al asesino de la joven Sheila? Se ha reabierto el caso o no hay ninguna prueba nueva? Gracias
Buenos dias H&V , el caso de Sheila Barrero se ha reabierto el sumario , no sabemos nada más hasta que lleven a Borja Vidal a nueva fecha de juicio. Saludos cordiales!
este caso resulta llamativo por cuánto está claro que el asesino y su víctima se conocían muy bien, hay tres personas clave: los dos amigos que siguieron a la chica hasta el cruce, ¿ de dónde sale ese segundo coche en mitad de la noche? esos chicos tuvieron que ver algo, y el ex-novio...
Por cierto ¿ es cierto que Borja había sido detenido previamente por un caso de corrupción de menores-prostitución? lo he leído en un foro de Asturias pero en ningún otro sitio se ha dicho nada.
¿alguien me puede decir a qué se dedican los padres del ex-novio?
Da la sensación que hay un pacto de silencio en torno a todo lo que atañe a este chico...
Borja Vidal había sido investigado por abusos a niñas menores, su familia traficaba con estupefacientes y opiáceos.
Hoy ha salido en equipo de investigación todo esto.
Pienso que este chico tiene algo que ver. No es suficiente la prueba de la pólvora en su mano? Que hacía si no ahí? No entiendo como van estas cosas la verdad, pero parece algo bastante evidente. Como han dicho los padres de Borja tras los intentos de acusación por parte de la familia de Sheila... ellos harían lo que fuera por un hijo. Porque no mentir por él en caso de no estar ese fin de semana realmente con él? E incluso sabiendo que fuese él, porque no iban a mentir? Si los padres iban al golf cada fin de semana, alguna camara, registro o algo debería de haber para afirmar o no si estaban con él.
Buenos días, me parece una estupenda noticia que se reabra este caso, ojalá encarcelen al culpable y esa pobre familia consiga así algo de PAz.
Releyendo todo lo que hay en la web he visto que Borja estuvo en el bar esa noche e increpó a Sheila, esto contradice la versión de sus propios padres que dicen que el chico no salió esa noche.
Me lo podeis aclarar? Si es así el motivo que no encontraba el fiscal que pidió el archivo parece claro.
la fibra verde de algodón que se encontro en una uña de Sheila.¿los cazadores iban vestidos de verde? se cotejó con su ropa??¿porqué no dijeron nada hasta que se detectaron sus móviles?
https://www.elconfidencial.com/espana/2019-06-02/caso-asesinato-sheila-barrero-guardia-civil-joven_2049210/
La Guardia civil resuelve el caso..
Si, pero la fiscalía no lo acusa, entonces sin eso no hay juicio y no pueden imputarle .Una vez lo hagan, entonces si, deseamos se resuelva pronto.
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