Un niño de ocho años fue encontrado muerto la noche del miércoles 30 de agosto del 2017 en Elda mientras la pareja sentimental de su padre de acogida era agredida en el domicilio familiar, en el número 26 de la céntrica calle Don Quijote.
La Policía tuvo conocimiento de lo ocurrido cuando una vecina del
edificio alertó a Emergencias del atroz suceso a través de una llamada
telefónica. A pesar de que las primeras informaciones que se conocían afirmaban que la mujer había sido violada, en la mañana del
jueves 31 de agosto los familiares de la mujer aseguraron que no fue
violada ni sufrió ningún tipo de agresión sexual.
Pasaban unos minutos de las nueve de la noche cuando la vecina escuchó un fuerte grito y al observar que la puerta de sus vecinos estaba entreabierta, decidió entrar en el piso encontrándose de bruces con una desgarradora escena que difícilmente podrá olvidar. La mujer, que está embarazada de cuatro meses, se encontraba atada y amordazada con una bolsa en la cabeza y con visibles signos de haber sido golpeada mientras el niño yacía inmóvil en el suelo.
El pequeño se encontraba semidesnudo, al igual que la pareja de su padre de acogida, de unos 30 años de edad y que fue trasladada en estado de shock al Hospital General Universitario de Elda estuvo ingresada toda la noche del 30 de agosto.
El padre del menor también recibió esa madrugada el alta médica después de ser trasladado a Urgencias con un ataque de nervios e ira que obligó a los agentes a esposarlo para que no se autolesionara.
Sin embargo los intentos del personal sanitario desplazados hasta la vivienda para intentar que el menor recuperase las constantes vitales fueron inútiles. Su cadáver fue trasladado por los servicios funerarios hasta el Instituto de Medicina Legal de Alicante para determinar la causa del fallecimiento y tratar de encontrar pruebas biológicas del autor o autores. La autopsia señaló como posible causa de la muerte la asfixia aunque sin aportar datos concluyentes para la investigación.
Sobre las diez de la noche los agentes de la Policía Local acordonaron la calle mientras los miembros del grupo de Homicidios, de la Policía Judicial y de la Unidad Científica del Cuerpo Nacional de Policía permanecieron más de cinco horas buscando pruebas en el domicilio y también recabando testimonios para tratar de esclarecer el caso lo antes posible. Incluso estuvieron buscando entre los contenedores y papeleras de la calle y también debajo de los coches estacionados por si los delincuentes hubieran tratado de ocultar algún tipo de arma o algún pasamontañas.
En la tarde del jueves 31 de agosto, la novia del padre de acogida del niño fue trasladada por la Policía Nacional al domicilio para participar en la reconstrucción de los hechos. La mujer salió de un coche policial cojeando, con el rostro desencajado, varios moratones visibles y un brazo en cabestrillo.
La investigación se centra en dos hombres encapuchados que habrían sorprendido en el rellano de la escalera a la mujer y al niño cuando ambos se disponían a salir a la calle pasadas las ocho de la noche. Según la descripción facilitada por la mujer, ambos llevaban casco de moto.
La puerta de la vivienda no estaba forzada ni se produjo ningún robo, por lo que no parece que el execrable asesinato de una criatura de ocho años y la agresión a la pareja de su padre de acogida estén relacionados con un delito contra la propiedad. No obstante, la investigación tiene muchas interrogantes por resolver.
La mujer pudo realizar dos peticiones de ayuda a su madre a través de una videollamada, donde pudo alertarla de lo que estaba ocurriendo. Cabe destacar que la mujer tiene problemas de audición pero puede mantener una conversación con normalidad leyendo los labios de sus interlocutores.
La mujer agredida aseguró a la Policía que habia observado el flash de una cámara después de que los asaltantes la golpearan y le colocaran una bolsa en la cabeza. Los agentes revisaron las cintas de las cámaras de seguridad de comercios y oficinas cercanas a la vivienda buscando cualquier pista que ayude a descubrir la identidad de los atacantes.
Pasaban unos minutos de las nueve de la noche cuando la vecina escuchó un fuerte grito y al observar que la puerta de sus vecinos estaba entreabierta, decidió entrar en el piso encontrándose de bruces con una desgarradora escena que difícilmente podrá olvidar. La mujer, que está embarazada de cuatro meses, se encontraba atada y amordazada con una bolsa en la cabeza y con visibles signos de haber sido golpeada mientras el niño yacía inmóvil en el suelo.
El pequeño se encontraba semidesnudo, al igual que la pareja de su padre de acogida, de unos 30 años de edad y que fue trasladada en estado de shock al Hospital General Universitario de Elda estuvo ingresada toda la noche del 30 de agosto.
El padre del menor también recibió esa madrugada el alta médica después de ser trasladado a Urgencias con un ataque de nervios e ira que obligó a los agentes a esposarlo para que no se autolesionara.
Sin embargo los intentos del personal sanitario desplazados hasta la vivienda para intentar que el menor recuperase las constantes vitales fueron inútiles. Su cadáver fue trasladado por los servicios funerarios hasta el Instituto de Medicina Legal de Alicante para determinar la causa del fallecimiento y tratar de encontrar pruebas biológicas del autor o autores. La autopsia señaló como posible causa de la muerte la asfixia aunque sin aportar datos concluyentes para la investigación.
Sobre las diez de la noche los agentes de la Policía Local acordonaron la calle mientras los miembros del grupo de Homicidios, de la Policía Judicial y de la Unidad Científica del Cuerpo Nacional de Policía permanecieron más de cinco horas buscando pruebas en el domicilio y también recabando testimonios para tratar de esclarecer el caso lo antes posible. Incluso estuvieron buscando entre los contenedores y papeleras de la calle y también debajo de los coches estacionados por si los delincuentes hubieran tratado de ocultar algún tipo de arma o algún pasamontañas.
En la tarde del jueves 31 de agosto, la novia del padre de acogida del niño fue trasladada por la Policía Nacional al domicilio para participar en la reconstrucción de los hechos. La mujer salió de un coche policial cojeando, con el rostro desencajado, varios moratones visibles y un brazo en cabestrillo.
La investigación se centra en dos hombres encapuchados que habrían sorprendido en el rellano de la escalera a la mujer y al niño cuando ambos se disponían a salir a la calle pasadas las ocho de la noche. Según la descripción facilitada por la mujer, ambos llevaban casco de moto.
La puerta de la vivienda no estaba forzada ni se produjo ningún robo, por lo que no parece que el execrable asesinato de una criatura de ocho años y la agresión a la pareja de su padre de acogida estén relacionados con un delito contra la propiedad. No obstante, la investigación tiene muchas interrogantes por resolver.
La mujer pudo realizar dos peticiones de ayuda a su madre a través de una videollamada, donde pudo alertarla de lo que estaba ocurriendo. Cabe destacar que la mujer tiene problemas de audición pero puede mantener una conversación con normalidad leyendo los labios de sus interlocutores.
La mujer agredida aseguró a la Policía que habia observado el flash de una cámara después de que los asaltantes la golpearan y le colocaran una bolsa en la cabeza. Los agentes revisaron las cintas de las cámaras de seguridad de comercios y oficinas cercanas a la vivienda buscando cualquier pista que ayude a descubrir la identidad de los atacantes.
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