Arturo Domínguez, autor del doble crimen de Arbo, fue condenado a 47
años de prisión por el asesinato de Beatriz Rodríguez Mariño y Sergio
Rodríguez Fernández, la joven pareja cuyos cuerpos desnudos fueron
encontrados sin vida dentro de un vehículo en una pista forestal en la
madrugada del 3 de julio de 2015. El condenado fue considerado culpable por el jurado popular, que
entendió probado que su comportamiento es "posesivo, controlador y
violento", y que "insistía en reiniciar la relación y la convivencia con
la víctima. Para ello, trataba de seguir contactando con ella,
frecuentaba el bar donde trabajaba y el mismo la vigilaba, él mismo o a
través de otras personas". El Jurado lo condenó por el asesinato con alevosía de la mujer, con la
concurrencia de las circunstancias agravantes de lugar y tiempo y de
parentesco, a la pena de 24 años de prisión. Por el asesinato con
alevosía del hombre, con la concurrencia de la circunstancia agravante
de lugar y tiempo, a la pena de 23 años de prisión. A tenor del previsto
en el artículo 76.1.c del Código Penal, fija como máximo de
cumplimiento efectivo de la condena del culpable el de 40 años de
prisión. Estas penas llevan consigo la privación de la patria potestad respeto de
la hija en común con la víctima, "ya que este derecho,deber tuvo una
relación directa con los delitos cometidos". El magistrado le impuso
también la prohibición de acercarse a menos de 200 metros y de
comunicarse por cualquier medio con los parientes hasta el segundo grado
de consanguinidad de los fallecidos durante 33 años. "Con esta medida se pretende proteger a los familiares de
ambos de posibles situaciones de cercanía personal entre ellos y el
autor de las muertes que se penan que pudieran desencadenar en cualquier
tipo de reacciones o incidentes a causa de indeseables encuentros,
mismo antes del cumplimiento total de la pena si se produce la
hipotética concesión y gozo de distintos beneficios penitenciarios".
Beatriz Rodríguez Mariño, vecina de Vilar (Crecente) y de 30 años de edad, y Sergio Rodríguez Fernández, residente en Arbo de 36, fueron asesinados con disparos de escopeta de caza cuando se encontraban en el automóvil del hombre el dia 3 de julio del 2015. Las investigaciones realizadas sitúan el doble crimen al menos quince horas antes del hallazgo de los cadáveres.
La última vez que se vio con vida a ambos fue en el Restaurante A Vila donde ella trabajaba como camarera la noche del jueves 3 de julio. Sergio estuvo allí con la joven, con la que mantenía una relación desde al menos un mes, y se marchó en torno a las 23.45 horas. Poco después lo hacía Beatriz. Ambos se encontraron posteriormente en el campo de fútbol de Arbo, donde la joven dejó su coche estacionado y se subió en el de Sergio. Juntos se adentraron por una pista vecinal que está a unos 200 metros. En un lugar apartado de ese monte, de la zona de A Telleira, ya se habría perpetrado el crimen esa misma madrugada del jueves para el viernes.
Porque ya nadie supo nada de ellos la mañana del viernes dia 4 . Beatriz no fue a casa de sus padres a dormir, donde vive desde que rompió con su expareja, y la familia de Sergio comenzó su búsqueda preocupada porque no respondía al teléfono.
Por la tarde, a las 16.00 horas, ella tenía que incorporarse a su trabajo en el restaurante, pero no lo hizo. Alarmados por la falta de noticias, los familiares de Beatriz se pusieron en contacto con Arturo Domínguez, por si pudiese estar con él. La joven había dejado la relación con el padre de su hija de 8 años tras otros tantos de vida en común, ruptura que se produjo por las "discusiones constantes" que tenía con él y la falta de entendimiento. Aparentemente colaborador, la expareja fue a casa de los padres de ella el viernes al mediodía y preguntó si habían aparecido. Según las personas próximas, después de que le informaran de que todavía no tenían noticias de la mujer, él afirmó: "Igual aparecen muertos por ahí y me echan a mi las culpas".
Los cuerpos fueron hallados a última hora de la tarde del viernes dia 4 de julio del 2015. Estaban en el vehículo de Sergio y fallecieron de dos disparos de escopeta. A ella el tiro le alcanzó de lleno en el rostro, que quedó irreconocible. A él, un poco más abajo y también el hombre había sido degollado.
"Los acechó y de un certero disparo, hecho por alguien experimentado, les voló la cabeza, primero a Beatriz y después a Sergio".
Las "contradicciones" en la declaración del acusado, sus negativas a colaborar con la investigación, las declaraciones de los testigos "incluidos sus amigos" que refirieron sus malos tratos o que "sabía perfectamente" los hábitos de Beatriz porque había estado siguiéndola "durante meses" para tener un "control absoluto" sobre su expareja.
El abogado de las familias había añadido las "pruebas aplastantes" y de que este crimen "se veía venir" porque era la "crónica de una muerte anunciada".
Más allá de los argumentos de la Fiscalía, la "puntilla" es la falta de coartada de Arturo Domínguez, al que las antenas de telefonía sitúan en Arbo a la hora en la que se cometió el crimen y no en su domicilio de Padrenda (Ourense) como alegó ante el tribunal.
Beatriz Rodríguez Mariño, vecina de Vilar (Crecente) y de 30 años de edad, y Sergio Rodríguez Fernández, residente en Arbo de 36, fueron asesinados con disparos de escopeta de caza cuando se encontraban en el automóvil del hombre el dia 3 de julio del 2015. Las investigaciones realizadas sitúan el doble crimen al menos quince horas antes del hallazgo de los cadáveres.
La última vez que se vio con vida a ambos fue en el Restaurante A Vila donde ella trabajaba como camarera la noche del jueves 3 de julio. Sergio estuvo allí con la joven, con la que mantenía una relación desde al menos un mes, y se marchó en torno a las 23.45 horas. Poco después lo hacía Beatriz. Ambos se encontraron posteriormente en el campo de fútbol de Arbo, donde la joven dejó su coche estacionado y se subió en el de Sergio. Juntos se adentraron por una pista vecinal que está a unos 200 metros. En un lugar apartado de ese monte, de la zona de A Telleira, ya se habría perpetrado el crimen esa misma madrugada del jueves para el viernes.
Porque ya nadie supo nada de ellos la mañana del viernes dia 4 . Beatriz no fue a casa de sus padres a dormir, donde vive desde que rompió con su expareja, y la familia de Sergio comenzó su búsqueda preocupada porque no respondía al teléfono.
Por la tarde, a las 16.00 horas, ella tenía que incorporarse a su trabajo en el restaurante, pero no lo hizo. Alarmados por la falta de noticias, los familiares de Beatriz se pusieron en contacto con Arturo Domínguez, por si pudiese estar con él. La joven había dejado la relación con el padre de su hija de 8 años tras otros tantos de vida en común, ruptura que se produjo por las "discusiones constantes" que tenía con él y la falta de entendimiento. Aparentemente colaborador, la expareja fue a casa de los padres de ella el viernes al mediodía y preguntó si habían aparecido. Según las personas próximas, después de que le informaran de que todavía no tenían noticias de la mujer, él afirmó: "Igual aparecen muertos por ahí y me echan a mi las culpas".
Los cuerpos fueron hallados a última hora de la tarde del viernes dia 4 de julio del 2015. Estaban en el vehículo de Sergio y fallecieron de dos disparos de escopeta. A ella el tiro le alcanzó de lleno en el rostro, que quedó irreconocible. A él, un poco más abajo y también el hombre había sido degollado.
"Los acechó y de un certero disparo, hecho por alguien experimentado, les voló la cabeza, primero a Beatriz y después a Sergio".
Las "contradicciones" en la declaración del acusado, sus negativas a colaborar con la investigación, las declaraciones de los testigos "incluidos sus amigos" que refirieron sus malos tratos o que "sabía perfectamente" los hábitos de Beatriz porque había estado siguiéndola "durante meses" para tener un "control absoluto" sobre su expareja.
El abogado de las familias había añadido las "pruebas aplastantes" y de que este crimen "se veía venir" porque era la "crónica de una muerte anunciada".
Más allá de los argumentos de la Fiscalía, la "puntilla" es la falta de coartada de Arturo Domínguez, al que las antenas de telefonía sitúan en Arbo a la hora en la que se cometió el crimen y no en su domicilio de Padrenda (Ourense) como alegó ante el tribunal.
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