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martes, 28 de noviembre de 2017

Sara Morales , Sin Rastro desde el 2006

Sara Morales Hernández, de 14 años de edad desapareció el domingo 30 de julio del 2006, en Las Palmas de Gran Canaria, cuando se dirigía a una cita con un amigo en el centro comercial La Ballena. Sara nunca llegó a su destino y fue su amigo quien alertó a los padres de que ella no aparecía.
La noticia de la desaparición caló rápidamente en la población de la capital canaria e incluso se hizo patente en otros municipios e islas. El apoyo popular alcanzó una fuerza inusitada con concentraciones y pegadas de carteles en todos los rincones.
La conmoción fue aumentando con el paso de los días, pero nadie parecía saber nada de esta pequeña de mirada dulce que aparecía en los carteles con gafas y el pelo moreno sobre los hombros.
En todos estos años desde la desaparición de la joven , la investigación Policíal ha dado muchos giros. Los investigadores han seguido pistas que les han llevado a Holanda, Reino Unido y Marruecos, y hasta a pedir a los EE.UU. el chequeo de trescientas direcciones de correo electrónico que tenía Sara agregados al Messenger de su computadora.

 
El pánico se apoderó en la localidad de La Atalaya, en Santa María de Guía, tras un intento de secuestro de dos menores por parte de un individuo que conducía una furgoneta blanca. La Policía investigó el caso chequeando la identidad de miles de extranjeros llegados a Gran Canaria, por si tuvieran relación con casos de pederastia en sus países de origen.
En estos años, la Policia investigó la relación de un intento de rapto de una menor en La Garita, con el caso de Sara. Se detuvo a Marcos Ramírez por el intento de rapto, y se procedió a registrar un crematorio de animales que éste poseía en Salinetas. La existencia allí de un potente horno, de 1.100 grados de potencia, disparó las hipótesis, pero José Segura, entonces delegado del Gobierno, descartó la relación de Marcos con la desaparición de Sara.
Diversas pistas policiales llevaron a la detención de Miguel Ángel Cabrera, por una violación, lo que situaba en el ojo del huracán a este vecino del barrio de La Feria, el cual vivía cerca de la casa familiar de Sara. Hasta una veintena de mujeres le reconocieron como el hombre que las violó, y la investigación concluyó que se trataba del violador de la furgoneta blanca.
 Miguel Angel apareció ahorcado con la ayuda de una sábana, en un baño de la prisión de Salto del Negro. El reo en una carta dirigida a los padres de Sara Morales, repite que no tuvo nada que ver con la desaparición de la niña y muestra su hartazgo por la presión policial que lo quiere vincular a la desaparición de Sara Morales, pero dejó claro, en todo momento, que no tuvo nada que ver con la desaparición. Algunas víctimas de Miguel Angel, señalan como escenarios de los abusos una explanada en la salida norte de la capital grancanaria y una casa abandonada en el área de Jinámar.
Nieves Hernández, madre de Sara, imploraba a la policía a que buscasen a su hija en un solar de La Paterna donde una vidente le dijo que se encontraba sepultada. Tras dos días de rastreo, no se encontró rastro de la joven.
Los agentes inspeccionaron, con la ayuda de cámaras, un pozo de Jinámar donde hallaron huesos. Ése era   uno de los lugares donde trasladaba a sus víctimas el conocido como violador de la furgoneta blanca. La búsqueda se dió por finalizada porque los huesos que hallaron eran más pequeños de lo esperado y en el lodo que quedaba era imposible que se escondiera un cuerpo.


Nieves Hernández, la madre de Sara Morales ha ido perdiendo las ganas de hablar, se queja en silencio, llora cuando nadie la ve y se enfada con el mundo si alguien se atreve a reprocharle con un << cada vez sales menos en la prensa y eso no es bueno ». Poco a poco va entendiendo que si ella no habla de su hija, nadie lo hará.
Por eso ha tenido más presencia en las televisiones nacionales a las que acude como un silencioso homenaje a Sara. Y porque Alba, su ya única hija, se lo pide.  La herida no cicatriza y el dolor es cada vez más intenso.
«No hay nada nuevo. Nada. Estamos igual que en 2006. Ni una pista, ni una esperanza». Nieves comentaba aquellos días del 2006 y es fácil no empatizar con quien ha vivido la mayor tragedia posible. Ambas llegamos al acuerdo de que sin nada nuevo que contar cuando se acerca el aniversario de la desaparición, el mejor recuerdo a su niña sería publicar la entrevista y biografía que entre las dos escribimos hace unos años y eso hicieron. Aquí la tienen.


En recuerdo a Nieves Hernández, su marido Soto Morales y Alba Morales Hernández, hermana de Sara, reproduzco la última charla que tuvimos en julio del 2006 :
Sara Morales salió de casa en torno a las 16.15 del 30 de julio del 2006 porque había quedado con un amigo a quince minutos de casa, en el Centro Comercial La Ballena. Desde su vivienda en Escaleritas al punto de encuentro se la tragó la tierra. Ni Nieves, ni su padre, ni su hermana menor, ni sus tíos Lupe, Toña y José Ángel, ni la abuela Josefa se acostumbraron a su ausencia: «¿Cómo lo hacemos?… dime una sola persona en el mundo que se acostumbre a vivir con esta pena, con este dolor. Yo vivo con un nudo en la garganta, no tengo ni lágrimas; vivo con un dolor que no lo alivia ni el mejor médico». Nieves ha perdido la fe: «Es que estamos donde empezamos, en la nada».
La sociedad canaria sigue consternada por el caso de Sara y aunque cada vez su presencia en los medios es menor también es cierto que el tsunami de noticias oculta tragedias como la de Sara. «Y yo lo entiendo…de todo se cansa uno». Ésa es Nieves; la que habla bajito, como quien no quiere molestar pero que en el fondo está pidiendo que no la olviden, que no olviden a su niña. La relación de amistad con Nieves Hernández  habla de situaciones vividas en la casa de Sara que tal vez explique el cansancio de esta madre: «Yo he pensado una cosa…», reflexionaba , «Sara ya es mayor de edad, ¿no?, pues hasta que fue menor yo, mi hermana, mi hermano, mi madre, ¡todos! hemos estado siempre en la prensa demandando su búsqueda y eso lo saben bien , pero una vez que ya es mayor de edad creo que poco puedo hacer. Primero, que ni una sola pista nos ayuda y segundo que siendo la niña ya mayor, si está viva tiene derecho de hacer lo que quiera con su vida como joven que es, ¿no?».
 Sara Morales Hernández (14-1-1992) nació en el Hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria. Hija de Sebastián Morales -conocido por Soto- y Nieves Hernández, gente modesta que recibió la llegada al mundo de Sara como una lotería. Sara comenzó su proceso escolar en  San Rafael (Escaleritas). Su vida era la misma vida infantil y preadolescente de otras tantas «Saras» hasta que llegó Alba, su hermana, que nació cuando Sarita tenía 11 años.

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