Los vecinos miraban con recelo a Thiago, a quien consideraban una persona con problemas que se paseaba por las calles con una actitud extraña. En una ocasión llamaron a los Mossos al ver que el hombre parecía estar bajo el efecto del alcohol o las drogas. “Los Mossos tardaron dos horas en venir”, recuerda una vecina. Los residentes de este barrio, sospechaban que Thiago estaba detrás de unas pintadas que aparecieron en una estatua de la plaza de la Creu d’en blau. En aquella ocasión, algunos residentes llamaron a los Mossos, “pero esta vez ya no vinieron”.
El juez encarceló a Thiago a quien se le imputa de tres de los cuatro asesinatos de personas sin techo que se han producido en el Eixample de Barcelona desde que se decretó el confinamiento por el covid-19 en marzo del 2020. Los Mossos sospecharon que en el cuarto también pudo estar implicado pero carecen de pruebas que lo confirmen. En las tres muertes que le atribuyen, las víctimas murieron brutalmente golpeadas en la cabeza por una barra de hierro y por un palo. En la otra muerte que se investiga, la víctima murió acuchillada. El patrón de comportamiento, sin embargo, era parecido. El asesino aprovechó que la persona descansaba indefensa para atacarle en la parte superior del cuerpo. Y otro detalle: aquella muerte se produjo a solo dos calles de donde se produjo el último crimen en la zona de la Sagrada Família. La misma área donde actuaba el arrestado.
Antes del último asesinato por el que fue detenido, Thiago se desplazó a Barcelona desde les Planes en Ferrocarril. Un mosso de paisano lo siguió durante unos metros al percibir que se comportaba de forma extraña y que había cogido un palo de las vías del tren. A la vuelta, después de acabar con la vida de una persona en la esquina de las calles Rosselló con Sardenya, caminó hasta la parada del bus nocturno en la plaza Catalunya donde una patrulla de mossos de paisano lo siguió. El bus estaba vacío y los agentes condujeron a su estela con un coche. Al llegar a les Planes y antes de llegar a la caravana le dieron el alto. Thiago llevaba puestos los guantes de ciclista y por fin pudo ser detenido a tiempo antes de que pudiera cometer un nuevo Crímen.
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