miércoles, 22 de septiembre de 2021

Marc Dutroux, El Zulo de los Horrores


 

Marc Dutroux la primera vez que pisó una comisaría fue por el robo de vehículos y la policía se personó en su casa para proceder a un exhaustivo registro. Durante la inspección, encontraron unas esposas, un espéculo y cloroformo, pero nada que lo relacionase con el delito por robo por el que había sido detenido. Ni siquiera sospecharon que algo raro ocurría cuando escucharon unos llantos de niños. El electricista se limitó a decir que los ruidos procedían de la calle y le creyeron.

El pederasta acababa de evitar que los investigadores encontraran el zulo que escondía en su sótano y donde tenía encerradas a dos niñas de ocho años a las que sometía a toda clase de vejaciones.

Melissa Russo y  Julie Lejeune no fueron las únicas que murieron a manos del “enemigo público número uno” de Bélgica.



Marc Dutroux nació el 6 de noviembre de 1956 en Bruselas, era el mayor de cinco hermanos y sus padres se dedicaban a la maestría. Durante un tiempo, la familia emigró a Congo, aunque regresaron poco tiempo después a Bélgica. Tras la ruptura de sus progenitores en 1971, Marc vivió un tiempo con su madre y a los dieciséis años decidió independizarse. Su primer trabajo fue de prostituto.

A los 19 años se casó con su primera esposa y tuvieron dos hijos, pero sus escarceos amorosos propiciaron su separación en 1983. En aquella época, Marc estaba teniendo un romance con Michelle Martin, con quien contraería matrimonio en 1989. La mujer se convertiría poco después en su cómplice para secuestrar, agredir sexualmente y asesinar a niñas. De hecho, la pareja fue detenida por raptar y violar a cinco niñas en 1986. Dutroux permaneció entre rejas tres años y medio, mientras que Michelle Martin salió en libertad a los cinco años.

El delincuente alternaba trabajos como chapuzas y electricista con una exitosa carrera criminal en el tráfico de drogas y el robo de vehículos. Esto le dió un alto nivel de vida y de la posibilidad de comprar hasta siete viviendas. Tres de ellas fueron utilizadas para encerrar a niñas a las que previamente secuestraba para torturarlas, violarlas y matarlas. En la casa que tenía en Marcinelle, fue donde construyó un zulo en el sótano: tenía 2,15 metros de largo, menos de 1 metro de ancho y 1,64 metros de alto. La mazmorra estaba camuflada detrás de una especie de estantería donde se escondía una pesada puerta de hormigón de más de 200 kilos.

El 24 de junio de 1995, Julie Lejeune y Melissa Russo, de 8 años, fueron secuestradas por Dutroux y encerradas en el zulo. Allí abusó y agredió sexualmente de ellas, las torturó y grabó varios vídeos pornográficos. El 22 de agosto de ese mismo año, el pederasta junto con uno de sus cómplices, Michel Leliévre, raptaron a An Marchal, de 17 años, y Eefje Lambrecks, de 19 años, mientras hacían autostop en Ostende. Fueron drogadas, amordazadas y violadas, y poco después asesinadas. Sus cuerpos fueron enterrados en una de las propiedades del electricista.



A finales de 1995, la policía empezó a investigar a Dutroux por el robo de vehículos de alta gama. Tras su detención, se registró su casa de Marcinelle hasta en dos ocasiones, pero solo localizaron unas esposas, crema vaginal, un espéculo y cloroformo.

Los investigadores no sospecharon que el detenido ocultaba algo, ni siquiera cuando uno de los oficiales escuchó el llanto de unos niños. En ese instante, Dutroux justificó el sonido alegando que procedía de la calle. Nadie dudó de su versión, a pesar de que Julie y Melissa no dejaron de gritar desde la mazmorra del sótano hasta que los agentes abandonaron el lugar.

Las pequeñas murieron de hambre poco después, aunque podrían haberse salvado si la mujer de Dutroux, Michelle, les hubiese llevado comida. 

 A los cuatro meses de su arresto por robo de vehículos, Dutroux salió de prisión y enterró a las niñas de ocho años en el jardín trasero de la casa.

El 28 de mayo de 1996, Dutroix y Levièvre secuestraron a otra niña, Sabine Dardenne, de 12 años, cuando se dirigía en bicicleta al colegio. “Me ató a la cama con una cadena al cuello durante tres días”, explicó esta superviviente años después. Luego, la encerró en el zulo provisto de un colchón y una lámpara, y le aseguró ser su “protector”. Llegó a decirle que la había salvado de una red de hombres poderosos que pretendía torturarla y asesinarla.



"Se hizo pasar por una persona gentil que me había salvado la vida. De alguna manera, era mi amigo, mi salvador”, relataba la adolescente. En verdad, Dutroux era “un perverso manipulador” que le había dicho que “debía amar las cosas del sexo” y ser amable “con los hombres que la miraban”. No obstante, el pederasta nunca pudo demostrar aquella supuesta trama “organizada”. 

Sabine Dardenne permaneció sola en la mazmorra hasta que el 9 de agosto, los dos hombres secuestraron a Laetitia Delhez, de 14 años, cuando se dirigía a su casa después de haber pasado el día en la piscina. Cuatro días después, Dutroux y sus cómplices fueron detenidos: un testigo ocular recordó parte de la matrícula de su coche en el lugar donde habían raptado a Laetitia Delhez.

Durante las cuarenta y ocho horas siguientes, los arrestados se mantuvieron en silencio, hasta que Dutroux terminó confesando los asesinatos y el lugar donde se encontraban encerradas Sabine y Laetitia. El 15 de agosto, Dutroux llevó a la policía a su casa de Marcinelle, bajó al sótano, retiró una estantería de la pared y deslizó los cerrojos de una enorme puerta de cemento de 200 kilos. En el interior de aquel agujero, se encontraban las dos niñas muertas de miedo.



Cabe recordar que Sabine Dardenne  permaneció 80 días en el habitáculo de pequeñas dimensiones, húmedo y sin luz ni ventilación.



El 17 de agosto, el pederasta también condujo a los investigadores a otra de sus propiedades en Sars-la-Buissière (Henao), aquella donde había enterrado los cuerpos de Julie Lejeune y Melissa Rosso. En este lugar, además, sepultó vivo a un cómplice, Bernard Weinstein, para robarle dinero. No fue la única revelación. El 3 de septiembre localizaron los cuerpos enterrados de An y Eefje en otra de sus casas en Jumet (Henao). Asimismo, hallaron cientos de vídeos pornográficos protagonizados por menores de edad.



En abril de 1998 y durante el traslado del acusado ante el tribunal, Dutroux consiguió arrebatar el arma a un guardia de seguridad y huir. Horas después fue capturado en el bosque de Saint Médard, aquello provocó la dimisión del ministro del Interior y de Justicia, y del jefe de la Policía.

Finalmente, el 1 de marzo de 2004 se inició la vista judicial contra Marc Dutroux en Arlon donde se le acusaba de secuestro, abuso sexual y violación, asesinato e intento de asesinato. En el banquillo también se sentaron su mujer Michelle Martin y sus dos cómplices. A lo largo del siguiente mes y medio se pudieron escuchar los testimonios de las dos supervivientes, Sabine Dardenne y Laetitia Delhez, que relataron su experiencia dentro del zulo.



Respecto a los informes psicológicos sobre Dutroux, los expertos llegaron a la siguiente conclusión: “Es inteligente, reservado, sin escrúpulos, con un extraordinario poder de manipulación”. Ante estas afirmaciones, Dutroux negó ser un “pedófilo” porque “cometí un desliz con Sabine en un momento en que me sentía solo y necesitaba afecto”. Durante las tres horas que estuvo en el estrado, el electricista dijo: “Soy el chivo expiatorio de los resentimientos de una sociedad enferma que perdió sus amarres”. Se estaba refiriendo a la presunta trama de corrupción y pedofilia.



Hasta llegó a pedir perdón a las supervivientes y a los familiares del resto de víctimas: “Me doy cuenta del mal que he hecho, ofrezco mis disculpas”. Pero ni Sabine ni Laetitia se las aceptaron.

El 17 junio de 2004, un jurado popular condenó a Marc Trudoux a cadena perpetua por los secuestros, violaciones y asesinatos de estas niñas, y en su veredicto señaló al condenado como un “depredador aislado” y un “psicópata de libro” que actuaba siguiendo el dictado de sus “crueles instintos”.

Por otra parte, su mujer Michelle Martin fue condenada a 30 años de cárcel, su cómplice Michel Lelièvre a 25 años, y el estafador Michel Nihoul a cinco años por dirigir una trama de tráfico de estupefacientes a la que pertenecía el pederasta. Tras la sentencia, el padre de Julie no se mostró aliviado del todo: “Lo más importante es que este tipo de gente no ande libre por la calle”.

El 2 de abril de 2021, el Ayuntamiento de Charleroi, municipio donde se encuentra la ciudad de Marcinelle en la que Dutroux escondió los cuerpos de cuatro de las niñas, confirmó que demolerá esa casa y otras viviendas contiguas para construir un jardín memorial en recuerdo de las víctimas asesinadas.




El lugar se inaugurará en 2023 y  tendrá como lema, “Entre la tierra y el cielo”. Según explicaba el alcalde, esa transformación es “un símbolo de vida”.




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