domingo, 17 de octubre de 2021

El Monstruo de Florencia

 


Aquí tenemos una crónica negra que todavía está por resolver , levanta a día de hoy mucha controversia sobre la autoría real de estos hechos que sucedieron en la región de Toscana, Italia,  entre 1968 y 1985. 

El «modus operandi» siempre era el mismo, disparaba en lugares normalmente aislados a parejas de jóvenes y después les apuñalaba. Posteriormente, mutilaba con precisión quirúrgica (como trofeo), los genitales de sus víctimas femeninas.

«El Monstruo» nunca actuó en el mismo lugar y siempre utilizaba la misma arma: una Beretta calibre 22, modelo Long Rifle. En total disparó 66 proyectiles, todos de la marca Winchester. La única certeza es que a pesar de los esfuerzos de la magistratura florentina, y tal vez a causa de varias pistas que durante varios años fueron ocultadas a la policía, el Monstruo de Florencia quedó impune.

La investigación duró ocho años, durante los cuales fueron interrogados más de 100.000 sospechosos, con la esperanza de que alguno de ellos fuese el asesino. Tras años sin respuestas, varias teorías apuntaban que los posibles culpables podrían estar relacionados con una secta satánica.



En total el Monstruo cometió ocho  asesinatos dobles, entre 1968 y 1985. 

  • Antonio Lo Bianco y Bárbara Locci, 21 de agosto de 1968 (Signa).

  • Pasquale Gentilcore y Stefania Pettini, 15 de septiembre de 1974 (Borgo San Lorenzo).
  • Giovanni Foggi y Carmela Di Nuccio, 6 de junio de 1981 (Vía dell´Arrigo).

  • Stefano Baldi y Susanna Cambi, 6 de octubre de 1981 (Campos de Bartoline).
  • Paolo Mainardi y Antonella Migliorini, 19 de junio de 1982 (Montespertoli).
  • Horst Meyer y Uwe Rush, 9 de septiembre de 1983 (Giogoli).
  • Claudio Stefanacci y Pia Rontini, 29 de julio de 1984 (Vicchio).
  • Nadine Mauriot y Jean Michel Kravechvilj, 8 de septiembre de 1985 (Scopeti). 


  • Sin embargo, el único inculpado fue un granjero de 68 años llamado Pietro Pacciani (apodado «il Vampa», llamarada) que cumplió condena hasta el 13 de febrero de 1996. Fecha en la que fue absuelto ante la falta de pruebas.

  •  También fueron detenidos por la supuesta implicación en los crímenes dos personas: Mario Vanni y Giancarlo Lotti. Determinan que los crímenes han sido producto de la estrecha colaboración de Pietro Pacciani, Mario Vanni, Giancarlo Lotti y Giovanni Faggi.

    Durante los juicios, Mario Vanni (apodado «Torsolo», corazón de la manzana) aseguró ser «compagni di merende» (compañero de merienda) de Pacciani, es decir, compañero de tropelías. Giancarlo Lotti (apodado «Katanga», negrata) declaró en falso haber ayudado a Pacciani con varios de los asesinatos del Monstruo, Lotti era conocido como el tonto del pueblo de San Casciano.

  • En agosto de 2001, algunos investigadores retomaron de nuevo el caso de «Il Mostro» sin querer dar demasiadas explicaciones. Sólo declararon que tenían nuevas pistas que les conducían a pensar que el «Monstruo de Florencia» podía tratarse de un grupo de unas diez o doce personas adineradas, miembros de una secta religiosa, que ordenaban y pagaban los «trabajos» a los tres campesinos. Mientras tanto, el caso del Monstruo de Florencia sigue sin resolverse.

  • Antonio Lo Bianco y Bárbara Locci, 21 de agosto de 1968

    Era una calurosa noche de agosto del verano de 1968, estamos en Lastra a Signa, un tranquilo municipio de la Toscana italiana a pocos kilómetros de Florencia. Allí vive Barbara Locci de 32 años, una joven conocida por sus constantes devaneos amorosos. Esa noche Barbara había dejado a su marido (Stefano Mele) enfermo en casa, para marcharse al cine con su hijo de 8 años y su actual amante Antonio Lo Bianco .

    De regreso a casa, el niño se quedó dormido en la parte trasera del Alfa Romeo de Antonio, circunstancia que los amantes decidieron aprovechar. Así que buscaron un lugar tranquilo cerca del Río Arno, allí podrían dar rienda suelta a sus deseos sexuales. La pareja se hallaba haciendo el amor dentro del coche, de pronto, una figura surgió de las sombras y se deslizó hasta el Alfa Romeo, ocho disparos interrumpieron el silencio de la noche. Varios casquillos del calibre 22 de la marca Winchester quedaron esparcidos por el suelo.

    Horas después, el hijo de Barbara llamaba a la puerta de un solitario caserío, el niño contó a los granjeros que su madre y su tío estaban muertos.

    El principal sospechoso de los “Carabiniri” fue Stefano Mele, el esposo de Barbara . En los interrogatorios Stefano se contradijo en repetidas ocasiones, inculpando a otras personas e incluso a el mismo. Stefano Mele, a pesar de sus protestas de inocencia, sería condenado a catorce años de prisión por el asesinato de su mujer y de Antonio Lo Bianco.



  • Pasquale Gentilcore y Stefania Pettini, 14 de septiembre de 1974.

    Seis años después otra pareja apareció asesinada en similares circunstancias. La mañana del día 15 de septiembre de 1974 un agricultor paseaba por un sendero de tierra cercano al río Sieve en Borgo de San Lorenzo, un paraje situado a pocos kilómetros al norte de Florencia.

    El aldeano descubrió un Fiat 127 azul oscuro en medio del paraje. En su interior, en el asiento del conductor, semidesnudo reposaba muerto “Pasquale Gentilcore”, de 19 años. Junto al vehículo completamente desnuda estaba el de su novia “Stefania Pettini”, de 18 años de edad. El cuerpo se encontraba en el suelo, yacía con los brazos en cruz y las piernas abiertas. Su vagina había sido mutilada.

    La noche del 14 de septiembre de 1974 la joven pareja había elegido el lugar para estar lejos de la vista de curiosos, lo que iba a ser una noche romántica se convirtió en una noche de terror.

    Alguien se acercó al vehículo arropado con la oscuridad de la noche, disparó diez veces a la pareja y luego les apuñaló. Pasquale Gentilcore recibió seis disparos y dos puñaladas, su novia tuvo peor trato, su cuerpo tenía cuatro disparos y casi 100 heridas de arma blanca. El cuerpo de Stefania Pettini había sido extraído del coche, el asesino se ensañó con ella, tenía cortes y puñaladas en la zona de los senos, del bajo vientre y del pubis.



  • Giovanni Foggi y Carmela Di Nuccio, 6 de junio de 1981.

    De nuevo transcurrió un largo periodo donde no se conocen asesinatos similares en la región.

    Han pasado siete años, es la mañana del domingo 7 de junio de 1981, un agente de policía que pasea con su hijo por la Via dell’Arrigo en Scandicci (al suroeste de Florencia), descubre un vehículo con dos personas muertas.

    Al llegar al lugar, la policía encontró un Fiat Ritmo . En su interior, sentado en el asiento del conductor estaba el cuerpo de “Giovanni Foggi” de 30 años, había recibido varios disparos en el pecho y la cabeza. A pocos metros del vehículo, tirado en el suelo, se encuentra el cuerpo de la joven “Carmela de Nuccio”, de 26 años. Estaba semidesnuda, con las piernas abiertas, había recibido diversos disparos, uno de ellos en la nuca y presentaba múltiples heridas de arma blanca. El asesino la había arrastrado varios metros del vehículo y se había ensañado con su cuerpo, sus órganos sexuales habían sido mutilados.



  • Stefano Baldi y Susanna Cambi, 22 de octubre de 1981.

    Esta vez el periodo de ataque de “El monstruo” se acorta.

    Tan solo unos meses después, la mañana del 23 de octubre de 1981, en un campo llamado “Le Bartoline” cercano a la ciudad de Calenzano , unos campesinos hallaron un Volkswagen Golf negro. El coche se encontraba abierto y la ventana del pasajero rota. Junto al vehículo están los cuerpos de «Stefano Baldi» de 26 años y «Susanna Cambi» de 24, que habían salido la noche anterior a cenar.

    Stefano había recibido diversos disparos y puñaladas en el pecho, su novia había sido arrastrada a pocos metros del coche, igualmente recibió varios disparos, y al igual que en crímenes anteriores, el asesino se había cebado con ella; estaba semidesnuda, con los brazos en alto y le habían extirpado los genitales.

    El bolso de Susanna se encontró en el suelo, todos los objetos de su interior habían sido esparcidos por el lugar. Junto al vehículo se encontraron 10 casquillos de la marca Winchester, serie H.

    La prensa comienza a escribir sobre las semejanzas de estos crímenes, siempre se utilizada una pistola Beretta del calibre 22 y a las victimas femeninas le habían sido mutilados los genitales.



  • Paolo Mainardi y Antonella Migliorini, 19 de junio de 1982.

    El sábado 19 de junio de 1982 , Paolo Mainardi de 22 años de edad, y su novia Antonella Migliorini de 20 habian estacionado su Seat 147 en un camino rural cercano a la carretera “Via Nuova”, en Mostespertoli al suroeste de Florencia. La joven pareja estaba punto de casarse y habían aprovechado la intimidad de la noche para liberar sus impulsos sexuales.

    Mientras los jóvenes hacían el amor alguien surgió de los matorrales y se acercó al coche de las víctimas. Sin que se percataran de ello, el desconocido comenzó a disparar. Uno de los proyectiles atravesó el cristal delantero. Antonella Migliorini recibió sendos disparos en la cabeza, murió de inmediato. Paolo Mainardi resultó gravemente herido, pero aún con vida arrancó el vehículo. La mala suerte les acompañaba esa noche, en su intento de huir del lugar el coche acabó atascado una zanja y no pudo volver a sacarlo a la calzada.

    El criminal disparó en repetidas ocasiones al vehículo, los cuerpos de la pareja yacían inertes en su interior. El asesino se acercó al coche, apagó el motor y tiró las llaves a un campo cercano. Los casquillos Winchester del 22 quedaron esparcidos por el suelo.

    Preocupado tal vez por la tráfico de la zona o por los inconvenientes surgidos por la reacción de Mainardi, el asesino decidió abandonar rápidamente la escena del crimen, esta vez no quiso arriesgarse y omitió su cruel ritual de mutilaciones.

    Paolo Mainardi , aunque mortalmente herido, aún continuaba con vida. Varias horas después unos jóvenes vieron el vehículo con los cuerpos en su interior, así que llamaron a la Policía. Mainardi fue trasladado aún con vida, pero murió al llegar al hospital, nunca volvió a recobrar el conocimiento.

    La prensa nacional pronto se hizo eco de la noticia, se decía que Paolo Mainardi había facilitado a la policía la descripción del asesino antes de morir. Al parecer todo había sido una treta planeada por “Silvia Della Monica” magistrada de la Fiscalía de Florencia y encargada del caso de “El Monstruo”. Su intención era que el asesino diera un paso en falso y pudiera delatarse.

  • Wilhelm Friedrich Horst Meyer y Jens Uwe Rush, 9 de septiembre de 1983.

    El asesino espera casi un año antes de actuar de nuevo, y en esta ocasión sus víctimas eran dos hombres.

    El 9 de septiembre de 1983 dos jóvenes turistas alemanes, “Jens Uwe Rusch” y “Wilhelm Friedrich Horst Meyer” de 24 años de edad, descansaban en el interior de su furgoneta “Volkswagen Samba Bus” en un paraje de la Ruta de Giogoli Galluzzo, a pocos kilómetros al sur de Florencia.

    Mientras los jóvenes dormían, una sombra surgió de la maleza, se acercó a la furgoneta y comenzó a disparar. Las ventanas del vehículo fueron atravesadas por los disparos del asesino, que posteriormente abrió una de las puertas para husmear en su interior.

    Piensan que el asesino no había cambiado sus pautas de actuación, sino que podía haberse confundido , una de las victimas tenía una larga melena y tal vez habría creído que se trataba de una chica. Podría ser que al acceder a la furgoneta se diera cuenta del error.

    En un primer momento los investigadores no asociaron el crimen con los asesinatos de “El Monstruo”, pero el análisis balístico dio el aviso, la munición usada había sido la misma que en los anteriores crímenes, Winchester del 22, disparadas por una pistola Beretta.

  • Claudio Stefanacci y Pia Rontini, 29 de julio de 1984.

    De nuevo el asesino deja pasar un largo periodo antes de actuar de nuevo. Esta vez elige un paraje cercano a Borgo de San Lorenzo, un lugar donde “El Monstruo” ya había atacado diez años atrás.

    La noche del 29 de julio de 1984, la joven pareja compuesta por «Claudio Stefanaccio» y «Pia Rontini» , de 22 y 18 años de edad eligieron para cobijarse un camino aislado cerca de Vicchio di Mugello , al norte de Florencia. Estacionaron su Fiat Panda blanco entre unos arbustos y se dejaron llevar por sus deseos amorosos.

    Pero no estaban solos, una sombra que sujetaba un arma en su mano surgió entre el follaje. Se dirigió al Panda donde se encontraba la pareja y sin mediar palabra comenzó a disparar.

    Los jóvenes recibieron varios disparos a través de la ventanilla del coche, y posteriormente fueron apuñalados. El cuerpo de Claudio fue encontrado semidesnudo en la parte trasera del vehículo, había recibido cuatro impactos de bala y presentaba numerosos cortes producidos por un arma blanca.

    Como en crímenes anteriores, el cadáver de la joven había sido extraído del vehículo y arrastrado unos metros hasta un campo cercano. El cuerpo estaba prácticamente desnudo, de espaldas con las piernas abiertas y rodeado de un charco de sangre. Había recibido un disparo en la cabeza que había acabado con su vida, tras ello el asesino comenzó a cebarse con su víctima, el cadáver de la joven presentaba numerosos cortes y mutilaciones, esta vez el homicida decidió ir más allá en su rito macabro, le extirpó un pecho a la joven Pia.

  • Nadine Mauriot y Jean Michel Kravechvilj, 8 de septiembre de 1985.

    El último asesinato conocido atribuido al “Monstruo de Florencia” sucedió casi un año después. Una pareja de turistas franceses, «Nadine Giselle Mauriot» de 36 años de edad y «Jean Michel Kraveichvili» de 25, habían elegido la Región Toscana de Chianti para acampar.

    La noche del 8 de septiembre de 1985 la pareja estacionó su coche, un Volkswagen Golf de color blanco en una zona boscosa cerca de San Casciano Val di Pesa, al sur de Florencia. Allí junto al coche montaron su pequeña tienda canadiense. No imaginaban que al caer la noche, mientras hacían el amor, una figura se acercaría a la tienda para acabar con sus vidas.

    El asesino realizó varios tiros desde el exterior, luego abrió la cremallera de la tienda y volvió a disparar contra la pareja. Nadine cayó mortalmente herida por los disparos, Jean Michel gravemente herido intenta escapar y logra salir de la tienda, pero es alcanzado a los pocos metros por el asesino que lo apuñala hasta la muerte. Tras ello regresa a la tienda donde se ensaña con el cadáver de Nadine. El cadáver de la joven aparece con la vagina y el seno izquierdo amputados.

    El 10 de septiembre 1985 llegó a la fiscalía de Florencia un sobre dirigido al ayudante del fiscal Silvia Della Monica. En su interior contenía una nota junto a un trozo del pecho izquierdo de la última víctima. Parecía que “Il Monstro” comenzaba a mostrar ansias de exhibicionismo, que estaba dejando huellas en sus asesinatos y tal vez eso pudiera acabar desenmascarándolo.

    La policía encontró frente al Hospital de Ponte a Niccheri una bala igual a las usadas por el asesino en los crímenes. Ese detalle, junto al hallazgo de un guante quirúrgico en la última escena del crimen, llevó a los investigadores a pensar que el asesino podría ser algún médico o enfermero del hospital, o tal vez un paciente crónico que pudiera entrar y salir del centro sanitario sin llamar la atención. La policía realizó registros e interrogatorios en el hospital, pero todo fue inútil, no fue descubierto ningún sospechoso, ni pista alguna que diera luz al caso, el “Monstruo” parece un espectro que surge de la nada.

    Piero Luigi Vigna, Francesco Fleury y Paolo Canessa, los magistrados que llevaban la investigación, recibieron por correo tres sobres iguales, en el interior de cada uno de ellos había una bala de la marca Winchester y calibre 22, las mismas que habían sido usadas por el asesino. En los sobres también había un dedo de un guante de goma quirúrgico y un papel donde habían escrito: “Basta una bala por cabeza”. Como siempre no habían dejado ningún tipo de huellas dactilares .

    No existía evidencia de que los envíos hubieran sido enviados por el autentico “monstruo”, aunque los sobres eran del mismo tipo que el usado para enviar el trozo de seno de la última víctima a la magistrada Silvia della Monica, un hecho que provocó la dimisión del caso de esta última por temor a sufrir represalias. 

  • Durante años la investigación exigió que se interrogara a miles de sospechosos con la esperanza de que alguno de ellos fuese el asesino. Un campesino de 68 años, Pietro Pacciani, aficionado a la caza y a la taxidermia fue inculpado por los crímenes.

    Pacciani era considerado una persona violenta, en 1951 había sido condenado por el asesinato de un vendedor ambulante al que había descubierto en la cama con su novia. Tras cumplir 13 años en prisión intentó formar una familia, se casó y tuvo descendencia, pero en 1987 fue detenido de nuevo por maltratar a su esposa y abusar de sus hijas.

    Desde el primer día Pacciani proclamó su inocencia, y aunque las pruebas contra él no eran concluyentes, fue declarado culpable de cometer siete de los asesinatos. Condenado a cadena perpetua, fue absuelto posteriormente en 1996 por falta de pruebas. A fecha de hoy, los asesinatos de “El Monstruo de Florencia” siguen siendo aún un misterio sin resolver .


  • La Pista Sarda; 
    Era aquella que implicaba al grupo de inmigrantes procedentes de Cerdeña y ponía foco en la pistola Beretta utilizada en todos los asesinatos, comenzando por el ocurrido en 1968, que tuvo como víctimas a Antonio Lo Bianco y Bárbara Locci. Hacía referencia a la primera parte de la investigación liderada por el Juez de Instrucción Mario Rotella,​ quien insistía en buscar a los asesinos entre los hermanos Vinci.

    El 23 de agosto de 1968 fueron asesinados dentro de su vehículo una mujer casada, Bárbara Locci y su amante, el albañil Antonio Lo Bianco, quedando como testigo el hijo pequeño de Bárbara, Nicolasino Melé. Fue la primera vez que se utilizaba el arma. Fue condenado por ello Stefano Mele, el marido celoso, quien habría organizado una emboscada a su mujer, y que se declararía culpable.

  • Los hermanos Vinci tenían un pasado inquietante en Villacidro (Cerdeña). Giovanni había violado  a su hermana, Francesco el menor tenía fama de violento y de ser muy hábil con el cuchillo, mientras que Salvatore, el mediano, había forzado a una adolescente, Barbarina, quien le daría un hijo – Antonio Vinci– y con la que se casaría. Los malos tratos de Salvatore Vinci provocarían las infidelidades de Barbarina, que fue hallada muerta el 14 de enero de 1961 en el escenario de un supuesto suicidio con una bombona de gas, del que todo el pueblo sospechó, y que habría sido "provocado" por Salvatore.

    La muerte de Barbarina fue la gota que colmó el vaso y el pueblo se alzó contra ellos, por lo que decidieron emigrar a la Toscana, siguiendo a Giovanni, que les había precedido y quien habría alquilado la habitación en casa de la familia Mele. Salvatore Vinci trabajó como albañil, mientras que Francesco se integró en los ambientes de la pequeña delincuencia. Stefano Mele vivía con sus padres y su esposa, Bárbara Locci, casquivana, casada a la fuerza y que era continuamente infiel a su marido. Enseguida sedujo al inquilino, Salvatore Vinci. Harto de ver el honor de su familia pisoteado, el patriarca echó de la casa a Stefano, Bárbara y Salvatore Vinci. El matrimonio alquiló un cuchitril en un barrio obrero y Bárbara siguió viendo a Salvatore. Poco después le sustituyó por su hermano Francesco, más macho, y después por otro amante, Antonio Lo Bianco, que se ufanaba de conseguir a la mujer, lo que al final le llevaría a la muerte.

    El 21 de agosto de 1968 Bárbara Locci fue asesinada junto a su amante en la campiña, dentro de un coche en el que también estaba su pequeño hijo Natalino. Las investigaciones del doble homicidio de 1968 indicaban que había sido perpetrado por un grupo de hombres, pistas que fueron pasadas por alto. El niño, el único testigo, contó que su padre –Stefano– había estado en la escena del crimen. Mele llegó a contar a los carabinieri que había sido Salvatore el que había matado a la pareja y que éste, una vez hechos los disparos, le habría dado el arma para que rematara a su mujer. El testimonio de su hijo y la prueba del guante de parafina que mostraba pólvora en su mano, fueron suficientes para retractarse de su testimonio contra sus cómplices y asumir el doble homicidio como único autor. Mele sentía pavor por Salvatore y fue capaz de ocultar su participación en el crimen para que éste no hiciera público su gusto por el sexo homosexual. Respecto a la pistola declaró que la había tirado a una acequia, pero la policía no fue capaz de encontrarla. La Beretta, que probablemente guardara uno de sus cómplices, saldría seis años más tarde de su escondite junto con la misma caja de balas, para convertirse en el arma del Monstruo de Florencia.

    El arma era una pistola Beretta calibre 22, vieja y gastada, con un percutor defectuoso que dejaba una marca en la base del cartucho; todas las balas eran de la clase Winchester serie H.

    En 1974, cuatro meses antes del primer crimen del Monstruo de Florencia, Salvatore Vinci se personó en el cuartel de los carabinieri para denunciar un robo en su casa, a la pregunta de qué le habían robado dijo “No sé”. El juez de instrucción Mario Rotella estrechó el cerco en torno a Salvatore Vinci, que fue detenido el 11de junio de 1986. La estrategia era comenzar por demostrar su culpabilidad en la muerte de Barbarina, "suicidada" en 1961, para luego avanzar con los demás crímenes. El juicio comenzó el 12 de abril de 1988, pero había pasado demasiado tiempo, los testigos habían muerto o no recordaban y no había pruebas. Salvatore fue absuelto del crimen de su esposa Barbarina.​ El comienzo de su estrategia había sido un patinazo.

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