domingo, 24 de abril de 2022

Dónde Está Lourdes García Carreño? Salió de una Gasolinera y Sigue el Misterio

 


Era el sábado 3 de octubre del 2009. Roquetas de Mar estaba en fiestas, las de la Virgen del Rosario. Lourdes García Carreño había tenido turno de mañana en su trabajo en una gasolinera Cepsa. Aunque estudió magisterio, trabajaba en la gasolinera del pueblo desde 2006. Adoraba los niños, la enseñanza, pero no había mucha oferta y en la gasolinera estaba bien. Ese sábado había entrado a las 6:30 horas, por lo que a mediodía iba a su casa, descansaría y después saldría a dar un paseo. Había quedado con un compañero para salir.

Últimamente no lo estaba pasando bien, había roto con su novio y estaba empezando de nuevo. No decía que sufre, pero en su casa lo notaron. Había perdido algo de peso. Su sonrisa era menos amplia, pero se esfuerza, camina y sigue. "El domingo vamos a tu casa y nos quedamos unos días contigo", le dijeron sus padres. Pero el domingo no hubo reencuentro. Lourdes ya no estaba.

"Mi hermana salió de trabajar a las tres de la tarde de ese sábado. En la misma puerta de la gasolinera se le pierde su pista", lamenta Silvia. "No sabemos si coge el coche, si no, si la coge alguien… las cámaras no dicen más". Son incontables las veces que ha visualizado el vídeo de las cámaras de seguridad de la gasolinera. Las últimas imágenes de Lourdes García Carreño hasta entonces.



Los padres de Lourdes ultimaban las cuatro cosas que iban a llevar a la casa de su hija cuando entonces sonó el teléfono. Era la jefa de Lourdes:  diciendo que no había ido a trabajar. "La alarma saltó en ese momento". Ordenada, metódica, responsable, organizada, "mi hermana no había ido y no había avisado, no era normal". Silvia recuerda que hubo  nervios, miedo, shock: "Nadie sabía dónde estaba". Llamaban y el teléfono daba apagado. No dejaron pasar el tiempo y acudieron al cuartel de la Guardia Civil.

¿Cuánto peso había perdido? ¿Estaba mal? Los primeros minutos dibujaron un abanico de hipótesis, aunque la familia descartó desde el principio que la marcha fuera por su propia voluntad. La realidad, cruel, llegó 48 horas después, ya que el coche de la mujer apareció cerca de la zona, junto a la plaza de toros de Roquetas de Mar, con las llaves puestas y las puertas abiertas. "Estaba arañado, con raspones". Algo iba mal era evidente.

La calle en la que apareció el vehículo había sido batida dos días antes por la familia. En la mente hay un pensamiento: alguien lo aparcó después. El Juzgado de Instrucción número 1 de Roquetas de Mar dictó el secreto de las actuaciones. La hipótesis ya era una sola: desaparición forzosa. Acción criminal.



Sin indicios, sin respuestas y sin movimientos por parte de la mujer, durante el primer mes la Guardia Civil interrogó a su entorno más cercano y registró los domicilios de sus allegados. Bajo sospecha una lista de nombres. Todos factibles pero ninguno probado.

Las batidas fueron constantes y peinaron el municipio, la búsqueda se expandió por toda Almería, desde el paraje de Las Salinas hasta el vecino término municipal de El Ejido, y desde Castel del Rey hasta la capital, y nada llevó a Lourdes.

El análisis de su vehículo no dio pistas concluyentes, no las esperadas (ADN, vestigios..) pero sí se encontró arena que llevó al rastreo de ocho hectáreas en el paraje de Mohuyo, situado entre Felix y Enix (Almería). "Años después, con las nuevas tecnologías, los investigadores volvieron a analizar el coche, pero no hallaron nada más".

El hermetismo de la Guardia Civil, lógico, marcó el ánimo de la familia. Perdieron la esperanza de encontrarla viva: "creemos que la mataron al poco de desaparecer", dijo Antonio, el padre de Lourdes. Él murió buscándola, totalmente roto. Su madre aún espera encontrarla. Saber qué, dónde y quién.


 

Cuatro años después, un informe de la UCO presentó un nuevo nombre: un delincuente habitual del barrio de las '200 Viviendas' de Roquetas de Mar. El sospechoso contaba con antecedentes por homicidio y, por ello, cumplía diez años en prisión. El juez decretó el secreto de sumario de nuevo. "Trabajaron mucho por encontrar algo. Los investigadores lo visitaron en la cárcel e intentaron que hablara". Era 2012, pero no habló.

De nuevo, silencio. El sumario, que superaba ya los doce tomos, volvió a hacerse público. La prensa olvidó el caso hasta 2016, cuando empezaron a hacerse eco de la aparición de unos restos óseos envueltos en plástico en una zona de invernaderos en El Ejido (Almería). En muchos titulares, se incluía el nombre de Lourdes. "Nos dio un vuelco al corazón", recuerda Silvia.

La Guardia Civil confirmó el hallazgo, pero pidió prudencia. "Se han hallado unos restos óseos, pero hay que analizarlos". Ampliaron: podrían pertenecer a una mujer de 25 a 35 años, cuya muerte se habría producido entre cinco y siete años atrás.

"Después de eternos meses de espera nos confirmaron que no eran de ella". El análisis de la ropa que apareció junto a los restos no coincidía con el uniforme de trabajo de la gasolinera, además era de una talla mayor. Desde entonces no hay más.

No hay día que no duela, pero, como Lourdes haría, intentan sonreír. Su casa está intacta. Su ropa, la que tenía preparada para salir aquel sábado día 3 de octubre del 2009, sigue encima de su cama. ¿Dónde está Lourdes? Aprendieron, obligados, a vivir sin ella, pero no quieren morir sin que ella esté.




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