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jueves, 15 de junio de 2017

Violador del Ascensor ha Vuelto a Violar,La Justicia no nos Escucha















Ya pueden estar 200 años encerrados en prisión y salen en libertad exactamente igual ó peor.Los psicópatas,agresores,violadores o asesinos no tienen cura,ya que sus cerebros están disociados y con desperfectos,la única solución es el aislamiento, permanecerlos entre rejas perpetuamente.
Pero la justicia no escucha a nosotros,a los expertos en la ciencia del comportamiento y con la doctrina Parot que establecieron desde Estrasburgo en 2013, nos sacaron a las calles a todos los delincuentes,dejándonos a la sociedad auténticas bombas de relojeria.Los Miguel Ricart, Gustavo Romero, el violador del portal , el violador de la pirámides , Noelia de Mingo , Tony King , Joaquin Ferrándiz , etc , etc, están entre nosotros y hemos de estar bien alertas para no caer en sus sádicas manos.

Pedro Luis Gallego, más conocido como 'el violador del ascensor', ha vuelto a primera línea tras ser detenido por la Policía. Fue condenado en 1992 a penas de 273 años de cárcel por el asesinato en Valladolid de Leticia Lebrato (17 años), por el asesinato y violación de la burgalesa Marta Obregón (19 años) y por otras 18 agresiones sexuales. Una condena que en 2013 expiró tras la derogación de la doctrina Parot, dejándolo en libertad.

Gallego volvió a ser detenido porque se le imputan cuatro nuevas agresiones sexuales:  el 'violador de La Paz' y el 'violador del ascensor' son en realidad la misma persona. El hombre, de 59 años,fue detenido en Segovia como presunto responsable del secuestro de cuatro mujeres cerca del Hospital La Paz, en Madrid, a las que después violaba.
 Tras las denuncias de dos víctimas, los investigadores buscaron a este violador que, a punta de pistola, las raptaba en la calle de Arzobispo Morcillo, situada en el distrito de Fuencarral-El Pardo, para después trasladarlas a otro lugar y agredirlas sexualmente. Se le imputan cuatro agresiones sexuales, dos de ellas consumadas y otras dos en grado de tentativa.
Es inevitable preguntarse si las autoridades hicieron bien poniéndolo en libertad. El criminólogo Ángel Collantes lleva años estudiando a esta clase de personas y lo tiene claro: debería estar entre rejas. Una opinión que comparte su homólogo Pedro José Forte y el psiquiatra forense Juan José Carrasco, quienes advierten de que este tipo de personas deben estar aisladas de la sociedad. La reincidencia de Pedro Luis Gallego era previsible. Los vecinos del pueblo al que se mudó tras salir de la cárcel en 2013 estaban seguros de que volvería a actuar. En la pedanía de Honcalada abundaban los carteles que pedían la marcha de este individuo. Tanto miedo tenían de que volviese a actuar que incluso las alumnas del instituto Condesa Eylo Alfonso, a escasos metros de la residencia del violador, comenzaron a ir a clase con un silbato colgado al cuello.


Los vecinos del detenido no estaban desencaminados. "La primera vez que Gallego ingresó en prisión fue en 1979, y durante este tiempo ha estado entrando y saliendo, y ha seguido cometiendo delitos.Nunca se va a rehabilitar. Es casi imposible su recuperación", detallan Pedro José Forte y Ángel Collantes.
Hay multitud de casos diferentes, "se suele hablar de familias desestructuradas, agresiones en la infancia... pero la realidad es que si analizamos a los diferentes hermanos de un mismo hogar, nos percatamos de que unos han salido bien y otros han tomado el camino de hacer el mal". Juan José Carrasco ha tratado a muchos violadores en sus años de carrera, y asegura que "no existe un perfil tipo, pues hay algunos con transtornos psiquiátricos graves y otros con una personalidad psicopática".
No sabemos qué ha llevado a Pedro Luis Gallego a violar y asesinar a mujeres, pero lo que está claro, según los expertos, es que no existe un tratamiento eficaz que pueda 'curarlo': "Es complicado. Ahora se está hablando de utilizar medicación, como la castración química, para evitar que estas personas reincidan, pero no asegura nada", afirma Collantes. "Existen tratamientos, cursos en las prisiones para rehabilitar a estas personas, pero no son eficaces. Si comete una violación, es posible, pero con los reincidentes como Gallego son inútiles", apunta Carrasco, mientras que Pedro José Forte afirma que tampoco cree en la castración química porque el problema "está en la cabeza, no en los testículos".

El psiquiatra forense tiene la misma opinión: "La experiencia nos demuestra que no cesan los impulsos patológicos de estas personas, la mayoría reinciden y no tienen ninguna posibilidad de recuperación ni tratamiento. La única solución es aislarles de la sociedad. La cadena perpetua revisable es compleja pero esta hecha para estos casos. Nos guste o no, no hay otra solución". Es obvio que algo falló y que no se evaluó de forma correcta el índice de reincidencia del hasta ahora conocido como el 'violador del ascensor'. Pero, ¿cómo se hacen esta clase de valoraciones? ¿Son fiables? .Los criminólogos detallan que existen diferentes elementos para valorar el riesgo de que estas personas vuelvan a actuar, como "algoritmos y fórmulas matemáticas cuyo porcentaje de éxito es muy alto".
El 'violador del ascensor' asesinaba y violaba a sus víctimas, unas muertes que no llevaba a cabo en La Paz.  ¿A qué se debe este cambio de modus operandi? ¿Por qué dejó de quitarle la vida a las mujeres agredidas? los criminólogos explican que ha sido "consecuencia de que se ha ido relajando; antes quería asegurarse de que las víctimas nunca le reconociesen y le delatasen; años después, tras salir en libertad, este miedo se esfumó, por eso las dejaba vivas".














Gallego nunca obtuvo placer asesinando a las mujeres, pero sí agrediéndolas sexualmente. "Él sabía que estaba haciendo algo malo, si no nunca habría tomado medidas de precaución, no las habría matado. Aun así, es algo que no puede evitar hacer. Son fuerzas superiores que se apoderan de él y le llevan a cometer esta clase de delitos". Forte por su parte añade que no está seguro de que el violador experimentase placer con sus actos, pues "son conductas impulsivas y compulsivas. Hay unos que tienen placer y otros que no tienen ni elección. No hay patrón. Unos disfrutan con la violencia o el secuestro, pero no es el placer sexual. Eso no existe".
Dado que se trata de un impulso irrefrenable, que no existe cura y que el riesgo de incidencia es elevadísimo, cobra fuerza la solución que proponen  los criminólogos: la condena perpetua revisable. Además, apuntan, esta es la mejor solución para ellos, ya que están mucho más relajados. Entre rejas saben que no van a sentir esa "fuerza irrefrenable" que les lleve a cometer delitos. De hecho, "en prisión son mucho más felices que en la calle; son los internos ideales, pues siempre están dispuestos a ayudar y a colaborar en todo". Collantes y Forte lo tienen claro: "Para ellos, lo mejor es estar encerrados".
No todos los expertos opinan lo mismo. La psicóloga forense Rocío Gómez ofrece una versión completamente opuesta a sus colegas. Ella cree que la rehabilitación de este tipo de violadores es posible: "Hay que hacer un diagnostico y ver cuál es su conducta violenta, y una vez que se hace el diagnóstico se debe hacer un tratamiento psicológicoindividualizado, que dura como mínimo dos años".
Gómez considera que la reincidencia de agresores sexuales como Gallego es mínima: "No llega al 10%. Hay muchas personas que han cometido delitos sexuales que actualmente no están delinquiendo". Asimismo, cree que existe un tratamiento efectivo, que tiene que ser individualizado, algo que, asegura, no sucede en la mayoría de las cárceles.

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