“Ésa está ya enterrada”. Estas inquietantes palabras que pasaron desapercibidas, corresponden a Miguel Ángel Muñoz Blas, el asesino de Denise Pikka Thiem.
El 5 de abril del 2015, la joven se encontraba realizando el Camino de Santiago y se topó con su verdugo. La manipulación de las señales llevaron a Denise hasta la casa de Miguel Ángel y una vez allí, Thiem comenzó a desconfiar del comportamiento del lugareño que le hizo cambiar “el chip” y perpetrar el homicidio. Cinco meses después, el propio Muñoz Blas llevaba a la policía hasta el lugar donde había enterrado su cuerpo.
De familia trabajadora de Madrid (su padre Juan José administraba una empresa cárnica), Miguel Ángel es el menor de tres hermanos. Un niño que perdió a su madre, Adela, cuando tan solo contaba con tres años, murió de un infarto.
Su vida continuó al lado de su padre y sus hermanos en la ciudad madrileña. Con catorce años comenzó a trabajar para la empresa familiar en el sector de la carne de repartidor, en el matadero… Después regentó una churrería y una empresa de hierro armado, fue peón de albañil, operario de mantenimiento en un parque acuático incluso trabajó para una protectora de animales. También inició una relación sentimental de la que nació una niña pero nada le llenaba y decidió poner su marcha a Castrillo de Polvazares (León).
En la Maragatería encontró su sitio entre gallinas, ovejas y un huerto. En octubre del 2012 su hija ya tenía nueve meses y la intención de Miguel Ángel era adelantarse e instalarse para después que llegaran su pareja y su pequeña. Pero aquel reencuentro nunca se produjo y Muñoz era quien viajaba a Madrid para ver a su familia y no al revés.
El pueblo tan solo contaba con 70 vecinos y se hacía al nuevo inquilino y a sus decenas de cámaras apostadas en el recinto. “El anacoreta” bautizaron al recién llegado por las espantadas que provocaba a todo aquel que se acercaba a su finca. Nadie imaginó que aquel comportamiento huraño, siniestro y asocial traería consecuencias trágicas años más tarde.
Hasta aquella parcela llegó Denise Pikka Thiem, de origen chino, soltera, sin hijos y de 41 años. En marzo del 2015 viajó hasta España para realizar el Camino de Santiago. Se sentía impresionada por la Ruta Jacobea y ésta se había convertido en su sueño y también en su fatídico destino.
Después de dormir en el albergue San Javier donde coincidió con otro peregrino, el italiano Giorgio Candoni, la americana puso rumbo a Castrillo de Polvazares. Había visitado la catedral de Astorga y le habían recomendado visitar esta bonita localidad leonesa pero las indicaciones de la ruta estaban manipuladas y la llevaron hasta la boca del lobo.
El 5 de abril a las dos y media de la tarde, Denise recorrió en solitario la Ruta Jacobea que había iniciado en Pamplona el 6 de marzo, cubría la etapa desde Astorga hasta El Ganso (León). La joven se desvió de la ruta oficial para visitar Castrillo de Polvazares pero al salir se desorientó porque había seguido las indicaciones de una flecha amarilla manipulada que en vez de devolverle a la ruta oficial, la llevó por un camino que pasaba delante de la finca de Miguel Ángel. Cuando ella llegó a la altura de la finca, Muñoz se acercó a ella y la acompañó durante un tramo del trayecto.
“Ella empezó a desconfiar de mí”, relataba Miguel Ángel ante el juez instructor el 14 de septiembre del 2015. “A medio camino se puso agresiva porque quería que me fuera. Yo no le había hecho nada pero me dio la vuelta a la cabeza, me cambió el chip y me molestó, tengo paciencia con la gente, pero me alteré. Ella iba a mi izquierda y la golpeé con un palo... le pegué a la sien derecha y cayó a plomo”.
El golpe que dió el homicida a la joven “determinó su muerte por traumatismo cráneoencefálico severo con destrucción de los centros neurológicos vitales”. El cuerpo había sufrido una importante paliza. Presentaba fracturas, lesiones y contusiones en varias zonas del cuerpo. A continuación Miguel Ángel procedió “para no ser visto, a arrastrar el cadáver de Denise a un lugar más apartado y menos visible, despojándola de su mochila y a realizarle un corte en el cuello con un arma blanca”, la desnudó para acelerar el proceso de descomposición y la enterró en las proximidades. Semanas después trasladó el cadáver lejos de su finca para evitar que le relacionasen, le seccionó las dos manos que ocultó bajo tierra en otro lugar , jamás fueron halladas, su objetivo,que no le descubrieran.
Pese a declararse “culpable”, Miguel Ángel decidió retractarse y alegar que fue presionado por la policía para confesar el crimen. Pero de nada le sirvió ya que la inspectora jefe de la Policía Nacional de Astorga aclaró durante la vista judicial que “no habríamos encontrado el cadáver si él no nos hubiera dicho dónde estaba”. Los investigadores contaban con varias pistas que les llevaba hasta el sospechoso, ya vigilado de cerca,las denuncias previas de dos peregrinas por agresiones sexuales en las inmediaciones de la casa de Muñoz y por las que estuvo detenido varias horas o la colocación de flechas falsas del Camino de Santiago.
Pero la clave fue el dinero que Denise llevaba encima en el momento de la desaparición, 1.132 dólares que su asesino le robó y que decidió cambiar a euros en un banco de Astorga, aquello llevó a la inminente detención el 11 de septiembre del 2015, seis meses después de la desaparición de la estadounidense. Ese día encontraban el cadáver gracias a las indicaciones del detenido.
Durante el juicio con jurado popular celebrado en León el 13 de marzo del 2017, entre los 111 testigos se encontraban los psiquiatras que elaboraron el informe forense sobre Miguel Ángel. En él le tipificaron de “depredador” en su comportamiento aunque también le describieron como una persona “normal”, “solitaria” o “que no asume las normas de convivencia”. El tribunal le condenó a 23 años de prisión, veinte por asesinato y tres por robo con violencia,actualmente, el asesino de la peregrina cumple condena en el Centro Penitenciario Madrid IV Navalcarnero ajeno al duelo de la familia de Thiem.
El 5 de abril del 2015, la joven se encontraba realizando el Camino de Santiago y se topó con su verdugo. La manipulación de las señales llevaron a Denise hasta la casa de Miguel Ángel y una vez allí, Thiem comenzó a desconfiar del comportamiento del lugareño que le hizo cambiar “el chip” y perpetrar el homicidio. Cinco meses después, el propio Muñoz Blas llevaba a la policía hasta el lugar donde había enterrado su cuerpo.
De familia trabajadora de Madrid (su padre Juan José administraba una empresa cárnica), Miguel Ángel es el menor de tres hermanos. Un niño que perdió a su madre, Adela, cuando tan solo contaba con tres años, murió de un infarto.
Su vida continuó al lado de su padre y sus hermanos en la ciudad madrileña. Con catorce años comenzó a trabajar para la empresa familiar en el sector de la carne de repartidor, en el matadero… Después regentó una churrería y una empresa de hierro armado, fue peón de albañil, operario de mantenimiento en un parque acuático incluso trabajó para una protectora de animales. También inició una relación sentimental de la que nació una niña pero nada le llenaba y decidió poner su marcha a Castrillo de Polvazares (León).
En la Maragatería encontró su sitio entre gallinas, ovejas y un huerto. En octubre del 2012 su hija ya tenía nueve meses y la intención de Miguel Ángel era adelantarse e instalarse para después que llegaran su pareja y su pequeña. Pero aquel reencuentro nunca se produjo y Muñoz era quien viajaba a Madrid para ver a su familia y no al revés.
El pueblo tan solo contaba con 70 vecinos y se hacía al nuevo inquilino y a sus decenas de cámaras apostadas en el recinto. “El anacoreta” bautizaron al recién llegado por las espantadas que provocaba a todo aquel que se acercaba a su finca. Nadie imaginó que aquel comportamiento huraño, siniestro y asocial traería consecuencias trágicas años más tarde.
Hasta aquella parcela llegó Denise Pikka Thiem, de origen chino, soltera, sin hijos y de 41 años. En marzo del 2015 viajó hasta España para realizar el Camino de Santiago. Se sentía impresionada por la Ruta Jacobea y ésta se había convertido en su sueño y también en su fatídico destino.
Después de dormir en el albergue San Javier donde coincidió con otro peregrino, el italiano Giorgio Candoni, la americana puso rumbo a Castrillo de Polvazares. Había visitado la catedral de Astorga y le habían recomendado visitar esta bonita localidad leonesa pero las indicaciones de la ruta estaban manipuladas y la llevaron hasta la boca del lobo.
El 5 de abril a las dos y media de la tarde, Denise recorrió en solitario la Ruta Jacobea que había iniciado en Pamplona el 6 de marzo, cubría la etapa desde Astorga hasta El Ganso (León). La joven se desvió de la ruta oficial para visitar Castrillo de Polvazares pero al salir se desorientó porque había seguido las indicaciones de una flecha amarilla manipulada que en vez de devolverle a la ruta oficial, la llevó por un camino que pasaba delante de la finca de Miguel Ángel. Cuando ella llegó a la altura de la finca, Muñoz se acercó a ella y la acompañó durante un tramo del trayecto.
“Ella empezó a desconfiar de mí”, relataba Miguel Ángel ante el juez instructor el 14 de septiembre del 2015. “A medio camino se puso agresiva porque quería que me fuera. Yo no le había hecho nada pero me dio la vuelta a la cabeza, me cambió el chip y me molestó, tengo paciencia con la gente, pero me alteré. Ella iba a mi izquierda y la golpeé con un palo... le pegué a la sien derecha y cayó a plomo”.
El golpe que dió el homicida a la joven “determinó su muerte por traumatismo cráneoencefálico severo con destrucción de los centros neurológicos vitales”. El cuerpo había sufrido una importante paliza. Presentaba fracturas, lesiones y contusiones en varias zonas del cuerpo. A continuación Miguel Ángel procedió “para no ser visto, a arrastrar el cadáver de Denise a un lugar más apartado y menos visible, despojándola de su mochila y a realizarle un corte en el cuello con un arma blanca”, la desnudó para acelerar el proceso de descomposición y la enterró en las proximidades. Semanas después trasladó el cadáver lejos de su finca para evitar que le relacionasen, le seccionó las dos manos que ocultó bajo tierra en otro lugar , jamás fueron halladas, su objetivo,que no le descubrieran.
Pese a declararse “culpable”, Miguel Ángel decidió retractarse y alegar que fue presionado por la policía para confesar el crimen. Pero de nada le sirvió ya que la inspectora jefe de la Policía Nacional de Astorga aclaró durante la vista judicial que “no habríamos encontrado el cadáver si él no nos hubiera dicho dónde estaba”. Los investigadores contaban con varias pistas que les llevaba hasta el sospechoso, ya vigilado de cerca,las denuncias previas de dos peregrinas por agresiones sexuales en las inmediaciones de la casa de Muñoz y por las que estuvo detenido varias horas o la colocación de flechas falsas del Camino de Santiago.
Pero la clave fue el dinero que Denise llevaba encima en el momento de la desaparición, 1.132 dólares que su asesino le robó y que decidió cambiar a euros en un banco de Astorga, aquello llevó a la inminente detención el 11 de septiembre del 2015, seis meses después de la desaparición de la estadounidense. Ese día encontraban el cadáver gracias a las indicaciones del detenido.
Durante el juicio con jurado popular celebrado en León el 13 de marzo del 2017, entre los 111 testigos se encontraban los psiquiatras que elaboraron el informe forense sobre Miguel Ángel. En él le tipificaron de “depredador” en su comportamiento aunque también le describieron como una persona “normal”, “solitaria” o “que no asume las normas de convivencia”. El tribunal le condenó a 23 años de prisión, veinte por asesinato y tres por robo con violencia,actualmente, el asesino de la peregrina cumple condena en el Centro Penitenciario Madrid IV Navalcarnero ajeno al duelo de la familia de Thiem.
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