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viernes, 29 de septiembre de 2017

María Teresa Fernández Martín , Dónde Te Llevaron Ángel ?

En todas las desapariciones son de vital y urgente importancia las primeras 48 horas , los 3 dias posteriores para localizar a la víctima en garantías de éxito .
En el caso de María Teresa Fernández Martín que desapareció en Motril (Granada), el viernes 18 de agosto del 2000 y tenía 18 años aquel entonces, estaba en la Avenida de Andalucía de Motril, en un semáforo a 200 metros de una parada de autobús en pleno centro de la ciudad, entre el Cerro de la Virgen y la calle Cuevas. Eran las nueve y media de la noche y su padre la acababa de llevar en coche hasta allí -"Hasta luego, papá" fueron las últimas palabras que su padre escuchó de ella,  iba a encontrarse con unos amigos para ir hasta el recinto ferial y a ver un concierto de Café Quijano, con ocasión de las fiestas patronales en la primera mitad del mes de Agosto. Su padre le ofreció dinero, pero ella ya llevaba 2.000 pesetas de las de entonces y dinero suelto, y le dijo que no le hacía falta más. Mientras esperaba el autobús, envió un mensaje a su novio, que trabajaba en un bar junto a la playa, en el que le decía "Puede que tarde, pero voy. Espérame."

Unas amigas que pasaban por la zona en los coches de sus respectivos padres  dijeron haberla visto sola, sobre las diez menos siete minutos, a unos 60 metros de la parada. Nunca se la volvería a ve porque cuando terminó el concierto de Café Quijano, ella había quedado allí con su hermana, que dio la alarma cuando vio que no acudía a la cita.


María Teresa era delgada, medía 1.70 metros y tenía el cabello rubio y largo. Llevaba un pantalón largo de color burdeos, una camiseta de tirantes azul marino y unas deportivas.

El día que desapareció escribió una carta a un amigo, en la que le decía " me lo estoy pasando muy bien en la feria, estoy que alucino, mis padres me han regalado un ordenador y además con internet."

El padre de María declaró: "Mi hija no se fue por su voluntad, quisiéramos aferrarnos a esa idea pero la descartamos."

Y su madre recordaba: "El 18 de agosto terminabamos de cenar, la bajé a la feria. Todo estupendo. Quería ser profesora de francés. Estaba haciendo el bachillerato. Montaba a caballo, tenía tres. Tocaba el piano y componía sus propias canciones. Me dio un beso, dijo hasta luego. Y ya no la ví más".
 Sus padres iniciaron una campaña de búsqueda, repartiendo carteles con su fotografía por todas las comunidades autónomas, acompañadas de manifestaciones mensuales para evitar que el caso cayera en el olvido. También contactaron con pescadores y camioneros para que llevasen la imagen de su hija a todos los rincones del país y anunciaron recompensas en páginas web a quien aportara pistas sobre su paradero.

Desde un primer momento, los padres de María Teresa, Antonio y Teresa, descartaron la posibilidad de que su hija se escapara de casa, porque no había razones para ello.
Al parecer, la policía disponía de un número de matrícula de un automóvil al que Teresa habría subido.
En el año 2001 se hizo un rastreo en la vega de Motril, realizado por unas 140 personas (Protección Civil, Unidad de Intervención Policial de Málaga y Granada, Grupos especiales Operativos GEOS, Inspectores Unidad Central de la policía Judicial de Madrid) y tras cinco horas de rastreo no encuentran  pistas.
La gran solidaridad de los compañeros de Teresa y del pueblo permitió que siguieran realizándose concentraciones y manifestaciones periódicas, ante la pasividad de las autoridades. Todo buenas palabras pero ningún resultado.
 El 19 de febrero del 2001, el subdelegado del Gobierno en Granada, en presencia del Jefe de la Policía, concedió audiencia a los padres y portavoces de la familia. Se hicieron unas peticiones que el Subdelegado trató con Moncloa y contestaron a la familia personalmente.

El once de marzo del 2001 se realizó otro rastreo en la Vega de Motril. Con gran escasez de medios y de personal, lo que fue criticado por la familia. Bienvenido Ortega, el portavoz de la familia, mostró su profunda decepción por el dispositivo habilitado para dicho rastreo. Se esperaba más movimiento de Protección Civil y Policía Nacional.
Nuevos rastreos en la vega y en la desembocadura del río Guadalfeo, y nuevos actos, concentraciones y manifestaciones realizadas en los meses y años sucesivos no condujeron a ningún resultado. Salvo a confirmar la maravillosa solidaridad de los compañeros de la joven y del pueblo de Motril.
 En octubre del 2004, el británico Tony Alexander King reconoció, en su declaración ante el Juzgado de Motril, haber escrito una carta a su ex-mujer, Cecilia Pantoja, en la que afirmaba que "le haría pagar" a Robert Graham "todo lo que le hizo a Rocío y a la chica de Motril" y afirmó que sabe que asesinó a María Teresa Fernández.
 El mismo King implicó en octubre del año siguiente durante el juicio de Sonia Carabantes, a Robert Graham y a Dolores Vázquez. Había una conexión directa entre el asesinato de Rocío Wanninkhof (octubre del 1999) con la desaparición de Maria Teresa (agosto del 2000) y la muerte de Sonia Carabantes (agosto del 2003). Los padres de María Teresa estudiaron una nueva declaración de King.

Se abrió una nueva línea de investigación, en búsqueda de varias personas de origen inglés que vivían en la provincia de Málaga y que según King habían estado con ellos en esa fecha en Motril.

La Brigada Judicial de la Policía Nacional intentó localizar a una mujer que conducía un vehículo Mitsubishi de color rojo en el que supuestamente se trasladó el cuerpo de María Teresa una vez muerta, para ser posteriormente arrojada a un barranco que King no supo situar en un mapa ni tampoco lo supo hacer en una visita posterior que realizó en marzo del 2008, acompañado por la policía.
 El 11 de diciembre del 2008, la madre de María Teresa iba por la calle Virgen del Valle,por un callejón estrecho que une la plaza de los Jardinillos y la de las Palmeras, en pleno centro de Motril, un hombre se le acercó por la espalda y la golpeó con un puño americano en la espalda, la cogió del cuello y la amenazó con que no siguiera hablando de la desaparición de su hija. Después la tiró contra la pared y huyó. La pobre tuvo que ser atendida en un centro médico de la ciudad.

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