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viernes, 29 de septiembre de 2017

Sara López , La Infanticida de Pilas

Dos bebés congelados fueron hallados en noviembre del 2012 en congeladores de una vivienda del municipio de Pilas (Sevilla), nacieron vivos y murieron por «asfixia mecánica», según los forenses que hicieron las autopsias de los pequeños.
Los expertos declararon por videoconferencia ante el Juzgado de Instrucción 3 de Sanlúcar la Mayor y  confirmaron que el primero de los bebés (ambos varones), localizado en un congelador el 9 de noviembre, murió por asfixia y ahogado.
Los forenses aseguraron que en el caso de este pequeño existe un 90% de certeza de que la muerte fue por asfixia por sumersión en agua. La madre de los niños, Sara López Hernández, ingresó en prisión por asesinato, declaró que dio a luz el 24 de junio del 2011 en la bañera de su domicilio.
Respecto al segundo de los bebés, encontrado el 27 de noviembre del 2012 en un arcón congelador distinto al del primero, los forenses confirmaron que también falleció por «asfixia mecánica».
A pesar de ello, los expertos se inclinaron también por la asfixia por sumersión en agua. Teniendo en cuenta el espacio de tiempo entre los dos últimos embarazos, los investigadores creen que el segundo bebé hallado nació antes que el primero.


El deterioro del segundo cuerpo encontrado no se debe necesariamente a que hubiese nacido antes sino a otras causas, como que el congelador pudo haberse quedado sin suministro eléctrico en algunos momentos.
Una vez terminado el peritaje, el juez instructor incoó contra la madre un procedimiento con jurado popular en la Audiencia Provincial de Sevilla, en un caso en el que la Fiscalía imputó a la asesina dos delitos de asesinato, con una pena aparejada de 15 y 20 años de cárcel por cada bebé.
En su declaración, Sara López de 34 años en esos momentos , contó que el primero de los partos tuvo lugar cuando aprovechó que su marido -quien descubrió los cadáveres- y los otros dos hijos que tienen en común habían abandonado la vivienda familiar. Sara se dirigió a la bañera donde finalmente dio a luz, asegurando que el recién nacido «ni lloraba ni se movía», por lo que creyó que había nacido muerto. Respecto al segundo de los bebés hallados, afirmó que no recordaba nada de haber estado embarazada.


La asesina afirmó que el bebé no estuvo mucho tiempo sumergido en el agua, no recordaba haberle cortado el cordón umbilical. Aseguró que lo presionó para que no sangrara, y que «expulsó la placenta y quitó el agua, permaneciendo sangrando un rato».
En ese sentido la imputada explicó que se metió en la bañera «porque sabía que no había tiempo, estaba muy nerviosa y tenía miedo». Asimismo, señaló que el parto se produjo muy rápido, en pocos minutos, y que abrió el grifo «para evitar que el bebé se golpeara» en la bañera. Después metió el bebé en una bolsa, la ató y la guardó en el congelador ya que no le parecía bien tirarlo en un contenedor, según dijo en su declaración ante el juez instructor. Aseguró que lo hizo así porque no quería «desprenderse de él ni olvidarlo».
La mujer quien estaba embarazada de 7 meses en el momento de su detención, dio a luz el 30 de noviembre del 2012, a poco de ingresar en la cárcel, a su quinta hija, una niña cuya tutela le fue otorgada al padre.

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