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miércoles, 6 de septiembre de 2017

Sandra Palo Merece Justicia Digna



























Cuando un caso presenta que la víctima fue vilmente violada,raptada,se ensañaron macabramente,los asesinos disfrutaron en la agónica muerte,con sadismo,rematada varias veces con el vehículo y de manera canallesca y cruel quemada viva,sus autores merecen una sola cosa,ser condenados a pena perpetua y que sus conciencias queden carcomidas por el maligno poder del remordimiento y el infierno.


Sandra, una joven disminuida psíquica de 22 años que la noche del 17 de mayo del 2003 no había vuelto a casa. «Me enseñaron sus tacones», recuerda Marimar Bermúdez, su madre, «y ya no necesité saber más».
 Desde ese momento la lucha de esta familia es conocida por todos, pero ¿qué ha cambiado en todo este tiempo? «No podemos decir que estemos satisfechos. Las autoridades no nos han hecho caso. La reforma de la Ley del Menor dejó de ser una petición nuestra para convertirse en un reclamo de toda la sociedad. En 2005 llevamos un millón de firmas al Congreso y nada», resume Marimar.
 En 2008 también solicitaron ante el Parlamento europeo que los menores que hubieran cometido delitos muy graves pasaran a la cárcel al cumplir los 18 años, una cuestión que entonces fue admitida a trámite. Pero la realidad es que si volviera a ocurrir otro caso igual, las consecuencias para los asesinos serían idénticas. «Nunca entendimos cómo la Ley puede establecer tres condenas distintas para un mismo delito», explica Marimar. Tres de los cuatro asesinos de su hija eran menores y uno de ellos, además, de 14 años. Sólo uno continúa en prisión. El resto disfruta de la vida en libertad. Y delinquiendo.




















 Esta familia ha ido viendo cómo los tres violadores y asesinos de Sandra Palo que eran menores aquel fatídico 17 de mayo del 2003 han ido saliendo a la calle a pesar de los informes en contra de los psicólogos que advertían de que no estaban reinsertados. Primero, el famoso «Rafita» en 2007, el «Ramón» en 2011 y «Ramoncín». El que sigue en prisión es Francisco Javier Astorga Luque, «El Malaguita», que era el único mayor de edad y fue condenado a 64 años. «Yo ni siquiera tengo una orden de alejamiento de estas alimañas, cualquier día puedo cruzarme con ellos», asegura Marimar y encima viven cerca.





«El Ramón», de 26 años, salió de la carcel de Estremera en junio de 2011 y ahora vive en Carabanchel. La Policía le detuvo junto a su banda por asaltar con machetes 17 tiendas de móviles. Acumulaba 12 antecedentes desde que salió de prisión, en apenas año y medio.
«El Ramoncín», de la misma edad, salió de la cárcel de Navalcarnero y vive entre Vallecas y la Cañada Real. Su salida de prisión fue polémica porque Instituciones Penitenciarias permitió la entrada de un furgón en el recinto para evitar que los periodistas captaran su salida.
«El Rafita» ya es de sobra conocido; acumula más de una decena de antecedentes desde que terminó su libertad vigilada (él sólo pasó cuatro años en un centro de menores). Ha vivido en Alcorcón, la Cañada Real y en Palomeras. También fue criticada una de las salidas del delincuente del juzgado de Alcorcón en verano de 2010, en el maletero de un coche policial.
















 «Ya no es sólo que se protege al asesino, es que estos tres individuos no pudieron empezar de cero al terminar su condena». «Nunca he entendido que la Ley permita que alguien que ha hecho algo así pueda ser guardia civil, policía o juez. No me entra», dice el padre de Sandra, Francisco Palo. Y es que uno de los puntos más polémicos de la Ley del Menor es que el historial de estos tres jóvenes se borró al cumplir los 18 años. En ninguna ficha policial figura que violaron, atropellaron y quemaron a la joven disminuida. Si la sociedad les pone cara, es porque los medios se han encargado de ello.

 Sandra Palo residía en el barrio de Las Margaritas, junto con sus padres Francisco, Marimar y sus dos hermanos menores de 20 y 9 años. El viernes 16 de mayo del 2003 por la tarde se marchó de casa y quedó con sus amigos en Madrid. Su rastro se pierde ya en la madrugada del sábado 17 de mayo en la plaza Elíptica de Carabanchel. Allí la dejaron sus amigas para que regresara a su domicilio en autobús. Sin embargo nunca llegó a subir a un transporte público. Varios individuos la raptaron en ese punto junto a su novio,también disminuido y se los llevaron por la carretera de Toledo,al novio lo soltaron y despavorido avisó a su familia. Sandra fue quemada tras ser atropellada en numerosas ocasiones y su muerte se produjo de manera agonizante.
 Los padres de Sandra denunciaron su desaparición a primera hora del sábado dia 17 en una comisaría madrileña. Además, ese día coincidía que el hermano menor de la desaparecida hacía la primera comunión. La familia se dirigió al completo a la iglesia y cumplió con el ritual. Regresaron al domicilio a las doce del mediodía y les estaban esperando la policía, que les informó de que había sido hallado un cadáver en una cuneta de la N-401, cerca de la factoría de Gráficas Fraile. Los padres identificaron los efectos personales de la víctima.
 La víctima no era la primera vez que faltaba del domicilio familiar. El verano del 2002 se fugó cinco días con el encargado de un puesto de venta de melones que había en el barrio. La policía la encontró en Murcia varios días después de su desaparición.
 Sandra Palo no tenía ningún rasgo físico que denotara el retraso mental que padecía. «Era una chica alta, rubia y bien parecida. Sólo se notaba el retraso cuando hablaba, porque siempre repetía las mismas cosas».






















 La joven padeció de niña una meningitis. Después  cuando tenía 10 años sufrió junto con su hermana y su padre, un accidente de coche, junto al río Alberche. El progenitor resultó ileso, pero sus dos hijas salieron despedidas por el parabrisas del vehículo. Sandra recibió un fuerte golpe en la frente, junto a la ceja izquierda, del que le quedó una cicatriz y un hundimiento de cráneo. Ambas hermanas estuvieron internadas bastante tiempo en el hospital infantil Niño Jesús. «Se ponía una cinta que la sujetaba el pelo para disimularlo y que no se le vieran tanto las secuelas del accidente que había sufrido». Además, un tío de la fallecida padece también cierto retraso psíquico.
«Era una persona muy abierta y encantadora que se llevaba bien con todo el mundo. Tenía mucha relación con los chavales del barrio». Sandra iba todas las mañanas a Madrid, donde acudía a un taller ocupacional en las proximidades de la plaza de Castilla. «Siempre iba y venía sola de sus clases. Cogía el tren a las 7.15 y después continuaba hacia el norte de la capital».
 La noticia de la muerte de Sandra causó gran consternación en el barrio de Las Margaritas. Los vecinos de esta populosa zona, edificada junto al campus de Getafe de la Universidad Carlos III, no dejaban de comentar la forma tan macabra y trágica de morir que tuvo Sandra Palo. Las mujeres hacían pequeños corrillos en las calles donde hablaban del crimen.











CRONOLOGIA DEL SUCESO

 
Mientras Sandra se encontraba la noche del 17 de mayo del 2003 esperando el autobús junto a un amigo también discapacitado, se detiene un coche en el que viajan cuatro ocupantes que más tarde serán acusados de su asesinato. Todos ellos con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años, delincuentes desde la niñez y con innumerables estancias en centros de menores donde su actitud no cambió lo más mínimo. El más mayor se fija en ella y dice a sus amigos "quiero liarme con esa".
Detienen el coche y obligan a Sandra a subir amenazándola con un cuchillo a ella y a su novio y se dirigen hacia Getafe. A pocos metros obligan al  novio a bajarse del coche y continúan el trayecto con Sandra, quien también intenta bajar pero es retenida por los ocupantes de los asientos traseros. Detienen el vehículo en un descampado en la carretera de Toledo.
Los cuatro ocupantes del coche deciden violar sin parar a Sandra fuera del vehículo, según ellos "para no manchar de semen". Cuando terminan, la víctima se incorpora con dificultades y trata de vestirse y caminar para alejarse del vehículo, pero los agresores deciden que si la dejan con vida puede identificarlos y ya tienen bastantes antecedentes policiales.
El principal acusado apodado El Malaguita sube al vehículo y arranca atropellando a la víctima hasta en siete ocasiones. Tras los sucesivos atropellos la víctima agonizante permanece en el suelo pero con vida, por lo que deciden acercarse a una gasolinera y comprar un bidón de gasolina con el que regresar al lugar en dónde aún permanece la víctima semiinconsciente, rociarla y prenderle fuego para deshacerse de las pruebas. La víctima fallece a consecuencia de las graves quemaduras.
Sandra fue encontrada medio carbonizada a la mañana siguiente por un camionero en la cuneta junto a una empresa de rótulos en el municipio de Leganés (Madrid).




El Citroën ZX rojo que se utilizó durante el crimen nunca fue localizado. Se piensa que lo quemaron y lo tiraron por un barranco.
Los autores del crimen fueron detenidos en junio de ese mismo año.
Según la autopsia, la víctima presentaba múltiples y graves lesiones, hemotórax bilateral, marcas de rodaduras neumáticas en la zona interior de los muslos, fractura de columna vertebral, carbonización de casi la totalidad de su cuerpo y una bolsa en la cabeza grapada al cuello con una grapadora que fue encontrada unos metros adelante.











Los cuatro implicados acumulaban hasta el momento de su detención en junio del 2003 más de 700 denuncias por diversos delitos de faltas, robos y vandalismo.
Los acusados en el asesinato de la joven eran cuatro menores:
  • Francisco Javier Astorga Luque, El Malaguita, con 18 años y cinco meses al momento del crimen y detenido el 12 de junio del 2003 en el distrito de Puente de Vallecas (barrio de Madrid) tras robar un vehículo y atropellar a un peatón. Fue condenado a 64 años de prisión por tres delitos de violación y uno de asesinato con los agravantes de alevosía y ensañamiento.
  • Ramón Santiago Jiménez, Ramón y José Ramón Manzano Manzano, Ramoncín, ambos de 17 años, detenidos a finales de junio de ese mismo año en sus domicilios de la Cañada Real y Alcorcón. Fueron sentenciados a cumplir 17 años de internamiento. Cumplieron condena desde octubre de 2003 hasta 2012. Ambos continuan delinquiendo.
  • Rafael García Fernández, El Rafita, miembro de la banda El chupete. Con 14 años en el momento de su detención. Tenía antecedentes por haber disparado con una escopeta de perdigones a cuantos pasaban por una avenida de Villaviciosa de Odón, llegando a herir a varios viandantes que requirieron de asistencia sanitaria. Por el caso del asesinato de Sandra Palo fue acusado de secuestro, violación y asesinato y puesto en libertad del Centro de Internamiento El Renasco de Carabanchel, tras cumplir 4 años de condena. Continuó delinquiendo e ingresó en prisión por reincidencia en 2013.
  •  Tras la muerte de Sandra Palo, se comienza la recogida de firmas para la solicitud de un endurecimiento de las condenas de los menores con una reforma de la Ley del Menor en España, llegando a lograr un millón de firmas.


  • Desde entonces  María del Mar Bermúdez ha concedido diversas entrevistas y protagonizado reportajes y noticias en la lucha por esta reforma del Código Penal hacia los menores en España.
    La evolución del caso levantó un gran revuelo mediático y el planteamiento de las reformas para el endurecimiento de las penas de los menores delincuentes en España. Se organizaron manifestaciones, recogidas de firmas y en la actualidad se encuentra en funcionamiento la Asociación Sandra Palo (para la defensa de las libertades).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Rip Sandra palo

Anónimo dijo...

sí merece justicia

Anónimo dijo...

Me parece muy mal que esten en libertad

Anónimo dijo...

Lo que hicieron con esta chica nl tiene nombre,matandolos no pagaban bastante, yo les hacía a ellos lo mismo que hicieron a esta pobre chica!!!