La joven
de 21 años que acudió a la feria del municipio cordobés de Torrecampo en la
primavera de 2016, el mismo año que durante el 7 de julio de 2016
cinco amigos, conocidos por el nombre de su grupo en WhatsApp, «La Manada», y fueron denunciados por violar a la joven de 18 años natural
de Madrid en los Sanfermines de Pamplona. En la localidad cordobesa y en un coche, la joven denunció
que, en estado incl burundanga, le magrearon los pechoonsciente estaba bajo los efectos des, la besaron,
le intrujeron vaginalmente los dedos de ellos y luego la arrojaron fuera del coche. La joven acusa a
cuatro de los integrantes de «La Manada», José Ángel Prenda, Jesús Escudero, Alfonso Jesús Cabezuelo y el guardia civil Antonio Manuel Guerrero, aunque un quinto, Ángel Boza, había recibido la grabación de los hechos ocurridos dentro del coche en otro grupo de WhatsApp llamado «Peligro».
¿Qué ocurrió dentro del vehículo, unos hechos que fueron grabados en vídeo por José Ángel Prenda, aunque usó para ello el teléfono de otro de ellos, del militar Alfonso Jesús Cabezuelo?.
La denunciante, relata que los jóvenes la conocieron en la feria de Torrecampo y decidieron trasladarse juntos en un vehículo a Pozoblanco. El militar prometió a la joven que la dejarían en su casa. En el chat luego se referían a ella como la «bella durmiente», ya que en las imágenes aparece el grupo, especialmente uno de ellos, besándola, riéndose de ella, y masajeando sus tetas, pero ella no muestra actividad,ya que estaba bajo los efectos del burundanga,que se lo administraron en una bebida sin haberse dado cuenta. Los investigados grabaron los abusos con un móvil y lo compartieron en un chat. Lo hicieron 22 minutos después de los hechos, según recoge el sumario, y 21 personas aceptaron a verlo dentro del servicio de mensajería instantánea por el que navegó la filmación.
El juez afirmó que los jóvenes habían utilizado burundanga, una sustancia que la dejó sin consciencia. Según el magistrado del juzgado de Torreblanco que instruye el caso, «existen indicios y sustancias específicamente destinadas para provocar la inconsciencia de la víctima». El juez considera que «resulta indiciariamente acredita» que el adocusado Alfonso Jesús Cabezuelo. ofreció a la denunciante acompañarla a su domicilio en un vehículo, donde nada más entrar y tras sentarse en el asiento del copiloto cayó «en un estado de profunda inconsciencia».
En el vehículo se montaron también José Ángel Prenda, Jesús Escudero y Antonio Manuel Guerrero. El último conducía, el resto la tocaban y se mofaban de su estado, inclinándose su cuerpo hacia delante. La llevaron luego hasta la localidad de Pozoblanco, donde se despertó «completamente desnuda en el asiento de atrás» y con el mono que vestía y las medias rotas.
La joven se vistió como pudo y se colocó en el asiento del copiloto, momento en el que Alfonso Jesús Cabezuelo le urgió a hacerle una felación. Su negativa le valió varios golpes: dos veces en la cara, otra en el brazo contra el salpicadero del coche. Acto seguido, la empujó fuera del vehículo, la insultó y ella quedó tendida en el asfalto, en dicho estado vejatorio.
Los tocamientos fueron grabados y se crearon dos archivos de vídeo que figuran en la instrucción del caso. El militar poseedor del teléfono que recogió la grabación reconoció que había borrado varios archivos para que no se enterase su novia. El segundo archivo fue compartido en el chat de «La Manada» y en él se alude a la víctima con el tono despectivo de «la bella durmiente». Además, varios de los integrantes del chat preguntan si la razón de que la joven muestre ese estado es haber utilizado burundanga.
Desde esa conversación, Prenda difundió el vídeo a otro chat llamado «Peligro» en el que ya participaba Ángel Boza, quinto procesado por la violación de los Sanfermines. Los hechos están tipificados en el artículo 181 del Código Penal como cuatro delitos de abuso sexual, delitos de los que aparecen como autores los cuatro investigados. Asimismo, el magistrado imputa al soldado de «La Manada» un delito de lesiones.
Los abogados de los acusados intentaron desmontar los argumentos de la víctima, la chica declaró en dos ocasiones y a tal efecto consideran que incurrió en «contradicciones», después de que «la frase que más ha puesto de relieve es que no recuerda nada y ha demostrado una memoria selectiva» totalmente normal si tenemos en cuenta que estaba sometida bajo los efectos de la escopolamina.
Uno de los representantes de los jóvenes sevillanos, Agustín Martínez Becerra, mencióna al burundanga (a la que, recordemos, hace alusión en sentido afirmativo el juez instructor) es «una elucubración interesada», al tiempo que sobre el vídeo de los hechos «ella no recuerda nada», añadió el abogado defensor. La joven aportó al sumario fotografías de lesiones, aunque también declaró que no los había denunciado antes porque prejuzgó que no la iban a creer y porque no conocía la identidad del joven sevillano con el que se metió en el coche y después fuese violada,tal como demuestran las pruebas médicas donde le fue encontrados restos de semen con el ADN de Jesús Cabezuelo.
El caso de Pozoblanco se abrió cuando el Juzgado de Pamplona remitió al juzgado del municipio cordobés el vídeo grabado en esa feria y que la Policía Foral de Navarra encontró después de detener al soldado de «La Manada» y a sus amigos, tan solo unas pocas horas después de la violación en grupo que se había cometido en la calle Paulino Caballero, número 5 de Pamplona. Los amigos estaban en la plaza de toros y disfrutaban del primer encierro de San Fermín. Los cinco acusados de la violación en grupo el 7 de julio de 2016 están en prisión condenados a 30 años cada uno.
¿Qué ocurrió dentro del vehículo, unos hechos que fueron grabados en vídeo por José Ángel Prenda, aunque usó para ello el teléfono de otro de ellos, del militar Alfonso Jesús Cabezuelo?.
La denunciante, relata que los jóvenes la conocieron en la feria de Torrecampo y decidieron trasladarse juntos en un vehículo a Pozoblanco. El militar prometió a la joven que la dejarían en su casa. En el chat luego se referían a ella como la «bella durmiente», ya que en las imágenes aparece el grupo, especialmente uno de ellos, besándola, riéndose de ella, y masajeando sus tetas, pero ella no muestra actividad,ya que estaba bajo los efectos del burundanga,que se lo administraron en una bebida sin haberse dado cuenta. Los investigados grabaron los abusos con un móvil y lo compartieron en un chat. Lo hicieron 22 minutos después de los hechos, según recoge el sumario, y 21 personas aceptaron a verlo dentro del servicio de mensajería instantánea por el que navegó la filmación.
El juez afirmó que los jóvenes habían utilizado burundanga, una sustancia que la dejó sin consciencia. Según el magistrado del juzgado de Torreblanco que instruye el caso, «existen indicios y sustancias específicamente destinadas para provocar la inconsciencia de la víctima». El juez considera que «resulta indiciariamente acredita» que el adocusado Alfonso Jesús Cabezuelo. ofreció a la denunciante acompañarla a su domicilio en un vehículo, donde nada más entrar y tras sentarse en el asiento del copiloto cayó «en un estado de profunda inconsciencia».
En el vehículo se montaron también José Ángel Prenda, Jesús Escudero y Antonio Manuel Guerrero. El último conducía, el resto la tocaban y se mofaban de su estado, inclinándose su cuerpo hacia delante. La llevaron luego hasta la localidad de Pozoblanco, donde se despertó «completamente desnuda en el asiento de atrás» y con el mono que vestía y las medias rotas.
La joven se vistió como pudo y se colocó en el asiento del copiloto, momento en el que Alfonso Jesús Cabezuelo le urgió a hacerle una felación. Su negativa le valió varios golpes: dos veces en la cara, otra en el brazo contra el salpicadero del coche. Acto seguido, la empujó fuera del vehículo, la insultó y ella quedó tendida en el asfalto, en dicho estado vejatorio.
Los tocamientos fueron grabados y se crearon dos archivos de vídeo que figuran en la instrucción del caso. El militar poseedor del teléfono que recogió la grabación reconoció que había borrado varios archivos para que no se enterase su novia. El segundo archivo fue compartido en el chat de «La Manada» y en él se alude a la víctima con el tono despectivo de «la bella durmiente». Además, varios de los integrantes del chat preguntan si la razón de que la joven muestre ese estado es haber utilizado burundanga.
Desde esa conversación, Prenda difundió el vídeo a otro chat llamado «Peligro» en el que ya participaba Ángel Boza, quinto procesado por la violación de los Sanfermines. Los hechos están tipificados en el artículo 181 del Código Penal como cuatro delitos de abuso sexual, delitos de los que aparecen como autores los cuatro investigados. Asimismo, el magistrado imputa al soldado de «La Manada» un delito de lesiones.
Los abogados de los acusados intentaron desmontar los argumentos de la víctima, la chica declaró en dos ocasiones y a tal efecto consideran que incurrió en «contradicciones», después de que «la frase que más ha puesto de relieve es que no recuerda nada y ha demostrado una memoria selectiva» totalmente normal si tenemos en cuenta que estaba sometida bajo los efectos de la escopolamina.
Uno de los representantes de los jóvenes sevillanos, Agustín Martínez Becerra, mencióna al burundanga (a la que, recordemos, hace alusión en sentido afirmativo el juez instructor) es «una elucubración interesada», al tiempo que sobre el vídeo de los hechos «ella no recuerda nada», añadió el abogado defensor. La joven aportó al sumario fotografías de lesiones, aunque también declaró que no los había denunciado antes porque prejuzgó que no la iban a creer y porque no conocía la identidad del joven sevillano con el que se metió en el coche y después fuese violada,tal como demuestran las pruebas médicas donde le fue encontrados restos de semen con el ADN de Jesús Cabezuelo.
El caso de Pozoblanco se abrió cuando el Juzgado de Pamplona remitió al juzgado del municipio cordobés el vídeo grabado en esa feria y que la Policía Foral de Navarra encontró después de detener al soldado de «La Manada» y a sus amigos, tan solo unas pocas horas después de la violación en grupo que se había cometido en la calle Paulino Caballero, número 5 de Pamplona. Los amigos estaban en la plaza de toros y disfrutaban del primer encierro de San Fermín. Los cinco acusados de la violación en grupo el 7 de julio de 2016 están en prisión condenados a 30 años cada uno.
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