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domingo, 17 de diciembre de 2017

La Mujer Alfa,Joanna Dennehy,Científicamente Desconcertante

Reino Unido mantiene un romance de hace muchas décadas con las mujeres asesinas.Cierto que el símbolo del homicidio serial británico es masculino, al menos eso es lo que se cree, que Jack el Destripador era hombre, pero las predadoras femeninas irradian un candor especial para el público inglés.
La detención de Joanna Dennehy el 2 de abril de 2013, quien asesinó a tres hombres en un lapso de 10 días en la ciudad de Peterborough, Cambridgeshire, Inglaterra, ha significado tiradas extra en los tabloides ingleses, además de programas televisivos en torno a una mujer que no ha dicho qué motivó sus ataques.
 Fue un documental en el que David Wilson aporta su experiencia y conocimiento para arrojar luz en torno al caso. Wilson es profesor de criminología en la Universidad de la Ciudad de Birmingham, además de experto en homicidas seriales, asesor en diversas fuerzas policiacas de Gran Bretaña y autor de varios libros en el tema.


Para el académico, la señora Dennehy, madre de dos hijos, es un fenómeno único. El experto señala que en contraste con otros ejemplos en los que homicidios seriales son cometidos por parejas hombre-mujer, entre ellos Myra Hindley e Ian Brady o Frederick y Rosemary West, donde los hombres eran las figuras dominantes, a Dennehy sus cómplices masculinos son exentos,ella actuó sola , únicamente por ella,es decir,el hombre no influye para nada en ella.
Wilson indica: «La psicología detrás de esas relaciones se le denomina folie a deux o locura compartida por dos, y en esos dos por lo general el hombre es el dominante y el otro el subordinado. Lo inusual en el caso de Dennehy es que ella era la dominante y única».
Dennehy tuvo una infancia feliz, destacó en la escuela y en los deportes, y sus padres siempre creyeron que Joanna terminaría una carrera universitaria. No fue así, eso está visto.
Días antes de la detención de Dennehy, algunos vecinos de la pequeña ciudad británica de Hereford reportaron a la policía que una mujer atacaba al azar a transeúntes que se cruzaban en su camino. Una de las llamadas indicaba que no se trataba de amagues sino de agresiones directas a las personas.
Los testimonios de los heridos, más las imágenes capturadas por cámaras de vigilancia, condujeron al arresto de la mujer. Y entonces una personalidad complicada salió a la luz.
Sin perder la sonrisa, Joanna Dennehy parecía estar feliz con los minutos de fama que le proporcionaron los tres asesinatos que cometió.
Para el profesor Wilson, la actitud de la asesina tiene que ver con una personalidad psicopática aguda. Es sorprendente lo atractivo que pueden resultar algunos psicópatas. «Te pueden hacer sentir que eres el centro del universo, pues necesitan acercarse a ti para después utilizarte. Es esa habilidad camaleónica lo que nos  dificulta identificar a los verdaderos psicópatas».



En el caso de Dennehy, su encanto personal atrajo a un puñado de hombres que la obedecieron sin forzar, incluso a sabiendas de que la relación con ella era peligrosa. Tan peligrosa que para Kevin Lee, de 48 años, Lukasz Slaboszewski, de 31, y John Chapman, de 56, fue letal después de disfrutar con la mujer orgías de alcohol y sexo.
Slaboszewski y Chapman, de hecho, habían sido parejas sentimentales de Dennehy.
Los tres amantes de la mujer,que también disfrutaban de los encantos sexuales de Dennehy y a la que obedecían con lealtad, recibieron condenas que van de tres a 14 años de prisión. Los individuos presenciaron los asesinatos pero no participaron de forma activa en los homicidios. Solo estuvieron ahí. La estrella indiscutible en esa obra negra fue Joanna Dennehy.

Se convirtió en la primera mujer condenada a cadena perpetua en el Reino Unido al considerarse probado que era una «asesina en serie sádica, cruel, calculadora, egoísta y manipuladora», según la juez que dictó su sentencia, en febrero del 2014.
En prisión, Dennehy fue confinada en régimen de aislamiento durante dos años después de que los funcionarios de la penitenciaría descubrieran en su diario un plan para huir de la cárcel. Sus planes de fuga incluían matar un guardia y pasar por el sistema de seguridad biométrico usando su dedo cortado.
Sus abogados pidieron una indemnización porque consideraron que este confinamiento era ilegal, alegando que violaron sus derechos humanos, según las leyes europeas. Lo cierto es que la segregación de esta reclusa fue técnicamente ilegal, ya que la autorización debía de ser expresamente concedida por el secretario de Justicia, Chris Grayling. El presunto delito de aislamiento ilegal está regulado por la Convención Europea de Derechos Humanos.

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