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martes, 30 de enero de 2018

Naiara , Torturada y Golpeada Hasta Morir ADVERTENCIA! (Textos de extrema crudeza)

Necesitamos campañas que impulsen   la puesta en marcha de la ley de la infancia que proteja a los menores de una violencia invisible, que no interesa a casi nadie, pero que mata. Naiara Valentina Abigail Briones Benítez sólo tenía ocho años cuando fue asesinada. Es una de las muchas víctimas. Murió el 7 de julio del 2017 a las 19.45 horas, en el hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde ingresó el día anterior, inconsciente, tras soportar siete horas de torturas a manos del hermano de su padrastro. El hombre, Ivan Pardo Pena, nacido en Lugo  y de 33 años, y hasta entonces vigilante de seguridad privada, la castigó “para ver si cambiaba de comportamiento en los estudios y empezaba a obedecer a los mayores y a tener respeto”, según declaró durante su confesión de más de una hora ante la jueza y la fiscal que instruyeron la causa.  Gabinete Criminología Judicial ha tenido acceso a los distintos informes, autopsias y atestados de la Guardia Civil que conforman uno de los sumarios más dolorosos y crueles que se recuerdan. Hay extractos de algunos documentos que son imposibles de leer de un tirón. La fiscal, tras escuchar la confesión del autor y su relato de esas siete horas de maltratos a los que sometió a su sobrina, tenía dificultades en expresar el dolor que había sentido al imaginar el padecimiento de la pequeña. “No puedo entender ese ensañamiento, esa crueldad. Lo que tuvo que sufrir Naiara, sólo ella lo sabe”, dijo la representante del ministerio público, para solicitar prisión permanente para el acusado.
Iván Pardo Peña

 La confesión, de una hora, tres minutos y ocho segundos, fue grabada como siempre se hace en los juzgados. En las imágenes se percibe el movimiento compulsivo de la pierna derecha del acusado, un tic que va aumentando durante el interrogatorio, como a más fueron los maltratos impuestos. “¿No consideró en algún momento que tenía que parar?”, le preguntó la fiscal. “No era mi intención”, respondió Iván Pardo.
 Las siguientes líneas son los relatos de esas siete horas en las que Naiara fue torturada, en presencia de sus primas, Marian y Azahara, de 12 y 14 años, y para las que la familia paterna de la víctima lucha de conseguir la responsabilidad penal en ellas a pesar de  ser menores de edad. Gabinete Criminología Judicial ha querido intencionadamente ser fiel al relato de los hechos, pese a la crueldad de los mismos. Es una advertencia!! para el lector. El texto que sigue es extremadamente duro, pero se pretende evidenciar lo que se denuncia  y que existe una violencia contra niños y ­Naiara es un ejemplo. La pequeña sufrió unas torturas que parece imposible que se puedan producir en nuestra sociedad, en el interior de un piso de una ciudad, Sabiñánigo, en Huesca, a manos de un individuo que había estado trabajando en seguridad privada desde hacía más de una década y mal­tratando a ésta y a sus otras dos sobrinas, sin que nadie le detuviera. Naiara llevaba unos días en casa de su abuela Nieves, la madre de Carlos José Pardo Peña, el marido actual de la madre de la víctima. Según declaró el padrastro “a la niña no le gustaba estudiar ni quería hacer deberes, solamente quería jugar, ver la televisión y trastear con el móvil”. Mintió, porque Naiara acababa de terminar tercero de primaria con todo aprobado!! e iba a empezar cuarto,Naiara pues era buena estudiante.El padrastro demostró querer justificar a su asesino hermano.


Esos días de verano en casa de la abuela Nieves, Naira fue castigada varias veces, jornadas en las que su tío Iván, y en esto estamos tratando de determinar si con el consentimiento de la abuela prohibía dormir a la pequeña. Se la obligaba a aprender la lección, arrodillada sobre una caja que tenía gravilla, sal gorda, si ya había herida, u ortigas. Las primas se turnaban para vigilar que la pequeña no se moviera, e incluso le colocaron unas orejas de burro, y enviaban por WhatsApp al tío las fotos de Naiara dando fe de que ellas vigilaban y la niña obedecía.
El horror se desató en aquella vivienda el seis de julio del 2017. Iván trabajaba de noche y apareció a las ocho de la mañana. La abuela Nieves ya se había ido a trabajar y sólo estaban las tres niñas. El hombre pidió a Naiara que le enseñara las tareas que le había ordenado el día anterior. La pequeña debía copiar una lección 20 veces. No lo había hecho. A preguntas de la juez Mercedes González el acusado narró así los hechos. “Entonces la zarandeé, la agarré de los pelos y le eché la bronca”. La magistrada pidió que concretara con más exactitud. “Me parece que le pegué con los puños y un poco más fuerte en la cabeza. Cogí una raqueta eléctrica cazainsectos y se la puse a la niña”. La raqueta se la puso sobre los pies desnudos y los muslos. La había manipulado el día anterior dejando un cable al descubierto, para dar descargas eléctricas. Como la niña trataba de zafarse de los calambrazos, decidió inmovilizarla y amordazarla para que dejara de gritar.

“Le puse grilletes en las manos y en los pies y los até por detrás con una cuerda. Le puse un calcetín limpio en la boca para que no chillara”. Prosiguió con las descargas por todo el cuerpo. La niña gritó tanto que logró que se le cayera el calcetín. El hombre se lo volvió a meter, pero mucho más profundo, propinando puñetazos en la cara, la boca y la nariz de la niña, a la que apretó las mejillas obligándola a morderse a sí misma.
Hay momentos de la grabación de la declaración en que es necesario detenerla para cerrar los ojos y respirar. Iván Pardo continuó pegando a su sobrina, maniatada, pero con un cinturón. Después paró. Le soltó las bridas, le desató la cuerda, le quitó el calcetín y obligó a una de sus sobrinas a lavarla. Le hizo enjuagarse la boca con fluor y como se le escapó algo de líquido, allí mismo le dio otro puñetazo. La pequeña se quedó ida, se sentó bajo la mesa de la cocina y empezó a decir “hola, hola, hola”, sin sentido.
Mariela Benítez , madre de Naiara

 Iván Pardo Peña obligó a Naiara a regresar al pasillo, colocarse de nuevo de rodillas sobre la gravilla y que volviera a estudiar. “No recuerdo el tiempo que pudo estar. No decía nada”. El descansaba en el comedor y sus sobrinas veían la tele. Le preguntaron por la lección, Naiara no supo responder y volvió a ser golpeada. “Esa vez le pegué, pero sin descargas”. La obligó de nuevo a colocarse sobre la grava y al cabo de un rato, le preguntó otra vez por la lección. “Me enfadé porque mentía. No se la sabía. Le pegué con la hebilla del cinturón para ver si así se ponía las pilas”. Empezaron de nuevo los zarandeos, los puñetazos y los golpes. Ordenó a sus sobrinas que cerraran las ventanas. “¿Para qué?”, le preguntó la fiscal. “Para que nadie escuchara los gritos”. Prosiguió la tortura. La agarró por los pelos, la levantó a lo alto y la estrelló contra el suelo. “¿Cuántas veces?” “Cuatro, cinco, seis…perdí la cuenta” dijo el asesino de la pequeña. 
Hasta que se dio cuenta de que la niña estaba inconsciente, no respondía. “La levanté de los pies, le di un par de cachetes y la metí bajo el agua para ver si reaccionaba”. Entonces comprobó aliviado que respiraba. Sus sobrinas le pidieron que se detuviera, que la estaba matando. No las dejó llamar a una ambulancia. Las ordenó que le acercaran una botella de amoniaco para hacer reaccionar a Naiara.
La llevó al salón. La tumbó sobre el sofá, la tapó con una manta y pidió a sus sobrinas que se encerraran en su habitación. “Respiraba. Le hablé. Le dije que le perdonaba, que le levantaba el castigo”. Él creía, que Naiara sólo descansaba porque llevaba días sin dormir. “La abracé, me tumbé a su lado y encendí la tele”. La niña todavía respiraba y la trasladé a la habitación de sus primas. La acosté en la litera de abajo y se tumbó a su lado. “Le pedí perdón. Le prometí que nunca más le volvería a pegar”.
Manuel Briones,padre de Naiara


Vio que tenía un ojo muy hinchado. Pidió a sus sobrinas una bolsa de guisantes congelados. Naiara respiraba con dificultad. “Pensé que era mejor esperar a que mejorara para llamar a una ambulancia”. Pero la pequeña se quedó sin pulso. La trasladó al salón y empezó a realizarle maniobras de recuperación, mientras que ordenó a sus sobrinas pedir una ambulancia por teléfono.
Mientras llegaban los sanitarios, el hombre mandó a las sobrinas a que limpiaran la sangre y que si alguien les preguntaba, explicaran que la pequeña Naiara se había caído por las escaleras. Pero las dos menores acabaron confesando la verdad,ya era demasiado tarde.
Iván Pardo está en prisión y la causa es muy  compleja, continúa en el juzgado. El padre de la niña, que vive en Argentina,llegó a España y ha conseguido a través de su abogado, Marcos García Montes, que la abuela y el padrastro estén en la causa en calidad de investigados. También responsabiliza a su exmujer de no haber sido capaz de preveer el infierno que sufría su hija. Una niña demasiado pequeña para tantísima crueldad y dolor. Manuel Briones, el padre de Naiara, acudió al Juzgado número 1 de Jaca y anunció la  querella contra el asesino, Iván Pardo, contra la madre de la menor, Mariela y la familia de ésta, porque «tanto ella como los otros son responsables. Yo les pedí muchas veces que me la entregaran y no me la quisieron entregar», relató.
 La ampliación incluye a las dos sobrinas de Iván Pardo, menores de edad, que estaban en la casa de la abuela cuando sucedieron los hechos. Ambas permanecen preventivamente bajo tutela de la DGA.
El padre acabó visitando la tumba de la niña, totalmente emocionado y reiterando la petición para facilitar los trámites para «sacarla» de allí y llevarla consigo a Argentina.
Manuel Briones ha anunciado este miércoles que se querellará contra su exmujer, Mariela Benítez, las sobrinas de su actual pareja, menores de edad, y posiblemente la administración, si se confirman los malos tratos a su hija Naiara, la niña de 8 años asesinada el pasado día 7 de julio en Sabiñánigo (Huesca).

Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3094940/0/padre-naiara-querella-madre-primastras-administracion/#xtor=AD-15&xts=467263
Manuel Briones ha anunciado este miércoles que se querellará contra su exmujer, Mariela Benítez, las sobrinas de su actual pareja, menores de edad, y posiblemente la administración, si se confirman los malos tratos a su hija Naiara, la niña de 8 años asesinada el pasado día 7 de julio en Sabiñánigo (Huesca).

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Manuel Briones ha anunciado este miércoles que se querellará contra su exmujer, Mariela Benítez, las sobrinas de su actual pareja, menores de edad, y posiblemente la administración, si se confirman los malos tratos a su hija Naiara, la niña de 8 años asesinada el pasado día 7 de julio en Sabiñánigo (Huesca).

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