Necesitamos campañas que impulsen la puesta en marcha de la ley de la
infancia que proteja a los menores de una violencia invisible, que no
interesa a casi nadie, pero que mata. Naiara Valentina Abigail Briones Benítez sólo tenía ocho años cuando fue asesinada. Es una de las muchas víctimas. Murió el 7 de julio del 2017 a las 19.45 horas, en el hospital Miguel Servet de Zaragoza,
donde ingresó el día anterior, inconsciente, tras soportar siete horas
de torturas a manos del hermano de su padrastro. El hombre, Ivan Pardo
Pena, nacido en Lugo y de 33 años, y hasta entonces vigilante de
seguridad privada, la castigó “para ver si cambiaba de comportamiento en
los estudios y empezaba a obedecer a los mayores y a tener respeto”,
según declaró durante su confesión de más de una hora ante la jueza y la
fiscal que instruyeron la causa. Gabinete Criminología Judicial ha tenido acceso a los distintos informes, autopsias y atestados de la Guardia Civil que
conforman uno de los sumarios más dolorosos y crueles que se recuerdan.
Hay extractos de algunos documentos que son imposibles de leer de un
tirón. La fiscal, tras escuchar la confesión del autor y su relato de
esas siete horas de maltratos a los que sometió a su sobrina, tenía
dificultades en expresar el dolor que había sentido al imaginar el
padecimiento de la pequeña. “No puedo entender ese ensañamiento, esa
crueldad. Lo que tuvo que sufrir Naiara, sólo ella lo sabe”, dijo la
representante del ministerio público, para solicitar prisión
permanente para el acusado.
La confesión, de una hora, tres minutos y ocho segundos, fue grabada como siempre se hace en los juzgados. En las imágenes se percibe el movimiento compulsivo de la pierna derecha del acusado, un tic que va aumentando durante el interrogatorio, como a más fueron los maltratos impuestos. “¿No consideró en algún momento que tenía que parar?”, le preguntó la fiscal. “No era mi intención”, respondió Iván Pardo.
Las siguientes líneas son los relatos de esas siete horas en las que Naiara fue torturada, en presencia de sus primas, Marian y Azahara, de 12 y 14 años, y para las que la familia paterna de la víctima lucha de conseguir la responsabilidad penal en ellas a pesar de ser menores de edad. Gabinete Criminología Judicial ha querido intencionadamente ser fiel al relato de los hechos, pese a la crueldad de los mismos. Es una advertencia!! para el lector. El texto que sigue es extremadamente duro, pero se pretende evidenciar lo que se denuncia y que existe una violencia contra niños y Naiara es un ejemplo. La pequeña sufrió unas torturas que parece imposible que se puedan producir en nuestra sociedad, en el interior de un piso de una ciudad, Sabiñánigo, en Huesca, a manos de un individuo que había estado trabajando en seguridad privada desde hacía más de una década y maltratando a ésta y a sus otras dos sobrinas, sin que nadie le detuviera. Naiara llevaba unos días en casa de su abuela Nieves, la madre de Carlos José Pardo Peña, el marido actual de la madre de la víctima. Según declaró el padrastro “a la niña no le gustaba estudiar ni quería hacer deberes, solamente quería jugar, ver la televisión y trastear con el móvil”. Mintió, porque Naiara acababa de terminar tercero de primaria con todo aprobado!! e iba a empezar cuarto,Naiara pues era buena estudiante.El padrastro demostró querer justificar a su asesino hermano.
Iván Pardo Peña |
La confesión, de una hora, tres minutos y ocho segundos, fue grabada como siempre se hace en los juzgados. En las imágenes se percibe el movimiento compulsivo de la pierna derecha del acusado, un tic que va aumentando durante el interrogatorio, como a más fueron los maltratos impuestos. “¿No consideró en algún momento que tenía que parar?”, le preguntó la fiscal. “No era mi intención”, respondió Iván Pardo.
Las siguientes líneas son los relatos de esas siete horas en las que Naiara fue torturada, en presencia de sus primas, Marian y Azahara, de 12 y 14 años, y para las que la familia paterna de la víctima lucha de conseguir la responsabilidad penal en ellas a pesar de ser menores de edad. Gabinete Criminología Judicial ha querido intencionadamente ser fiel al relato de los hechos, pese a la crueldad de los mismos. Es una advertencia!! para el lector. El texto que sigue es extremadamente duro, pero se pretende evidenciar lo que se denuncia y que existe una violencia contra niños y Naiara es un ejemplo. La pequeña sufrió unas torturas que parece imposible que se puedan producir en nuestra sociedad, en el interior de un piso de una ciudad, Sabiñánigo, en Huesca, a manos de un individuo que había estado trabajando en seguridad privada desde hacía más de una década y maltratando a ésta y a sus otras dos sobrinas, sin que nadie le detuviera. Naiara llevaba unos días en casa de su abuela Nieves, la madre de Carlos José Pardo Peña, el marido actual de la madre de la víctima. Según declaró el padrastro “a la niña no le gustaba estudiar ni quería hacer deberes, solamente quería jugar, ver la televisión y trastear con el móvil”. Mintió, porque Naiara acababa de terminar tercero de primaria con todo aprobado!! e iba a empezar cuarto,Naiara pues era buena estudiante.El padrastro demostró querer justificar a su asesino hermano.
Esos días de verano en casa de la abuela Nieves, Naira fue
castigada varias veces, jornadas en las que su tío Iván, y en esto estamos tratando de determinar si con el consentimiento de la
abuela prohibía dormir a la pequeña. Se la obligaba a aprender la
lección, arrodillada sobre una caja que tenía gravilla, sal
gorda, si ya había herida, u ortigas. Las primas se turnaban para
vigilar que la pequeña no se moviera, e incluso le colocaron unas orejas
de burro, y enviaban por WhatsApp al tío las fotos de Naiara dando fe
de que ellas vigilaban y la niña obedecía.
El horror se desató en aquella vivienda el seis de julio del 2017.
Iván trabajaba de noche y apareció a las ocho de la mañana. La abuela
Nieves ya se había ido a trabajar y sólo estaban las tres niñas. El hombre pidió a Naiara que le enseñara las tareas que le había ordenado el día anterior. La pequeña debía copiar una lección 20 veces.
No lo había hecho. A preguntas de la juez Mercedes González el acusado
narró así los hechos. “Entonces la zarandeé, la agarré de los pelos y le
eché la bronca”. La magistrada pidió que concretara con más exactitud. “Me parece que
le pegué con los puños y un poco más fuerte en la cabeza. Cogí una
raqueta eléctrica cazainsectos y se la puse a la niña”. La raqueta se
la puso sobre los pies desnudos y los muslos. La había manipulado el día
anterior dejando un cable al descubierto, para dar descargas
eléctricas. Como la niña trataba de zafarse de los calambrazos, decidió inmovilizarla y amordazarla para que dejara de gritar.
“Le puse grilletes en las manos y en los pies y
los até por detrás con una cuerda. Le puse un calcetín limpio en la boca
para que no chillara”. Prosiguió con las descargas por todo el cuerpo.
La niña gritó tanto que logró que se le cayera el calcetín. El hombre se
lo volvió a meter, pero mucho más profundo, propinando
puñetazos en la cara, la boca y la nariz de la niña, a la que apretó las mejillas obligándola a morderse a sí misma.
Hay momentos de la grabación de la declaración en que es
necesario detenerla para cerrar los ojos y respirar. Iván Pardo continuó
pegando a su sobrina, maniatada, pero con un cinturón. Después paró. Le
soltó las bridas, le desató la cuerda, le quitó el calcetín y obligó a
una de sus sobrinas a lavarla. Le hizo enjuagarse la boca con fluor y
como se le escapó algo de líquido, allí mismo le dio otro
puñetazo. La pequeña se quedó ida, se sentó bajo la mesa de la
cocina y empezó a decir “hola, hola, hola”, sin sentido.
Mariela Benítez , madre de Naiara |
Iván Pardo Peña obligó a Naiara a regresar al pasillo, colocarse de nuevo de
rodillas sobre la gravilla y que volviera a estudiar. “No recuerdo el
tiempo que pudo estar. No decía nada”. El descansaba en el
comedor y sus sobrinas veían la tele. Le preguntaron por la lección,
Naiara no supo responder y volvió a ser golpeada. “Esa vez le
pegué, pero sin descargas”. La obligó de nuevo a colocarse sobre la
grava y al cabo de un rato, le preguntó otra vez por la lección. “Me
enfadé porque mentía. No se la sabía. Le pegué con la hebilla del
cinturón para ver si así se ponía las pilas”. Empezaron de
nuevo los zarandeos, los puñetazos y los golpes. Ordenó a sus sobrinas
que cerraran las ventanas. “¿Para qué?”, le preguntó la fiscal. “Para
que nadie escuchara los gritos”. Prosiguió la tortura. La agarró por los
pelos, la levantó a lo alto y la estrelló contra el suelo. “¿Cuántas
veces?” “Cuatro, cinco, seis…perdí la cuenta” dijo el asesino de la pequeña.
Hasta que se dio cuenta de que
la niña estaba inconsciente, no respondía. “La
levanté de los pies, le di un par de cachetes y la metí bajo el agua
para ver si reaccionaba”. Entonces comprobó aliviado que respiraba. Sus
sobrinas le pidieron que se detuviera, que la estaba matando. No las dejó
llamar a una ambulancia. Las ordenó que le acercaran una botella de
amoniaco para hacer reaccionar a Naiara.
La llevó al salón. La tumbó sobre el sofá, la tapó con una
manta y pidió a sus sobrinas que se encerraran en su habitación. “Respiraba.
Le hablé. Le dije que le perdonaba, que le levantaba el castigo”. Él
creía, que Naiara sólo descansaba porque llevaba días sin dormir.
“La abracé, me tumbé a su lado y encendí la tele”. La niña todavía
respiraba y la trasladé a la habitación de sus primas. La acosté en la
litera de abajo y se tumbó a su lado. “Le pedí perdón. Le prometí que
nunca más le volvería a pegar”.
Manuel Briones,padre de Naiara |
Vio que tenía un ojo muy hinchado. Pidió a sus sobrinas una
bolsa de guisantes congelados. Naiara respiraba con dificultad. “Pensé
que era mejor esperar a que mejorara para llamar a una
ambulancia”. Pero la pequeña se quedó sin pulso. La trasladó al
salón y empezó a realizarle maniobras de recuperación, mientras que
ordenó a sus sobrinas pedir una ambulancia por teléfono.
Mientras llegaban los sanitarios, el hombre mandó a las sobrinas a que limpiaran la sangre y que si alguien les preguntaba,
explicaran que la pequeña Naiara se había caído por las escaleras. Pero
las dos menores acabaron confesando la verdad,ya era demasiado tarde.
Iván Pardo está en prisión y la causa es muy
compleja, continúa en el juzgado. El padre de la niña, que vive en
Argentina,llegó a España y ha conseguido a través de su abogado, Marcos García Montes,
que la abuela y el padrastro estén en la causa en calidad de
investigados. También responsabiliza a su exmujer de no haber sido capaz
de preveer el infierno que sufría su hija. Una niña demasiado pequeña
para tantísima crueldad y dolor. Manuel Briones, el padre de Naiara,
acudió al Juzgado número 1 de Jaca y anunció la querella contra el asesino, Iván Pardo, contra la madre de la menor, Mariela
y la familia de ésta, porque «tanto ella como los otros son
responsables. Yo les pedí muchas veces que me la entregaran y no me la
quisieron entregar», relató.
La ampliación
incluye a las dos sobrinas de Iván Pardo, menores de edad, que
estaban en la casa de la abuela cuando sucedieron los hechos. Ambas permanecen preventivamente bajo tutela de la DGA.
El padre acabó visitando la tumba de la niña, totalmente emocionado y reiterando la petición para facilitar los trámites para «sacarla» de allí y llevarla consigo a Argentina.
El padre acabó visitando la tumba de la niña, totalmente emocionado y reiterando la petición para facilitar los trámites para «sacarla» de allí y llevarla consigo a Argentina.
Manuel Briones ha
anunciado este miércoles que se querellará contra su exmujer, Mariela
Benítez, las sobrinas de su actual pareja, menores de edad, y
posiblemente la administración, si se confirman los malos tratos a su
hija Naiara, la niña de 8 años asesinada el pasado día 7 de julio en
Sabiñánigo (Huesca).
Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3094940/0/padre-naiara-querella-madre-primastras-administracion/#xtor=AD-15&xts=467263
Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3094940/0/padre-naiara-querella-madre-primastras-administracion/#xtor=AD-15&xts=467263
Manuel Briones ha
anunciado este miércoles que se querellará contra su exmujer, Mariela
Benítez, las sobrinas de su actual pareja, menores de edad, y
posiblemente la administración, si se confirman los malos tratos a su
hija Naiara, la niña de 8 años asesinada el pasado día 7 de julio en
Sabiñánigo (Huesca).
Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3094940/0/padre-naiara-querella-madre-primastras-administracion/#xtor=AD-15&xts=467263
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Manuel Briones ha
anunciado este miércoles que se querellará contra su exmujer, Mariela
Benítez, las sobrinas de su actual pareja, menores de edad, y
posiblemente la administración, si se confirman los malos tratos a su
hija Naiara, la niña de 8 años asesinada el pasado día 7 de julio en
Sabiñánigo (Huesca).
Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3094940/0/padre-naiara-querella-madre-primastras-administracion/#xtor=AD-15&xts=467263
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