En una noche cerrada en pleno centro de Bilbao, un niño de 13 años y otro menor de 16 salen al encuentro de Ibon Urrengoetxea Urren,
un exfutbolista del Amorebieta de 43 años que camina distraído con su
móvil por el puente de El Arenal. Le asaltan para pedirle tabaco,
forcejean con él y uno de ellos, el de mayor edad, le propina una patada
en la cabeza. Urren cae al suelo y se fractura el cráneo.
Fallece en el acto. Ocurrió a las 4.20 de la madrugada del 23 de diciembre del 2017 y
es el suceso más trágico de una secuencia de delitos cometidos por
pandillas de menores que han encendido una sonora alarma social y
extendido una sensación de inseguridad en muchos vecinos de la capital
vizcaína.
Los dos niños dejan a Urren muerto en el suelo y salen en estampida hacia el Casco Viejo. Allí se les pierde la pista, hasta que días después la Ertzaintza logra identificarles tras reconstruir los hechos tal y como se describen a partir de las imágenes de cámaras de seguridad y la versión de los testigos. Son dos menores con historial delictivo que frecuentaban robos con violencia e intimidación a otros chavales en zonas céntricas de Bilbao. "A Urren no le quitaron el móvil, ni el dinero que llevaba en un bolsillo", asegura Ramón Bañuelos, jefe operativo de la Sección Territorial de Investigación Criminal de Bizkaia. Le arrebataron la vida. A la viuda, lo único que le tranquiliza es "la falta de sufrimiento a la hora de morir" de su marido, padre de un niño de cinco años. Y Mikel , un padre de familia preocupado por la oleada de robos, vuelve a preguntarse qué hacía ese crío de 13 años en la calle a esas horas de la noche.
El niño implicado en el homicidio de Urren, ya había participado anteriormente junto con otros menores –unos siete u ocho que no siempre delinquían juntos- en varios asaltos a chavales. "Son unos oportunistas que abordan a personas vulnerables para robarles, sobre todo teléfonos, dinero y prendas de vestir. Actúan en la vía pública en festivos y vísperas de festivo. Utilizan porras, puños americanos, objetos punzantes y en alguna ocasión intimidan con perros para lograr su fin", explica Patricia Martínez de Musitu, jefa de la Comisaría de Bilbao. La descripción y el modus operandi coinciden con los testimonios de las víctimas. Maribel , madre de una niña de 13 años, reconoció a los dos acusados de la muerte de Urren en una tienda de chuches de la zona de Indautxu: "Son dos chavales con muy malas pintas. Iban con un pitbull y aire de superioridad, desafiantes. A un amigo de mi hija le quitaron el móvil y una sudadera". Los rostros de estos niños, obtenidas de sus cuentas en las redes sociales, han sido señalados por varias familias como integrantes de un grupo autodenominado The Ghetto Family, causante de la escalada de delincuencia juvenil en la ciudad. La Ertzaintza asegura haberles neutralizado con la detención de tres menores y otros cinco que quedan como investigados. Se les atribuye 17 hechos delictivos desde mediados de noviembre del 2017. La primera denuncia contra estos adolescentes se registró el 20 de noviembre por un robo en el barrio de Deusto. De allí, huyendo de la vigilancia policial, las bandas se trasladaron a Indautxu y el parque de doña Casilda, en pleno centro, y más tarde a Santutxu y Begoña. Constan una veintena de denuncias en total contra estos individuos, una de las cuales presentada por Mikeldi a comienzos de diciembre del 2017 tras el ataque sufrido por su hijo: "El niño de 13 años y otros seis macarras con dos perros le robaron a mi hijo. Tuvimos suerte que no fueran a más". Tras la denuncia, creó en Facebook un grupo denominado "Por un Bilbao con seguridad", donde se quejan de la falta de seguridad en las calles de Bilbao.
Bilbao quiere quitarse cuanto antes la mancha de este tipo de ataques vandálicos. En 2018 la capital vizcaína, designada como la Mejor Ciudad Europea, será sede de la gala de entrega de los premios europeos de la cadena musical MTV, acoge en mayo las finales de la Champions europea de Rugby y ese mes concederá los oscar de la gastronomía en la gala de The World's 50 Best Restaurants, entre otros eventos.
La Ertzaintza da por controlado el foco de delincuencia causado por esta banda de unos ocho menores, entre los que figuran los dos que intervinieron en la muerte de Urren. También se les relaciona con los autores de una agresión sexual a una menor en Barakaldo el 29 de diciembre y con la agresión salvaje a dos jóvenes en una boca del Metro bilbaíno causando a uno de ellos la pérdida total de visión de un ojo. Los menores han pasado a disposición judicial. El menor de 16 que pateó a Urren permanece recluido en un centro de menores. Y el adolescente de 13 años, inimputable al ser menor de 14, queda en manos de los Servicios Sociales de la Diputación de Bizkaia tras perder sus padres la tutela.
"En ningún caso una cuestión tan importante como el establecimiento de la edad penal mínima se debe realizar cuando se ha producido un hecho delictivo tan grave. Existen numerosos estudios que demuestran que rebajar la edad penal no hace que desaparezcan este tipo de hechos", afirma Estefanía Ocáriz, investigadora en el Instituto Vasco de Criminología y experta en Delincuencia Juvenil y Derecho Penal de Menores. Opina que "no es real" que exista impunidad en aquellos menores de 13 años que delinquen por el hecho de estar exentos de responsabilidad penal: "El menor, su familia o tutores legales, tienen responsabilidad económica. Además, se ponen en marcha mecanismos de contención y control por parte de las instituciones relativas a la protección de esos menores".
Los dos niños dejan a Urren muerto en el suelo y salen en estampida hacia el Casco Viejo. Allí se les pierde la pista, hasta que días después la Ertzaintza logra identificarles tras reconstruir los hechos tal y como se describen a partir de las imágenes de cámaras de seguridad y la versión de los testigos. Son dos menores con historial delictivo que frecuentaban robos con violencia e intimidación a otros chavales en zonas céntricas de Bilbao. "A Urren no le quitaron el móvil, ni el dinero que llevaba en un bolsillo", asegura Ramón Bañuelos, jefe operativo de la Sección Territorial de Investigación Criminal de Bizkaia. Le arrebataron la vida. A la viuda, lo único que le tranquiliza es "la falta de sufrimiento a la hora de morir" de su marido, padre de un niño de cinco años. Y Mikel , un padre de familia preocupado por la oleada de robos, vuelve a preguntarse qué hacía ese crío de 13 años en la calle a esas horas de la noche.
El niño implicado en el homicidio de Urren, ya había participado anteriormente junto con otros menores –unos siete u ocho que no siempre delinquían juntos- en varios asaltos a chavales. "Son unos oportunistas que abordan a personas vulnerables para robarles, sobre todo teléfonos, dinero y prendas de vestir. Actúan en la vía pública en festivos y vísperas de festivo. Utilizan porras, puños americanos, objetos punzantes y en alguna ocasión intimidan con perros para lograr su fin", explica Patricia Martínez de Musitu, jefa de la Comisaría de Bilbao. La descripción y el modus operandi coinciden con los testimonios de las víctimas. Maribel , madre de una niña de 13 años, reconoció a los dos acusados de la muerte de Urren en una tienda de chuches de la zona de Indautxu: "Son dos chavales con muy malas pintas. Iban con un pitbull y aire de superioridad, desafiantes. A un amigo de mi hija le quitaron el móvil y una sudadera". Los rostros de estos niños, obtenidas de sus cuentas en las redes sociales, han sido señalados por varias familias como integrantes de un grupo autodenominado The Ghetto Family, causante de la escalada de delincuencia juvenil en la ciudad. La Ertzaintza asegura haberles neutralizado con la detención de tres menores y otros cinco que quedan como investigados. Se les atribuye 17 hechos delictivos desde mediados de noviembre del 2017. La primera denuncia contra estos adolescentes se registró el 20 de noviembre por un robo en el barrio de Deusto. De allí, huyendo de la vigilancia policial, las bandas se trasladaron a Indautxu y el parque de doña Casilda, en pleno centro, y más tarde a Santutxu y Begoña. Constan una veintena de denuncias en total contra estos individuos, una de las cuales presentada por Mikeldi a comienzos de diciembre del 2017 tras el ataque sufrido por su hijo: "El niño de 13 años y otros seis macarras con dos perros le robaron a mi hijo. Tuvimos suerte que no fueran a más". Tras la denuncia, creó en Facebook un grupo denominado "Por un Bilbao con seguridad", donde se quejan de la falta de seguridad en las calles de Bilbao.
Pili es madre de 3 adolescentes y está "bastante preocupada por esta
situación" después de que a uno de sus hijos "le han intimidado en dos
ocasiones en la zona de Begoña para robarle móvil y dinero". La hija de
Vero, de 16 años, y sus amigas "fueron atracadas en Indautxu con navajas
en Navidad". ¿Vamos a tener que empezar hacer patrullas de padres
para velar por nuestros hijos”?, se pregunta Mentxu.
Los mandos policiales tratan de rebajar el alarmismo creado por las
familias. "Bilbao es un lugar seguro. Estos hechos no hubiesen creado la
misma alarma en otras ciudades", afirma Josu Gotzon Lujua, jefe
territorial de la Ertzaintza en Bizkaia. Los datos de que dispone la
Policía vasca revelan que desde 2012 han descendido "significativamente"
los robos con violencia e intimidación en Bilbao. Solo se ha producido
un "ligero repunte en el último trimestre de 2017 en el distrito 6, en
Indautxu", subraya Martínez de Musitu.Bilbao quiere quitarse cuanto antes la mancha de este tipo de ataques vandálicos. En 2018 la capital vizcaína, designada como la Mejor Ciudad Europea, será sede de la gala de entrega de los premios europeos de la cadena musical MTV, acoge en mayo las finales de la Champions europea de Rugby y ese mes concederá los oscar de la gastronomía en la gala de The World's 50 Best Restaurants, entre otros eventos.
La Ertzaintza da por controlado el foco de delincuencia causado por esta banda de unos ocho menores, entre los que figuran los dos que intervinieron en la muerte de Urren. También se les relaciona con los autores de una agresión sexual a una menor en Barakaldo el 29 de diciembre y con la agresión salvaje a dos jóvenes en una boca del Metro bilbaíno causando a uno de ellos la pérdida total de visión de un ojo. Los menores han pasado a disposición judicial. El menor de 16 que pateó a Urren permanece recluido en un centro de menores. Y el adolescente de 13 años, inimputable al ser menor de 14, queda en manos de los Servicios Sociales de la Diputación de Bizkaia tras perder sus padres la tutela.
"En ningún caso una cuestión tan importante como el establecimiento de la edad penal mínima se debe realizar cuando se ha producido un hecho delictivo tan grave. Existen numerosos estudios que demuestran que rebajar la edad penal no hace que desaparezcan este tipo de hechos", afirma Estefanía Ocáriz, investigadora en el Instituto Vasco de Criminología y experta en Delincuencia Juvenil y Derecho Penal de Menores. Opina que "no es real" que exista impunidad en aquellos menores de 13 años que delinquen por el hecho de estar exentos de responsabilidad penal: "El menor, su familia o tutores legales, tienen responsabilidad económica. Además, se ponen en marcha mecanismos de contención y control por parte de las instituciones relativas a la protección de esos menores".
En España se archivaron en 2016 un total de 9.496 diligencias por ser
los sujetos implicados menores de edad inferior a los 14 años, según la
última memoria de la Fiscalía General del Estado, que no especifica
cuántos de esos casos fueron por supuestos homicidios o delitos de
extrema gravedad. Sí concluye que la cifra de 2016 es la más alta desde
2011.
Ocáriz señala que existen diversos factores sociales y psicológicos que
impulsan a un menor de 14 años a la delincuencia: "Cuando no va bien en
los estudios o no tiene ningún tipo de labor educativa, cuando tiene
amigos que tampoco estudian, con gran cantidad de ocio sin estructurar,
cuando el control parental es escaso o nulo, si hay consumo de
tóxicos... Es un cóctel que puede generar situaciones de riesgo social
que implica la comisión de delitos".
Los fiscales de menores del País Vasco también son partidarios de
mantener la edad penal de los menores en los 14 años. La fiscal de
menores de Álava, Carmen Cotelo, cree que es "adecuado" el límite
establecido en el Código Penal y considera que casos como el de la
muerte de Urren, con un adolescente de 13 años implicado, es "una
excepción". Su homóloga de Bizkaia, Mónica Arias, considera que no hay
que bajar la edad penal y añade que la mayoría de menores infractores
"se reconducen" y no se puede hablar de "futuros delincuentes".
1 comentario:
Siempre me ha hecho gracia cómo los (mal) llamados expertos alegan que por hechos puntuales no se pueden cambiar las leyes y que esto no supone que deje de cometerde delitos de este u otro tipo. Vemsos, por esa regla de tres, aun estaríamos aplicando leyes medievales. Las leyes se reforman y endurecen. Pues claro que los delitos van a seguir. Es que tipo de pena se impone. Mas que entender los delitos, estos pseudoexpertos parecen justificar todo por su incompetencia.
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