La víctima que tenía 17 años, llegó a la comisaría de
Les Corts acompañada de su madre y dos abogados. Con una libreta en
la que había anotado las violaciones y vejaciones sexuales que durante
años, desde los 6 a los 14 años sufrió a manos de su padre. La
declaración duró seis horas, en aquellas dependencias conocían bien al
acusado, el doctor Francisco de Paula Martorell, durante más de una
década el médico de los Mossos d’Esquadra.
Al día siguiente, el jefe de investigación de Les Corts,
que tomó declaración a la menor, se desplazó hasta la consulta del
doctor, en las dependencias policiales de la calle Ávila de Barcelona y
lo detuvo, pasó a disposición judicial pero quedó en libertad. Fue apartado del servicio médico y envió su currículum a
hospitales de Suiza y Angola, donde llegó para trabajar en un laboratorio. Tres años
después se celebró el juicio donde acudió a todas las sesiones y negó los
hechos. Regresó a Angola, mientras los magistrados de la Audiencia de
Barcelona redactaban la sentencia. En el 2013 el hombre
regresaba a Barcelona para Navidad, tenía un vuelo de Luanda a
Barcelona, con escala en Frankfurt, en el aeropuerto alemán recibió una
llamada en la que le advirtieron de que había sido condenado a 15 años, allí mismo compró un nuevo billete de avión y huyó hasta Costa Rica.
Hasta aquí lo que se sabía de este fugitivo al que ni un solo día dejaron de buscar la Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra, especialmente estos últimos por la cercanía con el individuo, ya que
pocos mossos no pasaron por su consulta en los últimos tiempos y porque
sabían por su relación diaria con investigadores, que jugaba con ventaja
para burlar el cerco policial. Hasta el domingo 15 de abril del 2018
que fue detenido en la casa de su hermano en Palafrugell, donde
permanecía escondido.
¿Cómo llegaron los investigadores hasta Martorell? un trabajo paciente y
minucioso en el que los mossos y los policías nacionales de los dos
grupos especializados en la búsqueda de fugitivos trabajaron como si
se tratara de un mismo cuerpo, se compartió la
información, hasta los últimos días en los que en un mismo vehículo de
vigilancia se mezclaron unos y otros.
La pista de Martorell se había perdido en Costa Rica en el 2015, los investigadores identificaron a la pareja del fugitivo, una persona con relevancia social en Barcelona recibió una
llamada solicitando ayuda, en nombre del médico. Esa persona que
básicamente no quería tener problemas con un fugitivo condenado por
violación acudió a la policía, se averiguó que la llamada se realizó
desde una institución en la que trabajaba como freelance una fotógrafa,
que utilizaba una motocicleta a nombre de Martorell.
Posteriormente se confirmó que era su compañera sentimental y se
comprobó que viajaba, entre 3 y 4 veces al año a distintos
paises de Sudamérica.
Los investigadores estaban con las manos atadas, la
sentencia de la Audiencia de Barcelona no era firme y los magistrados no
autorizaban algunas gestiones, aún así se revisaron las imágenes de
las cámaras de muchos lugares en los que estuvo la mujer. Pero no
pudieron confirmar la presencia del médico, en el 2016 se decidió impulsar la investigación.
La imagen de Martorell se incluyó en los carteles de los fugitivos más buscados, en la última lista de Europol aparecían dos españoles. Tania Varela,
detenida a primeros de abril del 2018 en Sitges y Francisco de Paula Martorell.
A finales del año 2017, un inspector que pasaba
un fin de semana en un hotel de montaña reconoció al médico y quiso
saludarle, pero el hombre se percató y se esfumó. El policía no le dio
importancia, pero cenando en su casa junto a la
televisión escuchó la información del nuevo cartel de Europol con los
fugitivos más buscados. Descubrió entre las fotografías al doctor y
alertó a sus compañeros,desde ese momento los investigadores se
convirtieron en la sombra de la pareja del fugitivo.
Ella iba y venía a Palafrugell, donde le constaba una propiedad, pero
averiguaron que la tenía alquilada. Descubrieron que en la casa a
la que acudía, vivía un hermano del fugitivo, con su mujer y sus hijos, no era fácil vigilar la masía sin ser vistos, todos los movimientos se
controlaron con prismáticos desde la loma de un monte cercano.
Al final el domingo día 15 de abril del 2018, se confirmó la presencia de un
hombre en la casa, el mismo con el que la mujer había sido grabada por
las cámaras de seguridad de un restaurante de Llafranc el día anterior.
La pareja abandonó la vivienda en moto y fueron interceptados por los
investigadores. Martorell se mostró sorprendido, pero resignado. El
lunes 16 de abril del 2018 ingresó en prisión, condenado a 15 años por violar
reiteradamente a una de sus hijas.
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