Los actos que cometió a lo largo de su
vida (y que culminaron con la muerte de su esposo) muestran las
consecuencias de crecer en un ambiente extremadamente violento.
Ella nació en Tenterfield, en Australia, el 24 de octubre del año 1955
en una familia caracterizada por la violencia. Su padre era un
alcohólico que acostumbraba en golpear y violar a su esposa a veces hasta 10 veces al día. Bárbara, su madre, solía comentarle a sus hijas como odiaba el sexo y a los hombres, y según la misma Katherine varios miembros de su familia (aunque no su padre) la violaron en repetidas ocasiones.
Esto generó bastantes problemas en el carácter de la mujer, que pasaba por largas temporadas de calma y luego sufría estallidos de furia que la convertían en un verdadero peligro. En
su colegio era conocida por aprovecharse de los más pequeños y por
atacar en repetidas ocasiones a estudiantes y profesores, pero por ser
la mayor parte del tiempo una estudiante modelo.
Tras salir del colegio, la joven encontró trabajo en un matadero en lo que consideraba su “labor soñada”: cortar la casquería de los animales allí sacrificados. Desde
entonces siempre dejó sus cuchillos en la cabecera de su cama, ya que
en sus propias palabras “uno nunca sabe cuándo podrá necesitarlos”.
Katherine conoció a David Stanford Kellet, su futuro esposo, en 1973 y desde el comienzo de la relación fue ella quien llevó las riendas. Incluso
solía defenderlo, a puño limpio o con cuchillo, en las peleas que el
hombre (bebedor empedernido) ocasionaba recurrentemente. Apenas un año
después se casaron a petición de la mujer.
El día de su boda Bárbara advirtió a su yerno que jamás debía hacer enfadar a su esposa: “Es mejor que la vigiles o te matará. Trátala de manera equivocada o
haz algo mal y estás jodido, ni pienses en jugar con ella serle
infiel o te matará”.
Como vemos, no se trataba de un buen prospecto para un matrimonio bajo
ninguna circunstancia. La mujer incluso trató de ahorcar a su marido
porque se quedó dormido después de haber tenido relaciones “sólo” 3
veces.
Ya en la relación, el matrimonio se
caracterizó por la violencia y el control obsesivo de Katherine Knight. Estando
embarazada lo golpeó y lo dejó inconsciente por haber llegado tarde de
un juego de dardos, lo que llevó a su captura por parte de la policía.
Kellet, sin embargo, se dejó convencer por la postura más calmada de
Katherine y decidió retirar los cargos.
Nuevos
sucesos violentos ocurrieron en el hogar y Kellet tomó la sabia
decisión de marcharse. Entretanto, Katherine intentó matar a su hija
dejándola en las vías del tren y fue capturada e inexplicablemente dejada en libertad.
Su obsesión era que creía que su esposo se encontraba en Queensland con otra
mujer. Unos días más tarde secuestró a una mujer en un auto para que la
llevara a esa ciudad y cuando la mujer escapó, tomó un niño como rehén. La
policía una vez, más, la capturó y la llevó a una institución
psiquiátrica. A pesar de que admitió abiertamente querer matar no sólo a
Kellet sino a su madre y al mecánico que reparó su vehículo
(permitiéndole huir), el hombre volvió a acompañarla y apoyarla. Tendrían otra hija antes de que el hombre, para su fortuna, pudiera dejarla para siempre.
A partir de ese momento Katherine tuvo 3
parejas más: David Saunders, John Chillingworth y John Price. Las dos
primeras se dieron cuenta de los problemas de la mujer y decidieron
dejarla sola (Saunders tras haber tenido una hija con ella y una
puñalada en el estómago), pero la tercera no se dio
cuenta del inminente peligro que significaba vivir con la mujer.
Antes de su muerte, John Price ya había sufrido la violencia de Katherine: por
su negativa a casarse con ella la mujer había enviado videos a su jefe
en los que mostraba los objetos que el hombre había robado del trabajo, lo que causó su despido. Esto llevó a una ruptura temporal y cuando volvieron las peleas se convirtieron en algo rutinario.
En febrero del año 2000 éstas llevaron a que el hombre fuera apuñalado por Katherine y se separara definitivamente de ella. Sin embargo el 29 de febrero la mujer volvió a la casa.
La escena fue realmente peculiar. Price tuvo relaciones con su expareja, tras lo cual ambos se durmieron. Lo hizo a pesar de saber que ella estaba allí para matarlo. Ya por la madrugada la mujer lo apuñaló 37 veces y después intentó suicidarse. Lo macabro fue lo que hizo con el cuerpo de Price. Experta cortando carne, lo despellejó cuidadosamente, lo decapitó y aprovechó el resto de su cuerpo para hacer una comida con patatas, calabaza, repollo y salsa cherry. Sirvió cuidadosamente los platos de comida cada uno con el nombre de los hijos del hombre, a quienes les dió de comer.
La cabeza de Price apareció en medio de la ensalada. Su piel estaba colgada como si se tratara de un animal. Uno de los platos parecía haber sido parcialmente comido por Katherine y luego arrojado al patio trasero.
Al final la mujer fue condenada a cadena perpetua, el primer caso femenino en la Historia de Australia. Parece ser que realmente tenía problemas mentales, ya que al oír la descripción de los actos que cometió entró en pánico y tuvo que ser sedada. Siempre
aseguró que no recordaba nada de lo sucedido y jamás aceptó
culpabilidad por sus actos (pese a ello, se declaró culpable).
Las
peticiones de su defensa de revisar la cadena perpetua han sido
sistemáticamente ignoradas por el jurado que consideran su crimen
imperdonable y a ella un verdadero peligro para la sociedad. Morirá en la cárcel.
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