Patricia Aguilar había abandonado su casa de Alicante en enero del 2017 justo
cuando cumplió la mayoría de edad después que el supuesto gurú de una secta en Perú la convenció para que lo siguiera. La joven tiene ahora una niña. El padre de Patricia Aguilar logró rescatar a su hija después
que ésta abandonara España en enero de 2017. Habría conocido con 16 años
por Internet a Felix Steven Manrique, el gurú de un “grupo gnóstico”
quien la habría convencido para viajar a Perú con él. “Patricia ha sido encontrada por la policía así como las otras chicas y niños que estaban desaparecidos y Felix Steven Manrique ha sido detenido”. Es el mensaje que el padre de Patricia Aguilar publicó anunciando que había encontrado a su hija.
Tras más de un año de incesante búsqueda en la que el padre de Aguilar se trasladó en dos ocasiones al país andino, la policía peruana detuvo el miércoles 4 de julio del 2018 al supuesto gurú en una casa en la selva de San Martín de Pangoa, a casi 500 kilómetros del lugar en el que habían visto por última vez a la joven española. La familia logró que un juez abriera diligencias por demostrar que la joven había sido captada cuando era aún menor de edad.
La policía encontró a Patricia en una casa en la que cuidaba a los hijos de otras mujeres (cuyas familias también habían denunciado su desaparición) y también a su propia hija, nacida en mayo del 2018.
Precisamente el gurú de la secta, que tiene 34 años y predica teorías apocalípticas y según se puede comprobar por Internet, promete un cambio de vida a las mujeres que se quieran ir a vivir con él a Lima a cambio de relaciones. La familia desconocía desde junio del 2017 el paradero de la joven, anteriormente se la había visto con signos de ir “dopada” y en mal estado, porque Manrique obligaba a las mujeres que estaban con él a tomar una sustancia alucinógena llamada ayahuasca.
El padre de Patricia siempre defendió que su hija pasaba por un mal momento cuando decidió marcharse a Perú. La joven llegó a intervenir en televisión para asegurar que permanecía en el país andino por propia voluntad y para atacar el círculo familiar que dejaba en España. A pesar de ello, los padres nunca dejaron de luchar por encontrar a Patricia.
La policía peruana detuvo el miércoles 4 de julio del 2018 a Manrique en una casa de campo ubicada en la selva de San Martín de Pangoa, a casi 500 kilómetros de donde se vio a Patricia por última vez. Junto a él estaban otras dos mujeres peruanas y sus hijos, menores de edad, cuyos familiares también habían denunciado su desaparición. Los agentes localizaron a Patricia a una hora de distancia, en otra casa. Allí cuidaba a los hijos de esas mujeres y también de un bebé, su hija, que nació el 28 de mayo del 2018. El padre de Patricia acabó por enterarse de que tenía una nieta.
La chica pasaba por un "momento de vulnerabilidad" tras la muerte de un familiar cuando se marchó de casa. Sus padres, Alberto Aguilar y Rosa Poveda, descubrieron que había viajado a Perú y consiguieron ubicarla junto a Manrique, un hombre de 34 años al que había conocido por internet cuando ella todavía tenía 16 años.
Según averiguó el entorno de la joven española, Manrique se hacía llamar Príncipe Gurdjieff, predicando teorías apocalípticas en varias páginas de internet, en las que también ofrecía ayuda espiritual, "alojamiento y regalos" e incluso retoques estéticos a chicas jóvenes "que quieran cambiar de vida y mudarse" con él para vivir en Lima.
Con la detención de Manrique se abrió un horizonte esperanzador pero complicado para la familia de Patricia, que reconocían que quedaba un largo camino que recorrer con la chica: "Después de tanto tiempo en el grupo está totalmente anulada, es otra persona. La hemos rescatado, pero no la hemos recuperado, el daño ya está hecho", aseguraba la prima de Patricia y portavoz de la familia, Noelia Bru. Junto a los padres de la joven, ella luchó desde el primer día para que la chica volviera.
En febrero del año 2017, Patricia aseguró que estaba en Perú "voluntariamente" y no pertenecía a ninguna secta. Así lo comunicó al consulado español en Lima, donde se presentó acompañada de Manrique. Un funcionario les tomó declaración a ambos. En octubre del 2017, la Ertzaintza averiguó, gracias a la familia de Patricia, que Manrique había intentado "reclutar" por internet a otra chica española, de 16 años, que vive en Guipúzcoa. Las pesquisas revelaron que la menor iba a seguir los pasos de Patricia, quería convertirse en otra de las esposas del Príncipe Gurdjieff y repoblar el mundo con él tras el apocalipsis. Una denuncia a tiempo lo evitó.
Tras más de un año de incesante búsqueda en la que el padre de Aguilar se trasladó en dos ocasiones al país andino, la policía peruana detuvo el miércoles 4 de julio del 2018 al supuesto gurú en una casa en la selva de San Martín de Pangoa, a casi 500 kilómetros del lugar en el que habían visto por última vez a la joven española. La familia logró que un juez abriera diligencias por demostrar que la joven había sido captada cuando era aún menor de edad.
La policía encontró a Patricia en una casa en la que cuidaba a los hijos de otras mujeres (cuyas familias también habían denunciado su desaparición) y también a su propia hija, nacida en mayo del 2018.
Precisamente el gurú de la secta, que tiene 34 años y predica teorías apocalípticas y según se puede comprobar por Internet, promete un cambio de vida a las mujeres que se quieran ir a vivir con él a Lima a cambio de relaciones. La familia desconocía desde junio del 2017 el paradero de la joven, anteriormente se la había visto con signos de ir “dopada” y en mal estado, porque Manrique obligaba a las mujeres que estaban con él a tomar una sustancia alucinógena llamada ayahuasca.
El padre de Patricia siempre defendió que su hija pasaba por un mal momento cuando decidió marcharse a Perú. La joven llegó a intervenir en televisión para asegurar que permanecía en el país andino por propia voluntad y para atacar el círculo familiar que dejaba en España. A pesar de ello, los padres nunca dejaron de luchar por encontrar a Patricia.
La policía peruana detuvo el miércoles 4 de julio del 2018 a Manrique en una casa de campo ubicada en la selva de San Martín de Pangoa, a casi 500 kilómetros de donde se vio a Patricia por última vez. Junto a él estaban otras dos mujeres peruanas y sus hijos, menores de edad, cuyos familiares también habían denunciado su desaparición. Los agentes localizaron a Patricia a una hora de distancia, en otra casa. Allí cuidaba a los hijos de esas mujeres y también de un bebé, su hija, que nació el 28 de mayo del 2018. El padre de Patricia acabó por enterarse de que tenía una nieta.
La chica pasaba por un "momento de vulnerabilidad" tras la muerte de un familiar cuando se marchó de casa. Sus padres, Alberto Aguilar y Rosa Poveda, descubrieron que había viajado a Perú y consiguieron ubicarla junto a Manrique, un hombre de 34 años al que había conocido por internet cuando ella todavía tenía 16 años.
Según averiguó el entorno de la joven española, Manrique se hacía llamar Príncipe Gurdjieff, predicando teorías apocalípticas en varias páginas de internet, en las que también ofrecía ayuda espiritual, "alojamiento y regalos" e incluso retoques estéticos a chicas jóvenes "que quieran cambiar de vida y mudarse" con él para vivir en Lima.
Con la detención de Manrique se abrió un horizonte esperanzador pero complicado para la familia de Patricia, que reconocían que quedaba un largo camino que recorrer con la chica: "Después de tanto tiempo en el grupo está totalmente anulada, es otra persona. La hemos rescatado, pero no la hemos recuperado, el daño ya está hecho", aseguraba la prima de Patricia y portavoz de la familia, Noelia Bru. Junto a los padres de la joven, ella luchó desde el primer día para que la chica volviera.
En febrero del año 2017, Patricia aseguró que estaba en Perú "voluntariamente" y no pertenecía a ninguna secta. Así lo comunicó al consulado español en Lima, donde se presentó acompañada de Manrique. Un funcionario les tomó declaración a ambos. En octubre del 2017, la Ertzaintza averiguó, gracias a la familia de Patricia, que Manrique había intentado "reclutar" por internet a otra chica española, de 16 años, que vive en Guipúzcoa. Las pesquisas revelaron que la menor iba a seguir los pasos de Patricia, quería convertirse en otra de las esposas del Príncipe Gurdjieff y repoblar el mundo con él tras el apocalipsis. Una denuncia a tiempo lo evitó.
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