El Siniestro del Tren Alvia en Santiago de Compostela
El accidente del tren Alvia,
la mayor tragedia ferroviaria de los últimos 40 años en España, los
familiares de las víctimas siguen exigiendo justicia. El maquinista del
tren siniestrado, Francisco José Garzón, uno de los imputados, compareció en la comisión parlamentaria que investiga el siniestro que dejó 80 fallecidos y 140 heridos.
Garzón leyó un comunicado en el Congreso de los Diputados en el que
insistió en que este "era un accidente anunciado", de cuyos riesgos
había advertido él mismo al responsable de seguridad. Estos son algunos
de los episodios más destacados en estos cinco años en el esfuerzo por
esclarecer las causas de esta tragedia.
El 24 de julio de 2013 el tren Alvia, procedente de Madrid y con
destino a Ferrol, descarriló en una curva —a solo cuatro kilómetros del
fin de su recorrido— impactando a gran velocidad, muy por encima del
límite permitido en ese tramo. La intensidad del choque fue tan grande,
que uno de los ocho vagones ascendió 15 metros por encima de la vía. El
tren transportaba a 218 personas a bordo, de las cuales 80 murieron.
"Hemos venido a un bautizo y nos quedaremos a un entierro". Estas
fueron las palabras de uno de los supervivientes del accidente que acabó
con la vida de 80 personas. Los fallecidos dejaron tras de sí historias
rotas. Lee aquí algunas de ellas.
La Catedral de Santiago acogió el funeral por las víctimas del
accidente de tren. El día que se celebró, mucha gente no pudo entrar y
permaneció en la plaza del Obradoiro donde se colocaron unas pantallas
gigantes. De las instantáneas más destacadas, los crespones negros, la
multitud callada y la asistencia de, en aquel entonces, los príncipes
Don Felipe y Doña Letizia.
"Ya le dije al de seguridad que esa curva era peligrosa, que un día nos la íbamos a tragar". Estas fueron las palabras que utilizó Francisco José Garzón,
el maquinista del tren accidentado en Santiago, en la llamada que
realizó al servicio de emergencia poco después de descarrilar. "Somos
humanos y esto podía pasar. Esto no puede ser", se lamentaba Garzón, a
través de su teléfono móvil aún desde las vías cuando todavía desconocía
la gravedad del suceso.
El jefe de maquinistas que advirtió del riesgo en la curva de Angrois, José Ramón Iglesias Mazaira, trasladó directamente su alerta
a cuatro compañeros formadores de otros conductores y al gerente de
Viajeros de Galicia. También llegó, a través de su superior, José Luis
Rodríguez Vilariño, a otros tres técnicos, por lo que al menos diez
cargos intermedios de Renfe debían conocerla. Pero la empresa culpó a
Mazaira de no haber tramitado esa advertencia ante el órgano adecuado.
En febrero de 2014, la Policía Científica aportó al
sumario del accidente una reconstrucción realizada por su departamento
de infografía forense. El cuerpo policial la elaboró con algunas
imágenes inéditas de las cámaras de seguridad ubicadas en la línea
Ourense-Santiago.
El perito más independiente de los seis que analizaron el accidente
de Angrois antes de febrero de 2015 concluyó que Adif, la empresa
pública gestora de la línea, no analizó los riesgos que implicaron no
instalar en la curva en la que descarriló el tren el sistema de control
constante de la velocidad —usado en el AVE— y de autorizar que Renfe
también desconectase esa seguridad a bordo del Alvia.
El titular del juzgado número 3 de Santiago concluyó en octubre de
2015 la investigación con un único imputado por el descarrilamiento, el maquinista Francisco José Garzón Amo,
acusado de 80 homicidios por imprudencia grave profesional y 144
delitos de lesiones. El instructor decidió no atender las peticiones de
los abogados de Garzón y las asociaciones de víctimas para sentar
también en el banquillo a cargos ferroviarios del Ministerio de Fomento
responsables de la seguridad en ese tramo.
La Audiencia Provincial de A Coruña ordenó en mayo de 2016 reabrir la
instrucción por el descarrilamiento del Alvia. La sala concluyó
entonces que el juzgado debía seguir investigando para aclarar diversos
extremos expuestos en las periciales y que, como reclamaban las víctimas
y el abogado del maquinista, se concretaba en la existencia de riesgo
de accidente en la curva.
En diciembre de 2016, tres años después del suceso, Adif presentó en
el Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago 300 folios relacionados
con el análisis de riesgos y el cambio significativo de velocidad en la
línea que conecta Ourense con la capital gallega, en la que se
descarriló el tren Alvia.
Populares y socialistas, que dirigían los gobiernos responsables de
la seguridad en la línea ferroviaria donde ocurrió la tragedia,
bloquearon por sexta vez en febrero de 2017, en el Parlamento gallego,
la creación de una comisión de investigación sobre el accidente.
La Audiencia Provincial de A Coruña respaldó en junio de 2017 la
decisión del juez Andrés Lago Louro de extender la investigación sobre
el siniestro a Andrés Cortabitarte, responsable de Seguridad en la
Circulación de Adif cuando se puso en funcionamiento la línea.
El director de Seguridad de Renfe, Antonio Lanchares, aseguró en
noviembre ante el juez del caso Alvia que no fue informado de ningún
riesgo en la línea Ourense-Santiago de alta velocidad en la que sucedió
el accidente de tren.
El portavoz de la Plataforma Víctimas Alvia 04155, Jesús Domínguez,
ha denunciado este martes en el Congreso que "el Estado ocultara las
responsabilidades de quienes fueron negligentes", concentrando toda la
culpa en Francisco José Garzón, el maquinista "que se despistó y no
frenó a tiempo". Domínguez también ha señalado a tres exministros, el
socialista José Blanco y los populares Ana Pastor y Rafael Catalá, como
los cargos políticos responsables de varias decisiones fundamentales que
influyeron en la tragedia.
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