El titular del juzgado número 4 de la Audiencia Nacional, José Luis Calama, envió a prisión a Pompeyo González Pascual, el vecino de Miranda de Ebro y 74 años de edad, que en 2022 remitió seis cartas con sustancias pirotécnicas al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Defensa, Margarita Robles; las embajadas de Ucrania y Estados Unidos en Madrid; así como al centro de satélites de la base aérea de Torrejón y a la empresa Instalaza.
El juez relató en su auto que Pompeyo González, que se negó a declarar, compró en Amazon entre junio y julio de 2022 un kilo de nitrato potásico puro, cable con mecha, interruptores, filamentos de cobre y bombillas incandescentes. Y entre octubre y noviembre, pegatinas adhesivas para colocar el nombre del destinatario y dirección, así como bisagras, toda clase de tornillería, brocas de precisión, y plantillas para dibujar los números y el abecedario con el que escribió las direcciones y pretendía disimular su caligrafía.
El juez relató que existen numerosas evidencias en su contra. La clave definitiva fueron las muestras de ADN recogidas por la policía en su basura, cuyo perfil genético coincide con el extraído de los sellos empleados para el envío de los paquetes, así como al detectado en diferentes partes internas de los artefactos explosivos.
Adquirió, entre otras sustancias, “clorato potásico, azufre y pólvora”, elaborando con ellas los artefactos explosivos que remitió por correo con la “finalidad de alterar gravemente la paz pública”. Además, dentro de los sobres introdujo “postas de plomo a modo de metralla” para aumentar el daño.
Pompeyo González, un nostálgico de la antigua Unión Soviética visitaba las páginas web prorrusas para informarse, así como las páginas armas.es y quimica.es con el supuesto objetivo de formarse en la fabricación de explosivos.
El juez también incide en que la utilización de aplicaciones rusas de mensajería instantánea como VK, y correos electrónicos cifrados Protonmail, así como la trascendencia de sus “violentas acciones” como “medio de propaganda” de la ocupación rusa en Ucrania, “pudieran facilitar su huida a territorio ruso, recibiendo al efecto ayuda de ciudadanos de dicho país”, por lo que conjura este riesgo con la prisión. Pompeyo González fue en su vida laboral un trabajador en diversos cementerios, sobretodo como enterrador en Miranda del Ebro.
Estaba jubilado del Ayuntamiento de Vitoria, retiro que le llegó en el año 2013. Vivía solo en el piso 3º C del número 2 de la calle del Clavel en el barrio de La Charca de Miranda del Ebro y, no tenía familia.
Apuntan sus vecinos que «era una persona bastante rara», no siendo muy conocido ni en la ciudad ni en el propio barrio, porque «no era muy dado a las relaciones sociales». Sin embargo, y siempre atendiendo a las declaraciones de los vecinos, «se mostraba muy activo en las redes sociales», y no se conoce que tuviera militancia en ningún partido político.
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