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lunes, 10 de octubre de 2016

El Monstruo de Amstetten
















El Caso Fritzl trata sobre la mujer austriaca Elizabeth Fritzl (nacida el 6 de abril de 1966) que permaneció encerrada en un sótano o zulo subterráneo por iniciativa de su padre, el electricista Josef Fritzl, durante 24 años, desde 1984 hasta 2008. Fritzl, de 74 años de edad al momento de descubrirse el caso, abusó sexualmente de ella desde que tenía 11 años, y durante su cautiverio, en el cual ella dio a luz a siete hijos, e inclusive tuvo una pareja de gemelos, uno de los cuales murió poco después de nacer y fue incinerado por el propio progenitor. Según explicó la policía de Austria, él la mantuvo aislada desde que tenía 18 años, en un zulo del sótano del edificio residencial de dos pisos donde él mismo vivía con su propia esposa (con quien también tuvo siete hijos), en Amstetten, pueblo de Austria.
La situación se descubrió en el hospital de Amstetten, donde Josef llevó a su hija-nieta de 19 años Kerstin Fritzl, y los médicos encontraron una nota en su bolsillo pidiendo ayuda. A partir de eso se supo que Josef Fritzl empezó a abusar de su propia hija Elizabeth en 1977, encerrándola en un zulo dentro de la vivienda de la familia el 28 de agosto de 1984. En septiembre de 1984 apareció una carta manuscrita de Elizabeth, en la que explicaba a sus padres que dejaran de buscarla. Entre 1988 y 1989 nació Son Kerstin en el zulo, su primera hija. Su segundo hijo, Stefan, nació un año después. En mayo de 1993, se encontró un niño recién nacido en el portal de la casa de la familia, junto a la que apareció una nota de Elizabeth en la que pedía que cuidaran de su hijo, y en diciembre de 1994 nació otro bebé, Monika. Los padres de Elizabeth se hicieron cargo de los niños. En mayo de 1996, Elizabeth dio a luz gemelos, uno de los cuales murió a los tres días de nacer. Josef Fritzl confesó haber incinerado el cuerpo en casa. El gemelo que sobrevivió, Alexander, pasó a vivir con la familia en 1997. Una nueva nota de Elizabeth en 2003 relataba que había dado a luz otro niño, Felix, un año antes quien, como sus hermanos Kerstin y Stefan, permaneció encerrado en el calabozo (el sótano de un edificio residencial de dos pisos, que Josef fue extendiendo con los años, instalando una puerta corrediza de hormigón reforzado, con un código secreto). Todos ellos vivían detrás de unos estantes, y algunas partes de las celdas no tenían más de 1,70 metros de altura.


El 19 de abril de 2008 Kerstin ingresó en el hospital debido a una enfermedad que amenazaba su vida. Se encontró una nota de su madre en un bolsillo de Kerstin en la que pedía auxilio,3 la policía se apresuró por encontrar a Elizabeth. Fue entonces cuando Josef Fritzl explicó que Elizabeth estaba con Stefan y Felix. El 26 de abril de 2008, Elizabeth y su padre aparecieron juntos en el hospital en el que Kerstin recibía tratamiento. Josef Fritzl fue arrestado al ser sospechoso de abuso sexual y secuestro. Al día siguiente, Elizabeth y sus hijos recibían asistencia sanitaria.
El 28 de abril Josef Fritzl confesó que encerró a su hija en un zulo sin ventanas durante 24 años y tuvo con ella siete hijos. Mantenía a su hija drogada y maniatada en casa. Según dijo la Policía, Fritzl, quien había asistido a cursos de formación profesional en la rama de electricidad (en alemán: Höhere Technische Lehranstalt) construyó una prisión a través de una pequeña puerta escondida que se accionaba mediante un código secreto que sólo él conocía. La esposa de Fritzl, Rosemarie, dijo no saber nada de dónde estaba Elizabeth. Creyó que su hija había desaparecido voluntariamente según las cartas manuscritas que se encontraron de ella.
Las violaciones y abusos comenzaron cuando Elisabeth, la tercera de siete hermanos, tenía sólo 11 años. Un año después, su violador, que no era otro que su propio padre, comenzó a construir en el sótano de su vivienda en Amstetten (Austria) el zulo en el que la tendría encerrada durante 24 años, y en el que engendraría con ella siete hijos.
A los 18 años el padre, ante la más que probable huida de Elisabeth de la vivienda familiar, decide que ha llegado la hora de llevar a cabo su plan, y una noche, medio drogada, la baja al sótano. Allí, durante casi el primer año, la mantiene atada con una cuerda y la viola de manera brutal, en ocasiones hasta varias veces al día.
Josef le hizo escribir una carta, que hizo llegar a la casa de arriba, en la que dice que se ha ido de casa y que está bien, que no la busquen.
A los cinco años, Elisabeth queda embarazada de su padre. Y comienzan los nacimientos: Kerstin (24), Stefan (23), Lisa (21), Monika (19), Alexander (17), Michael (mellizo de Alexander, fallecido a las 66 horas de nacer) y Félix (10). Entre paréntesis aparece la edad que tienen en la actualidad.
La joven sufrió los abusos de su padre durante todos estos años, dio a luz sola, y tuvo que sacar adelante a sus hijos en condiciones inimaginables. Pero lo hizo: a los tres que permanecieron en el zulo hasta el final les enseñó a leer, a escribir, les educó y les habló de Dios.
Lisa, Monika y Alexander se criaron en la casa de arriba, con su abuela Rosemarie y su padre-abuelo. Llegaban allí, con una nota de Elisabeth en la que aseguraba que no podía hacerse cargo de ellos. La realidad era que los subían por su insistencia, por enfermedades o por cualquier otra razón.
Los cálculos que la propia Elisabeth hizo al salir del zulo de cuántas veces habría podido haber sido violada por su padre llevan a una estimación de 3.000 en los 24 años que pasó encerrada en este zulo.
La mazmorra llegó a medir 55 metros cuadrados, aunque los primeros años vivió en una estancia de  20 metros cuadrados, y los primeros meses, atada con unan cuerda que le daba justo para ir al baño.
Con los años, Fritzl fue acondicionando la mazmorra para la vida de su segunda familia. Añadió una habitación, llevó una lavadora, nevera, radio y televisión… Les bajaba comida, plantas, ropa de cama…
Al zulo se accedía a través de una puerta de hormigón que  se abría mediante un mando a distancia, con un sofisticado sistema electrónico que el mismo Fritzl había ideado. Después había un habitáculo, donde situó la lavadora pocos años antes de descubrirse el horror, que había insonorizado para amortiguar los ruidos.
A través de un pasillo de 60 cm de ancho y cinco metros de largo se accedía a la habitación ampliada, en la que dormían los hijos. Un dormitorio de 9 metros cuadrados que, mediante otro pasillo, daba acceso a la sala-comedor-cocina-baño.
Y por un pasillo se llegaba al cuarto de Elisabeth, donde Fritzl la violaba y donde puso una tele. El zulo estaba poco iluminado, aunque Elisabeth le pidió a su padre que pusiera luces ultravioletas y les bajara vitamina D para paliar los efectos de la carencia de luz solar.
La noticia tuvo un gran impacto mediático desde el primer momento, usando los medios de comunicación diversos sobrenombres para referirse a Josef Fritzl, siendo el más conocido el de "monstruo de Amstetten".
"Fue brutal conmigo", relató Elisabeth a la juez Andrea Humer. "Si no aceptaba mantener relaciones sexuales con él entonces los niños sufrirían. Sabíamos que nos pegaría o que sería malo con nosotros", añade. "Decía que podía cerrar la puerta cuando quisiera y que entonces veríamos cómo íbamos a sobrevivir", afirma Elisabeth quien asegura que siempre creyó las amenazas de su padre.
La cantautora Noruega Marion Raven escribió una canción dedicada a Rosemarie Fritzl en la que básicamente le cuestiona como es que no se dio cuenta de lo que sucedía bajo su propio techo durante tanto tiempo, la canción se titula Rosemarie y sería incluida en el álbum Nevermore de la cantautora pero el álbum fue cancelado, Rosemarie nació en 2009 y fue coescrita con el productor Oliver Leiber.
También el cantautor chileno Fernando Milagros escribió una canción titulada "Elizabeth Fritzl" incluida en el álbum "Por su atención gracias". Es una canción muy nostalgica en donde se plantea la aberración cometida contra Elizabeth.
El grupo alemán Rammstein también escribió una canción llamada "Wiener Blut" acerca de este caso, que fue incluida en el disco Liebe ist für alle da. Es una canción que describe de manera extremadamente cruda la barbaridad que cometió Josef.
Cinco hijos de Elizabeth fueron trasladados junto con su madre y su abuela Rosemarie a una clínica cercana a la localidad de Amstetten, mientras Kerstin, en coma inducido, permanecía en el hospital de la localidad, donde había sido ingresada tras un fallo multiorgánico y posterior estado de inconsciencia sufrido en el zulo.
Allí, un grupo de los mejores psicólogos austriacos trata de sacar adelante a cada uno de ellos. Algunos nunca habían visto la luz del día como Stephan o Felix. También se hizo lo posible por aislar de los medios de comunicación a los tres niños que vivían en la casa con sus abuelos.
La terapia consistió, entre otras cosas, en la elaboración de un mural en el que cada miembro de la familia plasmaba con sus manos con una frase, en salidas nocturnas individuales a cenar, cursillos de natación o incluso, una de las niñas que llevaba una vida normal, Monika, fue enviada cuatro días a unos campamentos organizados por los bomberos.
Tras un gran sufrimiento sobre todo de su hermano Stephan, Son Kerstin fue despertada a finales de mayo y el día 8 de junio se reunió con el resto de la familia. Ella tampoco conocía nada diferente del bunker hasta entonces. Se espera la rehabilitación tanto física (principalmente el mal funcionamiento de algunos órganos y del sistema inmunológico; también de las dentaduras) pero sobre todo mental de las víctimas.
El 14 de noviembre de 2008, Josef Fritzl fue acusado de homicidioesclavitudviolaciónsecuestro e incesto
Fritzl había admitido el 16 de marzo de 2009, al abrirse el juicio, los cargos de incesto, violación y secuestro, pero había rechazado los de esclavitud y asesinato. El 18 de marzo, el acusado admitió todos los cargos en un sorprendente cambio de estrategia en el tercer día de juicio, realizado en el tribunal de Sankt Pölten, a 60 kilómetros al oeste de Viena. El 19 de marzo el jurado dio su veredicto: cadena perpetua e internamiento psiquiátrico para Josef Fritzl.

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