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sábado, 28 de octubre de 2017

Parricidio en Zorita , un Hacha Sobre Toda su Familia












Dionisio González Cerezo tomó un hacha y comenzó a recorrer las habitaciones de su vivienda, en el número 3 de la calle Casaduelas, mientras todos sus familiares dormían. En un momento  comenzó a asestar golpes con el hacha a su mujer, Amelia Serrano Chamorro, de 57 años, y a sus hijos María Rosa, Marcial y Dionisio de 31, 29 y 28 años, respectivamente. Todos los golpes iban dirigidos hacia la cabeza y por la situación de los cuerpos, ninguna de las víctimas tuvo tiempo de reaccionar. Sólo su mujer apareció después cubierta con una manta.

A continuación Dionisio llamó por teléfono a su hijo mayor, Blas, separado y residente en Cáceres. «¡Vente para acá, he matado a tu madre, a tus hermanos y me voy a matar yo».
Blas estuvo 15 minutos hablando con su padre y después llamó a su tía Florentina, contándole lo sucedido. «Id. Va a pasar algo».

Florentina, José y María se desplazaron hasta la casa de los González, y otro joven vecino , en ese momento gritaron: «Dionisio, abre la puerta». La respuesta fue un disparo. El parricida, tras incrustar la escopeta en su boca, había apretado el gatillo quitándose la vida. Su cuerpo prácticamente les cayó encima. Después, poco a poco, la noticia fue extendiéndose por todo el pueblo y la gente no acertaba a dar crédito a lo que oía: «Dionisio, imposible».
Uno de los dos hijos, cuya identidad estaba aún sin determinar ante la deformación que sufría el rostro, fue trasladado con vida al hospital de San Pedro de Alcántara de Cáceres. En urgencias se le apreció traumatismo craneoencefálico por herida de hacha en la zona occipital con pérdida de la masa encefálica. Se ordenó su ingreso en el servicio de neurocirugía del hospital regional Infanta Cristina de Badajoz, pero falleció durante el trayecto.

 









Dionisio y su familia habían emigrado a Baracaldo y regresaron al pueblo de Zorita en 1987. «Pidió un puesto en el mercado de abasto y el Ayuntamiento le ayudó a montarlo. Desde entonces habían vivido de ello».
En el pueblo le consideraban una persona «tratable y pacífica», dicen dos ancianos a la puerta del bar Jardín. «Hablaba con todo el mundo y nadie le había visto un gesto feo».







Dionisio González Fernández, primo del parricida muerto, recuerda que habían estado juntos dias antes. «Se encontraba bien, dentro de lo suyo».
Y lo suyo, según se perfilaba en la crónica familiar de los González Cerezo, «pasaba por muchas cosas», cuentan vecinos y familiares: «Amelia, su mujer, con una pierna y un brazo inmovilizados. Él le hacía todo. Su hija, María Rosa, enferma mental , el paso del mayor de los muchachos por la cárcel y los otros… los otros, Dionioso y Marcial, los dos jóvenes muertos, dependientes de la droga. «Y por si fuera poco meses atrás se le murió al Dionisio un nieto», recuerda Lorenzo, primo de Amelia.
Difunto nieto del parricida de Zorita





En el funeral y en el entierro estuvo presente la hija superviviente, Amelia, casada y que residía en el pueblo y que se encontraba visiblemente afectada, además de cuatro hermanos del parricida y dos hermanas de la esposa asesinada.
Uno de los familiares de los fallecidos, de nombre Dionisio González -como el autor del múltiple crimen- manifestó que el parricida se encontraba aquejado de frecuentes depresiones nerviosas por la mala salud de su mujer, la muerte reciente de su único nieto y porque los hijos a los que mató «estaban enganchados a la droga».
El párroco de Zorita, Pedro Sánchez, comentó que veía a Dionisio muy preocupado por la salud de su mujer, «porque sólo él la atendia», según el propio parricida le confesó un día en que fue a hablarle a la iglesia para contar su problema.
 Tres vecinas con domicilio cercano al número 3 de la calle Casaduelas, donde ocurrió la matanza, manifestaron que jamás habían conocido escándalo alguno en la familia y añadieron que los González Cerezo «eran correctos y tranquilos, pero reservados».

Ver Programa Escrito en el aire: El caso del hacha


















Un anciano amigo de Dionisio González comentó que los hijos tenían problemas con el tráfico de drogas y que la familia se trasladó a Zorita huyendo de Bilbao, donde uno de los hijos, ahora muerto, fue detenido y puesto en libertad al poco tiempo.
El anciano explicó que el hijo superviviente, Blas, que reside en Cáceres, estuvo en prisión por un delito de robo. Según el anciano, que no quiso dar su nombre, el padre de Dionisio, de nombre Blas González, se suicidó en Baracaldo ahorcándose, cuando la familia residía en Bilbao.
Explicó que el nieto de Dionisio, de poca edad e hijo de Amelia,la hija casada y superviviente, murió unos meses antes tras sufrir una extraña enfermedad, sin que llegaran a saber la causa.

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