Ruth Berbel Vivar asesinó a sus dos hijos
en la tarde del 29 de septiembre de 2011. La infanticida tenía
afectadas sus facultades mentales.
La resolución judicial, firmada por el magistrado de la Sala de lo Penal Jerónimo Garvín, estimó el recurso presentado por la defensa de Ruth Berbel y aplicó, por lo tanto, una eximente incompleta de alteración psíquica. Ese tecnicismo judicial pudo traducirse con una expresión mucho más vulgar: la mujer no estaba en sus cabales cuando acabó con la vida de sus hijos, Álvaro y Alejandro, a los que durmió con un medicamento y posteriormente asfixió con una manta de viaje.
Que Ruth Berbel cometió los crímenes no lo discutió nadie en el juicio, lo que un jurado tuvo que decidir es sobre el estado mental de la mujer. Los nueve miembros del tribunal popular decidieron por unanimidad que la infanticida era plenamente consciente de lo que hacía en el momento de los hechos. “No tenía alteradas sus facultades mentales” entonces, el veredicto. Para alcanzar esa decisión, el jurado se basó en las declaraciones de los diferentes testigos y especialistas: “Todos afirmaron que se encontraba tranquila y que reconocía lo que había hecho”. Con esa argumentación, Ruth Berbel Vivar fue condenada a 35 años de prisión por dos delitos de asesinato (17 años y 6 meses por cada uno de ellos).
Los niños tenían tres y once años. Un familiar alertó a la Policía de las intenciones de la madre, fue detenida al otro día de que asesinó a sus hijos.
La autora del terrible crimen actuó en su vivienda ubicada en el número dos de la calle Alcalde Cancio Uribe, en el barrio de La Alcantarilla de Jaén. Lo que trascendió hasta aquel momento es que un familiar de la parricida telefoneó a las 19,10 horas a los servicios de urgencia avisando de que la mujer, que se encontraba en el domicilio familiar junto a sus dos hijos, amenazaba con acabar con la vida de ambos.
La resolución judicial, firmada por el magistrado de la Sala de lo Penal Jerónimo Garvín, estimó el recurso presentado por la defensa de Ruth Berbel y aplicó, por lo tanto, una eximente incompleta de alteración psíquica. Ese tecnicismo judicial pudo traducirse con una expresión mucho más vulgar: la mujer no estaba en sus cabales cuando acabó con la vida de sus hijos, Álvaro y Alejandro, a los que durmió con un medicamento y posteriormente asfixió con una manta de viaje.
Que Ruth Berbel cometió los crímenes no lo discutió nadie en el juicio, lo que un jurado tuvo que decidir es sobre el estado mental de la mujer. Los nueve miembros del tribunal popular decidieron por unanimidad que la infanticida era plenamente consciente de lo que hacía en el momento de los hechos. “No tenía alteradas sus facultades mentales” entonces, el veredicto. Para alcanzar esa decisión, el jurado se basó en las declaraciones de los diferentes testigos y especialistas: “Todos afirmaron que se encontraba tranquila y que reconocía lo que había hecho”. Con esa argumentación, Ruth Berbel Vivar fue condenada a 35 años de prisión por dos delitos de asesinato (17 años y 6 meses por cada uno de ellos).
Los niños tenían tres y once años. Un familiar alertó a la Policía de las intenciones de la madre, fue detenida al otro día de que asesinó a sus hijos.
La autora del terrible crimen actuó en su vivienda ubicada en el número dos de la calle Alcalde Cancio Uribe, en el barrio de La Alcantarilla de Jaén. Lo que trascendió hasta aquel momento es que un familiar de la parricida telefoneó a las 19,10 horas a los servicios de urgencia avisando de que la mujer, que se encontraba en el domicilio familiar junto a sus dos hijos, amenazaba con acabar con la vida de ambos.
Inmediatamente fueron movilizados efectivos de la Policía Local, la
Policía Nacional y de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias
(EPES) 061. Una vez en la vivienda fueron descubiertos los cadáveres de ambos menores de edad,
quienes habían muerto por «asfixia».
La madre verdugo de los dos niños,fue detenida por la
Policía Nacional de Jaén en torno a las 21,30 horas, un dispositivo
policial permaneció en la vivienda intentando recabar
información acerca de lo acontecido. Los vecinos de la mujer dijeron que
estaba emparejada y que sufría «depresiones».
La autora de la muerte de sus dos hijos, de tres y once años de
edad, provocada en la tarde del 29 de septiembre del 2011 en el domicilio
familiar del barrio de La Alcantarilla
de la capital jiennense, ingresó en el hospital
psiquiátrico penitenciario de Alicante.
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