Rosa Peral está en la prisión de Wad-Ras y su ingreso trastocó la paz del centro. Esta Guardia Urbana ingresó en el penal el 13 mayo del 2017 a raíz de su implicación en el crimen de su novio, Pedro Rodríguez, también agente de la policía local de Barcelona, cuyo cuerpo fue hallado calcinado en el maletero de un coche en el pantano de Foix.
Desde aquel día de mayo en que Rosa entró en prisión, las relaciones
que mantiene con las presas son tan intensas que en poco tiempo
pasaron de quererla a odiarla, dejando muy tocado el vínculo que había
con anterioridad entre las propias internas. El huracán Rosa Peral
pasa con tanta fuerza que se inmiscuye en varios grupos de amigas que
acabaron enfadadas, generando en tan sólo medio año una gran tensión en
el centro penitenciario. La capacidad de seducción y de manipulación de
Rosa convierte la cárcel en un polvorín, motivo por el cual fue
trasladada en noviembre del 2017 al módulo de mujeres de Brians 1.
Este es el panorama que dibuja la directora de Wad-Ras –el centro penitenciario de mujeres de Barcelona–, en la declaración que prestó ante los Mossos d’Esquadra y que dio pie a la causa que investigaron si Rosa Peral buscó la manera desde prisión de encargar el asesinato de su exmarido por medio de un sicario. La causa la abrió un juzgado de El Vendrell.
Tramó desde la cárcel el asesinato de su exmarido y padre de sus dos hijas. Rosa Peral tanteó a varias presas de su confianza para que le ayudaran a encontrar a un sicario dispuesto a realizar el trabajo. Estaba dispuesta a pagar 30.000 euros por el encargo.
Este es el panorama que dibuja la directora de Wad-Ras –el centro penitenciario de mujeres de Barcelona–, en la declaración que prestó ante los Mossos d’Esquadra y que dio pie a la causa que investigaron si Rosa Peral buscó la manera desde prisión de encargar el asesinato de su exmarido por medio de un sicario. La causa la abrió un juzgado de El Vendrell.
Tramó desde la cárcel el asesinato de su exmarido y padre de sus dos hijas. Rosa Peral tanteó a varias presas de su confianza para que le ayudaran a encontrar a un sicario dispuesto a realizar el trabajo. Estaba dispuesta a pagar 30.000 euros por el encargo.
“Le odio. Tengo que matarle. No deja que mis hijas vean a
sus abuelos. Tengo que acabar con él”. Frases como estas verbalizaba a
diario Rosa Peral en la cárcel. Al principio, no le dieron importancia y
nadie se la tomó en serio. Eran amenazas en voz alta que la mujer casi
escupía a sus compañeras cada vez que hablaba por teléfono con sus
padres y estos le aseguraban que no habían podido ver a las
niñas.
Pero todo empezó a cambiar cuando una presa que ayuda en la cocina del Wad
Ras se confió con un funcionario de prisiones. Estaba
preocupada ya que Rosa Peral seguía con sus promesas en voz alta de que mataría
a su exmarido, además había comenzado a preguntar a otras
reclusas sobre cómo conseguir un sicario y advertía que hablaba en
serio. La guardia urbana estaba dispuesta, a convencer al
pistolero “en un par de encuentros íntimos”, de vis a vis.
El funcionario dio credibilidad a la amenaza y por
su cuenta, consiguió el móvil del exmarido de Rosa Peral y una tarde lo
llamó por teléfono. Primero le contó que debían verse urgentemente por
un tema que estaba relacionado con su seguridad. Ante la desconfianza de
su interlocutor, el trabajador del centro le relató todo lo que la
presa le había confiado sobre los planes que urdía su exmujer en la
cárcel.
El exmarido de Rosa Peral se entrevistó ese mismo día con
sus superiores de la policía catalana y sin perder tiempo presentó una
denuncia en los mismos Mossos d’Esquadra. Del caso se hizo cargo el área
de investigación de la región policial metropolitana sur. Pero no lo
asumió el grupo de homicidios que sigue con la investigación por el
asesinato de Pedro Rodríguez.
Arrancó la investigación complicada al estar la sospechosa entre
rejas. El primero en declarar en dependencias policiales fue el exmarido
de Rosa Peral. Lo primero que se hizo fue verificar que el funcionario
que dio la voz de alerta era quien decía ser. Se empezaron a realizar
gestiones para verificar su relato y se controlaron todos los
movimientos de la presa. Cuando se tuvieron indicios de que no era un
farol, el 10 de noviembre del 2017 la guardia urbana fue trasladada de prisión.
Después se tomó declaración a las que fueron sus compañeras de módulo y destacan dos, una venezolana y una colombiana que contaron cómo la mujer
les insistió una y otra vez en que la ayudaran a encontrar a un sicario
que pudiera asesinar a su exmarido. Ambas contaron que Rosa Peral iba
en serio. La mujer puso precio al encargo. Estaba dispuesta a pagar
30.000 euros por hacer el trabajo. Y daba garantías de que conseguiría
el dinero.
Rosa Peral fue excarcelada y trasladada a los juzgados de El Vendrell y pasó a disposición judicial acusada del delito de actos preparatorios
para cometer un homicidio. El juez le tomó declaración y la mujer negó
todas las acusaciones. El magistrado formalizó la imputación y la hizo
regresar a la cárcel, donde la dirección del centro tomó medidas de
seguridad a raíz de las graves acusaciones que pesan contra
ella.
Mucho más complicada es la situación para la nueva
víctima de Rosa Peral, para su exmarido y padre de su dos hijas. Desde
que presentó la denuncia y los mossos confirmaron en su investigación
las maniobras de la mujer, el hombre cuenta con vigilancia policial. Se
le ha dado permiso para llevar el arma reglamentaria las 24 horas del
día y ha instalado un sistema de videovigilancia en su domicilio, que
está conectado con los mossos. El hombre y su familia han
conseguido estabilizarse emocionalmente, tras la conmoción de conocer lo
que tramaba su exmujer. La presencia de los policías que
les vigilan le tranquilizó.El intento de encargar el asesinato de su exmarido está pendiente de sentencia y a otro guardia urbano por la
difusión de una fotografía erótica, al margen del crimen de Pedro
Rodríguez,pero inevitablemente, ella, Rosa Peral, siempre aparece en el
centro de las tramas.
Las hijas de Rosa Peral pasan todos los sábados con sus abuelos maternos
desde que su madre ingresó en prisión acusada de asesinato. La investigación desveló cómo la mujer en prisión,
trató de dar con un pistolero para asesinar a su exmarido, la decisión del hombre de que sus hijas conserven sus lazos
afectivos con su familia materna esos sábados con los abuelos no están regulados en
el acuerdo de divorcio de la pareja, pero el hombre y su
actual pareja entendieron que era bueno que las niñas conservaran la
relación. También defienden que las hermanas mantengan el contacto con
su madre, a la que el juez autorizó a telefonearlas una vez a la semana,
desde prisión. El padre permite que las niñas hablen todas las veces
que su madre llama. Ni siquiera ahora que sabe que su
exmujer puso precio a su vida, ha dejado de descolgar el teléfono para
que hable con las dos pequeñas.
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