Blogoteca en 20minutos.es

miércoles, 17 de diciembre de 2025

El Crímen de Seseña, Terror y Agonía Para Cristina Martín con 13 Años

El crimen de Seseña conmocionó a España cuando Cristina Martin de la Sierra, una joven de 13 años, fue macabramente asesinada por su amiga Channel Hernandez Sanchez, de 14 años de edad. Lo que parecía una amistad terminó en una tragedia premeditada, cuando Channel se la llevó a un descampado donde habia una antigua yesera con engaños para acabar con su vida. Las investigaciones revelaron celos, rencores y problemas emocionales detrás del acto, unos celos enfermizos por un chico. El caso generó un intenso debate sobre la violencia juvenil y la responsabilidad penal de menores. Hoy en dia el crimen sigue siendo recordado como una de las historias más terrorificas del país. Cuatro días después de su desaparición, Cristina Martín de la Sierra fue encontrada muerta en una antigua cantera de yeso, situada en el paraje «La Veguilla» , a las afueras de Seseña, provincia de Toledo. Allí se citó el 30 de marzo de 2010 con la menor, Channel Hernandez Sanchez, de 14 años y compañera de estudios en el Instituto de Enseñanza Secundaria «Margarita Salas» de Seseña, donde Cristina era una auténtica líder entra las chicas de su edad. Ese día, las dos muchachas discutieron por un chico y el asunto atravesó una línea roja. Channel agarró fuertemente del cuello a Cristina para asfixiarla. Debido al forcejeo, Cristina cayó al suelo, lo que Channel aprovechó para propinarle varios golpes en la cabeza con una piedra. Cristina quedó inconsciente, momento que aprovechó Channel para provocarle cortes, uno de ellos muy profundo en la muñeca izquierda con una navaja. A continuación, arrojó piedras y tierra sobre el cuerpo de la víctima que habia caido al fondo de un foso de casi tres metros de profundidad, abandonó a Cristina en estado de inconsciencia y con los cortes en el brazo la muchacha murió desangrada en el lugar. Su agonía dura tres días, según los datos de la autopsia. La autora del crimen corrió a su amiga Nerea Núñez Navarro para decirle cómo mató a Cristina y posteriormente ambas acudieron al lugar donde yacía la menor para verla como agonizaba de muerte,pero Nerea Núñez Navarro no delató a su amiga. En diciembre del 2010, Channel reconoció su autoría en el juicio en el juzgado de Menores de Toledo. La fiscalía recalcó que la encausada no tenía alteradas sus facultades mentales, por lo que tuvo conocimiento y consciencia del alcance de sus hechos y por tanto plena responsabilidad. Fue condenada a cumplir cinco años de internamiento en régimen cerrado y tres más de libertad vigilada. La encubridora, Nerea, tuvo que cumplir dos años de internamiento en régimen semiabierto. Unas condenas irrisorias por cometer con terror la produccion de una agonia y la muerte de su amiga Cristina Martin de la Sierra, quien desde entonces no puede respirar ni vivir, mientras que las asesinas ya pueden gozar del aire y la vida con total impunidad,dantesca injusticia a la que podemos confiar en el karma que mas tarde o temprano se encargaran de dictar divina justicia.
Con el crimen de Seseña la Guardia Civil retiró rápidamente el perfil de Channel. Pero ponerle puertas al campo es casi imposible. Desde 48 horas, en un perfil de Facebook creado para homenajear a Cristina Martín, algunos de sus compañeros colgaron fotos de la autora del crimen. Era inevitable y difícilmente nadie va a poder actuar judicialmente, más allá de cerrar una y otra vez las páginas que se creen y en las que aparezcan esas imágenes. Es labor de los que nos dedicamos a la información preservar la imagen de la menor detenida. No sólo porque así lo dice la ley, sino porque no debemos ser responsables de cerrar la puerta a una posible rehabilitación de quien con 14 años ha sido capaz de cometer un crimen tan cruel. Recuerdo a las niñas de San Fernando (Cádiz). Dos adolescentes asesinaron en el año 2000 a una compañera de instituto. Esa misma semana han llegado noticias de que se encuentran absolutamente rehabilitadas. Han pasado diez años, ellas están cerca de los 30 años y su reinserción ha sido posible. Ese éxito se debe en parte a que han estado protegidas, se han preservado sus identidades y nadie conoce sus rostros. Una cosa es que los compañeros de Cristina cuelguen fotos de su asesina movidos por un comprensible deseo de venganza y otra es, como ya he visto hoy, que algún periódico las publique, por mucho que tapen su rostro. Es tan irresponsable y, sobre todo, tan absurdo, como ligar las aficiones góticas de la joven homicida con un supuesto perfil criminal. Vestirse de negro, leer novelas góticas, ver Crepúsculo o dibujar muñecas con cortes y heridas no convierte a nadie en asesino potencial.
Los que apuntaron a enfrentamiento por celos aseguran que "Cristina y su compañera discutían por un chico". Al parecer, esta última tenía celos de Cristina, de que pudiera quitarle a "su chico". "Pensaba que Cristina se lo podía quitar", es la razón que esgrimen sus compañeros del instituto Margarita Salas, donde estudiaban las dos niñas. A partir de aquí la rivalidad entre ambas chicas fue a más hasta el martes de su desaparición, cuando la menor detenida y Cristina quedaron para pegarse. Sin embargo, otras hipótesis giran en torno a otra teoría totalmente distinta. Según varios alumnos del instituto, Cristina formaba parte de una banda, de la que era "su líder" y que, según fuentes de la investigación, podría estar acosando a la presunta asesina. "Era la líder, tenía un carácter fortísimo. Ni los chicos se metían con ella. Yo estuve saliendo quince días con Cris, pero lo dejamos porque era muy mandona", contaba ese domingo otro alumno. Todo especulaciones que rodean el caso. Una teoría que la familia y amigos más cercanos de Cristina han desmentido tajantemente. "Es completamente mentira que mi prima perteneciera a una banda", afirma su primo. "Cristina nunca se metía en problemas", asegura Leandra, otra amiga de la joven.
Lo que sí demuestran ambas teorías es que las dos niñas tenían serios problemas de convivencia entre ellas. Al parecer las peleas y enfrentamientos no eran algo puntual sino que se producían prácticamente a diario. El martes por la mañana, Cristina acudió con su madre al mercadillo de la localidad toledana. Estando allí, la joven recibió una llamada de su asesina. Quería quedar con ella y acabar a base de violencia con el enfrentamiento que mantenían. Cristina pidió permiso a su madre para salir esa tarde, algo que le negó por estar castigada debido a las malas notas que había tenido. Sin embargo, la niña acudió a la que sería su cita mortal. La cita en la antigua yesería donde 5 días después fue encontrado el cadáver de la adolescente. Lo que allí ocurrió lo sabe la joven de 14 años que tras varios interrogatorios e intentos de despistar a la Guardia Civil confesó el lugar donde se encontraba el cuerpo de la niña de 13 años. Las primeras líneas de investigación apunto que la asesina confesa golpeó con violencia a Cristina, que ésta cayó y se golpeó la cabeza, aunque fue un corte en la muñeca que presuntamente le hizo su enemiga con un guijarro la que le provocó la muerte por desangramiento. Por los pañuelos encontrados en la zona del crimen, Cristina debió de intentar taponarse el corte, pero entonces, la menor detenida la empujó a un pozo donde Cristina se desangró. Después intentó ocultar el cadáver con piedras.
Así describía uno de los primos de Cristina, David Lechuga, en qué estado se encontró el cadáver de la joven: la niña presentaba la cara con "golpes", con "un moratón en la frente, arañazos en la mejilla, los labios partidos", y argumentó que para ello el agresor debía utilizar "piedras o un palo de madera", porque tenía la cara "bien fastidiada". "Se han enseñado bastante duro con ella". El domingo por la tarde la autopsia revelaba que Cristina había muerto por un corte en la muñeca por el que se desangró. Un corte que al parecer no era mortal, por lo que si la menor hubiera recibido asistencia médica podría seguir hoy con vida. La Guardia Civil busca una navaja o un guijarro -canto de piedra afilada- con la que se le hizo el corte. Además, fuentes de la investigación han explicado que el corte se hizo durante la pelea y no al caerse al pozo. Además, el cuerpo de Cristina presentaba claros signos de violencia, un fuerte golpe en la cabeza, arañazos y moratones por todo el cuerpo. La asesina confesa tuvo que ser interrogada al menos en tres ocasiones hasta que reveló dónde estaba el cuerpo de Cristina y qué había ocurrido. Aunque la Guardia Civil sospechó de ella desde el principio en los dos primeros interrogatorios se limitó a negar que supiera qué había ocurrido con Cristina y dónde se encontraba. No fue hasta el tercero cuando se derrumbó y confesó el crimen. Sin embargo, lo sorprendente, fue la sangre fría con la que confesó el crimen. La joven no mostró en ningún momento remordimientos y se limitó a contar que le dio varios golpes con una piedra a la víctima, que la cortó y que la empujó al pozo. Los investigadores han revelado que durante todos los interrogatorios se mostró tranquila, pero que ya desde el segundo empezó a dar versiones contradictorias y con un poco de presión finalmente confesó, pero sin mostrar ningún sentimiento de culpa. Cristina Martín tenía 13 años. Era una adolescente como la mayoría. Le gustaba estar con sus amigos, navegar en las redes sociales -tenía perfil en Tuenti-, y en los últimos meses había empezado a bajar su rendimiento escolar.
Quien la conocía asegura que "nunca se había metido en peleas" y que era "una joven tranquila". Cristina era la tercera de cuatro hermanos, dos chicos y dos chicas. Su padre trabaja en el Ayuntamiento, y la familia planeaba ir esa Semana Santa de vacaciones al pueblo de la madre, Pilar, en Calzada de Calatrava (Ciudad Real). Cristina repetía curso en el Instituto Margarita Salas y había suspendido varias asignaturas. Era subdelegada de curso en 1.º C de la ESO. "Era una chica muy viva, muy valiente", según indicaba el padre de otro estudiante del mismo curso, aún incrédulo por lo sucedido en el pueblo. Sea cual fuere la razón final que llevó a una menor de 14 años a golpear y después cortar la muñeca de Cristina hasta que se desangró, lo que sí ha quedado claro es que la rivalidad entre las dos niñas llevó a un cruel asesinato. La investigación se centra en encontrar la presunta arma homicida, una navaja o un guijarro con el que la asesina confesa cortó la muñeca de Cristina. La Guardia Civil busca en los alrededores del lugar donde se encontró el cadáver y en la casa de la detenida. Además, se investiga si las dos jóvenes acudieron solas a la pelea o acompañadas. Es raro entre adolescentes con la edad de las dos menores acudir a una pelea en solitario, por lo que se sospecha que pudo haber más gente en el momento del asesinato, o bien amigos de la detenida, que sólo fueron a mirar o que la ayudaron, o bien algún amigo de Cristina que, ahora, por miedo no habla. La duda está en saber si Cristina murió realmente allí o su cadáver fue trasladado, ya que en el pozo donde estaba el cuerpo no se ha encontrado gran cantidad de sangre, aunque sí numerosos pañuelos con los que Cristina pudo intentar taponarse el corte que le provocó la muerte. Un dato que ha hecho dudar a la familia de que la menor detenida sea la única persona involucrada en el crimen. En ese sentido, Fernando, un íntimo amigo de la familia que participó en la búsqueda de la joven de 13 años de edad desde el día en el que los padres denunciaron la desaparición de su hija, subrayó que "una persona sola no es capaz y menos de meter a la niña en un agujero".
"Dicen que la niña es muy corpulenta. Cristina tiene una paliza brutal, cortes en la muñeca... No te imaginas que haya alguien tan salvaje que sea capaz de hacer eso, porque yo tengo mucho genio pero no me veo capaz de matar a una persona. Le puedes dar un empujón o un golpe, pero como estaba no es de un golpe", se apenó. Pese a las teorías de la familia, la Guardia Civil insiste en que dada la corpulencia de la asesina, sí que pudo cometer el crimen sin ayuda de nadie. Las dudas siguen, aunque poco a poco se va dando luz al que ya se conoce como el 'crimen de Seseña'. El juez de menores de Toledo ordenó el internamiento en un centro cerrado de la chica de 14 años, de acuerdo con la petición del fiscal. El fiscal reclamó la medida cautelar dada "la gravedad de los hechos, los indicios racionales y contundentes de la participación de la menor en los mismos; para evitar el riesgo de que eluda u obstruya la acción de la justicia y para la custodia y defensa del menor expedientado, como marca la Ley del Menor".
En el caso de ser declarada culpable de asesinato, la menor pasará como máximo cinco años en un centro de internamiento y otros tres en régimen de libertad vigilada, según determina el artículo 10.2 de la Ley reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores. El 'crimen de Seseña' ha reabierto, por tanto, el debate sobre la necesidad de endurecer la Ley del Menor y ha vuelto a poner sobre la palestra la insuficiencia de la actual legislación. El asesinato de Cristina ha conmocionado a una localidad conocida por su 'boom' urbanística con Paco 'el Pocero'. Ahora, el pueblo vive entre el temor por sus niños y la tristeza por la muerte de Cristina.
Pocos son los que quieren hablar en la localidad toledana. Ese lunes, durante el entierro de la niña, los llantos y caras de desesperación acompañaban a un pueblo entero que sigue sin entender por qué ha ocurrido eso.

lunes, 8 de diciembre de 2025

El Pequeño Lucas de 4 Años, Golpeado Hasta La Muerte en Garrucha

Son demasiadas veces que venimos proclamando con fuerza la aplicacion de un sistema eficiente e infalible que haga que los menores de edad ,infantes, adolescentes,dejen de estar desamparados y desprotegidos. Este suceso recuerda mucho al sucedido hace tiempo en la localidad oscense de Sabiñánigo cuando Ivan Pardo mato a la sobrina que estaba cuidando,Naiara,la golpeo,la electrocuto,la lanzo contra el suelo en repetidas ocasiones hasta producirle la muerte tras doce horas de sometimiento de torturas. Lucas,un niño de Garrucha (Almería) hallado muerto con muestras evidentes de haber sido golpeado con saña, es la crónica de una muerte anunciada a manos de su madre y la pareja de esta, a quienes el juez de Vera encargado del caso envio a prisión sin fianza. Los dos están investigados por un delito de asesinato y otro de maltrato habitual. Sucedieron los hechos durante comienzos de diciembre del 2025. La autopsia del pequeño desvelaba que había signos de violencia física y sexual en el cuerpo maltrecho del niño, pero todo apuntaba a que no era la primera vez que había sufrido agresiones. Faltaba mucho a clase, cuando lo hacía por lo general iba sólo y en ocasiones, más de las deseadas, acudía al colegio con moretones en el cuerpo, golpes en la cara y hasta brazos en cabestrillo. El abuelo materno de Lucas, Martín, denunciaba a través de su abogado, José Luis Martínez, "el fracaso absoluto" del sistema y de la administración pública que no fue capaz de proteger a su nieto, a pesar de los muchos signos que indicaban que estaba sufriendo violencia en casa.
La tía abuela del menor, una de las primeras en dar la voz de alarma por su desaparición, había acudido a la Guardia Civil con fotos de hematomas visibles en la cara y la sien del niño, pero no había parte de lesiones. Nunca lo llevaron al médico. Y tras hacerse pública la desgarradora noticia de la violenta muerte de Lucas se ha sabido también que sobre la pareja sentimental de su madre, al que la familia de la joven señalan como principal responsable de lo sucedido, pesaba una orden de alejamiento. El 20 de octubre del 2025, la Sección Civil y de Instrucción del Tribunal de Instancia número 1 de Vera, competente en Violencia sobre la Mujer, había dictado una orden de alejamiento del hombre arrestado por la muerte del niño de Garrucha. La orden en cuestión se refería tanto a la madre como al hijo. La realidad es que "Lucas vivía con miedo", comentan sus vecinos. Son muchas las voces entre quienes conocían a los dos detenidos en relación a su muerte, la madre del menor y su pareja sentimental, que no era el padre biológico, que apuntan a que el hombre pegaba al niño con frecuencia y que el pequeño le tenía mucho miedo. En un video que circula por redes sociales se ve como la pareja sentimental de la mujer gritaba y zarandeaba al pequeño y llega, incluso, a lanzarlo contra el suelo mientras el menor se queja del dolor y lloraba desconsoladamente. Luego se acercaba al pequeño para que le diera la mano y el niño, asustado, se cubre instintivamente la cabeza con las manos.
Este triste episodio tiene lugar en la Fuente Virgen de los Dolores, un sitio público donde había, al menos, otras dos personas más: una junto al niño y el compañero sentimental de su madre; y otra, la que grabó el incidente. "Si los vecinos hubiesen denunciado antes y no ahora que ya ha pasado, lo mismo se podía haber evitado. Ahora que lo han asesinado resulta que todos los vecinos lo sabían y nadie hizo nada", claman usuarios de redes sociales al ver la grabación. "Que rabia"!. Y mientras el abuelo de Lucas pedía que "caiga todo el peso de la ley" sobre los responsables de la muerte del niño, su hija Barbara y su actual pareja sentimental declaraban ante la autoridad judicial. Los esfuerzos tanto de los investigadores como del juez instructor del caso, que decreto el secreto sobre las actuaciones que se llevan a cabo para esclarecer las circunstancias en las que se ha producido la muerte del niño, se centran en averiguar qué papel habría desempeñado cada uno de los detenidos en la muerte del pequeño y en los motivos que habrían llevado a los asesinos de Lucas a actuar con tal crueldad. El menor fallecido tenía tan sólo cuatro años y su cuerpecito, brutalmente golpeado y sin vida, apareció el 3 de diciembre del 2025 cerca de la media noche en una playa entre los municipios almerienses de Garrucha y Mojácar, en un antiguo cargadero de mineral.
La madre, una joven de 21 años embarazada de cinco meses en esos momentos, se entregaba en el cuartel de la Guardia Civil esa misma noche y los agentes del Instituto Armado detenían poco después a la pareja de la mujer. Ambos, venezolanos, vivían en el municipio de Vera, cerca del chiringuito en el que trabajaban y no muy lejos del lugar en el que se encontró el cadáver del menor. Si bien la mujer y el niño estaban empadronados en Garrucha, donde también residen otros familiares de la detenida y su hijo. De hecho, fue una de las tías la que alertó en redes sociales sobre la desaparición del niño alrededor de las 19:00 horas de la tarde. Había recibido un mensaje de la madre en el que, al parecer, le informaba de que había dejado al menor, abandonado y malherido, cerca de una caseta en la playa. Aunque no sería hasta pasadas las 22:00 horas de la noche cuando comenzó la búsqueda oficial de Lucas, cuyo cadáver se encontraría alrededor de una hora más tarde. Juan David, pareja sentimental de Bárbara, de 21 años, molió a palos a su hijastro. No era la primera vez porque le había pegado desde el principio, desde que lo conoció. Circula por redes un vídeo grabado por un vecino de Garrucha, Almería, en el que se ve a Juan David cogiendo de una pierna a Lucas, cabeza abajo. Lo tiene en volandas y lo deja caer. Ya en el suelo, lo patea. Después, cuando el pobre se levanta, el niño se agarra de su mano, obediente, para irse caminando. Parece que se aguanta las lágrimas y los lamentos, como sabiendo que cualquier grito o gemido podía provocar mayor violencia y un mayor sufrimiento. Aprendizaje a golpes y palos.
Los investigadores lo tienen claro: Juan David mató al niño, dice la autopsia que lo reventó por dentro. La madre, Bárbara, estaba delante y lo consintió. No hizo nada por protegerle y por evitarlo, por cuidarle y tuvo decenas de oportunidades. Tras el crimen estuvieron pensando qué hacer. Cómo salir impunes de algo que los dos sabían que estaba mal. Tenían que deshacerse del cadáver y lo hicieron. Se lo llevaron a una playa, cerca de Mojácar, y lo dejaron dentro de un búnker de la Guerra Civil. Se sabe porque la Guardia Civil ha encontrado imágenes en la que se ve a los dos, Bárbara y Juan David, con el cadáver en brazos. Por que existe tanta maldad en los humanos?. Sobre las siete y media de la tarde, Bárbara mandó una nota de voz por whatsapp a su pareja sentimental: estaban juntos, pero él quería una coartada. En esa nota de voz se la oye gemir, llorar y excusarse: «Estoy mal de la cabeza. Lucas no reacciona, mi amor. Y yo me siento mal, no sé qué pasó. Él estaba bien, pero se animó a caminar y ya se empezó a poner mal, y yo empecé a caminar como loca pensando a ver qué hacía, mi amor. Y no sé dónde estoy, estoy cegada, mi amor, estoy cegada. Estoy en una alucinación pensando que mi hijo sí está bien. Y yo me quiero morir, perdón, por decirte esto, pero yo me voy a morir, no me imagino la vida sin mi hijo, amor. Yo solo quiero estar con él, amor. Perdón por arruinarte tu vida de esta manera, Juan David. Yo sé que la mejor decisión hubiera sido haberte dejado en paz. Y nada de esto hubiera pasado…». Bárbara llama mi amor a Juan David, su pareja sentimental, mientras el cadáver de su hijo, molido a palos, se enfriaba. Como signo de fingido cariño, dejó un peluche al lado del pequeño Lucas. En la nota de voz alega una enfermedad mental para tratar de reducir sus consecuencias. También asume toda la responsabilidad. Juan David usó ese audio: se lo mandó a sus amigos para que quedase constancia de que la culpa era de Bárbara, no la suya. Ese audio acabó llegando a los abuelos del pequeño Lucas, al Ayuntamiento y a la Guardia Civil. La familia se movilizó pidiendo ayuda para buscar a Lucas y a Bárbara. Finalmente fue el alcalde, junto a la Benemérita, los que encontraron el cuerpo del pequeño Lucas. Los golpes y los restos de sangre se veían a simple vista. La autopsia además desveló algo terrible: agresiones sexuales, penetraciones anales, laceraciones en los genitales. Una semana antes los abuelos del menor fueron al puesto de la Guardia Civil y dijeron que sospechaban de las palizas. Habían estado con Lucas. Le habían visto con una gran herida en la cabeza y moratones. No creyeron a su hija cuando les dijo que se había caído. En el cuartel les invitaron a denunciar, pero tenían miedo y no presentaron denuncia. Se quedó en nada y fue el preludio de una tragedia mascada por la rabia, la ira y el odio.
Por otro lado, mes y medio antes, la justicia dictó una orden de alejamiento contra Juan David respecto de Lucas y Bárbara. Fue el 20 de octubre del 2025. Sabían que lo maltrataban ambos, pero la fiscalía del menor no hizo nada, la misma fiscalía que sí va a todos los juicios de separaciones de adultos cuando tienen hijos menores y piden pensiones de alimentos. Se excusan en los Servicios Sociales, sin su informe, al parecer preceptivo, no pueden instar la retirada de la custodia. Servicios Sociales iba a acudir al piso patera en el que vivía Bárbara con su hijo. La cita era al día siguiente del crimen. Llegaron demasiado tarde. Tras el crimen, el mismo miércoles antes de deshacerse del cadáver, Juan David, compró un billete porque pensaba huir a Madrid al dia siguiente. Los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Almería lo detuvieron antes. A Bárbara y a su asesino les espera la prisión permanente revisable. A las instituciones, la mala conciencia de no haber hecho nada. Se tirarán la pelota al tejado de unos a otros, ya lo están haciendo. Bárbara está embarazada de cinco meses. El padre es Juan David y ninguno merece ser padre, pero biológicamente lo van a ser.

viernes, 5 de diciembre de 2025

Las Muertes de Sharit y Rosmed, Colgadas En La Oscuridad

En el céntrico Parque de la Concordia de Jaen fueron halladas sin vida dos chicas jovenes en la edad de 15 y 16, menores llamadas Sharit y Rosmed,ambas de origen hispanoamericano. Allí en el parque, entre la penumbra, las jóvenes fueron halladas muertas ahorcadas y los cadáveres "estaban dados de la mano". "El árbol era muy alto para que ellas subieran solas ahí", dijo el padre de Rosmed,el hombre que las encontro,en la penumbra, oscuridad, a las 01:30 horas de la noche del dia 30 de noviembre del 2025. Hay varios detalles que sobresalen de la escena del doble crimen, si enumeramos de que las chicas estaban agarradas de la mano, sus telefonos metidos en los bolsillos de la ropa y con unos mensajes en estado de leidos dentro de la mensajeria instantanea de whatsapp cuando segun la hora de fallecimiento de ambas, estas ya estaban muertas.
Quien las cuelga en esas ramas a una altura considerable, en unas sogas de medidas identicas?, quien escribe los mensajes posteriores a su hora de muerte redactados de manera perfecta con tildes,sin faltas de ortografia? porque segun lo extraido,las chicas no solian escribir de esa forma. A Rosmed meses atras le abrieron un protocolo de seguimiento porque estaba sufriendo acoso escolar, aunque estaba llevando una vida feliz, Sharit estaba contenta tambien. Algo raro hay,es la frase que se repetía aquel martes dia 2 de diciembre del 2025 por la mañana como un mantra a las puertas del Instituto de Educacion Secundaria Juan del Bosco de Jaén entre los compañeros y profesores de Sharit, de 16 años, una de las dos jóvenes. "Es que no nos cuadra, era una niña muy alegre, se la veía feliz, el viernes pasado mismo estuvo con sus compañeras peinando a varias señoras", recuerda una profesora del centro, donde Sharit estudiaba un módulo de Estética y Belleza.
El mismo módulo que Rosmed de 15 años, su amiga del alma, empezó en septiembre pasado, pero abandonó al poco tiempo. Ella tenía antecedentes de depresión y varios protocolos abiertos en centros anteriores por autolesiones. "Sharit tenía la necesidad de ayudarla, tenía un gran corazón", decía afligido su padre a las puertas del tanatorio, donde insistía, como en los últimos días, que tuvo que haber "terceras personas", que hay cosas que no cuadran, una teoría que defendían amigos y profesores que guardaron un minuto de silencio por sus compañeras a las puertas del centro y que cuestiona la versión policial. A las 21.41 horas del dia 29 de noviembre del 2025, momentos antes de suicidarse supuestamente, Rosmed le envió un mensaje de WhatsApp a Sharit donde le mostraba su intención de quitarse la vida. "Gracias por cada risa compartida, por cada secreto confiado, por ser mi refugio, mi compañía, mi hermana elegida... despedirme de ti duele más de lo que imaginé...", decía el mensaje.
Para aquella hora, sostienen los familiares, las dos jóvenes ya llevaban juntas un rato, pues habían quedado para dar una vuelta. "¿Por qué se escribieron entonces si estaban juntas?", dice Alexander, que considera una "incongruencia" que su hija, en vez de responder a Rosmed, le enviara minutos después un mensaje a su novio para dejar la relación. Los padres de ambas, de origen colombiano, aseguran que hay algo raro en la forma en la que estaban escritos los mensajes de despedida que enviaron las jóvenes, perfectos, con tildes y todos los signos de puntuación, "cuando las jóvenes no escriben así". "Es que es verdad, Sharit no escribía de esa forma", comentaba una amiga de la joven a las puertas del centro, donde estudian cientos de adolescentes tanto Bachillerato como diferentes módulos. "No me creo que se suicidaran", decía tajante. Ninguno de los amigos y familiares de Sharit vio ningún indicio en los últimos tiempos de que la joven, que "estaba en el momento más feliz de su vida", quisiera quitarse la vida. "¿Qué niña va a quitarse la vida y sale de su casa habiendo hecho la tarea?", se pregunta su madre. Momentos antes de que su amiga Rosmed le enviara el mensaje de despedida, recuerda su familia, Sharit envió uno a su padre transmitiéndole total normalidad: "Papi, hola. Nos hemos comprado unas golosinas y chuches, una botella de agua... Hace frio, pero es soportable. Estamos bien...". "Nunca tuvo problemas de autoestima, ni depresión", afirman en su entorno más cercano. El padre de Sharit, tras dos horas y media de búsqueda fue quien encontró el cadáver de las dos jóvenes en el céntrico Parque de la Concordia. Allí, entre la penumbra, donde no hay vision, las jóvenes fueron halladas muertas ahorcadas y los cadáveres "estaban dados de la mano". "El árbol era muy alto para que ellas subieran solas ahí", decía Alexander.
Dos velas encendidas marcaban el lunes por la noche aquel punto exacto donde fueron encontradas las adolescentes, en uno de los extremos del parque, en el centro de la ciudad, iluminado tenuemente, y por donde los fines de semana no suelen pasar mucha gente. "Yo vivo aquí al lado y si puedo evitar cruzarlo, mejor", comenta un veinteañero que como muchos vecinos acudía al lugar de los hechos entrada la noche para tratar de entender que sucedio. "Creemos que hay terceras personas implicadas, nuestra niña nunca haría algo así", decía Alexander, abatido, a las puertas del tanatorio, tras días sin casi comer ni dormir. Para Alexander, ese mensaje es una de las varias "incongruencias" ya que es un mensaje que su hija "no escribiría, tan largo, con muchas tildes, con todos los signos de puntuación. No es la forma en que ellas se comunicaban". Además, sostiene el padre, en ese momento las dos estarían juntas.
Segunda incongruencia: "en vez de responderle a ella, Sharit le envía un mensaje a su novio diciéndole que terminan la relación. Para nosotros todo esto es un indicio de que hay manipulación, aunque fuera mental, aprecia el padre, que sostiene que "quieren montar el suicidio perfecto, cuando es el homicidio perfecto". Entre los amigos de Sharit nadie daba crédito a lo ocurrido. "El viernes en clase estaba perfectamente; el día antes habíamos estado en una excursión en el Ifeja del centro municipal de congresos y exposiciones", comentaba una alumna del Juan del Bosco que acudió junto a decenas más al tanatorio a dar el último adiós a Sharit. "Yo creo que una lió a la otra, si no Sharit nunca habría hecho eso", verbalizó uno de los chavales en una teoría que más gente sostenía.
Asmed, el padre de Rosmed, negaba en programas televisivos que su hija indujera a nadie a suicidarse e informaba que su hija si había sufrido acoso escolar tiempo antes y nunca había sido capaz de recuperarse.

martes, 2 de diciembre de 2025

Ana Belén Jiménez Armiñana, Desaparecida Por Tomar Un Café

En este caso, en su momento se pudo haber investigado con quién o con quiénes se queria citar la joven, los que propusieron e incluso obligaron a la joven Ana Belén Jiménez Armiñana, natural de Villarrobledo, citarse con esa persona o esas personas para tomar un café, beber, quedar en el lugar, cuál cafetería era? se sabe algo sobre quiénes eran los que Ana Belén Jiménez Armiñana se iba a citar? , está claro que el suceso de trata de una acción forzada, y necesitaron los datos personales de Ana Belén Jiménez Armiñana para sacar una documentación personal, es por eso que llamaron un tiempo después al registro solicitando sus datos, quién llamó a esas oficinas de registro? . Se llevaron a la joven Ana Belén Jiménez Armiñana para efectuar algo y que seguramente ella estaba en contra. En aquellos tiempos se podian efectuar registros de llamadas, los numeros de quienes llamaban se podia comprobar a traves de las facturas, entonces podemos analizar dos detalles para comprender que paso con Ana Belen Jimenez, con quienes se cita en la cafeteria,cual era? y quienes llamaron al registro solicitando sus datos? claro esta que necesitaban tramitar alguna documentacion porque Ana Belen iba sin documento nacional de identidad,sin tarjeta sanitaria,sin pasaporte. La cabina telefónica no es la clásica que había entonces, se mantiene en el mismo lugar, en la esquina frente al cuartel de la Guardia Civil de Villarrobledo (Albacete). Ahí se registró la última señal de vida de Ana Belén Jiménez Armiñana, desaparecida a los 18 años de edad en la madrugada del 7 de julio de 1994, eran tiempos donde tuvieron lugar desapariciones de mujeres jóvenes en muchas zonas de España, la mediática noticia de las niñas de Alcasser, no muy lejos de Villarrobledo, el caso de Macastre, Gloria Martínez, etc. Su hermana Mari Carmen, siete años mayor, recuerda así la conversación que mantuvieron. - A las 5 de la mañana me llamó al fijo de mi casa desde la cabina. Se oían las monedas caer. "No te preocupes, que me voy unos días, díselo a papá y a mamá", me dijo. Yo me puse nerviosa. "¿Pero dónde vas? Voy a llamar ahora mismo a papá y salgo a buscarte". "Me quedan nueve pesetas...". Y se cortó.
Todos los familiares de desaparecidos arrastran cierto grado de culpa: si hubiera hecho esto, si le hubiera dicho aquello. A Mari Carmen, aquella llamada parece pesarle como una losa. "He estado oyendo el teléfono sonar toda la vida, me he sentido fatal de no decirle otra cosa. Mi madre me decía: ¿Y por qué no le dijiste que se fuera a tu casa, que no se enfadara?", contaba durante la entrevista, a la que asistía acompañando a su madre, Antonia Armiñana. Quería decirte si es posible que en el artículo sobre mi hermana añadieras estas palabras: 'Quiero pedirte perdón por no decirte las palabras que necesitabas escuchar aquella madrugada, por no estar a la altura de lo que esperabas en ese momento. Llevo 27 años sintiéndome culpable, esperando otra llamada tuya para decirte que vuelvas. Que si puedes y quieres estamos aquí esperando tu regreso para abrazarte de nuevo, sin preguntas, sin cuestionarte, sin por qué, sólo esperando ver tus preciosos ojos y tu sonrisa cariñosa. Decirte que para mí sigues siendo mi hermana pequeña, frágil y sensible, que te sigo soñando como la última vez que te vi, que sólo me dejaste conocerte hasta los 18 y quiero seguir aprendiendo contigo, que llevamos demasiado tiempo sin ti... imaginándote, sufriendo, rezando para que estés bien y siempre, siempre, siempre, esperando saber de ti para devolverte los abrazos y los besos que tenemos aún pendientes. Te seguimos buscando, te seguimos esperando y te seguimos amando'". La cabina se tragó las monedas y Mari Carmen, como había dicho a su hermana, llamó al padre, Cayetano. Los dos salieron a buscarla antes del alba. Fueron primero a la estación de trenes y luego a la de autobuses, y ni en una ni en la otra habían visto a nadie con las características de Ana Belén. Ni siquiera habían dispensado billetes.
De camino al cuartel de la Guardia Civil, pasaron por el taller mecánico del padre, ubicado en la misma avenida, no muy lejos de la cabina. En la puerta encontraron pegadas una esclava de plata que Cayetano le había regalado a su hija y una nota. Ésta fue entregada a la Policía, por lo que no se puede reproducir exactamente su contenido, pero decía más o menos así: "Me voy unos días, que necesito pensar. He cogido 1.800 pesetas [unos 11 euros] del monedero de mamá y llevo pastillas de la epilepsia para tres días. No os preocupéis". Se marchó literalmente con lo puesto, sin el DNI y sin siquiera un bolso. Nunca antes se había escapado de casa. Llegados a este punto, para contextualizar la desaparición, hay que rebobinar unas horas atrás, hasta el mediodía del día anterior, el 6 de julio de 1994. Esta vez es la madre, Antonia, quien narra lo sucedido. - Terminabamos de comer, eran las tres, y veo que va al baño a arreglarse. "¿Dónde vas?". "A tomar café con unas amigas". "Ana, con el calor que hace... Llámalas y quedas más tarde y tú te echas, que ya sabes que el medico te dice que descanses". Ella tenía epilepsia y le daban ataques, tenía que estar muy relajada. No podía beber, ni fumar ni ir a la discoteca porque las luces y todo eso le sentaban fatal. "Mamá, es tomar un café y vuelvo". Pregunto personalmente, con quién o quienes iba a tomar ese café? Las cuatro, las cinco, las seis, las siete, las ocho, las nueve, las 10... Ana regresó a casa a las 11 de la noche. Su padre la recibió enfadado. - Mi marido se puso a dar voces porque estaba enfadado, pero ni tocarle un pelo, que nos dijeron que la podíamos haber matado nosotros. Lo que empezó siendo una acalorada bronca, asegura Antonia Armiñana, acabó con tono relajado y con los tres yéndose a la cama bien tranquilos. Así cerraron la conversación sobre la 01.30 horas de la noche.
La preocupación nuestra es que como cuando te da un ataque te caes al suelo, te des un mal golpe y no nos enteremos. No te cuesta nada llamar si vas a llegar tarde. - Sí, no os preocupéis, no lo volveré a hacer. ¿Qué pasó entre el beso de buenas noches y la llamada desde la cabina a las cinco de la madrugada? ¿Contactó con ella alguien y la incitó a marcharse? ¿Lo tenía planeado? ¿Cómo salió del pueblo? ¿Con quién se fue?¿A dónde? A ninguna de estas preguntas tiene la familia ni la Guardia Civil respuestas.
Con la misma lentitud que corrió el reloj aquella tarde en la que Ana Belén salió a tomar café pasaron las jornadas siguientes en espera de un regreso que nunca se produjo. Los tres días que anunció que estaría fuera, han acabado convirtiéndose en más de 10.000.
Siempre he dicho que lo peor para unos padres es que se te muera un hijo, pero, después de lo que he vivido yo, creo que es peor lo de mi hija, que no sé si está viva o si está muerta. Me dice mucha gente: "No hay cuerpo, tu hija está viva". Por eso dije que sí [a la entrevista] por si está viva y ahora tiene más conocimiento. Según como esté, porque como esté sin tratamiento... No lo podía dejar y no sé si se lo habrán dado. Si alguien supiera o estuviera con alguien, que me diga "tu hija está viva". Y yo me iría a verla, me da igual dónde, aunque esté en un prostíbulo, iría a verla y le daría un montón de besos. Y si se quiere venir, bien; y si no, nada, pero verla. En la conversación está presente, como ya se ha dicho, Mari Carmen, la hija mayor -la mediana, María José, vive en Granada- y también Angelines, cuñada de Antonia. Es ésta quien introduce en la charla cómo Antonia abusó de los somníferos tras la desaparición. - Le tuvieron que hacer lavados de estómago varias veces por las pastillas, dice Angelines.
Con alcohol y todo llegó a tomárselas, dice Mari Carmen. - Si estoy en esta vida es porque Dios ha querido. Una vez me tomé medio bote de pastillas y media botella de whisky y estuve dos días durmiendo. Yo sólo quería dormir porque durmiendo no me acordaba de nada, dice Antonia. De lo leído hasta aquí se desprende que en la balanza en la que la familia calibra si Ana Belén está viva o muerta pesa más lo primero. Se aferran al "no hay cuerpo, tu hija está viva" y a un par de indicios. - Durante los primeros meses, antes de quitar el fijo [tuvieron que hacerlo hartos de llamadas de bromistas y desalmados], llamaba muchas veces un señor diciendo que la dejáramos de buscar. Mi marido le dijo que sí, pero que se lo dijera ella. "Ella no se puede poner". "Pues hasta que mi hija no me lo pida no la dejamos de buscar", cuenta Antonia. - Y alguien en su nombre llamó al registro del Ayuntamiento pidiendo documentación de Ana Belén. El del registro le dijo que no se la podía dar, que tenía que venir en persona. El funcionario conocía a mi padre y cuando se lo contó... "¿Cómo?, ¿sabiendo la situación no le pediste un teléfono, una dirección..?", añade Mari Carmen. Un error de bulto fundamental.
Cayetano Jiménez, quien dejó de trabajar para volcarse en la búsqueda de su hija y fundar AFADECAM -Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos de Castilla-La Mancha-, ya había fallecido cuando aparecieron unos huesos. Un cáncer se lo llevó en 2006. Hicieron una obra a la vuelta y encontraron unos huesos. Me llamó una periodista: "Antonia, enhorabuena, que ha salido tu hija". "¿Cómo que ha salido mi hija?". "Si lo sabe todo el pueblo...". Salgo a la calle y voy a la tienda de ropa de vestidos, Maribel se llama la chica. "No te preocupes". Yo iba llorando. "Son mentiras. Vete a tu casa y no hagas caso a la gente, que somos todos muy malos". A la vuelta, paro en otra tienda. "¿Qué ha pasado?", pregunté. "¿Que qué ha pasado? Si hasta en el instituto lo han dicho, que habéis matado a tu hija y la enterrasteis en la tapia". Me puse a llorar. ¿Cómo pueden decir que he matado a mi hija? Y luego eran de un bar, huesos de pollo y carne. El mayor riesgo lo corrieron cuando ofrecieron una recompensa de tres millones de pesetas -unos 18.000 euros-, cebo que atrajo a todo tipo de alimañas. - Dábamos tres millones, pero cuando quedábamos con alguien llevábamos sólo uno encima. Una vez citaron a mi marido en un descampado a las afueras y cuando llegó había tres encapuchados. Menos mal que iba con él uno de los guardias civiles de paisano y con una pistola. - Mari Carmen: ¿Y cuando fuimos a Tomelloso [Ciudad Real], te acuerdas, mamá? - Ah sí. Un hombre que vino y me dio una tarjeta, que sabía donde estaba enterrada. Fuimos con el guardia civil de paisano haciéndose pasar por mi primo. Quedamos en Tomelloso, lo recogimos y nos llevó a un bosque . Nos hizo andar, andar, andar... No sabíamos ni donde estábamos. Iba con una medalla como un péndulo. Y nada, no encontró nada. - Mari Carmen: Lo que quería era la recompensa como tantos. - Otra vez mi marido y yo nos fuimos a Cartagena [Murcia] a un barrio de drogas con el millón pensando que podía estar allí . La quiero con locura, que no se me va de mi corazón y que si no puede contarme lo que ha pasado que no me lo cuente, pero que venga o que por lo menos me dé dos besos. La esperanza siempre es lo último que debe perderse,en éste caso, las circunstancias extrañas, los indicios comentados y la ausencia de aparición del cuerpo de Ana Belén Jiménez Armiñana, hace que no todo está perdido.

lunes, 24 de noviembre de 2025

Fermín Villegas Córdoba y el Pederasta Deportivo Que lo Asesinó

Era jueves 15 de mayo de 1980 cuando apareció el cadáver del niño de 10 años Fermín Villegas Córdoba,era de Blanes, Girona, cerca de los pozos de aguas del sector de Sabadell (Los Pinos de Blanes),su cuerpo estaba cubierto de ortigas. Había salido el lunes anterior 12 de mayo del colegio de Santa María para buscar hojas de morera para alimentar a sus gusanos de seda. La autopsia reveló que había sido violado antes de su muerte. Había sido estrangulado y apuñalado repetidas veces. El cuerpo apareció en el mismo sitio donde había sido hallada horas antes la bicicleta y varias ropas del niño: la bolsa que llevaba y el cinturón de su bata del colegio, por lo que evidentemente la muerte se produjo en otro lugar y después se trasladó el cadáver. Detuvieron a dos sospechosos, Nicolás Ruiz Lafuente, de 60 años, y Vicente Ruiz Vidal, de 31 -padre e hijo-, unos agricultores de las afueras de la población, ambos con sus facultades mentales disminuidas y eran conocidos de la víctima. Inmediatamente fueron trasladados al Depósito de Detenidos en Girona. Tras un intenso interrogatorio, Nicolás Ruiz Lafuente confesó ser el asesino. Al pretender reconstruir el crimen en presencia del juez, de inmediato se vio que había poco que reconstruir: el presunto asesino no podía reconstruir nada porque no había hecho nada. El desesperado detenido intentó suicidarse al verse atrapado en semejante situación. "Me estoy volviendo loco porque yo no he sido ni sé nada." Ambos detenidos fueron puestos en libertad. Luego se descubrió que eran profundamente religiosos y completamente inofensivos. Y a punto estuvieron de perder sus cosechas, por haber tenido que abandonarlas. El 16 de mayo se efectuó el entierro del niño, acudieron unas 3.000 personas, entre compañeros de colegio y vecinos de la población. Posteriormente, tuvo lugar una manifestación para pedir mayor seguridad, portando pancartas en las que se leía "¡Queremos al asesino!" y "¡Que se haga justicia!". Ante las protestas de los vecinos, la alcaldesa, María de la Oms, se vio obligada a dirigir unas palabras a los manifestantes, desde el balcón del Ayuntamiento. En el pueblo se rumoreó que el niño había sido raptado por varias personas, que lo introdujeron en un automóvil. Y, como queda dicho, causó extrañeza que aparecieran objetos personales de Fermín, pero no su cuerpo, que aparecería días más tarde en el mismo lugar. También se dijo que tenía clavada en el vientre una especie de hoz y que con él se había practicado una misa negra, por parte de gente de poder del pueblo. Al final, se descubrió por parte de los investigadores la presencia en Blanes de un sospechoso de pederastia, con antecedentes pasados. Decía ser el representante de una conocida marca de refrescos,era la treta para reclutar chicos y formar un equipo juvenil de ciclistas. Elegía niños de entre 10 a 13 años. Les prestaba las bicicletas y les regalaba las camisetas, los pantalones y las gorras de la equipación. Los confiados padres le permitieron que se los llevara a entrenar y que se hospedaran con él en una pensión dónde, según manifestaron después los niños, los sometió a prácticas homosexuales y felaciones. Incluso violó a una niña de 11 años en presencia de ellos cuando estaban hospedados. Un profesor de Blanes, extrañado por toda la parafernalia del sujeto, telefoneó a la central de la marca de bebidas que el reclutador de ciclistas decía representar y descubrió la mentira,ya que no habia ningun representante que reclutaba ciclistas y tampoco la marca de refrescos tenia ningun equipo deportivo. Como consecuencia, el pederasta, Juan José Alavés Blanco, de 48 años de edad, nacido en Rosas y vecino de Barcelona, fue detenido y procesado. Ya estaba reclamado por un juzgado de Mataró por abusos sexuales a un niño de 10 años, al que había amenazado con un cuchillo el 5 de abril de 1980, apenas un mes antes del suceso de Fermin Villegas. "Un perro viejo, se sabe la diferencia que existe entre confesar unos abusos sexuales o una violación con homicidio..." "... Un degenerado, que igual violaba mujeres que niños". En los interrogatorios policiales, confesó diversas violaciones y abusos deshonestos. Pero negó el asesinato de Fermín Villegas Córdoba "Y fue lo suficientemente hábil como para cometer su crimen sin testigos, para deshacerse del arma y para mantener su negativa ante el juez." El caso fue cerrado y archivado, lo que extrañó en medios jurídicos. "Debía haberse seguido hacia adelante; a los juicios orales han llegado sumarios en los que se procesaba a individuos sobre los que recalan menos indicios que en este caso." Alavés fue encarcelado por violador, pero no por asesino. A Fermín Villegas Martínez, el padre del niño asesinado, nadie se lo comunicó. Sólo le enviaron un oficio en el que le comunicaban que el sumario habia sido declarado concluso sin haberse dictado auto de procesamiento contra persona alguna, por no haber sido posible identificar al presunto autor de los hechos, pese a la exhaustiva investigación realizada por la Policía Judicial. Una carta mezquina para el alma de un padre con el corazón destrozado. Lo que iba a traer terribles consecuencias. ¿A quién culpamos, entonces, de la muerte de Fermín Villegas Martínez, el padre de la víctima? ¿A su desesperación por la injusticia cometida con su hijo? ¿A la ineptitud de la justicia? ¿A que nadie se molestó en comunicarle que el pederasta estaba en prisión?. En la sección de cartas al director de un periódico se publica una referencia al asesinato del niño Fermín Villegas. El firmante de la carta era el lector Elías Reverter. El mismo que durante varios años hizo llegar sus cartas a la redacción del periodico con la firma de Elías, el de la celda 42.
El preso Elías, ex miembro de una orden religiosa, siempre clamó por su inocencia. En una carta personal que dirigió una vez recuperada la libertad explicaba con gracia su proceso: «Durante el juicio, mi abogado sólo abrió dos veces la boca y fue para bostezar. Sólo a punto de bajarse el telón murmuró algo así como conclusiones definitivas. Ni los guardias civiles que custodiaban se enteraron de qué iba el rollo, y que una vez fuera del escenario uno de ellos me preguntó la causa de mi condena, a lo que yo le repuse, confeso y contrito, que había violado y asesinado a seis monjas. El, serio y salomónico, me espetó: “Entonces, bien merecida tienes tu condena” Una vez terminada la función nos quedamos todos con el gozo y la alegría del deber cumplido...» - El ex preso de la celda 42 se pregunto sobre el porqué cayó el silencio sobre el asesinato de Fermín Villegas, violado y asesinado en las afueras de Blanes mientras buscaba moreras para sus gusanos de seda. Quince meses después, al padre del niño se le detuvo el corazón para siempre justo en la proximidad del lugar donde su hijo había sido asesinado. Pocos días antes había recibido una fría notificación de la fiscalía general del Estado en la que le comunicaban que el sumario abierto en su día había sido declarado concluso al no haberse podido identificar al presunto autor del crimen. El mes de octubre de 1981, el inspector de policía que había llevado el caso fue tajante: “A nivel judicial el caso pudo haber sido archivado, pero a nivel policial quedó resuelto: se puso a disposición del juez al hombre del que existían datos suficientes como para poder afirmar que fue el asesino.” El perro viejo que ingresó en prisión por confesar varias violaciones y abusos se mantuvo en negativa ante el juez en el caso concreto del niño Fermín Villegas. Para el inspector de policía aquel fue un sumario que no debió cerrarse: “Existían una serie de indicios de culpabilidad que parecían hacer razonable el proseguir con la investigación. En todo caso, pienso que sólo con los indicios existentes había materia bastante para que aquel hombre fuese procesado y todo se ventilase en el juicio oral. Se ha procesado y condenado a ciudadanos que estaban en negativa ante el juez, pero de los que existían pruebas de culpabilidad.” “Haría falta una confidencia inesperada, una prueba caída casualmente en manos de la judicatura o de la Policía para que ese caso, como tantos otros que se han archivado sin encontrar al culpable, fuese abierto de nuevo." Como si fuese ayer, el inspector recuerda… “Un hombre que se hacía pasar por entrenador deportivo; ese mismo hombre desplazándose en motocicleta; una tarde de lluvia en la zona del crimen y el hombre entrando chorreando en su bar habitual ubicado en la zona de Barcelona, donde no había llovido." “Siempre había tenido dos navajas. Todos lo recordaban con dos navajas. Pero cuando fue interrogado sólo tenía una y no podía recordar cuándo ni dónde había perdido la otra." “Tampoco podía justificar por qué había tirado aquella ropa con la que los parroquianos del bar le habían visto llegar mojado, él, un hombre que aprovechaba la ropa al máximo. Ni supo explicar por qué negaba haber estado en Blanes, si había gente que reconoció en la fotografia de aquel hombre, mostrada por el inspector, «el tipo que regalaba a los chicos material para practicar deporte»..." La historia comienza en Blanes, una tarde luminosa de mediados de mayo. Fermín es un niño de 10 años, hijo de una familia de clase trabajadora, originarios de Andalucía; su padre era cocinero en un restaurante de Blanes, y su madre se dedicaba a la familia; al salir de clase a las 5 de la tarde, Fermín, que vivía cerca del centro del pueblo, se fue a buscar hojas de morera para alimentar a sus gusanos de seda. Iba con su bicicleta, y había quedado con un compañero de clase que no pudo, al final, acompañarlo. Se fue en dirección a la casa de sus primos, en la zona sur del pueblo, a unos 15 minutos caminando, lugar en el que se le vio por última vez, sobre las 6 de la tarde. La zona en la que viven sus primos y tíos es colindante con la zona que, actualmente está ocupada por campings y la zona agrícola tradicional de la comarca, alrededor de la desembocadura del río Torderá, con gran cantidad de caminos, fincas, casas de labor y casetas de riego y aperos. La familia de Fermín se empieza a preocupar cuando pasan las 8 de la tarde y no tienen noticias del niño. El padre, a partir de las 9 horas, se dirige a la zona en la viven sus primos, y le confirman que pasó por allí en bici, y que se fue solo buscando hojas de morera, ya que a sus primos les habían castigado y no les dejaban salir. Como seguían sin tener noticias, preguntaron al niño con el que pensaba ir a coger hojas de morera, y éste le explicó que al final no pudo acompañarlo, se dirigió al colegio en el que estudiaba, situado en el centro del pueblo, ya sobre las 11 de la noche. El colegio al que asistía el niño era, y está actualmente, regido por una orden religiosa, de la Sagrada Familia. El padre consigue hablar con un profesor del niño, el Padre Antonio Estrada, al cual, en la declaración que presta ante el juez, describe como extrañamente nervioso ante lo que le planteaba sobre el paradero de su hijo. Como curiosidad, al padre Estrada no fue posible tomarle declaración en ningún momento de la investigación, a pesar de ser solicitada tanto por la fiscalía, acusación particular, como acordado por la Audiencia Provincial. Siempre resultó imposible, y la orden religiosa alegó que fue destinado a México en el mes de julio de 1980, dos meses después del crimen del niño. Lo cierto es que tampoco se insistió mucho para tratar de interrogarle, a pesar de que, según consta en la investigación, el religioso, según referencias de sus superiores, vivía solo en unas dependencias del edificio antiguo de la orden, y había sido advertido y reconvenido en relación a la relación que tenia con algunas alumnas adolescentes del colegio, demasiado "cercanas" a juicio del entonces director. Esta circunstancia fue confirmada en declaración de la hermana de Fermín, que a la sazón tenía 16 años, en la que relataba que el citado padre Estrada solía hacerse acompañar de chicas adolescentes en su habitación privada, para escuchar música, pero no le constaba que lo hiciera con chicos.
La desaparición se produce un lunes de mayo, por la tarde, a partir de las 18.00 horas. Esa misma noche ya comienzan a buscarle en los alrededores de donde le han visto por última vez, un grupo de gente formado por familiares, amigos, voluntarios de la Cruz Roja y agentes de la Guardia Civil sin un verdadero plan de actuación y de forma un tanto anárquica. Hay que tener en cuenta que esa noche llovió muy intensamente, lo que dificultó el rastreo. Un grupo con perros adiestrados encontró un rastro que conducía a una masía. A pesar de que llamaron con insistencia, no consiguieron que nadie abriera la puerta, y, extrañamente, el mando de la Guardia Civil que estaba presente no autorizó la entrada inmediata alegando que necesitaban una orden del juez. Al día siguiente, martes, se continuó con la búsqueda, y pudieron acceder a la casa que señalaban los perros, sin resultado. En esa casa vivía un matrimonio mayor, de unos 70 años, y su hijo, con las facultades mentales disminuidas. Esa familia se dedicaba a las labores del campo, y eran dueños de una masía y sus tierras en la zona en la que desapareció el niño. Estos en principio, durante la mañana del martes, colaboraron en la búsqueda, llevando a los grupos a sitios variados de los alrededores, sin que apareciera ninguna pista. Transcurre el día, y en la mañana del miércoles aparece el cadáver en una zona, justo en la orilla del río, a unos 100 metros de la casa de los agricultores. Lo extraño es que por el lugar en el que apareció el cuerpo, habían pasado varios grupos unas horas antes si que hubiesen observado nada. Según el informe del levantamiento del cadáver, éste se encontraba cubierto de ortigas que estaban todavía frescas, es decir, que llevaba poco tiempo allí depositado. El cuerpo del niño se encontraba semidesnudo, con los pantalones bajados y la camiseta subida, observándose numerosas heridas de arma blanca. Posteriormente la autopsia confirmó que sufrió como mínimo tres puñaladas con un cuchillo o puñal muy fino y largo. Una de ellas, al parecer cronológicamente la primera, por detrás, en la zona lumbar con salida de paquete intestinal a la altura del ombligo, que no fue letal. Y dos más de frente, en la zona del corazón, que le provocaron la muerte. Además, cortes en las manos que se entendieron como heridas defensivas. Aparte de estas heridas, el médico forense confirmó que había sido violado, sin que se encontrasen restos de semen. En este punto, lo extraño e inquietante es que el forense apunta a "probable sodomía pasiva anterior y reiterada en el tiempo", es decir, necrofilia. La ola de indignación entre la gente fue tremenda, y dado que los primeros sospechosos fueron los agricultores, la guardia civil fue a interrogar al padre y al hijo, y, sorprendentemente, en la primera declaración el padre acusa a su hijo, que vio como estaba teniendo relaciones con el niño, y luego lo apuñalaba, y que cuando se dirigió al lugar, un terreno de cultivo cercano a su casa, ya nada pudo hacer por él. Escondieron el cuerpo, envolviéndolo en una sábana y cargándolo en una carretilla, en la casa, debajo de una cama, y cuando tuvieron ocasión, lo llevaron al lugar en el que lo encontraron. Lógicamente fueron detenidos, pero el hijo lo negó todo, sin entender las razones de su padre en lo que decía. Otro dato llamativo es que los llevaron al depósito de detenidos de Blanes, y en el calabozo estuvieron juntos, compartiendo celda con otro preso común. Cuando los llevan ante el juez, deciden trasladarlos a la casa para una reconstrucción de los hechos, y una vez allí, el padre comienza un discurso aparentemente disparatado, diciendo que él no había sido, y fabulando que todo había sido orden de Adolfo Suárez y el Rey Juan Carlos I y en un momento dado, cogiendo un cuchillo de la cocina e intentando cortarse el cuello, aunque solo se hirió muy levemente. A continuación la guardia civil hizo un informe en el que, basándose en lo relatado llega a la conclusión de que no pudo estar el cuerpo del niño en la casa, ya que no hay signos, debido a la suciedad existente, de haber arrastrado nada debajo de ninguna cama, ni de existir indicio alguno de que hubiera podido estar en contacto con ningún objeto de los que había relatado. Lo extraño, una vez más, es que desde la aparición del cuerpo, no hubo ningún registro detallado de ninguna de las construcciones que hay en los alrededores. Hay otro detalle y es que la bicicleta del niño y una bata que llevaba del colegio, apareció unas horas antes, cerca del lugar en el que posteriormente apareció el cadáver, sin que conste que se hayan tomado, como mínimo, huellas dactilares de la bici, la cual ni siquiera es recogida como pieza para la investigación, sino que es entregada sin más a la familia del niño. Durante casi quince días, padre e hijo sospechosos están recluidos en Girona, pero ahora ya negando cualquier relación con el crimen. En las declaraciones que presta ante el juez lo hace con delirios de tipo religioso en los que daba a entender que su estado mental era inestable. El perfil de esa familia era también peculiar. El padre, de origen aragonés, llego a Blanes cuando acabó la guerra civil, en la que había combatido en el bando nacional. Prácticamente analfabeto, pero con una inteligencia natural muy viva, según consta en los informes. Trabajó durante unos años en una harinera, y se casó con una mujer mayor que él, con la que compró unas tierras a su suegro y con las que salieron adelante él, su mujer y su hijo Vicente trabajando en el campo, y vendiendo sus productos en un puesto que la señora tenía en el mercado del pueblo. A decir por los vecinos era una familia muy solitaria, que apenas mantenía relación con nadie, y extremadamente religiosos, pero con una religiosidad muy particular, en la que relataban en ocasiones visiones de tipo místico. Se encuentran varias declaraciones de niños que se habían acercado a la masía en ocasiones, y relatan como, sobre todo la madre, les regalaba estampillas de la virgen y los invitaba a comer dulces, pero sin que nunca tuvieran ningún problema, ni con el padre Nicolás, ni con el hijo Vicente. Únicamente decían que les veían por allí, trabajando, pero que nunca les dirigían la palabra. Es decir, de lo relatado por vecinos y gente que les conocía, no tuvieron constancia de ningún problema de comportamiento de ninguno de ellos, poniendo únicamente el acento en que eran muy poco sociables y retraídos. Quedaron en libertad, fueron llamados a declarar alguna vez más, sin que fuera posible obtener nada de interés. A pesar de los delirios y declaraciones extrañas del padre, aparentemente indicativas de un estado mental trastornado, nunca fue objeto de informe específico. Del hijo se apuntaba una deficiencia mental, con cierto retraso producto de una enfermedad infantil, que dio lugar a una personalidad extraña, muy apegada siempre a su padre, a quien quería profundamente y al que estaba muy unido. De la madre, por los pocos datos que se tienen, fue ingresada varias veces en un hospital psiquiátrico de Girona, hasta su muerte, unos años más tarde de los hechos. El padre falleció también sobre el año 1990, y, dato importante, el hijo, que actualmente tiene unos 65 años, fue acogido en un centro hospitalario-asilo perteneciente a una orden religiosa, Sant Jaume de Blanes, en el que continua. Ese hospital originariamente fue un centro de beneficencia gestionado por las hermanas de San José, en el que participaba un patronato municipal del pueblo. Incluso en la actualidad está dirigido por un órgano mixto, tipo fundación con su patronato. Tras la puesta en libertad hubo una serie de indagaciones y declaraciones de personas denunciadas por parte del padre del niño. Éste trabajaba como cocinero en un restaurante del pueblo, y al parecer, había tenido problemas de tipo laboral con el dueño del establecimiento, por lo que pensó que, como represalia, pudo ser responsable de lo ocurrido con su hijo. No se consiguió averiguar nada en esta vía, así como respecto de personas del círculo familiar del niño, que también fueron interrogadas. A pesar de lo indicado en el informe del forense sobre la posibilidad de que el niño hubiera padecido abusos con anterioridad, no hubo ninguna indagación en este sentido, ninguna instrucción para tratar de averiguar posibles amistades del niño con adultos, que pudieran evidenciarse por referencias de compañeros de clase o, incluso, de la propia familia. El padre Antonio Estrada, profesor de Fermín, la persona a la que se dirigió en primer lugar el padre del niño el día de su desaparición, y a quién encontró muy nervioso, dio respuestas muy incoherentes cuando le pidió que le dejara telefonear o que le consiguiera el número de alguno de los compañeros de la clase de su hijo, alegando al final que el teléfono estaba estropeado. A este sacerdote no se le toma declaración. En principio el juez no lo consideró conveniente, ni la propia guardia civil lo hizo por su propia iniciativa. Únicamente es la insistencia del abogado de la familia la que consigue que el juez acuerde su declaración e informe sobre el mismo por parte de la guardia civil de Blanes, pero, casualmente, después de que el juez haya tenido que recordar el cumplimiento de su orden, contestan, a los cuatro meses de los hechos, que el padre Estrada habia sido destinado por su orden religiosa a México, encontrándose en dicho país desde el mes de julio del año 1980, pero sin que pudieran informar sobre su paradero exacto. Durante mucho tiempo de la instrucción se trató de averiguar algo de este religioso, pero lo único que se consiguió fue un informe de quien era su superior en el Colegio, entonces director del mismo, en el que manifestaba que su comportamiento era muy poco ortodoxo, y que en varias ocasiones le había recriminado la excesiva cercanía y contacto que tenía con alumnas adolescentes del colegio, a las que con frecuencia invitaba a su habitación para escuchar música. La propia hermana de Fermín, Maria de los Ángeles, que en esa época tenía unos 16 años y asistía al mismo colegio, en la única declaración que prestó, manifestó que era frecuente que algunas chicas fueran a la habitación del padre Estrada, pero que creía que "sólo iban chicas". Fue imposible tomarle declaración, y ello a pesar de que durante la instrucción se insistió en su práctica, en la que por cierto se llegaron a dictar por el juez instructor aproximadamente cinco autos de sobreseimiento provisional por falta de autor, revocados otras tantas veces por la Audiencia de Girona, ordenando la práctica de diligencias, entre ellas la declaración del padre Estrada. Es decir, que flota una sensación de querer dar carpetazo lo antes posible a la investigación, que por fin consiguen un año después del crimen. Por tanto, de la investigación de la guardia civil no se consigue ningún dato que pueda dar con el responsable, resultando negativas todas las pruebas en relación con los únicos sospechosos, Nicolás y Vicente Vidal. Apenas un mes después del asesinato, el juez instructor ordena a la Brigada Criminal de la Policía Nacional que proceda a continuar con la investigación, y estos presentan un informe en el que relatan que habían detectado por la zona de Blanes, desde unos meses antes del hecho, a una persona de nombre Juan José Alavés Blanco, de unos cuarenta y cinco años de edad, y el cual había sido acusado de abusos con menores por la zona de Mataró. Este señor, natural de un pueblo de la zona del Ampurdán, vivía en Barcelona, y tenía numerosos antecedentes penales por delitos relacionados con abusos sexuales. Tal y como la policía indicaba, se había detectado que llevaba varios meses por la zona de Blanes, y sobre todo, por el lugar en el que apareció el cuerpo de Fermín. Esta zona ha cambiado muy poco a pesar del tiempo transcurrido, ya que como se trata de una zona agrícola, con muchos campos a la orilla de la desembocadura del río Tordera, era y es muy frecuentada, por todo tipo de gente, agricultores, paseantes, parejas, etc. En las proximidades se encontraba un Colegio Público, y por allí comenzó su "actividad" de reclutamiento Juan José Alavés.
Se dio a conocer, ganándose la confianza de algunos chicos adolescentes del colegio, como director de un equipo ciclista aficionado, y en poco tiempo les facilitó a un grupo de unos ocho chicos, bicicletas y prendas deportivas del equipo "Kas", que por entonces era muy famosa. Este hombre iba por las tardes y se reunía con los chicos en la zona de la que se hablaba. Solía ir en tren, cuya estación se encuentra cerca de esa zona, y alejada del centro urbano, y también en una motocicleta de su propiedad. A raíz de estos hechos, consiguen localizar a los chicos que frecuentaba, y en sus declaraciones describen unas situaciones absolutamente dantescas. Reconocen que les prometía material y promocionarles en el ciclismo, llegando incluso a convencer a los padres de los niños, a veces con promesas de buenos trabajos para ellos, para que les dejaran quedarse los fines de semana en habitaciones de dos hostales, aún con actividad actualmente en Blanes, en las que los sometía a todo tipo de abusos, según se desprende de la declaración de los chicos. A raíz de estos hechos, se abrió un sumario por abusos que acabó con su condena, pero sin que se le pudiera probar nada respecto del asesinato de Fermín Villegas. Siempre negó que conociera al niño, y ninguno de los chicos que frecuentaron a Juan José Alaves manifestaron que hubieran tenido alguna relación, ya que ni siquiera le conocían. Hay que tener en cuenta que iban a colegios distintos, y Fermín era unos años más pequeño que los otros chicos. La Brigada Criminal consideraba que él era el autor, ya que el día de los hechos, a pesar de que Juan José Alaves dijo que estaba en Barcelona, y que había quedado en un bar que frecuentaba en compañía de chicos y chicas menores, se comprobó que había llegado al bar, pero ya avanzada la noche, y con la ropa mojada, teniéndose que cambiar en el mismo bar, y que el dueño recordaba que le había dicho que venía de hacer más de sesenta kilómetros en motocicleta, la distancia aproximada entre Blanes y Barcelona. Se registró su vivienda y se analizaron las ropas que encontraron, así como dos puñales que tenía, los análisis dieron negativo respecto a restos de sangre. Este personaje llama la atención por el hecho de que maneja dinero suficiente para vivir sin tener una actividad conocida, y siempre alrededor de chicos menores, aunque también en menor medida, con chicas. Su condena por abusos fue de dos años de cárcel. Después de estos hechos se fue para Andalucía, entre Córdoba y Almería, tuvo alguna condena más por abusos, y murió hace unos años, pero sin tener ninguna condena por delitos de crimen sexual de tipo violento. Lo impactante es la sensación de impunidad con la que actuan estos depredadores, y esa cierta complicidad de los responsables de los establecimientos hoteleros, sobre todo, ante el relato de los hechos tan sórdidos por parte de los chicos. Cuesta creer que no sospecharan nada, por lo que la sensación de la existencia de un ambiente social que, de alguna manera, se prestaba a esos hechos. Al año, la familia de Fermín recibe la notificación del juzgado de que el caso se archiva por falta de autor, y en el mes de agosto de 1981 se publica una carta en La Vanguardia, de la que es autor el padre (Fermín Villegas Martínez), en la que se lamenta de la forma en la que se cierra el caso, y denunciando veladamente la existencia de personajes poderosos detrás del crimen. Este artículo está muy bien escrito, se encuentra perfectamente a través de google, y no corresponde a su nivel cultural, ni estado físico en ese momento, ya que, unos meses antes, había tenido un extraño accidente de moto. Fue hallado inconsciente en la parte derecha de la carretera, con lesiones en la zona lateral derecha del cuerpo (pierna, brazo y mejilla), pero, inexplicablemente, el golpe más grave lo tenía en la zona parietal izquierda de la cabeza, lo que le ocasionó una fractura y lesiones posteriores de tipo neurológico, hasta tal punto graves, que le ocasionaron pérdida de memoria y episodios de crisis epilépticas. Por supuesto, no se supo cómo se había producido el citado accidente, que ni siquiera el mismo señor recordaba, por lo que el propio Fermín padre fuera el autor de la citada carta se antoja dificil. Para añadir más incertidumbre, un mes después de publicada la carta, Fermín padre es hallado muerto cuando paseaba por el campo con su perrita, de un ataque al corazón, aunque no consta que se realizara autopsia. Ante un hecho así, un asesinato, es fácil pensar en gente poderosa implicada, parece que eso siempre encuentra acomodo en la imaginación popular, pero no se puede dejar de pensar que son demasiadas cosas las que no encajan, demasiadas cosas dejadas de investigar, muchas ganas de cerrar cuanto antes y de encontrar a la persona adecuada a quien culpar. Unos meses después del crimen, una persona de nombre Elías Reverter Sucarrats, que se encontraba en la prisión de Girona cumpliendo condena por robo, escribió un poema en un periódico gratuito de la zona, dedicado al niño asesinado, con mucho sentimiento y con la sensación de que lo había conocido personalmente. El título era algo así como "A un ángel que se ha ido". Y también, en el texto, se insinuaba la participación de manos crueles, influyentes y poderosas. Se le tomó declaración a instancia del abogado de la familia, ya que no era normal que un preso común escribiera un poema de esa clase sin conocer ni siquiera a la familia, pero de ella no se pudo aclarar nada, únicamente manifestó que lo había hecho por que le había impresionado el hecho y apenado profundamente. Buscando en google su nombre, aparecen varias cartas a diferentes periódicos de temática variada, intuyéndose una personalidad un tanto curiosa. Este señor había trabajado unos años en una farmacia en Blanes, inmediatamente antes del crimen de Fermín, y , casualmente, propiedad de una familia de mucho nombre en el pueblo, con miembros en todos los ámbitos, políticos, sociales y económicos. Cuando muere el padre del niño, Elías vuelve a escribir, en la Vanguardia, e insiste en la insinuación de que han intervenido en el crimen personas poderosas del pueblo, entrelazando otras cartas dirigidas a algún obispo reclamando algún tipo de ayuda debido a su situación de excarcelado y parado, y reclamando de la sociedad una oportunidad para reintegrarse. Por lo que parece, este señor, había trabajado en una farmacia de Blanes y otra de Sant Feliu de Guíxols, a unos 30 km. de distancia, debido a alguna denuncia por robo o hurto, fue condenado.
Al final, consiguió que lo acogieran en la orden de San Juan de Dios, y murió en una residencia de la orden citada en Roma. En una de las cartas que escribe en el periódico hace referencia a un artículo que se publicó en Interviú sobre el asesinato de Fermín, e insinúa que ahí figura alguna persona que podría tener la clave del asesinato. Vicente, el primer sospechoso, está ingresado en el Hospital Sant Jaume de Blanes. En principio, cuando se le acogió, ni siquiera en ese hospital sabían quien se hacía cargo de su manutención. Se hablaba del Ayuntamiento, la propia orden religiosa. Lo cierto es que se le acoge cuando su padre y su madre fallecen, pero las tierras de las que eran propietarios pasan a poder del patronato del hospital y la orden religiosa, y durante un tiempo fueron objeto de muchos litigios con la administración ya que se encontraban en el límite de una zona de gran crecimiento urbanístico, con intereses hoteleros y de construcción. Cabe imaginar las expectativas que generaría esa operación, unos terrenos de casi treinta mil metros cuadrados, pero les salió mal, ya que una sentencia reciente les impidió la transformación del tipo de suelo y por tanto construir por temas de dominio público en relación con el río. En el mismo centro hospitalario Sant Jaume, la madre de Fermín, y viuda de Fermín padre, comienza a trabajar. Era una familia humilde, él cocinero y ella, dedicada a labores de hogar y pequeños trabajos que le surgían, y en este caso, después de lo ocurrido, empieza a trabajar en la lavandería del centro, en el mismo lugar en el que se encuentra residiendo la persona que, según se pensaba al comienzo, era el autor de la muerte de su hijo. Es cierto que estuvo poco tiempo, ya que apenas ocho años despues, y con muchas bajas de por medio, le consiguieron una incapacidad absoluta y una buena pensión, con la que pudo adquirir una casa adosada en la zona nueva del pueblo de Blanes. Su hija, y hermana de Fermín, María de los Ángeles Villegas Cordoba,se fue del pueblo y trabaja en Suiza.